Las Noticias de hoy 22 Junio 2023

Enviado por adminideas el Jue, 22/06/2023 - 11:28

10 frases para reflexionar sobre la educación de los niños

Ideas Claras

DE INTERES PARA HOY    jueves, 22 de junio de 2023   

Indice:

ROME REPORTS

El Papa: Déjense guiar por el amor a la verdad y asombro por el universo

El Papa: Las habladurías y el dinero destruyen las comunidades

El Papa: Se comprende la Eucaristía si se da a los más pobres

SANTOS JUAN FISHER Y TOMÁS MORO, MÁRTIRES* : Francisco Fernandez Carbajal

Evangelio del jueves: la oración esencial

22 de junio, santo Tomás Moro

“¡Si los cristianos supiésemos servir!” : San Josemaria

Agradar a Dios (IV): sé que te encantó, Jesús. Las cosas pequeñas: Diego Zalbidea

Tomás Moro, un humanista en el cadalso – Lord Canciller de Inglaterra : primerosceistianos

Las memorias póstumas de Navarro Valls, portavoz del papa Juan Pablo II

MEJORAR NUESTRA “QUÍMICA” CON LA SANTÍSIMA TRINIDAD : Alberto García-Mina Freire

Yo reinaré siempre en España… : Roberto Celemín

Año Santo vallisoletano del Corazón de Jesús : Josefa Romo Garlito

“El cambio de sexo no es posible. La persona que se opere tendrá siempre la presión de lo que genéticamente es”

Más evidencias sobre los riesgos de la contracepción hormonal oral : Julio TudelaPadre, madre, prole : Ana Teresa López de Llergo

Estado de Derecho y aborto :  Jesús Martínez Madrid

Una santa para la Iglesia de hoy: Juan García. 

Nuestra Constitución: Pedro García

En libertad : Domingo Martínez Madrid

Alejandro Villena:”El móvil es la principal vía de entrada de la pornografía”

 

 

ROME REPORTS

 

 

El Papa: Déjense guiar por el amor a la verdad y asombro por el universo

Este martes, 20 de junio, fue publicado el Mensaje del Santo Padre a los participantes en la Escuela de Verano de Astrofísica del Observatorio Astronómico Vaticano. A los estudiantes de astrofísica, el Pontífice los invita a dirigir su mirada a través de “otras ventanas que pueden mostrarles realidades importantes, como la compasión y el amor, realidades que también están encontrando en la amistad que crece entre ustedes estos días”.

 

Renato Martinez - Ciudad del Vaticano

“Nunca pierdan este sentido de la maravilla, ni en su búsqueda ni en su vida; que siempre se dejen guiar por el amor a la verdad y asombrados por todo lo que les ofrece cada fragmento del universo”, lo escribe el Papa Francisco en su Mensaje a los participantes en la Escuela de Verano de Astrofísica del Observatorio Astronómico Vaticano, también conocido como “Specola Vaticana” que, del 4 al 30 de junio, acoge a veinticuatro estudiantes de más de veinte países, en los jardines papales de Castel Gandolfo, en la 18 edición de la escuela de verano del Observatorio.

Fascinados por los grandes descubrimientos del universo

En su mensaje – dado el pasado 15 de junio, desde el Policlínico Gemelli de Roma, cuando el Papa estaba hospitalizado – el Santo Padre manifiesta sus saludos a los participantes en la Escuela de Verano de Astrofísica y agradece “de corazón a quienes los guían en esta experiencia”. Además, el Pontífice recuerda que, en estos últimos tiempos todos estamos fascinados por los grandes descubrimientos sobre el universo que nos ofrecen los astrónomos.

“Las maravillosas imágenes enviadas por el nuevo telescopio espacial James Webb nos dejan atónitos; y cuando el Observatorio Vera Rubin entre en funcionamiento, promete mostrarnos cómo el universo crece y cambia ante nuestros ojos. Lo que resulta especialmente sorprendente es la inmensidad del universo que estamos descubriendo. Es asombroso considerar su enorme tamaño y el increíble número de galaxias, estrellas y planetas que se han detectado”.

Abrazar la inmensidad del universo

Y comentando el tema de estudio de esta 18 edición de la Escuela de Verano, titulado: “Aprendiendo el universo: herramientas de la ciencia de big data para investigaciones astronómicas”, el Papa Francisco cita el Salmo 8 para hablar de las maravillas de la creación y del universo.

“Hace unos 2.500 años, el salmista escribió: "Al ver el cielo, obra de tus manos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el hijo del hombre para que cuides de él?" (Sal 8,4-5). La inmensidad del universo siempre ha sido fuente de asombro. Puede parecer abrumadora, incluso aterradora. Ustedes, jóvenes del siglo XXI, se proponen en esta Escuela de Verano abrazar la inmensidad del universo y desarrollar los métodos por los que pueden encontrar semillas de comprensión dentro del flujo continuo de nuevos datos”.

No olviden la ventana del amor y la compasión

En este sentido, el Santo Padre enfatiza que los participantes en esta Escuela de Astrofísica están adquiriendo herramientas que les ayudarán a comprender el universo. Pero también advierte que, aunque se disponga de las mejores herramientas, la calidad de los resultados depende de la habilidad del artesano.

“Una gran tentación, tanto en ciencia como en filosofía, es intentar obtener sólo las respuestas que esperamos, mientras que también somos capaces de sorprendernos con novedades imprevistas. Por eso me gustaría decirles que no se conformen con los resultados de sus estudios hasta que también se sorprendan. Y aunque su mirada pase por la ventana de la astronomía, no olviden las otras ventanas que pueden mostrarles realidades importantes, como la compasión y el amor, realidades que también están encontrando en la amistad que crece entre ustedes estos días”.

Déjense guiar por el amor a la verdad

El Papa Francisco concluye su mensaje volviendo a citar el Salmo 8, e invitando a los estudiantes a que, nunca pierdan el sentido de la maravilla, ni en su búsqueda ni en su vida; y que siempre se dejen guiar por el amor a la verdad y asombrados por todo lo que les ofrece cada fragmento del universo.

“Lo más asombroso de este universo es que contiene criaturas como nosotros, capaces de observarlo con asombro y de ‘cuestionarlo’. En efecto, cuando el salmista se pregunta: ‘¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el hijo del hombre para que te ocupes de él?’, añade inmediatamente: ‘Verdaderamente lo has hecho poco menos que un dios, con gloria y honor lo has coronado’ (Sal 8,5-6)”.

 

 

El Papa: Las habladurías y el dinero destruyen las comunidades

Francisco recibió en audiencia a los Canónigos Regulares del Santísimo Salvador Lateranense con motivo del bicentenario de fundación y les recomendó seguir "cuatro estrellas" en su apostolado: oración, comunidad, bienes compartidos, servicio a la Iglesia. Luego la advertencia: "¡Nunca habladurías! Es una peste que lo destruye todo".

 

Salvatore Cernuzio - Ciudad del Vaticano

La "oración" como "oxígeno" del alma y como ayuda para no caer en el egoísmo y la autorreferencialidad. La "comunidad", para ser "hermanos" y superar la "peste" de las habladurías. El "uso común de los bienes", una "cosa sabia" para estar en guardia contra el demonio que "siempre entra pior los bolsillos". El "espíritu de servicio a la Iglesia", para "no vivir para uno mismo". Son las cuatro indicaciones que el Papa ofrece a los Canónigos Regulares del Santísimo Salvador Lateranense, recibidos esta mañana, 19 de junio, en el Vaticano, válidas de todos modos para toda congregación religiosa.

Oración, comunidad, uso común de los bienes, servicio: cuatro "constantes" en la historia de esta antigua realidad que celebra los 200 años de su fundación, subraya Francisco, "cuatro estrellas que nunca decaen y que hacen su apostolado luminoso y actual".

Orígenes antiguos

Un apostolado antiguo el de la congregación, cuyo origen se remonta al siglo XV con la fusión de dos comunidades -la de los Canónigos Regulares del Santísimo Salvador y la de los Canónigos Regulares Lateranenses- y hunde sus raíces en los primeros tiempos de la Iglesia "cuando pronto se comenzó a promover la vida común de los clérigos". Una "gracia muy grande" ésta, observó Francisco. "Pertenecen, pues, a una tradición secular, inspirada en la primera comunidad cristiana y centrada en la oración, la comunión de vida y el uso comunitario de los bienes".

Su carisma quiere que sean a la vez contemplativos y activos, dedicados a la oración y al estudio, así como al ministerio, dispuestos a responder a las necesidades de los tiempos que cambian.

Cuántas horas al día se reza

A los desafíos del pasado, ante los que la Congregación "ha sabido hacer elecciones valientes", se suman las del presente: "Ahora se están interrogando sobre cómo continuar con la renovación de su vida religiosa", dice Francisco. " Déjense guiar por sus cuatro estrellas ", recomienda. En primer lugar "la oración" porque si no rezan, advierte el Pontífice, "tú serás el propio Dios de tí mismo, todos los egoísmos surgen de la falta de oración.

Les pido, por favor, hagan examen de conciencia, cada uno diga cuántas horas al día reza

Las habladurías y el dinero destruyen

"Comunidad": "Ser hermanos", dice el Papa. Y dejando el texto de lado, añade: " Les doy un consejo: no hablen mal los unos de los otros, nunca". En este sentido, el Papa promete que a cada uno de los canónigos se le entregará un libro sobre el tema firmado por monseñor Fortunatus Nwuachukwu, secretario del Dicasterio para la Evangelización: " Léanlo bien. Las habladurías son una plaga, destruyen las comunidades". También destruye la comunión el dinero. De hecho, el "uso común de los bienes" es sabio, dice el Papa Francisco. "El diablo entra por los bolsillos".

Piensen cuando Jesús dice: 'No se puede servir a dos señores, o se sirve a Dios'. Yo esperaba que dijera o sirven 'al diablo', no dice al diablo, peor: 'al dinero', parece que fuera peor que el diablo. Esto es curioso. El diablo siempre, siempre entra por los bolsillos.

Siempre sirviendo

De ahí la cuarta "estrella": "el espíritu de servicio a la Iglesia". "No vivir para sí mismos, sino para servir", subraya el Papa. El título mismo de los canónigos recuerda esta dimensión de servicio: "Saben bien que no se trata de una indicación de rango, sino un signo de pertenencia a una comunidad. Se llaman Canónigos Regulares, es decir, ligados a una Regla, que delinea la fidelidad a su consagración según los votos, sobre todo la pobreza", subraya el Papa Francisco. Y ni siquiera el nombre vinculado a la basílica de Letrán constituye un friso de prestigio", sino "la invitación a la fidelidad a la Iglesia, que se testimonia esencialmente a través del servicio".

Moverse con el corazón

El Obispo de Roma se despidió con una recomendación a los jóvenes sacerdotes de diversas partes del mundo que están haciendo una experiencia en la congregación en los últimos meses: "Vivan esta oportunidad como un don, escuchándose unos a otros, reconociendo en cada uno una riqueza para los demás".

Cuéntense y escúchense unos a otros, con sinceridad y apertura de corazón, no permaneciendo firmes en sus propias convicciones, sino moviéndose con el corazón... Esto es lo que les deseo de todo corazón, que sigan adelante".

 

 

El Papa: Se comprende la Eucaristía si se da a los más pobres

A los miembros del comité organizador del Congreso Eucarístico de Estados Unidos, Francisco les recordó que uno se convierte en testigo creíble de la alegría del Evangelio sólo si reconoce que el amor celebrado en el Sacramento no puede guardarse para uno mismo, sino compartirse con todos: hay que recuperar el sentido de la adoración hecha en silencio

 

Vatican News

Dos mil años de vida de la Iglesia y un riesgo que aún serpentea entre los cristianos, el de confundir una presencia verdadera con un "símbolo", una realidad de amor con un signo más o menos vago. Por eso es necesario "comprometerse cada vez con mayor celo a ser discípulos misioneros" de Jesús en el mundo, testigos que ayuden a recuperar el "sentido de la maravilla y del asombro" por el gran don que Cristo hace cada día de sí mismo en la Misa.

El Papa – que hoy retomó el ritmo normal de audiencias tras su ingreso en el Hospital Gemelli – se detuvo en el significado de la Eucaristía con los miembros del Comité organizador del próximo Congreso Eucarístico de Estados Unidos, inspirándose en el episodio evangélico de la multiplicación de los panes.

Adorar en silencio

Con aquel milagro, observó Francisco, Jesús quiso transformar "en un hambre diversa", de eternidad, el "hambre material" de sus discípulos y con la Eucaristía dio respuesta "al hambre más profunda del corazón humano". El Congreso Eucarístico tiene, pues, la tarea de inspirar a los católicos a comprender y volver a comprender esta realidad del Sacramento, a la que está estrechamente unida la práctica de la adoración.

“Creo que en este tiempo moderno hemos perdido el sentido de la adoración, debemos recuperar el sentido de adorar en silencio, adorar. Es una oración que hemos perdido, poca gente sabe lo que es esto y ustedes los obispos deben catequizar a los fieles en la oración de adoración y con la Eucaristía, así se debe hacer”

Los ancianos y los enfermos

Y citando a san Juan Pablo II que dijo que "no hay Eucaristía sin Sacerdocio", el Papa Francisco pasó de la adoración a la acción porque, explicó, no hay Eucaristía que no impulse "un amor al prójimo fuertemente comprometido" así como, añadió, "no podemos comprender y vivir verdaderamente su significado si mantenemos el corazón cerrado a los hermanos, especialmente a los pobres, a los que sufren, a los que están agotados o perdidos en la vida".

Y entre ellos Francisco señaló en particular a dos grupos de personas a las que, dijo, "debemos ir a ver siempre: los ancianos que son la sabiduría de un pueblo y los enfermos que son la figura de Jesús doliente".

“Nos convertimos en testigos creíbles de la alegría y la belleza transformadora del Evangelio sólo reconociendo que el amor celebrado en el Sacramento no puede guardarse para nosotros mismos, sino que exige ser compartido con todos”

 

 

SANTOS JUAN FISHER Y TOMÁS MORO, MÁRTIRES*

Memoria

— Un testimonio de fe hasta el martirio.

— Fortaleza y vida de oración.

— Coherencia cristiana y unidad de vida.

I. En Inglaterra, en 1534, se exigió a todos los ciudadanos que hubieran alcanzado la edad legal que prestasen juramento al Acta de Sucesión, en la que se reconocía como matrimonio la unión de Enrique VIII y Ana Bolena. Se proclamaba el rey Jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra, negando al Papa toda autoridad. Juan Fisher, Obispo de Rochester, y Tomás Moro, Canciller del Reino, se negaron a jurar el Acta, y fueron encarcelados en abril de 1534 y decapitados al año siguiente.

En un momento en que muchos se doblegaron a la voluntad real, su juramento habría pasado prácticamente inadvertido y hubieran conservado la vida, la hacienda y el cargo, como tantos otros1. Sin embargo, ambos fueron fieles a su fe hasta el martirio. Supieron dar la vida en aquel momento porque fueron hombres que vivieron su vocación día a día, dando testimonio de fe en cada jornada, a veces en asuntos que podrían parecer de escaso o de ningún relieve.

Tomás Moro es una figura muy cercana a nosotros, pues fue un cristiano corriente, que supo compaginar bien su vocación de padre de familia con la profesión de abogado y más tarde de Canciller, en una perfecta unidad de vida. Se encontraba en el mundo como en su propio hogar; amaba todas las realidades humanas que constituyen el entramado de su vida, donde Dios le quiso. Vivió al mismo tiempo un desprendimiento de los bienes y un amor a la Cruz tan grandes que puede decirse que ahí asentó toda su fortaleza.

Tomás Moro tenía costumbre de meditar cada viernes algún pasaje de la Pasión de Nuestro Señor. Cuando sus hijos o su mujer se quejaban por dificultades y contrariedades comunes, les decía que no podían pretender «ir al Cielo en un colchón de plumas» y les recordaba los sufrimientos que padeció Nuestro Señor, y que no es el siervo mayor que su dueño. Además de aprovechar las contrariedades para identificarse con la Cruz, Moro hacía otras penitencias. Algunos días llevaba, a flor de piel y oculta, una camisa de pelo áspero. Esta práctica la continuó durante su encarcelamiento en la Torre de Londres, a pesar del frío, humedad y privaciones de toda clase que pasó en aquellos largos meses2. Aquí, en la Cruz, encontró su fortaleza.

Nosotros, cristianos que siguen de cerca a Cristo en medio del mundo, dando testimonio, casi siempre callado, ¿encontramos las fuerzas en el desprendimiento de los bienes, en la mortificación diaria y en la oración?

II. Cuando Tomás Moro hubo de dimitir de su cargo de Lord Canciller, reunió a la familia para exponerles el futuro que les aguardaba y hacer previsiones económicas. «He vivido –dijo, resumiendo su carrera– en Oxford, en la hospedería de la Cancillería... y también en la Corte del rey..., desde lo más bajo a lo más alto. Actualmente dispongo de poco más de cien libras al año. Si tenemos que seguir juntos, todos deberemos aportar nuestra parte; pienso que lo mejor para nosotros es no descender de golpe al nivel más bajo». Y les sugiere un descenso gradual, recordándoles cómo uno puede vivir feliz en cada categoría. Y si ni siquiera pueden sostenerse en el nivel más bajo, el que vivió en Oxford, «entonces –les dice con paz y buen humor– todavía nos queda ir juntos a pedir limosna, con bultos y bolsas, y confiar en que alguna buena persona sienta compasión de nosotros (...), pero aun entonces nos mantendremos juntos, unidos y felices»3. Nunca permitió que nada rompiera la unidad y la paz familiar, ni siquiera cuando se encontró ausente o en la cárcel. Vivió desprendido de los bienes cuando los tuvo, y con gran alegría cuando no disponía de lo indispensable. Siempre supo estar a la altura de las circunstancias. Sabía cómo celebrar un acontecimiento, incluso en prisión. Un biógrafo contemporáneo suyo dice que, estando preso en la Torre, solía vestirse con más elegancia en los días de fiesta importantes, en cuanto se lo permitía su escaso vestuario. Mantuvo siempre su alegría y su buen humor, incluso en el momento en que subía al cadalso, porque se apoyó firmemente en la oración.

«Dame, mi buen Señor, la gracia de esforzarme para conseguir las cosas que en la oración te pido», rezaba. No esperaba que Dios hiciera por él lo que, con un poco de esfuerzo, podía lograr por sí mismo. Trabajó con empeño toda su vida hasta llegar a ser un abogado de prestigio antes de ser nombrado Canciller, pero nunca olvidó la necesidad de la oración, aunque a veces, sobre todo en circunstancias tan dramáticas como mientras esperaba la ejecución, no le era fácil. En estos días escribió una larga plegaria, en la que, entre muchas piadosas y conmovedoras consideraciones del hombre que sabe que va a morir, exclamaba: «Dame, Señor mío, un anhelo de estar contigo, no para evitar calamidades de este pobre mundo, y ni siquiera para evitar las penas del purgatorio, ni las del infierno tampoco, ni para alcanzar las alegrías del Cielo, ni por consideración de mi propio provecho, sino sencillamente por auténtico amor a Ti»4.

Santo Tomás Moro se nos presenta siempre como un hombre de oración; así pudo ser fiel a sus compromisos como ciudadano y como fiel cristiano en todas las circunstancias, en perfecta unidad de vida. Así hemos de ser nosotros. «¿Católico, sin oración?... Es como un soldado sin armas»5. ¿Cómo es nuestro trato con el Señor? ¿Nos esforzamos en crecer día a día en intimidad con Él? ¿Influye nuestra oración en el resto del día?

III. Give me thy grace, good Lord, to set the world at nought... «Dadme vuestra gracia, buen Señor, para estimar el mundo en nada, para tener mi mente bien unida a vos; y no depender de las variables opiniones de los demás... Para que piense en Dios con alegría, e implore tiernamente su ayuda. Para que me apoye en la fortaleza de Dios y me esfuerce con afán en amarle... Para darle gracias sin cesar por sus beneficios; para redimir el tiempo que he perdido...»6. Así escribía el Santo en los márgenes del Libro de las Horas que tenía en la Torre de Londres. Eran aquellos días en que estaba dedicado a contemplar la Pasión, preparando así su propia muerte en unión con la que padeció Cristo en la Cruz.

Pero Santo Tomás no solo vivió de cara a Dios en aquellos momentos supremos. Su amor a Dios se había manifestado diariamente en su vida de familia, de modo sencillo y afable, en el ejercicio de su profesión de abogado, en el más alto cargo de Inglaterra, como Lord Canciller. Cumpliendo los deberes de todos los días, unas veces importantes y otras menos, se santificó y ayudó a otros a encontrar a Dios. Entre muchos ejemplos de un apostolado eficaz, nos ha dejado el que llevó a cabo con su yerno, que había caído en la herejía luterana. «He tenido paciencia con tu marido –decía a su hija Margaret– y he razonado y discutido con él acerca de esos puntos de la religión. Le he dado además mi pobre consejo paterno, pero veo que no ha servido de nada para atraerlo de nuevo al redil. Por ello, Meg, ya no voy a discutir más con él, sino que lo voy a dejar enteramente en manos de Dios, y voy a rezar por él»7. Las palabras y las oraciones de Tomás Moro fueron eficaces, y el marido de su hija volvió a la plenitud de la fe, fue un cristiano ejemplar y padeció mucho por ser consecuente con su fe católica.

Santo Tomás Moro está entre nosotros como ejemplo vivo para nuestra conducta de cristianos. Es «semilla fecunda de paz y de alegría, como lo fue su paso por la tierra entre su familia y amigos, en el foro, en la cátedra, en la Corte, en las embajadas, en el Parlamento y en el gobierno.

»Es también el patrono silencioso de Inglaterra, que derramó su sangre en defensa de la unidad de la Iglesia y del poder espiritual del Vicario de Cristo. Y siendo la sangre de los cristianos semilla germinante, la de Tomás Moro va lentamente calando y empapando las almas de quienes a él se acercan imantados por su prestigio, dulzura y fortaleza. Moro será el apóstol silencioso del retorno a la fe de todo un pueblo»8.

A Juan Fisher y a Tomás Moro les pedimos hoy que sepamos imitarlos en su coherencia cristiana para vivir en todas las circunstancias de nuestra existencia como el Señor espera de nosotros, en lo grande y en lo pequeño. Con la liturgia de la fiesta, pedimos: Señor, Tú que has querido que el testimonio del martirio sea perfecta expresión de la fe; concédenos, te rogamos, por la intercesión de San Juan Fisher y de Santo Tomás Moro, ratificar con una vida santa la fe que profesamos de palabra9.

1 Cfr. A. Prévosi, Tomás Moro y la crisis del pensamiento europeo, Palabra, Madrid 1972, p. 392. — 2 Cfr. T. J. McGovern, Tomás Moro, un hombre para la eternidad, Madrid 1984, pp. 22-23. — 3 Roper’s Life of More, citado por T. J. McGovern, o. c., p, 31. — 4 T. Moro, Un hombre solo (Cartas desde la Torre), Rialp, Madrid 1988, p. 125. — 5 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 453. — 6 T. Moro, Un hombre solo, pp. 120-122. — 7 N. Haspsfield, Sir Thomas More, Londres 1963, p. 102; A. Vázquez de Prada, Sir Tomás Moro, Rialp, 3ª ed., Madrid 1975, pp. 284-285. — 8 A. Vázquez de Prada, o. c., pp, 15-16. — 9 Oración colecta de la Misa.

Juan Fisher fue ordenado sacerdote en 1491. Ejerció diversos cargos en la Universidad de Cambridge, a la vez que asumía la dirección espiritual de la reina Margarita, madre de Enrique VII, pasando a ocupar más tarde la Cátedra de Teología que la reina fundara allí. A principios de 1504 es nombrado rector de Cambridge y a finales de año sería consagrado Obispo de Rochester, la más pequeña y pobre diócesis de Inglaterra; dos días más tarde tomaba posesión de su puesto como miembro del Consejo del Rey.

Tomás Moro realizó estudios de Literatura y Filosofía en Oxford y de Derecho en New Inn. En 1504 fue elegido miembro del Parlamento y ocupó distintos cargos públicos, logrando un gran prestigio por sus conocimientos de leyes y por su honradez. Aunque su vida profesional fue intensa, siempre encontró tiempo para dedicar a la familia, su gran ocupación, y para los estudios literarios o históricos: publicó varios libros y ensayos. En 1529 fue nombrado Canciller de Inglaterra, a pesar de que ya había contestado claramente al rey que no podía estar de acuerdo con la disolución del matrimonio real. Plenamente interesado por los problemas de su tiempo, se entregó a su trabajo con afán de llenar de contenido cristiano las leyes e instituciones de su época.

Ambos murieron decapitados en 1535 por negarse a reconocer la supremacía de Enrique VIII sobre la Iglesia de Inglaterra y la anulación del matrimonio del rey.

 

Evangelio del jueves: la oración esencial

Comentario del jueves de la 11.° semana del tiempo ordinario. “Vosotros, en cambio, orad así: Padre nuestro”. En la oración del Señor encontramos la esencia de nuestro diálogo con Dios, y aprendemos una y otra vez que rezar es hablar con Dios.

22/06/2023

Evangelio (Mt 6,7-15)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Al orar no empleéis muchas palabras como los gentiles, que piensan que por su locuacidad van a ser escuchados. Así pues, no seáis como ellos, porque bien sabe vuestro Padre de qué tenéis necesidad antes de que se lo pidáis. Vosotros, en cambio, orad así:

Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu voluntad, como en el cielo, también en la tierra; danos hoy nuestro pan cotidiano; y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos pongas en tentación, sino líbranos del mal.

Porque si les perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial. Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestros pecados”.


Comentario

El evangelista Mateo pone la formulación del Padrenuestro dentro de las muchas enseñanzas contenidas en el discurso de la montaña. Por otros relatos sabemos que los discípulos en una ocasión preguntaron a Jesús cómo se rezaba, tal vez por haber visto muchas veces al Maestro rezando a solas.

Y Jesús les explica que para rezar no hacen falta muchas palabras, basta con decir “Padre nuestro”. Porque la oración es típica de los hijos, que aman y se dirigen a sus padres con sencillez. En otro momento fundamental de su vida, en el Getsemaní, Jesús se dirige al Padre con el término más familiar “Abbá”, “papá”.

La maravillosa oración del Padrenuestro nos ofrece las palabras correctas en cada momento de nuestra vida. Las primeras frases son un reconocimiento de la grandeza y bondad de nuestro Padre: sea santificado tu nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad. Alabar a Dios es nuestra primera tarea en la vida: dar gloria a Dios con la vida entera, con el ejercicio de nuestra libertad en el amor. Y luego pedir: el pan cotidiano de una vida digna, del trabajo, pero también el Pan del Cielo que es la Eucaristía, y la fuerza de comprender y perdonar, que aprendemos de la misericordia de Dios, y ayuda en la lucha, para enfrentarnos a las tentaciones.

El Padre nuestro es la oración por excelencia. En ella pedimos siete cosas, el número de la perfección y en el orden en que deben ser pedidas, como recuerda Santo Tomás de Aquino.

Pocas son las cosas que pedimos y de algún modo eso es todo lo necesario que debe pedirse. Y además Dios sabe lo que necesitamos antes de que se lo pidamos.

 

22 de junio, santo Tomás Moro

San Josemaría encomendó al santo inglés (7 de febrero de 1478-6 de julio de 1535), lo referente a las relaciones con las autoridades no eclesiásticas. La historia está relatada en el libro “Los intercesores del Opus Dei”.

19/06/2023

“En Inglaterra, en 1534, se exigió a todos los ciudadanos que hubieran alcanzado la edad legal que prestasen juramento al Acta de Sucesión, en la que se reconocía como matrimonio la unión de Enrique VIII y Ana Bolena. Se proclamaba el rey Jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra, negando al Papa toda autoridad. Juan Fisher, Obispo de Rochester, y Tomás Moro, Canciller del Reino, se negaron a jurar el Acta, y fueron encarcelados en abril de 1534 y decapitados al año siguiente”.

“En un momento en que muchos se doblegaron a la voluntad real, su juramento habría pasado prácticamente inadvertido y hubieran conservado la vida, la hacienda y el cargo, como tantos otros. Sin embargo, ambos fueron fieles a su fe hasta el martirio. Supieron dar la vida en aquel momento porque fueron hombres que vivieron su vocación día a día, dando testimonio de fe en cada jornada, a veces en asuntos que podrían parecer de escaso o de ningún relieve”.

“Tomás Moro es una figura muy cercana a nosotros, pues fue un cristiano corriente, que supo compaginar bien su vocación de padre de familia con la profesión de abogado y más tarde de Canciller, en una perfecta unidad de vida. Se encontraba en el mundo como en su propio hogar; amaba todas las realidades humanas que constituyen el entramado de su vida, donde Dios le quiso. Vivió al mismo tiempo un desprendimiento de los bienes y un amor a la Cruz tan grandes que puede decirse que ahí asentó toda su Fortaleza”[1].

Santo Tomás Moro, intercesor del Opus Dei en 1954

De acuerdo con la continua tradición de la Iglesia de acudir a la intercesión de los santos, los fieles del Opus Dei y los socios de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz se encomiendan a algunos de ellos de modo particular. A santo Tomás Moro, en concreto, las relaciones con las autoridades civiles.

Santo Tomás Moro era especialmente adecuado para el papel de intercesor del Opus Dei, tanto por su prestigio profesional y su condición de hombre de estado, como por ser un hombre casado y padre de familia. Iba a ser el único laico y no célibe nombrado santo intercesor: el número de los canonizados con tales características era entonces, y ahora, bastante pequeño. Aunque san Josemaría había visto desde el principio la presencia de fieles casados en el Opus Dei, no pudo obtener la aprobación para admitir formalmente a los tres primeros miembros supernumerarios hasta 1948. Es probable que este hecho influyera en cierta medida en la elección de santo Tomás Moro como intercesor apenas unos años más tarde.


Si desea conocer mejor la historia de la elección de santo Tomás Moro como intercesor de los fieles del Opus Dei, descargue el libro electrónico “Los intercesores del Opus Dei”, donde se ofrece un capítulo sobre el canciller inglés.

Enlaces para descargar gratis “Los intercesores del Opus Dei”
Google Play Books ► “Los intercesores del Opus Dei”
Apple Store ► “Los intercesores del Opus Dei”
Amazon (Kindle) ► “Los intercesores del Opus Dei”
ePub ► “Los intercesores del Opus Dei”

Enlace para visualizar el libro
PDF ► “Los intercesores del Opus Dei”


[1] Fernández Carvajal, Francisco, Hablar con Dios, 22 de junio, memoria de santo Tomás Moro.

 

“¡Si los cristianos supiésemos servir!”

Cuando te hablo del "buen ejemplo", quiero indicarte también que has de comprender y disculpar, que has de llenar el mundo de paz y de amor. (Forja, 560)

22 de junio

¡Si los cristianos supiésemos servir! Vamos a confiar al Señor nuestra decisión de aprender a realizar esta tarea de servicio, porque sólo sirviendo podremos conocer y amar a Cristo, y darlo a conocer y lograr que otros más lo amen.

¿Cómo lo mostraremos a las almas? Con el ejemplo: que seamos testimonio suyo, con nuestra voluntaria servidumbre a Jesucristo, en todas nuestras actividades, porque es el Señor de todas las realidades de nuestra vida, porque es la única y la última razón de nuestra existencia. Después, cuando hayamos prestado ese testimonio del ejemplo, seremos capaces de instruir con la palabra, con la doctrina. Así obró Cristo: coepit facere et docere, primero enseñó con obras, luego con su predicación divina.

Servir a los demás, por Cristo, exige ser muy humanos. Si nuestra vida es deshumana, Dios no edificará nada en ella, porque ordinariamente no construye sobre el desorden, sobre el egoísmo, sobre la prepotencia. Hemos de disculpar a todos, hemos de perdonar a todos. No diremos que lo injusto es justo, que la ofensa a Dios no es ofensa a Dios, que lo malo es bueno. Pero, ante el mal, no contestaremos con otro mal, sino con la doctrina clara y con la acción buena: ahogando el mal en abundancia de bien. (Es Cristo que pasa, 182).

 

 

​​Agradar a Dios (IV): sé que te encantó, Jesús. Las cosas pequeñas

San Josemaría nos enseñó a cuidar las cosas pequeñas porque comprendía la capacidad del hombre de agradar a Dios con pequeños y casi minúsculos detalles realizados por amor.

19/04/2021​

Escucha el artículo «Agradar a Dios» (4): Sé que te encantó, Jesús.

 

Descarga el libro digital «Agradar a Dios» (Disponible en PDF, ePub y Mobi)


El 29 de diciembre de 1933, san Josemaría ultimaba la instalación de la Academia DYA. Le ayudaban ese día cuatro estudiantes: Manolo, Isidoro, Pepe y Ricardo. Una de las tareas que ejecutaron fue la instalación de una pizarra de 1,10 por 2 metros en una clase. Al día siguiente, anota en sus papeles la emoción que le embargó: «En cuanto colocaron el encerado en una clase, lo primero que escribieron los cuatro artistas fue: “Deo omnis gloria!” —toda la gloria para Dios. —Ya sé que te encantó, Jesús»[1].

En esas pocas palabras se vislumbra su gozo al contemplar esa simpática ocurrencia. Pero quizá hay algo más en aquel apunte y es la manera en que el fundador del Opus Dei comprendía nuestra capacidad de agradar a Dios con pequeños y casi minúsculos detalles. No es fácil entender cómo una acción tan insignificante de las criaturas pueda llegar así a su Creador.

Dios ha dicho que sus «delicias están con los hijos de los hombres» (Pr 8,31), que le encantamos. Si esa expresión de san Josemaría parece atrevida, es todavía más audaz cuando describe una convicción muy íntima: «Con la Fe y el Amor, somos capaces de chiflar a Dios, que se vuelve otra vez loco –ya fue loco en la Cruz, y es loco cada día en la Hostia–, mimándonos como un Padre a su hijo primogénito»[2]. Esta conciencia era algo habitual en su predicación: «Les hablé de Jesús chiflado, loco por nosotros»[3]. ¿Alguna vez habíamos llegado a imaginar una reacción divina de este calibre?

La felicidad de Dios

Al final de su primera carta pastoral, el prelado del Opus Dei pedía a Dios: «Haz, Señor, que desde la fe en tu Amor vivamos cada día con un amor siempre nuevo, en una alegre esperanza»[4]. ¿Qué puede unir a la alegría –algo de lo que todos hemos tenido experiencia– con las virtudes que nos acercan a Dios y nos son otorgadas por él? Santo Tomás de Aquino afirma que la felicidad «le corresponde a Dios en grado sumo» (S. Th. I-I, q. 26); nadie es tan feliz como él y desea disfrutar y compartir esa alegría con nosotros. Por eso, vivimos a la espera de la felicidad eterna y, al mismo tiempo, estamos ya alegres porque Dios nos concede participar aquí de su dicha.

JESÚS SE CONMUEVE CON LA VIUDA QUE ECHA EN EL TEMPLO LAS POCAS MONEDAS QUE TIENE PORQUE SE DA CUENTA QUE LO QUE ESTÁ ENTREGANDO VERDADERAMENTE ES SU CORAZÓN

Para adentrarnos en el misterio de la felicidad divina, puede servirnos contemplar una reacción de Jesús que nos narra san Marcos: «Sentado Jesús frente al gazofilacio, miraba cómo la gente echaba en él monedas de cobre, y bastantes ricos echaban mucho. Y al llegar una viuda pobre, echó dos monedas pequeñas, que hacen la cuarta parte del as» (Mc 12,41-42). Este insignificante detalle emocionó a nuestro Señor.

Las monedas de cobre retumbaban al caer en el gazofilacio, que era una especie de trompeta con la boca hacia arriba situada en el atrio del templo. Allí se entregaban las ofrendas, limosnas y rentas. El acostumbrado golpear del metal recio era bien diferente al suave tintineo de las dos monedas sin apenas valor que había ofrecido esta pobre mujer. Sumaban la cuarta parte del as que, en aquel momento, era la moneda más pequeña en circulación.

Sin embargo, aquella mujer conquistó el corazón de Cristo. Él en realidad no necesita nuestras ofrendas, mendiga algo mucho más grande: nuestro corazón. «¿No has visto las lumbres de la mirada de Jesús cuando la pobre viuda deja en el templo su pequeña limosna? –Dale tú lo que puedas dar: no está el mérito en lo poco ni en lo mucho, sino en la voluntad con que lo des»[5]. Jesús no interpreta los gestos de la manera como lo hacemos nosotros. La ofrenda de la viuda es minúscula, pero a Jesús le gusta mucho más que las otras porque es libre, humilde y gratuita. Significa mucho para él y no se resiste a explicarlo: «En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos los que han echado en el gazofilacio, pues todos han echado algo de lo que les sobra; ella, en cambio, en su necesidad, ha echado todo lo que tenía, todo su sustento» (Mc 12,43). Cristo nos desafía a valorar las cosas –y sobre todo nuestra vida– de una forma diferente, alternativa y paradójica.

Amar con la misma moneda

Es inútil intentar medir el amor del Señor por nosotros. «Dios llega gratis. Su amor no es negociable: no hemos hecho nada para merecerlo y nunca podremos recompensarlo»[6]. Jesucristo quiere ser nuestro amigo. Así se lo confió a sus apóstoles en el Cenáculo (cfr. Jn 15,15) «y en ellos nos lo ha dicho a todos. Dios nos quiere no solo como criaturas, sino como hijos a los que, en Cristo, ofrece verdadera amistad»[7]. Sin embargo, cuando palpamos nuestra fragilidad tendemos a pensar que Dios reacciona como nosotros lo haríamos. Cuando no nos salen las cosas o cuando nos parece que no estamos a la altura de su amor, lo imaginamos defraudado, decepcionado o entristecido. No nos cabe en la cabeza que nuestra vida, surcada de miserias y tropiezos, pueda agradar o encantar y, menos todavía, chiflar, a Dios.

DIOS SE DELEITA EN NUESTRA LUCHA INTERIOR GRATUITA, LIBRE Y ALEGRE

Los Padres de la Iglesia han tratado de prevenirnos ante este error tan común: «Hombre, ¿por qué te consideras tan vil, tú que tanto vales a los ojos de Dios?»[8]. San Buenaventura nos enseña el camino para no equivocarnos: «Si quieres saber cómo se realizan estas cosas pregunta a la gracia, no al saber humano; pregunta al deseo, no al entendimiento; pregunta al gemido expresado en la oración»[9].

¿Cómo puede ser que Dios se entusiasme de ese modo con nuestros minúsculos detalles de cariño o incluso con nuestras limitaciones? ¿Cómo es posible que la distancia infinita entre el amor de Dios y nuestra pobre correspondencia sea cancelada? Está claro que no tenemos dinero suficiente para comprar su amor. Nos ama porque le da la gana, que es la razón más divina. Por eso, no nos obliga a corresponderle de una manera precisa. Al mismo tiempo, se entusiasma si le pagamos con su moneda, con un amor gratuito de quien se deja amar, de quien permite al otro estar chiflado. Esto sucede cuando comprendemos que el cariño divino no está a la venta y, por eso, esperamos únicamente en la lotería de su bondad incondicional. Entonces el alma responde con lo poco que atesora, pero con una gran diferencia: lo hace porque le da la gana, igual que Dios. Y lo disfruta igual que él.

Los «detalles caseros del héroe»

Asomarse a la inmensidad del amor de Dios, que nos quiere con locura, puede ayudarnos a comprender el valor que tiene para Dios lo pequeño, precisamente porque es nuestro. Somos conscientes de que nunca saldaremos la deuda, pero nos entusiasma soñar con contribuir a sostener las cargas familiares. Es su amor el que transforma nuestras baratijas en joyas preciosas. Todo sirve para hacer feliz a Dios: bastan, como nos dice el Evangelio, dos monedas que forman la cuarta parte del as, pero que considera aptas para su infinita capacidad de amar y ser amado. Estas cosas pequeñas liberan al alma porque le ayudan a dejarse amar a cambio de nada. Vividas así, no encorsetan. Por el contrario, no se pueden cuidar con perseverancia si son fruto del afán de controlar, de cancelar la deuda. Se trata, en realidad, de detalles espontáneos y sencillos de quien se sabe mirado con cariño por un Dios todopoderoso y eterno pero, a la vez, un Dios muy casero.

Muchos no tendremos la altura de los grandes santos o de los mártires, pero sí la suerte de que a Dios le encanten nuestras ocurrencias. Nunca pensaremos que hacemos algo que merezca su cariño y precisamente eso abre nuestro corazón por completo a su gracia. Él se deleita con nuestra lucha gratuita, libre y alegre. Como no percibimos la altura, perdemos el vértigo y actuamos con una naturalidad y una fe encantadoras para él: «Muy bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, yo te confiaré lo mucho: entra en la alegría de tu señor» (Mt 25,23).

Internarse, con esta perspectiva, en el universo de las cosas pequeñas nos permite evitar dos caricaturas que no son dignas del humor y del amor con el que Dios nos mira. Aparentemente lejanas, ambas desviaciones tienen algo decisivo en común: ponen el foco en nosotros, en lo que hacemos. Por un lado, podemos descubrir después de años de lucha que el cuidado de las cosas pequeñas nos proporciona cierta seguridad y cabe el riesgo de buscar ahí la tranquilidad del que se limita a cumplir. Quizá sin darnos cuenta se han transformado en pequeñas rigideces que sirven de analgésico para nuestra inseguridad. Las vivimos externamente pero no las disfrutamos. Por otro lado, cabe también que nos supongan un peso insoportable, una carga que aplasta y desdibuja el rostro amable de Cristo porque nos hacen agobiante la lucha.

EL ALMA QUE SE DEJA AMAR, SE APROPIA DE LOS MÉRITOS DE CRISTO Y SE SIENTE CAPAZ DE SUBIR CUMBRES QUE, PARA SUS FUERZAS, SERÍAN INALCANZABLES

En ningún caso la solución pasa por no prestarles atención. Más bien se trata de atisbar cómo se presenta ante Dios nuestra lucha, no los resultados que nosotros logramos. Es cuestión de poner el foco de nuevo en él. Esa pelea muchas veces puede ser escondida, ínfima y sin fruto, pero es parte del «diálogo eterno entre el niño inocente y el padre chiflado por su hijo: –¿Cuánto me quieres? ¡Dilo! –Y el pequeñín silabea: ¡Mu–chos mi–llo–nes!»[10].

Sobre esto, escribe san Josemaría en una carta: «¡Qué tonterías te cuento! Es verdad: pero todo aquello, en que intervenimos los pobrecitos hombres –hasta la santidad– es un tejido de pequeñas menudencias, que derechamente rectificadas, pueden formar un tapiz espléndido de heroísmo o de bajeza, de virtudes o de pecados. Las gestas –nuestro Mío Cid– relatan siempre aventuras gigantescas, pero mezcladas con detalles caseros del héroe. –Ojalá hagas siempre mucho caso –¡línea recta! – de las cosas pequeñas. Y yo también; y yo también. [...]»[11].

La gracia nos hace ligeros

Chiflar a Dios es posible en Cristo. Nuestros pequeños esfuerzos –nuestras monedillas, unidos a Cristo, transformados en su propia ofrenda, se convierten en un «sacrificio puro, inmaculado y santo» (Plegaria Eucarística I); son un don agradable a Dios Padre, como dice el sacerdote en voz baja una vez presentadas las ofrendas en la santa Misa. La expresión latina es muy significativa: «Ut placeat tibi», para que te complazca. Producen ese efecto porque la Eucaristía «nos adentra en el acto oblativo de Jesús»[12].

Los santos encontraron un trampolín para estar a la altura; descubrieron que incluso nuestros defectos nos ayudan a querer más al Señor si, arrepentidos, los ponemos en sus manos: «Le repito que le amo, y después me lleno de vergüenza, porque ¿cómo puedo asegurar que le quiero, si tantas veces le he ofendido? La reacción entonces no es pensar que miento, porque no es verdad. Continúo mi oración: Señor, te quiero desagraviar por lo que te he ofendido y por lo que te han ofendido todas las almas. Repararé con lo único que puedo ofrecerte: los méritos infinitos de tu Nacimiento, de tu Vida, de tu Pasión, de tu Muerte y de tu Resurrección gloriosa; los de tu Madre, los de San José, las virtudes de los Santos, y las debilidades de mis hijos y las mías, que reverberan de luz celestial — como joyas — cuando aborrecemos con todas las veras del alma el pecado mortal y el venial deliberado»[13]. El alma que se deja amar, se apropia de los méritos de Cristo y se siente capaz de subir cumbres que, para sus fuerzas, serían inalcanzables. Tanta audacia ­–empujada por la gracia de Dios– puede resultar incluso paradójica, divertida, nos hace gracia. Y este buen humor estimula nuestra mejor respuesta a ese amor que se nos regala.

En este sentido, Benedicto XVI confiaba en una entrevista una intuición muy personal sobre cómo es Dios: «Personalmente creo que tiene un gran sentido del humor. A veces le da a uno un empellón y le dice: “¡No te des tanta importancia!”. En realidad, el humor es un componente de la alegría de la creación. En muchas cuestiones de nuestra vida se nota que Dios también nos quiere impulsar a ser un poco más ligeros; a percibir la alegría; a descender de nuestro pedestal y a no olvidar el gusto por lo divertido»[14].

Dios quiere que entremos en su gozo (cfr. Mt 25,23), que participemos de su alegría íntima, de su gozo infinito que nada puede arruinar. Para eso nos ha creado[15].

Posiblemente, la buena mujer del evangelio no perdió demasiado tiempo pensando si su ofrenda era mayor o menor que la del resto de los que acudían al gazofilacio. Tuvo la intuición de que a Dios no le importaba mucho la cantidad. No fueron necesarios muchos cálculos ni se puso a hacer comparaciones. Simplemente le pareció lógico darlo todo. No hizo un drama de su pobreza, aunque su condición tal vez no fuera agradable. Así lo viven y entienden los santos. Son audaces y ocurrentes, divertidos y graciosos: «Me siento muy contenta de irme pronto al cielo. Pero cuando pienso en aquellas palabras del Señor: "Traigo conmigo mi salario, para pagar a cada uno según sus obras", me digo a mí misma que en mi caso Dios va a verse en un gran apuro: ¡Yo no tengo obras! Así que no podrá pagarme "según mis obras"... Pues bien, me pagará "según las suyas…"»[16].

* * *

El profeta Sofonías nos cuenta lo que piensa y siente Dios por sus hijos: «El Señor tu Dios está en medio de ti, valiente y salvador; se alegra y goza contigo, te renueva con su amor; exulta y se alegra contigo como en día de fiesta» (So 3, 16-18). El Papa ha contado que esas palabras le han impactado siempre: «Me llena de vida releer este texto»[17]. Son palabras que la Iglesia aplica también a la Madre de Dios. La Virgen puede explicarnos cómo llegar a esa convicción ya que ella jamás dudó de que Gabriel le decía la verdad: «Has hallado gracia delante de Dios» (Lc 1,30); le chiflas a tu Creador.

Diego Zalbidea


[1] San Josemaría, Forja, n. 611.

[2] San Josemaría, Instrucción acerca del espíritu sobrenatural de la Obra, n. 39.

[3] San Josemaría, Apuntes íntimos del 23-XI-1931. Citado en José Luis Illanes, Camino, edición crítico-histórica, Rialp, Madrid, 2004, p. 986.

[4] F. Ocáriz, Carta Pastoral, 14-II-2017, n. 33.

[5] San Josemaría, Camino, n. 821.

[6] Francisco, Homilía de Nochebuena, 24-XII-2019.

[7] F. Ocáriz, Carta Pastoral, 1-XI-2019, n. 2.

[8] San Pedro Crisólogo, Sermón 148.

[9] San Buenaventura, Itinerarium mentis in Deum, cap. 7, n. 6, en Opera omnia, V, Ad Claras Aquas (Quaracchi) 1891, p. 313.

[10] San Josemaría, Camino, n. 897.

[11] Carta de Josemaría Escrivá a Juan Jiménez Vargas, Burgos 27-III-1938. Citada en José Luis Illanes, Camino, edición crítico-histórica, p. 922.

[12] Benedicto XVI, Encíclica Deus caritas est, n. 13.

[13] San Josemaría, En diálogo con el Señor, “La alegría de servir a Dios”, 25-XII-1973, n. 4a.

[14] Benedicto XVI, Dios y el mundo, Círculo de Lectores, Barcelona, 2005, p. 13.

[15] Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1.

[16] Santa Teresita del Niño Jesús, Carta 226.

[17] Francisco, Ex. ap. Evangelii Gaudium, n. 4.

 

Tomás Moro, un humanista en el cadalso – Lord Canciller de Inglaterra

 

Tomás Moro, un humanista en el cadalso

Azote intelectual de la Reforma, fue decapitado por oponerse al matrimonio de Enrique VIII con Ana Bolena, que acabó con el cisma de la Iglesia de Inglaterra

 

Los antecedentes

Apasionado por las letras y la política, formado en estudios jurídicos en Oxford y Londres y con una vocación religiosa cultivada al amparo del cardenal John Morton, arzobispo de Canterbury, Tomás Moro pronto se vio llamado a ser el gran referente británico del humanismo del siglo XVI. Sobre todo, cuando la publicación y difusión por toda Europa de su obra poética y, especialmente, de su ensayo Utopía (1516) lo convirtió en una reconocida figura.

Miembro del cuerpo jurídico, integrante del Parlamento de Londres, portavoz de la Cámara de los Comunes y embajador en los Países Bajos, donde estableció una duradera amistad con Erasmo de Rotterdam, Moro se ganó el afecto del rey Enrique VIII,quien le otorgó el título de caballero y otros beneficios académicos por su destacada producción literaria contra la Reforma luterana. Incluso contribuyó a la redacción de Defensa de los siete sacramentos, un texto firmado por el propio monarca.

Su reconocimiento y rectitud le llevaron en 1529 a ser designado por el rey gran canciller en sustitución del cardenal Thomas Wolsey, al tratarse de un cargo tradicionalmente ocupado por religiosos. Moro aceptó, aún a sabiendas que su primer cometido no iba a ser otro que tratar con los tribunales eclesiásticos la anulación del matrimonio de Enrique VIII con Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos.

El propio rey era conocedor del rechazo de su súbdito a lo que la Iglesia inglesa consideraba un atentado a un santo sacramento por la simple voluntad del monarca de formalizar su relación con su amante, Ana Bolena, pero también sabía que sólo un hombre como Moro, azote intelectual de la herejía luterana, podía conseguir la anulación matrimonial.

 

 

No fue el caso. Tomás Moro se opuso desde el primer momento a los deseos reales y rechazó firmar una carta en la que destacados nobles y prelados solicitaban al pontífice la anulación del matrimonio.

Ante la negativa del papa Clemente VII en un momento en el que España y el Sacro Imperio Romano Germánico suponían una amenaza mucho más real que Inglaterra, Enrique VIII encontró en el trono terrenal del papa el argumento perfecto para negarle la obligada obediencia de la Iglesia inglesa.

Así fue como instó a todo el clero de Inglaterra y Gales a someterse al poder de su monarca, quien desde ese instante se convertía en el principal referente de la Iglesia de Cristo en Inglaterra en comunión con el arzobispo de Canterbury. Su nuevo titular, Thomas Cramner, dictó la sentencia de nulidad matrimonial que pretendía el rey y dio acta de validez eclesiástica al matrimonio entre Enrique VIII y Ana Bolena, que se convirtió en reina de Inglaterra en 1533.

Antes de eso, Moro renunció a su cargo de canciller y en 1534 se negó a firmar la denominada Acta de Supremacía, que suponía el rechazo a la supremacía papal. El Acta, sin embargo, establecía el delito de quienes no la aceptaran y el 17 de abril de ese mismo año el humanista fue encarcelado en la Torre de Londres.

 

El juicio

Acusado de traición, Tomás Moro tuvo que esperar más de un año en prisión antes de su procesamiento a que se resolviesen otras denuncias contra él. Entre ellas, la presentada por el propio padre de Ana Bolena por lo que en la tradición jurídica romana se conocería como cohecho.

El hecho denunciado fue que el acusado habría recibido una copa de oro por haber decidido en un juicio a favor del encausado, aunque se determinó que Moro devolvió el regalo tras aceptar hacer un brindis.

También fue acusado de haber escrito y publicado contra el rey y de haber difundido los mensajes de una monja de Kent que dijo haber recibido mensajes divinos que aseguraban que el rey de Inglaterra dejaría de serlo si desposaba a Ana Bolena. Moro pudo probar documentalmente la falsedad de ambas acusaciones.

Procesado finalmente por traición junto al cardenal Juan Fisher, obispo de Rochester, quien también rechazó la anulación matrimonial y acatar el Acta de Supremacía, Moro fue juzgado por el Parlamento, que condenó a ambos a cadena perpetua y usurpación de todos sus bienes.

Sin embargo, el propio Enrique VIII instó al Tribunal Supremo Real a que procesara al condenado por el delito alta traición recogido en la ley de traiciones aprobada tras la ruptura de Londres y Roma y penado en este caso con la muerte.

 

“Encuentro de Tomás Moro con su hija tras su sentencia de muerte”, William F. Yeames (1872) Dominio público

 

Para ello, los jueces instructores de Westminster se basaron en el testimonio de Richard Rich, fiscal general del Reino, quien aseguró haber hablado con Moro y haber recibido de él mensajes condenatorios. Otros dos testigos presentes en la supuesta conversación, sin embargo, no testificaron en la causa.

Los cargos contra el acusado se basaron en la presunta negativa del acusado de reconocer al rey como cabeza de la Iglesia de Inglaterra y conspiración con Juan Fisher. El procedimiento del alto tribunal impedía al acusado tener abogado defensor ni presentar pruebas o testigos a su favor.

En la vista, Tomás Moro rechazó una vez más a aceptar el Acta de Supremacía, apelando a que ya se le había juzgado y sentenciado por ello. Asimismo negó haber pronunciado declaración alguna contra el matrimonio de Enrique VIII y Ana Bolena. Rechazó también una conspiración con el cardenal Fisher que no pudo ser probada por el tribunal.

Los jueces, sin embargo, dieron plena validez al testimonio de Rich al estar así dispuesto en el procedimiento procesal.

En su defensa, Moro aseguró que “de la misma forma en que un niño no podría rechazar la obediencia a su padre, tampoco el Reino de Inglaterra podría rechazar su obediencia a la autoridad de Roma, y la Iglesia es una sola, íntegra e indivisa en toda la cristiandad”. “Vosotros no tenéis autoridad, sin el consentimiento de los otros cristianos, para aprobar una ley o declaración parlamentaria contra dicha unión”, concluyó.

 

El fallo

El jurado –compuesto por 12 miembros entre los que figuraban Thomas Cromwell, secretario de Estado y máxima autoridad de Asuntos Espirituales, y un cuñado del rey– se retiró a deliberar por un período de apenas 15 minutos volvió a la sala y dictó sentencia: Tomás Moro era culpable de alta traición por haberse referido maliciosamente a la autoridad del rey sobre la Iglesia de Inglaterra”.

El tribunal dio oportunidad al reo de hablar tras conocer el fallo para pedir la clemencia real, aunque Moro aprovechó para manifestar lo que no había podido decir durante el juicio: “Yo sé bien por qué causa me habéis condenado, y es porque nunca he querido consentir en la material del matrimonio del rey”.

La condena era a muerte después de ser arrastrado hasta el patíbulo y permanecer colgado hasta estar medio muerto. En ese momento debía ser desmembrado y desviscerado en presencia de su familia. La cabeza, arrancada del cuerpo, debía exponerse en un lugar público. Aunque Enrique VIII concedió la última gracia al condenado a ser decapitado y a que su cabeza estuviese expuesta un mes en el puente de Londres.

De poco sirvieron las peticiones de clemencia de Carlos I de España y de Clemente VII, la pena se cumplió el 6 de julio de 1535, cuando el reo contaba 57 años. Paradójicamente, menos de un año después Ana Bolena también era decapitada, en su caso por adulterio, incesto y alta traición tras otro juicio parcial.

Tomás Moro es reconocido actualmente como santo tanto por la Iglesia católica como por la anglicana. El papa León XIII lo beatificó junto a Juan Fisher en 1886 como mártir de la Iglesia y Pío XI lo beatificó en 1935. Juan Pablo II lo proclamó en el 2000 santo patrón de los políticos y los gobernantes.

 

Las memorias póstumas de Navarro Valls, portavoz del papa Juan Pablo II

Mis años con Juan Pablo II

Durante más de dos décadas, Joaquín Navarro-Valls fue portavoz del Vaticano. Seis años después de su muerte, un libro relata sus anécdotas personales con el papa Juan Pablo II, desde sus vacaciones hasta la última rueda de prensa sobre el empeoramiento de la salud del papa en 2005.

JOAQUÍN NAVARRO-VALLS
Portavoz del Vaticano (1984-2006)

El Papa está consciente, extraordinariamente tranquilo, con los problemas normales de la dificultad respiratoria. Una imagen nueva para mí. Dificultad respiratoria lógica…Si hay alguna novedad nos mantenemos en contacto.

El libro titulado ‘Mis años con Juan Pablo II’ revela aspectos poco conocidos de la vida y el pontificado de este papa. Por ejemplo, Navarro-Valls reflexiona sobre el interrogante al que se enfrentó el polaco tras conocer que padecía parkinson.

 

P. FEDERICO LOMBARDI
Presidente de la Fundación Joseph Ratzinger

Se planteó personalmente la cuestión de la dimisión, reflexionó sobre ello, rezó durante muchos años. Para mí, hay dos aspectos nuevos en estas memorias: el parkinson y la reflexión sobre la dimisión. En mi opinión, hizo muy bien en no dimitir.

El libro de Navarro-Valls describe la singularidad del pontificado de Juan Pablo II y cómo consiguió llegar a la gente. De ahí, a que se le conociese como “el papa del pueblo”.

 

P. FEDERICO LOMBARDI
Presidente de la Fundación Joseph Ratzinger

Lo que más me ha fascinado y emocionado de este libro es esa revelación de la dimensión humana de Juan Pablo II.
No hay otro papa que haya utilizado tan sistemáticamente la idea de las comidas y cenas con invitados para tratar problemas de tan diversa índole.

Todos los relatos proceden directamente de las notas personales de Navarro-Valls. Solo la introducción y la conclusión se añadieron después de su muerte. Una cosa le impidió publicar el libro después de retirarse como portavoz del Vaticano en 2006.

 

P. DIEGO CONTRERAS
Editor, Mis años con Juan Pablo II

Básicamente, porque no quería publicarlo en vida. Y otra razón era que se preguntaba quién querría leerlo. Sin embargo, quería tener un libro sobre el papa. Lo escribió para eso, para ofrecer una visión de lo que no se conoce de Juan Pablo II.

‘Mis años con Juan Pablo II’ se ha publicado tanto en español como en italiano y ofrece una mirada al interior de la relación personal entre el papa polaco y su portavoz.

FUENTE: www.romereports.com

 

 

MEJORAR NUESTRA “QUÍMICA” CON LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Espero que el título no te desanime a seguir leyendo. En su libro Teología para todos, F. J. Sheed[1] relata lo que le ocurrió en una ocasión en que fue a dar una conferencia. Una joven que se dirigía al evento le abordó por la calle y le preguntó sobre qué iba a tratar. Le contestó: La Santísima Trinidad. ¡Oh!, exclamó con gesto de desilusión, y resignada, añadió: muy bien. Sheed concluía que esta falta de interés por la Trinidad es una actitud común a muchos millones de católicos. ¿Cuál es nuestro caso? ¿Pensamos que nos da lo mismo saber que Dios es uno y al mismo tiempo trino? ¿Consideramos que es un asunto reservado a teólogos, sin relevancia para nuestra vida? 

En esta charla procuraré despertar el interés por la Trinidad y aportaré algunas vías para mejorar nuestra química con Dios. “Es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la jerarquía de las verdades de fe”[2]. La Liturgia nos alientan a esta tarea. Así lo ha dispuesto la Iglesia con sabiduría, el domingo después de Pentecostés celebramos la fiesta de la Trinidad; el jueves siguiente a la Trinidad, el Corpus Christi[3], en la Eucaristía “humildemente habita y se comunica la Trinidad”[4]; y a los ocho días del Corpus, el Sagrado Corazón de Jesús[5], icono del amor con el que somos amados por Dios       

           Por eso, el Papa afirma que “el camino de la vida cristiana es, en efecto, un camino esencialmente «trinitario»: el Espíritu Santo nos guía al pleno conocimiento de las enseñanzas de Cristo, y también nos recuerda lo que Jesús nos enseñó; y Jesús, a su vez, vino al mundo para hacernos conocer al Padre, para guiarnos hacia Él, para reconciliarnos con Él”. La fe cristiana es la respuesta a la revelación de la Trinidad hecha por Jesucristo. La vida cristiana es la participación en esa vida divina gracias al don del Espíritu Santo que inhabita en el alma. “Todo, en la vida cristiana, gira alrededor del misterio trinitario y se realiza en orden a este misterio infinito”. Y concluía el Papa con una propuesta: “Intentemos pues, mantener siempre elevado el «tono» de nuestra vida, recordándonos para qué fin, para cuál gloria nosotros existimos, trabajamos, luchamos y sufrimos; y a cuál inmenso premio estamos llamados. Este misterio abraza toda nuestra vida y todo nuestro ser cristiano”[6].

La Trinidad, el secreto de Dios revelado por Jesucristo

En el Antiguo Testamento, Dios revela su unicidad y su amor hacia el pueblo elegido: Yahvé era como un Padre. “En Israel, Dios es llamado Padre en cuanto Creador del mundo (Cf. Deuteronomio 32, 6; Malaquías 2, 10). Pues aún más, es Padre en razón de la alianza y del don de la Ley a Israel, su <primogénito> (Exodo 4, 22)”[7]. Al llegar la plenitud de los tiempos, “Dios nos ha hablado por el Hijo… Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser” (Hebreos 1, 2-3). “Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer” (Juan 1, 18).

En la Encarnación, el ángel Gabriel habla a María del Padre, del Hijo que nacería de ella por obra del Espíritu Santo, que la cubriría con su sombra (ref. Lucas 1, 26-35). Al comienzo de su vida pública, al recibir Jesús el bautismo de Juan en el Jordán, se manifestó la Trinidad: descendió el Espíritu Santo en forma de paloma sobre él, y el Padre testificó: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco» (ref. Mateo 3, 16-17). En el episodio de la Transfiguración, mientras Pedro estaba hablando al contemplar tal maravilla, el Espíritu Santo se mostró en forma de nube que los cubrió y el Padre atestiguó: «Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco» (ref. Mateo 17, 5). 

Fue en la última Cena, en el largo discurso de despedida antes de su Pasión (ref. Juan 14-17), cuando Jesús recapituló sus enseñanzas principales sobre la pluralidad de personas existentes dentro del único Dios. Hablará del Padre, de su filiación eterna y de su unidad esencial: “Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí” (Juan 14, 11). Hablará de la 3ª persona de la Trinidad y de su misión: “el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho” (Juan 14, 26). Anunciará la gracia de la inhabitación de la Trinidad en el alma: “El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él” (Juan 14, 23) … Justo antes de su Pasión, Jesús quiso dejar su testamento claro: recalcó que se hizo hombre para descubrir y entregar el secreto de la vida íntima de Dios. Ese es nuestro origen y destino: “gozar de la Trinidad de Dios, a cuya imagen hemos sido hechos”[8], fuente de amor y garantía de nuestra felicidad. Esa será la causa de su muerte: declararse el Mesías, el Hijo del Bendito, al ser interrogado por el sumo sacerdote Caifás (ref. Marcos 14, 60-64). Remachará el mensaje en la Ascensión. Antes de su marcha, Jesús enviará a sus apóstoles a bautizar “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, para que sea comunicada al mundo la vida eterna de Dios; Único en naturaleza: dijo “en el nombre” no en los nombres, y Trino en personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo (ref. Mateo 28, 19).

La Trinidad, sustancia del Nuevo Testamento

Se entiende que los primeros cristianos ante esta revelación, que en sí es un acto de amor, se llenaran de gozo al conocer quién es Dios y saberse llamados a participar de esa vida, plenitud de amor, que es la Trinidad, ya aquí en la tierra; era como un anticipo del cielo, causa de una esperanza segura.

Fue una revolución. Ninguna religión afirma que “Dios es amor” (1 Juan 4, 8), que no es un ser solitario y lejano. El Dios cristiano “es comunión de Personas divinas, las cuales son una con la otra, una para la otra y una en la otra: esta comunión es la vida de Dios, el misterio de amor del Dios vivo”[9]. Y que nos ha creado a su imagen para gozar de su amor: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4, 10) y para amar a los demás: “Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud” (1 Juan 4, 12).

Un conocimiento y disfrute de este misterio, limitados dada nuestra naturaleza de criatura, es causa de alegría y sentido vital llenos de novedad y consuelo. Por eso impregnó la Liturgia primitiva, que se ordenó a la alabanza, adoración y acción de gracias continua a la Trinidad. Se manifestó en los sacramentos y en las oraciones. Entre las fórmulas trinitarias empleadas destaca la que se encuentra en la despedida de la 2ª carta a los Corintios: “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén siempre con todos vosotros” (2 Corintios 13, 13). Tertuliano (160-230) fue el primero que usó la palabra latina trinitas y apuntó que la Santísima Trinidad es “la sustancia del Nuevo Testamento”[10]. Ojalá dejemos de estar en babia, si es nuestro caso, y vivamos con esmero esta tradición inaugurada por los cristianos de los primeros siglos.

Quien quiera saber, ha de creer[11]

Cierta vez, San Agustín paseaba por la playa, meditando sobre la Santísima Trinidad y cómo era posible que hubiera 3 Personas en un mismo y único Dios. De súbito, interrumpió su meditación a la vista de un niño que jugaba en la arena: extraía agua del mar con una concha y la echaba en un hoyo en el suelo. <¿Qué haces ahí?> le preguntó. Y el niño contestó <Voy a poner dentro toda el agua del mar>. El chico siguió con su ocupación. San Agustín sonrió y continuó su camino, pero enseguida cayó en la cuenta de la lección que acababa de recibir: él intentaba algo mucho más imposible; meter en el agujero del entendimiento humano la inmensidad del misterio de Dios. Nuestra inteligencia es tan chica que tan sublime verdad no es accesible, por eso “si lo comprendiéramos, no sería Dios”[12]; en cuanto que Dios va más allá de nuestros conceptos mentales, más allá de lo que podemos imaginar. La Trinidad es una verdad sobrenatural que la filosofía no podía adivinar, porque radicalmente se puede conocer sólo mediante la fe.

La fe cristiana es encontrarse con la realidad vital de Dios Trino, revelada por Jesucristo. Para llegar a ese conocimiento y comunión íntima con Él, Dios nos regala la fe. Con esa gracia prepara nuestro interior para que asienta a las cosas que nos ha revelado: nos abre los ojos del alma, mueve nuestro corazón, dispone la voluntad para que quiera, ilumina la inteligencia para que sea atraída. “Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado, (…) Todo el que ha escuchado al que viene del Padre, y ha aprendido, viene a mí” (Juan 6, 44-45). Ese auxilio divino capacita a la mente humana para percibir esas realidades por encima de lo natural. Ese conocimiento mediato de la mente humana iluminada por la fe es necesariamente imperfecto y corto. “Ahora (mientras estemos en la tierra) vemos como en un espejo, confusamente; entonces (cuando lleguemos al Cielo) veremos cara a cara” (1 Corintios 13, 12). En el Cielo disfrutaremos del conocimiento inmediato de Dios, será una visión “beatífica” (felicísima) porque encontraremos en ella la felicidad plena.

 

Creer exige del hombre aplicar la inteligencia porque creyendo asiente a una verdad, es decir, creer es un saber, es un conocer, es un pensar. Pero como esa verdad es sobre-natural puede negarse o dudar de ella, no porque sea mentira sino porque no es evidente a la inteligencia y se muestra oscura porque excede nuestra propia capacidad. Por eso creer exige también, y principalmente, aplicar la voluntad, querer creer, la voluntad ha de mover al entendimiento a asentir, solo se manifiesta a aquel que libremente colabora con la gracia para verla. “Creer es pensar aprobando” (san Agustín). Jesús invitó a la fe y a la conversión, pero jamás forzó a nadie, tampoco a los que le contradecían. Por eso profesamos la fe, es un acto de libertad; la fe solo puede desarrollarse en libertad. Así, “creo para comprender y comprendo para creer mejor” (san Agustín).

 

La fe trata de comprender[13]

 

“Es inherente a la fe que el creyente desee conocer mejor a aquel en quien ha puesto su fe, y comprender mejor lo que le ha sido revelado; un conocimiento más penetrante suscitará a su vez una fe mayor, cada vez más encendida de amor”[14]. Es lo que vivió san Agustín y una larga lista de intelectuales cristianos en los primeros siglos, muchos de ellos santos. Movidos por la fe y el amor a Dios se dedicaron a estudiar lo que Jesús había enseñado y los discípulos recogieron por escrito y meditaron, lo que se recogía en las Escrituras. Su labor dio fruto en tratados y Símbolos que han servido de alimento a la fe de la Iglesia desde las primeras generaciones de cristianos. Fue una tarea imponente de siglos.

No es objeto de esta charla presentar un resumen sobre la Trinidad, pero si animo a leer alguno. Solo así lograremos que nuestra vida cristiana sea esencialmente “trinitaria”. Menciono dos posibles “caladeros”[15], a modo de resumen, sencillos y breves, no son un manual de estudio. Ojo, no se trata de estar enterado por curiosidad o prurito intelectual, sino de conocer mejor para amar mejor; de llevar los libros a la vida, para adorar y disfrutar de Dios, para aprender a vivir con la plenitud de hijos de Dios.

Un botón de muestra: un apunte sobre el comentario de san Agustín sobre “Dios es amor”[16]

“Dios es amor” (1 Juan 4, 10), por lo tanto, concluye Agustín, ¡Él es Trinidad! “El amor supone a uno que ama, uno que es amado, y el amor mismo con el cual se aman”. El Padre es, en la Trinidad, el que ama, la fuente y el principio de todas las cosas; el Hijo es el que es amado; el Espíritu Santo es el amor con que se aman.

Todo amor es el amor de alguien o de algo, como todo conocimiento, dice Husserl, es el conocimiento de algo. No se da un amor «al vacío», sin un objeto. ¿Ahora, quién ama a Dios para ser definido amor? ¿El hombre? Pero entonces es amor sólo desde algún centenar de millones de años. ¿El universo? Pero entonces es amor sólo desde alguna decena de millardos de años. ¿Y antes, a quién amaba Dios por ser el amor? Los pensadores griegos y, en general, las filosofías religiosas de todos los tiempos, concibiendo a Dios ante todo como un «pensamiento» podían responder: Dios se pensaba a sí mismo; era el «pensamiento puro, pensamiento de pensamiento». Pero esto ya no es posible, desde el momento en que se dice que Dios es ante todo amor, porque el «amor puro a sí mismo» sería puro egoísmo, que no es la exaltación máxima del amor, sino su negación total.

Y aquí está la respuesta de la revelación, hecha explícita por la Iglesia con su doctrina de la Trinidad. Dios es amor desde siempre, ab aeterno, porque antes aún de que hubiera un objeto fuera de sí para amar, tenía en sí mismo el Verbo, el Hijo al que amaba con un amor infinito, es decir, «en el Espíritu Santo». Esto no explica cómo la unidad puede ser al mismo tiempo trinidad (esto es un misterio imposible de conocer por nosotros porque está solamente en Dios), pero nos basta al menos para intuir por qué, en Dios, la unidad debe ser también pluralidad y asimismo trinidad.

Un Dios que fuese puro conocimiento o pura ley, o pura potencia, no tendría necesidad de ser trino (esto de hecho complicaría mucho las cosas); pero un Dios que es, sobre todo amor, sí porque “menos que entre dos, no puede haber amor”. “Necesitamos –ha escrito de Lubac–, que el mundo lo sepa: la revelación del Dios amor altera todo lo que se había concebido de la divinidad”. Ciertamente que lo del amor es una analogía humana, pero es sin duda la que mejor nos permite echar un vistazo a la misteriosa profundidad de Dios.

Mejorar la “química” entre nosotros y la Trinidad

“Hay algo más dichoso que podemos hacer en relación a la Trinidad que tratar de entenderla, ¡y es entrar en ella! No podemos abrazar el océano, pero podemos entrar en él; no podemos abrazar el misterio de la Trinidad con nuestras mentes, ¡pero podemos entrar en ella!”, predicaba Cantalamessa. A continuación, propondré algunas vías para entrar en relación con la Trinidad, con el deseo de ser un enamorado de la Trinidad.

1. Fijarse en cómo Dios se ha revelado: a través de la misión de su Hijo, Jesucristo, y del Espíritu Santo. “Mas al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios (Padre) a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para que redimiera a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción. Y por ser hijos, envió Dios a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que grita: ¡Abba, Padre!” (Gálatas 4, 4-6). Para bajar al terreno, subrayo dos campos: la Eucaristía, la Santa Misa, y la inhabitación del Espíritu santo en el alma, vivir en gracia.

  • La Misa es una acción trinitaria de principio a fin; comienza en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y termina con la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. “Toda la Trinidad está presente en el sacrificio del Altar. Por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, el Hijo se ofrece en oblación redentora”[17]. Atendamos al cierre de las oraciones: “Por Cristo nuestro Señor. Amén”; a las numerosas ocasiones que se nombra a Dios, Padre, y a Jesucristo, nuestro Señor, y se invoca al Espíritu Santo: El Gloria, la doxología final de la plegaria eucarística: “Por Cristo, con Cristo, en Cristo, a ti…”
  • La Trinidad entra en el alma y la habita como en un templo por la gracia del Espíritu Santo. Y ahí, en la intimidad del alma, nos hemos de acostumbrar a tratar a Dios Padre, al Hijo y al Espíritu Santo en las situaciones más diversas del día. Y a permanecer en esa gracia, concordes con Dios, de manera que todo aquello que estropee esa relación ha de evitarse, y todo lo que potencie esa comunión ha de cultivarse.

2. Estudiar el misterio de la Trinidad, ya que se trata de un “saber”. Y unir el estudio a la oración. No solo es “pensar sobre” sino “vivir de” la Trinidad, entrar en comunión de amor a través de la oración. Contando con las luces del Espíritu Santo, Guía y Maestro divino, que derrama en aquellos que se lo piden y le hacen caso.

3. Crecer en devoción a la santísima Trinidad. Procurar lo que encienda el afecto por Dios, tratándole como Unidad y Trinidad de personas. Podemos “beber” de la tradición de la Iglesia.

  • Dedicando el domingo a la Trinidad. Al menos ese día procuremos alabar y dar gracias a la Trinidad, de manera especial al participar en la Misa dominical.
  • Rezando oraciones a la Trinidad[18]. En la oración podemos rezar despacio, saboreándolas, meditándolas. Y en el día, levantar el corazón a Dios repitiendo alguna frase que recordemos. Siempre tendremos a mano el Gloria.
  • Haciendo la señal de la cruz con conciencia de lo que hacemos. “Recordamos cuánto nos ha amado Dios, hasta dar la vida por nosotros; y nos repetimos que su amor nos envuelve completamente, de arriba abajo, de izquierda a derecha, como un abrazo que no nos abandona nunca. Al mismo tiempo, nos comprometemos a testimoniar a Dios-amor, creando comunión en su nombre” (Francisco, Angelus 4.06.2023).

4. Recordar que Dios es amor y nos ha creado a su imagen para el amor. Ese pensamiento nos hace mucho bien, ya que nos compromete a ser testigos del amor de Jesús, a distinguirnos por el amor a los demás. A ser fermento de comunión, de consolación y de misericordia en los acontecimientos cotidianos. Solo si vivimos el amor recíproco y hacia todos, compartiendo alegrías y sufrimientos, aprendiendo a pedir y conceder el perdón, somos reflejo de la Trinidad. En esta tarea, nos sostiene la fuerza del Espíritu Santo: ella cura la carne de la humanidad herida por la injusticia, por los abusos, por el odio y la avidez (ref. Francisco Angelus 22.05.2016).

5. Ir de la mano de nuestra madre, María. Quién como Ella ha conocido, adorado, amado el misterio de la Santísima Trinidad. Pidámosle que nos alcance del Cielo aumentar la fe en la Trinidad y a encarnarla con elecciones y actitudes de amor y de unidad. Y así testimoniar al mundo, sediento de amor, que el sentido de la vida es el amor infinito, el amor concreto del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (ref. Francisco Angelus 27.05.2018).

 


[1] Francis Joseph Sheed (1897-1981) fue un abogado, escritor católico, editor, orador y teólogo laico australiano. Él y su esposa fueron famosos en su día por la imprenta Sheed & Ward y como oradores públicos.

[2] Catecismo de la Iglesia Católica n. 234.

[3] Se ha trasladado litúrgicamente al domingo salvo en algunos lugares: Toledo, Sevilla, Granada, en Castilla-La Mancha…

[4] Francisco, Angelus (15.04.2014).

[5] En 1675, Jesús le dijo a santa Margarita María Alacoque que quería una fiesta en honor a su Sagrado Corazón, que se celebrara el viernes después de la octava del Corpus Christi. En 1856, la fiesta del Sagrado Corazón se convirtió en fiesta universal de la Iglesia.

[6] Francisco, Angelus (31.05.2015).

[7] Catecismo de la Iglesia Católica n. 238.

[8] San Agustín, De Trinitate VIII, 18.

[9] Francisco, Angelus (31.05.2015).

[10] Tertuliano, Adversus Praxeam 31.

[11] Aristóteles, De sophisticis elenchis 2, 2.

[12] San Agustín, Sermones, 52.

[13] San Anselmo de Canterbury, Proslogion, proemium: PL 153.

[14] Catecismo de la Iglesia católica n. 158.

[15] El Catecismo de la Iglesia Católica: nn. 198 a 267. Teología para todos (capítulos IV, V y VI) Frank J. Sheed (Ed. Palabra).

[16] El texto que viene a continuación es un extracto de la 2ª predicación a la Curia de R. Cantalamessa en la Cuaresma del 2012.

[17] San Josemaría Escrivá de Balaguer, Es Cristo que pasa n. 86.

[18] https://multimedia.opusdei.org/pr/doc/v2/oraciones-santisima-trinidad.pdf ; https://www.devocionario.com/trinidad/index.html

 

Yo reinaré siempre en España…

Roberto Celemín

Cuando era joven, aprendí un hermoso himno en honor al Corazón Divino de Jesús: "Yo reinaré, siempre en España, dice Jesús, yo reinaré..." Este himno marcó mi juventud y despertó en mí una profunda devoción al Corazón Divino. Su letra evoca el amor incondicional que Jesucristo profesa hacia nuestra amada nación. El Corazón Divino de Jesús, traspasado por la pasión y la entrega, es un símbolo vivo de su amor redentor y misericordioso hacia cada uno de nosotros y hacia España en particular.

En su divina promesa, Jesús proclama su reinado en nuestra tierra, manifestando su deseo de ser amado y venerado en cada rincón de nuestro país. Su Sagrado Corazón late con fuerza y ternura, invitándonos a acercarnos a Él, a confiar en su amor infinito y a encontrar en su misericordia la paz y la salvación.

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús tuvo su origen en Francia, donde Santa Margarita María de Alacoque recibió revelaciones místicas en el siglo XVII. En esos íntimos encuentros con el Divino Maestro, esta humilde religiosa contempló el corazón traspasado de amor de Jesús y recibió el encargo de difundir esta devoción por todo el mundo.

El Sagrado Corazón de Jesús representa el amor profundo e incondicional de Jesucristo hacia la humanidad, así como su sacrificio en la cruz por el perdón de los pecados y la salvación de las almas. Es un recordatorio tangible del amor infinito que Dios tiene por cada uno de nosotros.

Este mensaje de amor y misericordia del Sagrado Corazón se extendió con fervor y devoción por toda Francia, y posteriormente traspasó fronteras para llegar a España. La labor de difusión en suelo español fue favorecida por los jesuitas, quienes desempeñaron un papel fundamental en la propagación y arraigo de esta devoción.

Uno de sus grandes apóstoles fue el Beato Bernardo de Hoyos, un destacado discípulo de San Ignacio de Loyola, quien el 14 de mayo de 1773, en la Capilla de la Universidad de Valladolid, Jesucristo se le manifestó y le entregó una promesa que resonaría en los corazones de España. Con palabras impregnadas de amor y misericordia, el Sagrado Corazón de Jesús proclamó: "Reinaré en España y con mayor veneración que en otras partes". Inspirado por esta promesa celestial, el Beato Hoyos se convirtió en su ferviente apóstol, dedicando su vida a difundir el mensaje de amor y reparación que emana del divino Corazón.

Sin embargo, la difusión de esta devoción se vio afectada por la expulsión de los jesuitas de España en 1767, por orden del rey Carlos III. Fue durante el siglo XIX, con el retorno de la Compañía de Jesús a España, cuando la devoción al Sagrado Corazón encontró un nuevo impulso y su importancia se manifestó de manera aún más profunda. En el lugar donde se hizo la Gran Promesa, a principios del siglo XX, se erigió el Templo Expiatorio y Santuario Nacional de la Gran Promesa, convirtiéndose en un símbolo tangible de esa renovada devoción, donde los fieles acuden para venerar y experimentar el amor insondable que emana del Divino Corazón de Jesús.

Otro hito trascendental en la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en España tuvo lugar el 30 de mayo de 1919, cuando el rey Alfonso XIII oficialmente consagró España al Sagrado Corazón y ordenó la construcción del Monumento al Sagrado Corazón en el Cerro de los Ángeles, cerca de Madrid. Este acto de consagración y la edificación del monumento se llevaron a cabo como expresiones de profunda devoción y gratitud del monarca hacia el Sagrado Corazón de Jesús, además de ser un poderoso símbolo de la protección divina sobre la nación.

El Tibidabo, en Barcelona, es otro gran símbolo de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en España. En su cima se encuentra el Templo Expiatorio, un lugar sagrado que invita a la oración y la contemplación. Desde allí, se puede admirar la belleza de la ciudad y elevar las intenciones al amor misericordioso del Sagrado Corazón. Este lugar de peregrinación renueva la fe y recuerda la promesa de Jesús de reinar en los corazones. Es un recordatorio constante de su amor infinito y un punto de encuentro espiritual para los creyentes.

Que este himno al Sagrado Corazón de Jesús siga resonando en nuestros corazones, recordándonos su amor infinito y su llamado a vivir en comunión con Él. Que esta devoción nos guíe en nuestra vida diaria, inspirándonos a ser testigos de su amor y a buscar en su misericordia la paz y la salvación.

 

Año Santo vallisoletano del Corazón de Jesús

A petición del Arzobispo de Valladolid, don Luis Arguello, y la condescendencia del Papa Francisco, se ha abierto, en la Archidiócesis de Valladolid,  un “Año Jubilar del Corazón de Jesús” (  desde el viernes 16 de junio, fiesta del Sagrado Corazón, hasta el 7 de junio de 2024). El inicio tuvo lugar la tarde del viernes en la Catedral, abarrotada de fieles en la solemne Eucaristía; después, en la Basílica Santuario Nacional de la Gran Promesa con la apertura de la Puerta Santa.

Tras la Santa Misa en la catedral, una multitud de fieles se dirigió en procesión a la Basílica acompañando las sagradas imágenes de Cristo Rey, el Inmaculado Corazón de María y el Beato Bernardo de Hoyos. Impactante, la Homilía de la Santa Misa en la catedral,  impartida por Sr. Arzobispo. Invitó a todos ( sacerdotes, religiosos, políticos  y fieles laicos) a “vivir con plenitud” esta oportunidad que brinda el jubileo para recibir la misericordia de Dios  y la sanación de “heridas y conflictos”.  Pidió, a los sacerdotes, “ horas extraordinarias” para que el mayor número de fieles pueda obtener la gracia de la “indulgencia plenaria”, que borra incluso la pena temporal debida a los pecados.

En la Basílica, con un lleno extraordinario de fieles, se cantaron las Vísperas, presididas por el Sr. Arzobispo. 

En la catedral, don Luis Argüello,  y el Rector, don Julio A. de Pablos, en la Basílica, explicaron las condiciones necesarias para recibir la gracia de la indulgencia plenaria, que deja el alma como recién bautizada: confesión con verdadero arrepentimiento, comunión y rezo por las intenciones del Papa ( Padrenuestro, Avemaría, Gloria y Credo). Conviene, también, participar en algún acto de culto.

Un Año Santo es un tiempo de gracia. Este año, la gracia del Señor  brota a raudales de modo especial del Corazón de Jesús para los vallisoletanos y peregrinos que visiten la Catedral o la Basílica-Santuario de la Gran Promesa, en cuyo presbiterio tuvieron lugar las manifestaciones de Cristo al Beato Bernardo.

En el Díptico del Año Jubilar vallisoletano 2023, se contienen “las pistas” que da el Arzobispo de Valladolid  “para Vivir este Año Jubilar”, y  la Oración. 

El motivo del Jubileo, es el centenario, el 24 de junio,  de la entronización de la imagen del Sagrado Corazón en la torre de la Catedral; además, Valladolid es “uno de los referentes mundiales de la devoción al Corazón de Jesús”. Aquí, se manifestó el Sagrado Corazón, envuelto en llamas de Amor, al joven jesuita vallisoletano Bernardo de Hoyos, quien recibió, de los labios divinos,  esta Gran Promesa: “Reinaré en España  y con más veneración que en otras partes” ( 14 de mayo de 1733).  En esa época, España comprendía, también, Hispanoamérica y Filipinas.  

Atraídos por el Corazón de Jesús, se observa, con frecuencia, la llegada de peregrinos a la Basílica. Probablemente, este Año Santo, se disparen las peregrinaciones de dentro y de fuera ( de otras ciudades y pueblos). El mismo día del inicio del Jubileo, acudió una peregrinación de 34 personas desde Valencia.  

Valladolid es la ciudad del Sagrado Corazón, desde la que se irradia esta devoción tierna,  de incomparable gran riqueza espiritual.

Josefa Romo Garlito

 

“El cambio de sexo no es posible. La persona que se opere tendrá siempre la presión de lo que genéticamente es”

Por OBSERVATORIO DE BIOETICA UCV|12 junio, 2023|BIOÉTICA PRESSInformesLey Transexualidad HomeTransexualidad

Julio Tudela, Director del Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia, ha afirmado en una entrevista publicada en YouTube para el canal de La verdad os hará libres, que los fármacos empleados para el bloqueo puberal, que no están autorizados para este uso en casos de disforia de género, sino que lo están para tratar los casos de pubertad precoz, pueden producir graves alteraciones en el desarrollo del cerebro de los adolescentes, tanto a corto como a largo plazo.

«En el proceso madurativo de un adolescente se implica todo su cuerpo, su estructura ósea, su sistema metabólico-endocrino y su sistema nervioso, es decir, su cerebro. Es una fase que está mediada por hormonas. Por tanto, los fármacos que bloquean la pubertad contrarrestan los efectos de estas hormonas y alteran los procesos madurativos en el adolescente».

Efectos secundarios incalculables

Para Tudela, el uso de este tipo de bloqueadores puede conllevar consecuencias muy perjudiciales. «Estos fármacos no están autorizados para este uso, son fármacos que se usan en casos de pubertad precoz. Si se usan en los casos de disforia, se van a utilizar mucho más tiempo, y los efectos secundarios a largo plazo serán incalculables», advierte.

«Los tratamientos que se están utilizando provocan que muchos caracteres físicos vayan a ser modificados, no vamos a dejar que las hormonas de la pubertad hagan

su trabajo. Y es, entonces, cuando aparecen los problemas metabólicos. Si bloqueamos las hormonas que están detrás de estas regulaciones, vamos a tener problemas en el futuro. La propia esterilidad de por vida es uno de ellos, afirma el facultativo.

Sin embargo, Tudela cree que hay una consecuencia más importante. «Hoy sabemos que la conectividad cerebral, la manera en la que se conectan las neuronas de nuestro cerebro, lo que nos afianza en nuestra personalidad, condiciona nuestra percepción del mundo y nos conforma en nuestro ejercicio del libre albedrío… está comandada por hormonas», explica.

«Si cuando se está desarrollando aceleradamente esta reestructuración neuronal de nuestro cerebro, que es en la pubertad, interfiero en el proceso bloqueando la acción de estas hormonas, las consecuencias para el cerebro de estas personas son impredecibles», añade.

Además, el investigador recuerda que en la adolescencia siempre hay dudas en la autopercepción. «Los problemas de percepción son un proceso que requiere maduración, este proceso se termina de completar al final de la adolescencia. Si yo bloqueo el proceso de maduración adolescente, no estoy dando oportunidad a la biología del individuo. Estamos echando leña al fuego».

Empeora la salud mental de estos pacientes

Sobre si son efectivos los tratamientos para bloquear los efectos de la pubertad, Tudela afirma que «la cantidad de depresiones, ansiedades, tendencias al suicidio… son mayores en estos pacientes. Nunca se corrigen las causas que originaron la disforia, sino que permanecen ahí, porque nadie entra a analizarlas», comenta.

El profesor explica que hay datos que dicen que las terapias de resignación quirúrgica empeoran la salud mental de los pacientes. Un estudio de Suecia, de 2007, asegura que un 45% de los jóvenes transexuales entre 16 y 24 años tiene tendencias suicidas, y el 26% han intentado suicidarse.

«Estos estudios se han hecho en Suecia, que es muy tolerante y donde no se da el estigma social. Cuando reducimos el estigma social y las tasas de suicidio se mantienen, ¿a qué se debe?», plantea Tudela.

Precisamente en Suecia, la visión que se tenía de este tipo de tratamientos ha sido rectificada. «En 2019, los suecos cambiaron por completo su posición. El principal hospital en investigación de bloqueadores de la pubertad ha dicho que se acabó. En Finlandia dicen ahora que se priorice las intervenciones psicológicas, como tratamiento de primera línea… mientras que en España se denostan, incluso se prohiben», apunta el profesor.

Pero los casos se suceden. «En Noruega hay una comisión de salud que dice que no hay evidencia científica de seguridad y eficacia en estos tratamientos, y que hay que detenerlos. En Reino Unido, que es un país muy liberal, han dicho que los niños menores de 16 años no pueden dar su consentimiento… un poco diferente de lo que hemos aprobado aquí en España», recuerda el especialista, que cita también a Francia, Australia y Canadá.

Personas que necesitan ayuda

Para Tudela, es muy importante que el médico no olvide nunca cuál es su principal tarea «la persona que sufre esto, es una persona que necesita ayuda, que necesita ser escuchada, acogida, aceptada y acompañada. Los médicos deberían adoptar siempre posturas prudentes, mi intervención no puede causar nunca un daño. Y, estas intervenciones, están siendo maleficentes: hacen daño», asegura.

El profesor comenta que, según datos recogidos por un hospital de referencia en Cataluña, el 80% de los adolescentes que ingresan solicitando la transición de género, sale con el tratamiento hormonal prescrito tras la primera consulta. «Esto no es posible, nos estamos volviendo locos, esto nunca se ha permitido en la medicina, ¿por qué ahora sí? Estamos prescribiendo tratamientos agresivos de consecuencias irreversibles de forma imprudente», clama.

«Hay que pedir siempre consejo médico pluridisciplinar, dejarse asesorar por especialistas, investigar las causas previas. Es muy frecuente que entre los jóvenes que   manifiestan la disforia se hayan sufrido abusos en la infancia, o trastornos de déficit de atención o de autismo. Si no se trata todo esto, estamos introduciendo nuevos estresores a personas que ya sufren mucho estrés», añade Tudela.

Otro de los elementos a tener en cuenta por padres y médicos, es el del factor ambiental. «Hoy tenemos una gran presión mimética hacia este tipo de conductas. ¿Por qué tenemos un incremento de un 5.000% de casos en los últimos años? La presión de grupo que procede de redes sociales, gobiernos, entidades educativas, la OMS… quiere normalizar y medicalizar estos procesos de transición», comenta.

«Nos llegan muchos casos de psicólogos en colegios que aconsejan a los adolescentes iniciar el proceso de transición. Esto no se puede hacer, es un error, es la manipulación de un niño, que no puede defenderse. Si a un adolescente le prometes que, si se hace no sé qué, va a dejar de sufrir, el adolescente va a decir que sí», afirma el experto.

Y, aquí es cuando llega la trampa. «Cuando el adolescente dice que sí y empieza el conflicto con las familias, y el bloqueo… se siente muy satisfecho. Es en ese momento cuando se hacen los estudios. Pero, si a estas personas las seguimos en el tiempo, veremos que comenzarán a manifestarse las consecuencias negativas y que su índice de satisfacción decrece», relata.

El cambio de sexo no es posible

El profesor concluye asegurando que la biología es muy clara. «El cambio de sexo no es posible, se puede cambiar el aspecto, la apariencia, el comportamiento… pero hay más 6.500 genes de nuestro genoma ya identificados que se expresan de manera diferente según el sexo. La persona que se opere tendrá siempre esa presión de lo que genéticamente es», apunta, y que tendrá que contrarrestar el resto de su vida.

Tudela invita a no olvidar los intereses que hay detrás de toda esta deriva, desde los ideológicos y económicos, hasta los demográficos. «Hay intereses de manipulación demográfica, todos estos procesos conducen a la esterilidad. Hay presiones de control de la población que están detrás, y esto la OMS (Organización Mundial de la Salud) lo ha dicho sin sonrojo», expresa.

 

 

Más evidencias sobre los riesgos de la contracepción hormonal oral

Por OBSERVATORIO DE BIOETICA UCV|18 junio, 2023|AnticonceptivosBIOÉTICA PRESSInformes

Un reciente estudio ofrece preocupantes evidencias sobre la relación entre la utilización de determinados tratamientos contraceptivos y la prevalencia de casos de depresión en las mujeres usuarias. Los autores del trabajo afirman que “nuestros hallazgos respaldan que el uso de anticonceptivos orales está causalmente asociado con un mayor riesgo de depresión tanto en adolescentes como en adultos, especialmente poco después de la iniciación del tratamiento. Es importante enfatizar que la mayoría de las mujeres toleran bien los anticonceptivos orales sin experimentar efectos adversos”.

La investigación se desarrolló con una muestra de 264.557 mujeres, de las que el 80,6% fueron usuarias alguna vez de contraceptivos hormonales orales combinados. El tiempo medio de uso  fue de 10 años, y la mediana la edad de inicio y descontinuación del uso fue de 21 y 32 años, respectivamente.

Las mujeres que habían consumido contracepción hormonal oral eran más jóvenes, tenían un nivel socioeconómico más alto, menos frecuencia de antecedentes familiares de depresión y un comienzo en sus relaciones sexuales más temprano, en comparación con las mujeres que nunca habían consumido los contraceptivos.

De la población analizada, un total de 24.750 mujeres recibió un diagnóstico de depresión.

Por otra parte, deben destacarse algunos hallazgos del estudio:

-Durante los primeros 2 años de uso de anticonceptivos orales, las tasas de depresión fueron significativamente mayores (HR = 1,79, IC 95%: 1,63-1,96), en comparación con las mujeres que nunca los habían utilizado.

-En los análisis estratificados por edad, las adolescentes tenían una mayor tasa de depresión (HR = 1,95, 95% IC: 1.64–2.32) 2 años después del inicio.

-Las mujeres adultas también experimentaron un incremento en la tasa de depresión (HR = 1.74, 1.54–1.95).

-Este incremento en el riesgo de sufrir depresión no se produjo solo al comienzo del tratamiento, sino que se prolongó a lo largo de su vida (HR = 1,05, IC 95 %: 1,01–1,09) entre las que alguna vez tomaron contraceptivos en comparación con las que no.

-De las 82.232 mujeres que completaron el seguimiento, más de la mitad, 44,605, informaron haber experimentado al menos uno de los síntomas depresivos centrales.

-Aquellas que comenzaron a usar contracepción hormonal oral a los 20 años o antes mostraron  una tasa un 130 % más alta de síntomas depresivos (HR = 2,30, IC del 95%: 2,11–2,51), en comparación con las no usuarias, mientras que en el grupo de las mujeres adultas esta tasa fue del 92% (HR = 1,92,1.81–2.04).

-El acceso esporádico a estos tratamientos también se asoció con una mayor tasa de síntomas depresivos (HR = 1,27, 95% IC: 1.23–1.30) en comparación con el grupo que nunca los había tomado.

-Por otra parte, en cuanto a la duración de los tratamientos, el uso continuado de los mencionados contraceptivos no fue asociado con una mayor tasa de depresión (HR = 0,94, 95% IC: 0,89–0,99:), aunque tanto las usuarias recientes (2 años desde el cese) como aquellas que cesaron el tratamiento más de dos años atrás tenían un mayor riesgo de depresión (HR = 1.17, IC del 95 %: 1,08–1,27 y 1,07, 1,03–1,11), en comparación con las mujeres no usuarias.

Discusión

El estudio, que incluyó a 264.557 mujeres, muestra con claridad que el uso de anticonceptivos orales está asociado a un mayor riesgo de depresión poco después del inicio.

El aumento del riesgo disminuyó con el uso continuado de anticonceptivos orales, aunqueProfesionales sanitarios belgas se revelan contra la eutanasia por motivos psicológicos pidiendo un debate nacional sobre eutanasia y enfermedad mental. el riesgo a lo largo de la vida de las usuarias aumentó significativamente.

Previamente, un estudio danés, ya estableció que existía un incremento en el riesgo de sufrir depresión tras el inicio de los tratamientos contraceptivos orales, que alcanzaba su punto máximo medio año después del inicio y disminuía con el uso continuo.

La relación entre estos tratamientos hormonales y los cuadros depresivos se basa en los cambios hormonales asociados a los tratamientos, que, como hoy sabemos, son fundamentales en la configuración de determinada conectividad cerebral, relacionada, entre otros aspectos, con el estado de ánimo.

En mujeres particularmente sensibles a los cambios en los niveles de hormonas y sus metabolitos, como la alopregnanolona, estas fluctuaciones podrían alterar la regulación GABAérgica del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenales.

Otro estudio previo, que analizó la tendencia suicida, ya mostró un incremento relacionado con la etapa inicial del tratamiento con contraceptivos hormonales orales.

A diferencia de la mayoría de los estudios previos, este nuevo ensayo encontró tasas más altas de depresión en los primeros años después descontinuar los tratamiento, probablemente debido a que los cuadros depresivos asociados no son correctamente diagnosticados hasta después del cese del tratamiento.

La contracepción hormonal iniciada en la etapa adolescente se relaciona con un mayor riesgo de depresión aún tras descontinuar el tratamiento, cosa que no se observó en la población adulta.

Se ha planteado la hipótesis de que el aumento del riesgo de depresión durante la vida de las mujeres que iniciaron el tratamiento en su etapa adolescente, puede deberse a la ya mencionada influencia hormonal sobre la configuración de las estructuras cerebrales, que resulta especialmente trascendente en la etapa adolescente donde la progresión de la maduración cortical -hormono dependiente- es especialmente significativa. (Anderl et al 2022., Ander et al.,2020Cahill, 2018; de Witet al., 2020).

En cuanto a las posibles limitaciones de este estudio debe señalarse que los datos autoinformados de las pacientes pueden presentar sesgos interpretativos. También, la selección de la muestra, una población más saludable en comparación con la población general del Reino Unido, dificulta la generalización de los hallazgos del estudio. Se da también una sobrerrepresentación de las europeas blancas con respecto a otros grupos étnicos. Finalmente, los resultados de este ensayo se basan principalmente en los contraceptivos hormonales orales de segunda generación, que contienen una combinación de estrógeno y progesterona, que todavía utilizan muchas mujeres hoy.

Valoración bioética

En informes previos hemos analizado los efectos secundarios asociados a la contracepción hormonal oral, que son tanto psicológicos como orgánicos, desatancándose, además de la depresión y la tendencia suicida también constatada en el estudio que nos ocupa, otros problemas metabólicos y coagulopatías, como el incremento del riesgo trombótico, bien establecido en el caso de los anovulatorios combinados utilizados en este estudio.

El respeto a la buena praxis médica y a la autonomía de las mujeres que acceden a estos tratamientos exige que se les suministre una información completa y actualizada de los riesgos que contraen con su utilización, en previsión de complicaciones que pueden resultar graves.

Dada la significativa prevalencia de efectos secundarios indeseables asociados al uso de contraceptivos hormonales orales, debe reevaluarse la conveniencia de extremar la vigilancia en su uso, con estricto seguimiento de la prescripción y dispensación, así como la exhaustiva valoración de la predisposición individual de las candidatas padecer determinadas complicaciones.

El inicio temprano de la contracepción hormonal oral, en la etapa adolescente, está asociada con un mayor riesgo de complicaciones futuras, por lo que se muestra imprescindible promover campañas de educación sexual que traten de contrarrestar la actual presión social y desde muchas instituciones para promover las relaciones sexuales precoces y promiscuas.

La generalización de algunas tendencias que promueven la liberalización en el suministro de fármacos contraceptivos hormonales, eliminando la necesidad de prescripción y posterior control farmacoterapéutico, se muestra, a la luz de estos resultados, como una propuesta inadmisible, que pone en riesgo la salud de las usuarias y atenta contra su legítimo derecho tanto de atención sanitaria como de acceso a la información veraz, completa y actualizada relacionada con los tratamientos que se les ofrecen. Constituye un atentado contra su libertad, su salud y su integridad personal.

 

Julio Tudela

Observatorio de Bioética

 

 

Padre, madre, prole

Ana Teresa López de Llergo

Se hacen padre y madre en la relación. Del modo natural, como se tratan los miembros de la familia, se forja el papel del padre y de la madre. Él y ella son únicos, y la relación entre ellos también es única. Incluso no se repite de uno a otro hijo, porque la experiencia varía y las circunstancias también cambian. Pero padre y madre son educadores natos para sus hijos.

Siempre los hijos perciben el trato entre sus padres, si es bueno se desarrollarán sin conflicto pues si los progenitores se aman los hijos los amarán sin objeciones y aprenderán a amar a los demás. Si perciben alguna discrepancia tendrán que preferir y eso, les ocasionará mal estar pues intuirán que al tomar partido excluirán al otro y eso les dejará una huella dolorosa. Crecerán con la vivencia de haber sido injustos.

Cuando los cónyuges se convierten en padre y madre, no dejan de ser esposo y esposa. Este enriquecimiento de roles bien asumido les hace mejores. El problema aparece cuando entre ellos hay desequilibrio en el papel que a cada uno corresponde, abandonando al cónyuge en el cuidado del hijo o exigiendo al otro sin considerar la responsabilidad compartida. Así puede iniciar un deterioro.

El padre no puede desentenderse de ser esposo, ni la madre de ser esposa. Cuando se polarizan pueden iniciar el descamino del descuido y del disgusto. Luego seguirán las quejas y los reproches hasta llegar a verbalizar las críticas mutuas frente a los hijos y eso fragmenta poco a poco la imagen paterna y también la materna. Los progenitores sin quererlo, hieren a los pequeños.

Aquí urge el diálogo para establecer el modo de ejercer la paternidad y la maternidad de acuerdo con sus compromisos laborales y a otro tipo de responsabilidades. Si no lo hacen a tiempo, se acostumbrarán a criticar la falta de compromiso del otro y cavarán una zanja que a la larga fracturará la conyugalidad e incitará a los hijos a tomar partido.

Ante esta posibilidad él debe comprender que puede deteriorar la imagen de la maternidad, y ella la de la paternidad. La trascendencia es grave porque desde ese momento están impulsando el tipo de progenitores que serán sus hijos. De ese tamaño son las consecuencias.

Por muy diversos motivos puede darse la ausencia del padre o de la madre. En cada caso ha de buscarse el modo de tener la suplencia y sanar la herida. Pueden ser los abuelos u otros parientes. La huella es distinta si se trata de un motivo natural, como la defunción o si es por una causa más grave como el abandono, el divorcio, el encarcelamiento, etc.

Cuando se da un fenómeno masivo, como una epidemia o la guerra, las familias sufrirán pérdidas de progenitores, entonces las consecuencias ya no solamente quedarán a nivel personal sino llegarán al social. Entonces la elección de las medidas compensadoras han de ser proporcionales.

La relación entre el padre y la madre manifiestan de modo espontáneo las reacciones físicas, psíquicas y sociales del varón y de la mujer. De esa manera el niño y la niña captan cómo son. Se identifican con su sexo y se distinguen del otro. Se fortalecen en la identidad y aprenden a relacionarse con los demás en la diferencia.

También hay manifestaciones prácticas. Es más fácil el diálogo con la madre. Con el padre es más fácil usar el lenguaje con más propiedad. La imitación del niño es con el padre y la de la niña con la madre. El niño hace y quiere hacer sus actividades junto al padre, la niña con y junto a la madre.

Desde hace muchos años, los psiquiatras y los psicoanalistas comprueban los efectos de la ausencia de los padres en la dimensión psíquica y social de los hijos. Estas carencias son variadas, pueden ir desde la confusión de la identidad sexual hasta la dificultad para vivir en la realidad social. Pueden caer en conductas delictivas como las toxicomanía, agresividad o bulimia/anorexia.

Los niños al ver al padre captarán la paternidad y en su momento sabrán comportarse como padres. Las niñas al ver a la madre captarán la maternidad y en su momento sabrán ser madres. Además, el niño sabrá lo que es una madre y la niña lo que es un padre.

Cuando hay congruencia en las indicaciones del padre y de la madre, los pequeños captan con más amplitud el sentido de la autoridad y la diversa forma de ejercerla. Cuando sean adultos respetarán las normas sin cuestionar si vienen de una mujer o de un varón. Por este motivo, cuando un progenitor desautoriza las indicaciones del otro, están cultivando personas rebeldes, desobedientes. Muchas veces llegan a ser desadaptadas.

Actualmente, hay quienes proponen hacer democrática la vida familiar. Pretenden que en la toma de decisiones de todo tipo intervengan los adultos y los hijos de cualquier edad. Este planteamiento no beneficia la adaptación social en la que hay distribución de funciones de acuerdo con la jerarquía institucional y al tipo de actividades según el departamento en el que trabajan. 

Los funcionarios y trabajadores que provienen de familias democráticas no serán bienvenidos en la vida social si desean entrometerse en todas las decisiones. De hecho, son personas desadaptadas a quienes les cuesta distinguir su lugar y sus competencias.

En la vida familiar es conveniente escuchar las opiniones de todos, pero las decisiones les competen a los padres, aunque esto no impide que los hijos mayores se vayan involucrando poco a poco en las decisiones de los adultos.

 

Estado de Derecho y aborto

Cuando en los años setenta se debatió en el Parlamento alemán la legalización del aborto, el diputado socialista Adolf Arndt señaló que esa medida equivalía a la capitulación del Estado de derecho, que había consistido precisamente en el sometimiento voluntario del más fuerte al imperio de la ley. En efecto, durante siglos de evolución social y política hemos ido generando procedimientos para regular tanto el acceso como el ejercicio del poder, de modo que el gobernante se someta a reglas y se asegure la protección de los débiles. Esta evolución culmina en el Estado de derecho: elección democrática, separación de poderes, imperio de la ley, respeto a las minorías. Ya no estamos expuestos al capricho del soberano, pues también él debe cumplir con el ordenamiento legal.

Sigo con la argumentación de Arndt: Supuesto que se admita -lo que es mucho admitir- que entre la madre y el feto se da un insuperable conflicto de intereses, no deja de ser terrible que la solución sancionada por la ley sea la muerte de la parte más débil, el feto, a manos justamente de aquellos a cuyo cuidado está encomendado: la madre que decide abortar cuenta con la ayuda de médicos y autoridades. Nadie media para alcanzar una solución pacífica a ese supuesto conflicto, como se hace en otros ámbitos de la vida social. Todo lo más, la ley prescribe a las madres un breve periodo de reflexión antes de que puedan culminar su propósito homicida o les impone una conversación supuestamente orientadora con algún experto.

El seno materno, lugar acogedor y seguro por excelencia, se convierte así en una trampa mortal. Es el punto negro de la autopista de la vida, el sitio donde más gente muere. Mientras las carreteras de los países civilizados son cada vez más seguras, el vientre de la madre se vuelve un lugar peligroso. Los débiles quedan de nuevo a merced de los fuertes en este retorno imprevisto a la ley de la selva. ¿Cómo se compagina la elevada retórica de la inviolable dignidad de la persona humana con este brutal retroceso?

Jesús Martínez Madrid

 

 

Una santa para la Iglesia de hoy

En el primer fin de semana de mayo del presente año fue beatificada en Granada la joven María de la Concepción Barrecheguren y García. Vinculada a la familia redentorista, Conchita, como era popularmente conocida, vivió a principios del siglo XX y murió en 1927, a la edad de 22 años. Su padre, tras quedarse viudo, fue religioso redentorista y ha sido también declarado Venerable por la Iglesia. Como resaltaba el Papa Francisco, la joven granadina es un ejemplo, particularmente por cómo, postrada en cama por una grave enfermedad, sobrellevó sus sufrimientos con gran fortaleza espiritual, suscitando admiración y consuelo en todos. Una santa joven que, como nos ha recordado también el arzobispo de Granada,  es un modelo para la Iglesia de hoy, que peregrina en un tiempo en el que no se cuenta con el sufrimiento, como si no fuera una dimensión inevitable de nuestra existencia y la propuesta de sentido fuera totalmente ajena a la razón humana. El Cristo crucificado, al que la nueva beata tanto se abrazó en su corta y fecunda vida, tan probada por el dolor, sigue teniendo mucho que decir a un mundo roto; un mundo que deja entrever sus costuras cuando no es capaz de acoger con pleno sentido a tantas personas vulnerables, enfermas, que son descartadas porque supuestamente han dejado de ser útiles y dignas de seguir viviendo.

Juan García. 

 

Nuestra Constitución

Nuestra Constitución, como tantas otras, declara solemnemente que “todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral”.  Para socavar ese derecho, gobiernos, parlamentos y tribunales se ven obligados a realizar complicados malabarismos conceptuales a fin de cohonestar posiciones contradictorias. El Tribunal Constitucional emprendió este camino con la sentencia 53/1985 cuando, contra la lógica y el sentido común más elemental, pretendió salvar en el mismo paquete la legalidad del aborto en la ley de 1985 y la protección jurídica al nasciturus.

La mera despenalización no satisface a los partidarios del aborto. De una parte, poderosos intereses políticos y económicos necesitan un aborto libre: el negocio del aborto y de la reproducción asistida exige seguridad jurídica para desarrollar su actividad sin trabas. De otra, nos topamos con un rasgo característico de la cultura moderna: la vocación de racionalidad y sistematicidad. El moderno reacciona de modo inmediato ante cualquier falta de coherencia. De ahí, por ejemplo, su rechazo a la hipocresía. Ante el imparable avance de la cultura de la muerte, de la que el aborto es una de sus manifestaciones más destacadas, hay que justificar como sea el presente estado de cosas. Se violenta lo que haga falta para poner de acuerdo la nueva realidad con las leyes. Es inevitable recordar cómo definió Nietzsche la felicidad del moderno: “Yo quiero”. La voluntad, incluso el capricho, se impone a cualquier otra consideración. “Todo está permitido”, dirá después Hannah Arendt. Pero como vamos de civilizados, habrá que retorcer la ley para que se adecúe a la praxis y podamos sentirnos en paz.

El proceso es bien conocido: rechazo horrorizado; rechazo sin horror, hay curiosidad y afán por experimentar; despenalización para algunos supuestos excepcionales; acostumbramiento y legalización de un derecho; aceptación social; ¿imposición obligatoria?

Pedro García

 

En libertad

¿Dónde encontrar luz cuando reina la confusión, dónde encontrar encuentros cuando la discordia oscurece nuestra convivencia? ¡En la palabra, queridos amigos! ¡En la palabra escrita y verbal! Corren tiempos agitados, violentos y desordenados. No es fácil imaginar un orden futuro que pueda salir de un desorden interior, intelectual, político y también verbal. ¿O es que acaso de este desorden está a punto de nacer un nuevo orden que todavía no vislumbramos, pero que para llegar a él habrá que sufrir dolores de parto? ¿Qué orden necesita nuestro país?

Estamos sumergidos en la complacencia de lo obvio, en estos tiempos tan encolerizados y exasperados por las próximas elecciones. Y esta inmersión odiosa se corona en algunos discursos políticos que, con la seriedad que les caracteriza, al menos ante las cámaras, nos sorprenden diciendo: ¡hay que mirar al futuro! Y esta obviedad nos la tragamos como si estuvieran inventando el hilo negro. Y ese futuro del cual no hablan, ¿de quién depende? ¿De los que estamos al otro lado de la pantalla o de estos excelentísimos señores? Pienso que nuestro desorden intelectual y político tiene mucho que ver con el deterioro del lenguaje entre nosotros, del descuido de la palabra que hace que hoy destaque el comadreo sobre el genuino y prudente buen decir.

Los países, los procesos democráticos, la democracia en sí, los proyectos empresariales, se tejen a través del tiempo; no borrando o deshaciendo lo ya tejido, sino recomenzando desde el punto al que nuestros antecesores llegaron. Eso se llama cortesía y gratitud con el pasado, tan olvidados hoy.

Libertad, bendita, ansiada, atesorada, invocada palabra. ¡A quién no le gusta esta palabra! Encandila, enamora, estamos dispuestos a defenderla con uñas y dientes, tanto la propia como la de los demás. Pienso que la verdadera libertad la alcanzamos cuando somos capaces de responder, en lugar de reaccionar. Nuestras emociones sólo han de orientarnos. Cuando trabajamos para actuar con base no en nuestras emociones sino a nuestras elecciones, es cuando actuamos en Libertad. 

Domingo Martínez Madrid

 

 

Alejandro Villena:”El móvil es la principal vía de entrada de la pornografía”

La adicción a la pornografía es ya un problema social que muestra su cara más evidente en el aumento de las agresiones de este tipo entre jóvenes y niños que, como señala este psicólogo, “llevan un pequeño cine pornográfico en su bolsillo”.

Maria José Atienza·15 de junio de 2023·Tiempo de lectura: 5 minutos

alejandro villena

“Tenemos mucha educación sexual y poca educación afectiva”, así lo afirma Alejandro Villena. Este psicólogo, sexólogo y director clínico y de investigación en la Asociación Dale Una Vuelta acaba de publicar ¿POR qué NO?, un libro en el que recoge su experiencia e investigación sobre las terribles consecuencias del consumo de pornografía en las relaciones personales y sexuales. 

Villena aborda este complejo asunto con una fuerte base científica y práctica, asentada en estudios y en los casos que el propio Villena trata en consulta y en las charlas o talleres que ofrece, sobre todo, en entornos escolares. 

La adicción a la pornografía es ya un problema social que muestra su cara más evidente en delitos como las violaciones grupales o el aumento de las agresiones de este tipo entre jóvenes y niños. Todo ello impulsado además por el hecho de que, a diferencia del pasado, la pornografía es la que busca al consumidor y no al revés, especialmente a través de los dispositivos móviles: teléfonos o tablets.

Como destaca Villena en esta entrevista “todos los adolescentes llevan un pequeño cine pornográfico en su bolsillo”.

Cuando habla de una sociedad pornificada, ¿qué quiere decir con este término?

– Me refiero a una sociedad que ha convertido el sexo en un producto. La sexualidad ha pasado a consumirse, en lugar de experimentarse de modo compartido y viene inundada por toda esta cultura de la pornografía que retroalimenta a la sociedad y viceversa.

Estamos ante una sexualidad distante de lo afectivo, distante del respeto de la comunicación y de todo lo que tiene que ver con los componentes humanos. Una sexualidad despersonalizada, improntada de material pornográfico. 

Usted hace una relación directa entre pornografía y violencia, ¿de dónde nace esa relación?

–Lo que nos indican los estudios es que, a mayor uso de la pornografía, mayor tendencia a incorporar unas creencias cosificantes, unos estereotipos de género donde la mujer siempre pierde, donde no hay una visión clara de la comunicación, el respeto y el consentimiento de la mujer; donde se convierte a la mujer en un objeto hacia el hombre y esto es un modelaje, una imitación del imaginario que se va construyendo a nivel y que se basas desgraciadamente en la pornografía. 

Todo esto se replica en conductas con las violaciones grupales, las agresiones de menores, en las que lo graban. Hay nuevas herramientas digitales y nuevos modelos que están impregnando la manera en la que los adolescentes viven esta sexualidad.

Los estudios confirman que, a mayor consumo de pornografía, mayor violencia física y verbal… Además, el consumo de pornografía afecta a las neuronas espejo, que están muy relacionadas con la empatía y que está llevando a lo que Lluis Ballester denomina “desconexión empática”..

En un mismo medio encontramos entrevistas a personas que alaban y animan al uso de la pornografía para “obtener placer” y, al mismo tiempo, noticias de violaciones grupales. ¿Cómo lidiar con ese tipo de mensajes contradictorios?

–Este debate es muy llamativo. La sexualidad es un terreno del que se han apoderado diferentes ideologías ante las que cuestionar algún tema de la sexualidad parece que estás atacando la libertad de las personas. 

Creo que es un problema, porque hemos entrado en una permisividad en la que todo vale, pero luego no nos plantamos si hay cosas que son o no saludables, o buenas desde un punto de vista clínico, para la salud afectivo -sexual. 

Querer placer no significa que todo medio sea bueno, o que lo haga mucha gente… creo que es un debate que hay que poner encima de la mesa e ir más allá del discurso hedonista el placer a toda costa, considerar el impacto que tiene a nivel más profundo y llegar a una reflexión seria sobre el tema. 

La pregunta que muchos padres se hacen es ¿cómo se si mi hijo /a consume pornografía? Sobre todo, ¿se puede prevenir o evitar?

–Realmente, lo más probable es que nuestros hijos /as a partir de los 10 años vean pornografía o se la encuentre, o acceda de manera accidental o puntual a contenido pornográfico. Luego habrá un porcentaje que siga consumiendo de manera habitual y se vuelva adicto.

Suena un poco alarmante, pero es así.

Cualquier adolescente va a ver pornografía porque así lo vemos en los talleres, en los datos, en las consultas…. Por tanto, aunque de un poco de pena, hay que dar por sentado que eso va a ocurrir, pero no para demonizar ni pensar que nuestros hijos no van a ser buenos, van a ser unos pervertidos sino para adelantarnos a darle un mensaje bueno y positivo de la sexualidad.

Es cierto que tenemos señales que nos dan pistas: el tiempo que pasa delante del ordenador o su dependencia de las pantallas, si se va con el móvil a sitios privados, si de repente tiene un vocabulario sexual que no sabemos de dónde viene, si hace referencia a temas sexuales de un modo cosificante…, etc.Todo esto puede ser indicativo. 

Además, hay otros como la alteración en el sueño, el rendimiento cognitivo, el cambio en el estado de ánimo… Creo que la clave es anticiparse, para ofrecer un modelo bueno, hablar de la sexualidad sana, diferenciarla de la pornografía y que desarrollen un pensamiento crítico para que puedan ejercer su libertad y su responsabilidad en su vida afectivo sexual en un futuro. 

Hoy día, el uso del móvil o tablets se ha generalizado entre los niños, ¿tenemos el enemigo en casa?

–Pues si. Todos los adolescentes llevan un pequeño cine pornográfico en su bolsillo y eso debe cambiar. Tenemos que retrasar la edad de inicio de uso de móvil lo máximo posible. Cuando se lo demos, que el primer dispositivo no tenga acceso a internet y, más adelante, controlar y saber qué utiliza y por qué.

Hemos normalizado dar un móvil a los 9, 10 u 11 años e incluso antes para calmar o tranquilizar un berrinche y eso conlleva un aprendizaje erróneo. Ese uso, además, impide que se desarrollen las funciones cognitivas de manera natural porque damos al cerebro un súper estímulo. 

El móvil – o la tablet- es la principal vía de entrada de la pornografía y los adultos hemos de controlar y conocer sin sobreproteger o censurar. 

Hemos de adaptarnos a los tiempos que corren, dando a los más jóvenes herramientas para enfrentarse a ese mundo de internet, que es una carrera de obstáculos que tendrá que ir sorteando.

¿POR que NO?

Autor: Alejandro Villena Moya

Editorial: Alienta Editorial

Páginas: 224

Ciudad: Madrid

Año: 2023

Llevamos décadas de “educación sexual” pero, ¿falta educación humana y sobra educación mecánica en este ámbito?

–Efectivamente. Creo que el problema es que tenemos mucha educación sexual y poca educación afectiva. La educación afectivo sexual se ha centrado en esto último, en lo sexual, lo mecánico o en lo biológico, pero se ha olvidado de construir a las personas de forma sólida. 

Hemos de trabajar las emociones, el mundo de los afectos, todo lo que tiene que ver con compartir, empatía, comunicación, autoestima. Tenemos el reto de hacer personas con fortaleza, que tengan en su vida un proyecto que merezca la pena, que tengan y cultiven intereses, que sean creativas… etc. 

Al fin y al cabo, hay que hacer que los niños y jóvenes  forjen una identidad sólida para enfrentarse al mundo cambiante y que tiene sus retos en cada época. Por tanto, es necesaria más educación que fortalezca a la persona y menos educación que reduzca a la persona a un tema biológico.