Ideas Claras
DE INTERES PARA HOY sábado, 13 de agosto de 2022
Indice:
El Papa: “Amar significa estar atentos a los demás”
Francisco: Misionar es salir de sí mismo para dar lo mejor
El Papa recuerda la guerra cruel en Ucrania, migrantes y tragedia en Cuba
LA BENDICIÓN DE LOS NIÑOS : Francisco Feernandez Carbajal
Evangelio del sábado: los predilectos de Dios
“Si somos humildes, Dios no nos abandonará nunca” : San Josemaria
Mensaje del Prelado (12 agosto 2022)
«La ancianidad es el tiempo propicio para dar testimonio»
La ternura de Dios (III): El corazón abierto de Dios: misericordia y apostolado : Carlos Ayxelá
La Belleza de la Liturgia (6). Sacrificio por amor : José Martínez Colín.
La Asunción de la Virgen María
¿Qué celebramos el día de la Asunción de la Virgen María?
¿Participación o sumisión? La presencia del laico en la Iglesia : Alejo Fernández Pérez
Amar al enemigo, actitud nueva : Gabriel Gonzáles Nares
Ancianidad. : José Luis Velayos
De falsedades, mentiras y otras técnicas que faltan a la verdad para influir en la opinión pública I : Rosario Serra Cristóbal
Los precios mundiales de los cereales : Jesús Domingo Martínez
La Trata de menores : JD Mez Madrid
Su Proyecto de Escuela : José Morales Martín
Para prevenir los incendios : Juan García.
El ruido de la naturaleza no te impide la reflexión : Pedro García
Políticos: “Como las termitas o la carcoma” : Antonio García Fuentes
El Papa: “Amar significa estar atentos a los demás”
Palabras del Santo Padre antes del Ángelus
Alas 12 del mediodía de hoy, domingo. 7 de agosto de 2022, el Santo Padre Francisco se asomó a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para rezar el Ángelus con los peregrinos y fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
Estas son las palabras del Papa al introducir la oración mariana:
***
Palabras del Papa
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En el Evangelio de la Liturgia de hoy, Jesús habla a los discípulos para tranquilizarles de todo temor e invitarlos a estar alerta. Son dos las exhortaciones fundamentales que les dirige: la primera es “no temas, pequeño rebaño” (Lc 12,32); la segunda “estén preparados” (v. 35). “No temas” y “estén preparados”. Se trata de dos palabras-clave para derrotar los miedos que a veces nos paralizan y para superar la tentación de una vida pasiva, adormecida. “No temas” y “estén preparados”: detengámonos en estas dos invitaciones.
No temas. En primer lugar, Jesús anima a los discípulos. Acaba de terminar de hablarles del cuidado amoroso y providente del Padre, que se preocupa de los lirios del campo y de los pájaros del cielo y, por tanto, mucho más de sus hijos. Por eso no hay que afanarse y agitarse: nuestra historia está firmemente en las manos de Dios. Nos alienta esta invitación de Jesús a no temer. A veces, en efecto, nos sentimos presos de un sentimiento de desconfianza y de angustia: es el miedo a no lograrlo, a no ser reconocidos y amados, el miedo a no conseguir realizar nuestros proyectos, a no ser nunca felices, etc. Y entonces nos afanamos buscando soluciones, para encontrar algún espacio en el que emerger, para acumular bienes y riquezas, para obtener seguridades; ¿y cómo terminamos? Terminamos viviendo en la ansiedad y en la preocupación constante. Jesús, sin embargo, nos tranquiliza: ¡no temáis! Fiaos del Padre, que desea daros todo lo que realmente necesitáis. Ya os ha donado a su Hijo, su Reino, y siempre os acompaña con su providencia, cuidando de cada uno de vosotros cada día. No temas: ¡esta es la certeza a la que atar el corazón! No temas: un corazón atado a esta certeza. No temas.
¡Pero saber que el Señor nos cuida con amor no nos autoriza a dormir, a dejarnos llevar por la pereza! Al contrario, debemos estar despiertos, vigilantes. En efecto, amar significa estar atentos a los demás, darse cuenta de sus necesidades, estar disponibles para escuchar y acoger, estar preparados.
La segunda palabra: “Estén preparados”. Es la segunda invitación de hoy. Es sabiduría cristiana. Jesús repite en más de una ocasión esta invitación, y hoy lo hace a través de tres breves parábolas, centradas en un patrón de casa que, en la primera, vuelve sin previo aviso de la boda, en la segunda no quiere dejarse sorprender por los ladrones, y en la tercera vuelve de un largo viaje. En todas, el mensaje es este: es necesario estar despiertos, no dormirse, es decir no estar distraídos, no ceder a la pereza interior, porque, también en las situaciones en las que no lo esperamos, el Señor viene. Tener esta atención al Señor, no estar dormidos. Es necesario estar despiertos.
Y al final de nuestra vida nos pedirá cuentas de los bienes que nos ha encomendado; por esto, vigilar significa también ser responsables, es decir custodiar y administrar esos bienes con fidelidad. Hemos recibido tanto: la vida, la fe, la familia, las relaciones, el trabajo, pero también los lugares en los que vivimos, nuestra ciudad, la creación. Hemos recibido muchas cosas. Tratemos de preguntarnos: ¿cuidamos de este patrimonio que el Señor nos ha dejado? ¿Custodiamos la belleza o usamos las cosas solo para nosotros y para nuestras conveniencias del momento? Tenemos que pensar un poco en esto: ¿somos custodios de lo que se nos ha dado?
Hermanos y hermanas, caminemos sin miedo, en la certeza de que el Señor nos acompaña siempre. Y estemos despiertos, para que no nos durmamos mientras el Señor pasa. San Agustín decía: “Tengo miedo de que el Señor pase y no me dé cuenta”; de estar dormido y no darme cuenta de que el Señor pasa. ¡Estad despiertos! Que nos ayude la Virgen María, que ha acogido la visita del Señor y, con prontitud y generosidad, ha dicho su “he aquí”.
Francisco: Misionar es salir de sí mismo para dar lo mejor
El Santo Padre envió un videomensaje tras la misión de solidaridad llevada adelante por la parroquia Nuestra Señora de la Asunción, de la Diócesis de Río Cuarto, situada al sur de la provincia de Córdoba, en Argentina.
Sebastián Sansón Ferrari - Vatican News
“Los sueños se construyen juntos”: este es el lema de la misión organizada por la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción (de la Diócesis de Río Cuarto) entre las poblaciones indígenas de Salta, Victoria Este y Nueva Orán. Esta frase tan significativa, que es extraída de la encíclica Fratelli tutti, es recordada por el Papa Francisco en un videomensaje que les envía y se ha hecho público este miércoles 10 de agosto.
A los jóvenes y adultos que participaron de esta experiencia del 8 al 17 de julio, les expresa: “Gracias por lo que han hecho, gracias por ese trabajo”. Les recuerda: “Sigan adelante. Porque misionar es salir de sí mismo para dar lo mejor de sí mismo y lo mejor que Dios regala, y eso es una cosa muy bella”.
El Pontífice también saluda al Padre Mariano Cordeiro, “que los acompaña en todo esto”, afirma. “Y recen por mí, también rezo por ustedes. Así que a misionar otra vez. Que Dios los bendiga”, concluye el Obispo de Roma.
Tocar la carne de Jesús
En una carta enviada a Vatican News, el Padre Mariano Cordeiro amplía detalles sobre la experiencia y se refiere a la importancia del lema de la misión. Explica que transcurrieron los días con las comunidades wichi, celebraron bautismos, acompañaron a las familias, se efectuaron misas y celebraciones en medio del monte, jugaron con los niños, “llevando la Palabra de Dios, compartiendo la vida y la fe”.
El presbítero reconoce que se enriquecieron “con la cultura de los hermanos originarios, saliendo al encuentro de los más pobres”. “Pudimos tocar la carne de Jesús en estas personas, en medio de una pobreza extrema, que duele, y da impotencia, Jesús nos miraba y nos sonreía en el rostro de cada hermano del monte”, escribe Cordeiro en un texto cargado de emoción.
El sacerdote comparte que las comunidades del monte son numerosas y muchas de ellas sufren problemas de desnutrición, falta de agua potable y dificultades en el acceso al servicio médico. “Causa mucho dolor la falta de humanidad con la que son tratados nuestros hermanos originarios, olvidados por todos, siendo uno de los lugares más pobres del país”, subraya.
“Pero el Señor no abandona a sus hijos…. Nunca. Hemos percibido que el Espíritu sopla en el monte, en lo sencillo, en lo pequeño, en lo misterioso”.
Según el Padre Cordeiro, “nuestros jóvenes han vuelto llenos de ilusión y esperanza, los pobres les han abiertos los ojos, creo que el Señor despertó su sensibilidad para educarlos con el compromiso con los hermanos, con el prójimo”. “Mis jóvenes son el tesoro de mi vida, me llenaron de orgullo haciendo esta tarea misionera”, confiesa.
Hace tres años visitan estos grupos aborígenes, explica que su deseo es “crecer en la amistad con estas comunidades originarias, ser sus amigos, compañeros, y por eso dos veces al año los visitamos, y recorremos más de 5 mil kilómetros para llegar hasta las fronteras con Bolivia y Paraguay, llegando bien a la periferia, monte adentro, donde late el corazón de nuestro amado Reino, el de Jesús, el de los pobres, el de los pequeños…”, concluye.
“Gracias, Jesús, por el corazón solidario de los jóvenes”
En redes sociales, Cordeiro manifiesta su gratitud a los adultos y jóvenes que protagonizaron la misión. “Gracias por abrir sus corazones a tantos rostros, por darse sin medida, por comprometerse con los abandonados y frágiles, por estar cerca de los más necesitados, por entregar el tesoro que llevan en su corazón a cada familia”.
Y agrega: “Gracias por darnos testimonio de esperanza, de fe y humanidad. Gracias por ayudarnos a soñar un mundo más humano, más justo y solidario. Gracias queridos jóvenes por tanto amor entregado en los gestos más simples, gracias por sus dones y talentos ofrecidos con tanta generosidad para que otros sean más felices. Gracias por invitarnos a soñar un mundo mejor… Gracias por ser instrumentos del amor de Dios que quiere llegar a todos los corazones”. Termina agradeciendo la compañía, enfatizando cuánto los valora y remarcando: “Son nuestro tesoro”.
El Papa recuerda la guerra cruel en Ucrania, migrantes y tragedia en Cuba
Al final de la audiencia general, el Pontífice dirigió un pensamiento al pueblo ucraniano y exhortó a rezar por los que abandonan sus casas en busca de un futuro mejor. El Santo Padre también expresó su cercanía a los afectados por la tragedia causada por las explosiones e incendios en la base petrolera de Matanzas, en Cuba
Amedeo Lomonaco - Ciudad del Vaticano
Tras la catequesis, el Papa Francisco, dirigiendo su saludo a los peregrinos de lengua italiana, recordó el drama del conflicto en el país del Este de Europa y a quienes emprenden viajes, no exentos de riesgos, con la esperanza de un futuro mejor. "No es fácil, ser constructores de la paz, ya sea en la familia, en la Iglesia, la unidad; pero debemos hacerlo, porque es un buen trabajo. Un pensamiento - afirmó el Papa - también para el pueblo de Ucrania, que sigue sufriendo esta guerra tan cruel. Y también rezar por los migrantes que están llegando continuamente".
En Ucrania, el número de muertos por los ataques aéreos rusos sigue aumentando. Las últimas incursiones, que causaron la muerte de al menos dos civiles, se registraron en el distrito de Nikopol. De la guerra, pero también de otros contextos de pobreza y violencia, continúa mientras tanto el flujo de migrantes. También a ellos, "que están llegando continuamente", Francisco dirige su pensamiento. Recordamos que sólo durante la noche, frente a la costa de Lampedusa, tres embarcaciones, con 41 personas a bordo, fueron interceptadas por la patrullera de la Guardia di Finanza.
Cercanía a los afectados por el incendio en Cuba
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08/08/2022Cercanía y oración del Papa por las víctimas del incendio en Cuba
Saludando a los peregrinos de lengua española, el Papa Francisco expresó su cercanía a los afectados por la tragedia causada por las explosiones e incendios en la base petrolera de Matanzas, en Cuba. "Pidámosle a nuestra Madre, Reina del cielo, que vele por las víctimas de esta tragedia y sus familias. Y que interceda por todos nosotros ante el Señor, para que sepamos dar testimonio de la fe y la esperanza en la vida del mundo futuro”. El incendio, que se produjo el pasado viernes en una zona de almacenamiento de petróleo causó al menos una víctima y numerosos heridos, obligando a la evacuación de miles de personas.
En días pasados, el Pontífice, en un telegrama firmado por el cardenal secretario de Estado Parolin y enviado al obispo de Holguín, presidente de la Conferencia Episcopal Cubana, monseñor Emilio Aranguren Echeverría, aseguró"su cercanía espiritual al pueblo cubano y a todas las familias de los afectados". El Papa, se lee en el telegrama, "reza al Señor para que les otorgue fortaleza en este momento de dolor y sostenga los trabajos de extinción y búsqueda".
— El amor de Jesús por los niños y por quienes, por ser hijos de Dios, se hacen como tales.
— Vida de infancia y filiación divina.
— Infancia espiritual y humildad.
I. Jesús amó con predilección –así nos lo muestra el Evangelio en repetidas ocasiones– a los enfermos, a quienes más le necesitaban y a los niños. A estos los amó con verdadera ternura porque, además de estar siempre precisados de ayuda, reúnen las cualidades que Él exige como condiciones indispensables para formar parte de su Reino.
Dos veces en el Evangelio de la vida pública aparece Jesús bendiciendo a los niños y presentándolos a sus discípulos como ejemplo. Una fue en Galilea, en Cafarnaún, y la otra en Judea, probablemente cerca de Jericó, cuando se disponía a subir a Jerusalén. El relato de esta última lo leemos en el Evangelio de la Misa1: le presentaron unos niños, refiere San Mateo. Quienes los llevan son, seguramente, las mujeres: las madres, abuelas o hermanas. Han entrado en la casa donde está Jesús, empujando probablemente a los pequeños delante de ellas, y los colocan cerca del Señor, para que les impusiera las manos y orase por ellos, como si fueran los gestos y atenciones habituales de Jesús con los niños. Quizá han distraído a los oyentes que escuchan al Maestro; por eso, los discípulos les reñían. Pero el Señor interviene: Dejad a los niños y no les impidáis que vengan a Mí, porque de estos es el Reino de los Cielos. Y después de imponerles las manos, se marchó de allí.
Al declarar que el Reino de los Cielos pertenece a los niños, en primer lugar nos enseña, con el sentido propio de las palabras, que los niños no están excluidos en absoluto del Reino y que, por tanto, hemos de tener gran cuidado en prepararlos y conducirlos a Él. Ante todo, deben ser bautizados cuanto antes, como repetidas veces, en todas las épocas2, ha urgido Nuestra Madre la Iglesia, que desea tenerlos cuanto antes en su seno. «El común sentir y la autoridad de los Santos Padres –enseña el Catecismo Romano– prueba que esta ley debe entenderse no solo de los que están en edad adulta, sino también de los niños en la infancia, y que esta la ha recibido la Iglesia por Tradición apostólica. Se debe creer, además, que Cristo Nuestro Señor no quiso que se negase el sacramento y la gracia del Bautismo a los niños, de quienes decía: dejad a los niños y no les impidáis que vengan a Mí...»3. El deber de los padres se inicia con «la obligación de hacer que los hijos sean bautizados en las primeras semanas»4.
En el Bautismo reciben la misma vida de Cristo, se hacen hijos de Dios de una manera completamente nueva, y reciben el Cielo como herencia. El Señor mirará con especial aprecio y benevolencia a las madres que procuraron que sus hijos recibieran este sacramento con prontitud y, más tarde, supieron poner todos los medios, incluso extraordinarios, para que recibieran la oportuna catequesis de los misterios de la fe.
Nos dice el Señor también en este pasaje del Evangelio que su Reino pertenece a quienes, como los niños, tienen una mirada limpia y un corazón puro, sin complicaciones, sencillo, sin pretensiones ni orgullo: ante Dios somos como niños pequeños, y así nos debemos comportar ante Él. «El niño está, al principio de la vida, abierto a cualquier aventura. También tú; no pongas ningún obstáculo para avanzar en la vida del Evangelio y para continuar durante tu vida en esa novedad»5.
II. En su primera venida a la tierra, en la Encarnación, el Hijo de Dios se nos presenta no como un ángel, ni como un poderoso; viene bajo la débil y frágil condición de un niño. Aunque pudo manifestarse de otra forma, quiso escoger la debilidad de un niño; como si necesitara protección y amor.
Dios ha querido que nosotros, a imitación de su Hijo, nos comportemos como aquello que somos: hijos débiles, que necesitan continuamente su ayuda. El Padre quiere que nos llamemos hijos de Dios y que lo seamos6, y en estas pocas palabras se encierra uno de los puntos centrales de nuestra fe, que nos da la pauta para comportarnos ante Dios. Para ser como niños, se requiere un cambio profundo, que comporta dejar de pensar, de juzgar, de actuar de aquel modo menos propio de un hijo pequeño; y asimilar la enseñanza divina, para ejercitarse en ella de continuo. ¿Qué se nos pide en este proceso de hacernos como niños? En primer lugar, una firme voluntad de comportarse como hijos de Dios, dócil a su Voluntad, con pureza de mente y de cuerpo, humilde y sencillo de espíritu. Ese empeño se manifiesta en la lucha que vivieron los Apóstoles y los santos: a medida que iban siendo transformados por el Espíritu Santo, se iban reconociendo, cada vez más claramente, como hijos de Dios. Hacerse como niños en la vida espiritual es más que una buena devoción: es un querer expreso del Señor. Aunque no todos los santos lo hayan manifestado de una manera explícita, esa ha sido la actitud de todos ellos, porque el Espíritu Santo la origina siempre, inspirándonos esa rectitud de corazón que los niños tienen en su inocencia7.
«El niño bobo llora y patalea, cuando su madre cariñosa hinca un alfiler en su dedo para sacar la espina que lleva clavada... El niño discreto, quizá con los ojos llenos de lágrimas –porque la carne es flaca–, mira agradecido a su madre buena, que le hace sufrir un poco, para evitar mayores males.
»—Jesús, que sea yo un niño discreto»8, le pedimos en este rato de oración: que sepa comprender que en la enfermedad, el dolor, el aparente fracaso profesional..., se encuentra la mano providente de un Padre que nunca ha dejado de velar por sus hijos. Aceptemos con corazón alegre y agradecido todo cuanto la vida quiera ofrecernos, lo dulce y lo amargo, como enviado, o permitido, por quien es infinitamente sabio, por quien más nos quiere.
Esta vida de infancia espiritual comporta sencillez, humildad, abandono, pero no es inmadurez. «El niño bobo llora y patalea...»: el infantilismo es inmadurez de la mente, del corazón, de las emociones, está estrechamente ligado a la falta de autodisciplina, a la falta de lucha. Esa actitud puede acompañar a muchas personas durante toda su vida, hasta la vejez, hasta la muerte, sin ser de verdad niños delante de Dios. La verdadera infancia espiritual lleva consigo madurez en la mente –visión sobrenatural, ponderación de los acontecimientos a la luz de la fe y con la asistencia de los dones del Espíritu Santo– y, junto a esta madurez, la sencillez, la descomplicación: «El niño discreto mira agradecido...». Por contraste, no progresa en esa senda de la vida de infancia quien vive en la maraña de la complicación, con todas las fluctuaciones de la inmadurez en sus deseos, sus ideas, sus ocurrencias, sus emociones, con una conducta variable a cada momento y permanentemente preocupada por su «yo»... En cambio, el niño discreto, en su sencillez, en su debilidad, está totalmente ocupado en la gloria de su Padre Dios, como vivió siempre su Maestro en su vida terrena: el verdadero niño, el hijo verdadero, vive y habla con su «Abba», con su Padre9.
III. Nuestra piedad debe ser filial, llena de amor, y ¿cómo podríamos servir a Dios con amor, si no se comienza por reconocerle como un Padre lleno de amor hacia sus hijos? Quizá muchos cristianos viven alejados de Dios, o con unas relaciones obstaculizadas por la inmadurez de los caprichos o señaladas por la rigidez y la frialdad, porque no han descubierto en su vida el sentido de la filiación divina y el camino de la infancia espiritual, que para tantas almas ha sido el comienzo definitivo de una verdadera vida interior. Danos, Señor, el sentido de la filiación divina, ayúdanos a considerarla frecuentemente.
En verdad os digo: quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él10. «¿Por qué se dice –se pregunta San Ambrosio– que los niños son aptos para el Reino de los Cielos? Quizá porque de ordinario no tienen malicia, ni saben engañar, ni se atreven a engañarse; desconocen la lujuria, no apetecen las riquezas e ignoran la ambición. Pero la virtud de todo esto no consiste en el desconocimiento del mal, sino en su repulsa; no consiste en la imposibilidad de pecar, sino en no consentir en el pecado. Por tanto, el Señor no se refiere a la niñez como tal, sino a la inocencia que tienen los niños en su sencillez»11.
En la vida cristiana, la madurez se da precisamente cuando nos hacemos niños delante de Dios, hijos suyos que confían y se abandonan en Él como un niño pequeño en brazos de su padre. Entonces vemos los acontecimientos del mundo como son, en su verdadero valor, y no tenemos otra preocupación que agradar a nuestro Padre y Señor.
Hacerse como niños, la vida de infancia, es un camino espiritual que exige la virtud sobrenatural de la fortaleza para vencer la tendencia al orgullo y a la autosuficiencia, que impide que nos comportemos como hijos de Dios y conduce, al ver una y otra vez los propios fracasos, al desaliento, a la aridez y a la soledad. La piedad filial, por el contrario, fortalece la esperanza, la certeza de llegar a la meta, y da la paz y la alegría en esta vida. Ante las dificultades de la vida no nos sentiremos jamás solos, por muy grandes que sean. El Señor no nos abandona, y esta confianza será para nosotros como el agua para el viajero en el desierto. Sin ella no podríamos seguir adelante.
Pidamos a la Virgen, nuestra Madre, que nos lleve siempre de la mano como a hijos pequeños, con más cuidado cuanto mayor sea la madurez que los años y la experiencia nos van dando.
1 Mt 19, 13-15. — 2 Cfr. S. C. Para la Doctrina de la Fe, Instrucción sobre el bautismo de los niños, 20-X-1980. — 3 Catecismo Romano, II, 2, 32. — 4 Código de Derecho Canónico, can. 867. 1. — 5 Ch. Lubich, Palabras para vivir, Ciudad Nueva, Madrid 1981, p. 47. — 6 1 Jn 3, 1. — 7 Cfr. B. Perquin, Abba, Padre, p. 142. — 8 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 329. — 9 Cfr. B. Perquin, o. c., p. 143. — 10 Lc 18, 17. — 11 San Ambrosio, Comentario al Evangelio de San Lucas, 18, 17.
Evangelio del sábado: los predilectos de Dios
Comentario del sábado de la 19.ª semana del tiempo ordinario. “Le presentaron unos niños para que les impusiera las manos y orase”. Saberse niños delante de Dios es camino seguro para acercarse a Jesús y tenerle como el mejor amigo.
13/08/2022
Evangelio (Mt 19,13-15)
En aquel tiempo, le presentaron unos niños para que les impusiera las manos y orase; pero los discípulos les reñían. Ante esto, Jesús dijo:
—Dejad a los niños y no les impidáis que vengan conmigo, porque de los que son como ellos es el Reino de los Cielos.
Y después de imponerles las manos, se marchó de allí.
Comentario
Después de haber escuchado ayer la enseñanza de Jesús sobre la indisolubilidad del matrimonio, contemplamos a unos niños que son presentados a Jesús. Una significativa secuencia: una vez unidos para siempre el hombre y la mujer en el matrimonio, aparecen en escena los niños, fruto de esa unión. El evangelista no indica quiénes llevan a esos niños pero parece indicarlo con el episodio anterior: los padres. Y es que la fama de Jesús crecía: curaba a los más débiles, entre ellos a los niños. Es fácil imaginar, por lo tanto, a los padres que llevaban a Jesús a sus hijos pequeños, todavía débiles, para que los bendijera, para que, con la imposición de las manos, o con solo tocarlos, los protegiera de las enfermedades y del poder del maligno.
Pero los discípulos se creen con la autoridad de evitarlo. Y el Maestro no lo consiente, pues Él es el Camino para llegar al Padre. Así se lo dirá a uno de los discípulos: “Nadie va al Padre si no es a través de mí” (Jn 14,6). Los niños encuentran en Jesús el mejor camino para descubrir su filiación divina. Al mismo tiempo, los adultos –de modo especial, los padres– están llamados a facilitar ese encuentro, de modo que también ellos redescubren esa misma filiación: “El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe; y quien me recibe, no me recibe a mí, sino al que me ha enviado” (Mc 9,37).
Es conmovedor fijar la mirada en Jesús rodeado de niños, jugando con ellos, sonriéndoles, preguntándoles sus nombres, su edad...; instruyéndoles para que sean buenos hijos de sus padres, buenos hermanos…; y hablándoles de su Padre del Cielo. Una escena terrena y celestial a la vez: aquel momento fue una clara manifestación de lo que ha de ser en la tierra el Reino de los Cielos, y un reflejo de cómo será ese reino en el más allá para aquellos que en la tierra se han comportado como niños delante de Dios. Por eso acogemos con humildad la advertencia de San Josemaría: “No olvides que el Señor tiene predilección por los niños y por los que se hacen como niños” (Camino, n. 872).
“Si somos humildes, Dios no nos abandonará nunca”
Esas depresiones, porque ves o porque descubren tus defectos, no tienen fundamento... –Pide la verdadera humildad. (Surco, 262)
13 de agosto
Cuanto más grande seas, humíllate más y hallarás gracia ante el Señor. Si somos humildes, Dios no nos abandonará nunca. Él humilla la altivez del soberbio, pero salva a los humildes. Él libera al inocente, que por la pureza de sus manos será rescatado. La infinita misericordia del Señor no tarda en acudir en socorro del que lo llama desde la humildad. Y entonces actúa como quien es: como Dios Omnipotente. Aunque haya muchos peligros, aunque el alma parezca acosada, aunque se encuentre cercada por todas partes por los enemigos de su salvación, no perecerá. Y esto no es sólo tradición de otros tiempos: sigue sucediendo ahora.
(…) Nosotros, sin portentos espectaculares, con normalidad de ordinaria vida cristiana, con una siembra de paz y de alegría, hemos de destruir también muchos ídolos: el de la incomprensión, el de la injusticia, el de la ignorancia, el de la pretendida suficiencia humana que vuelve arrogante la espalda a Dios.
No os asustéis, ni temáis ningún daño, aunque las circunstancias en que trabajéis sean tremendas, peores que las de Daniel en la fosa con aquellos animales voraces. Las manos de Dios son igualmente poderosas y, si fuera necesario, harían maravillas. (Amigos de Dios, 104)
Mensaje del Prelado (12 agosto 2022)
Con motivo de la renovación de la consagración de la Obra -el día 15 de agosto- al Corazón dulcísimo de María, el prelado del Opus Dei invita a mantener vivos los deseos de santidad y apostolado, expresados en una fidelidad diaria, alegre y esperanzada.
12/08/2022
- Queridísimos: ¡que Jesús me guarde a mis hijas y a mis hijos!
Como cada año, el próximo 15 de agosto, solemnidad de la Asunción de nuestra Señora, renovaremos la consagración de la Obra al Corazón dulcísimo de María, que realizó nuestro Padre en Loreto en 1951.
Mantengamos muy vivo en nosotros, a ejemplo de san Josemaría, el propósito de cuidar la Obra, en servicio de la Iglesia y de todas las personas.
Para esto, os invito a renovar los deseos eficaces de santidad y de apostolado, en correspondencia a la gracia de Dios, expresados en una fidelidad diaria, alegre y esperanzada, a pesar de nuestras personales limitaciones.
La Obra está verdaderamente en las manos de cada una y de cada uno: esto es, a la vez, don de Dios y responsabilidad nuestra. Tal como os decía hace unos meses, «con la gracia de Dios podremos construir, a través de los cambiantes momentos históricos, la continuidad de la Obra en fidelidad a su origen. Se trata de la continuidad esencial entre pasado, presente y futuro, propia de una realidad viva» (Carta pastoral, 19-III-2022). Renovemos esos propósitos de fidelidad, acogiéndonos a la mediación materna de Santa María.
Acompañadme con la oración en el viaje que haré dentro de pocos días a Jerusalén, y recemos juntos por las intenciones del Santo Padre, ahora especialmente por el próximo consistorio a finales de mes.
Con todo cariño os bendice
vuestro Padre
Roma, 12 de agosto de 2022
«La ancianidad es el tiempo propicio para dar testimonio»
El Papa Francisco reanudó esta mañana su ciclo de catequesis dedicado a la ancianidad, tras haber ofrecido la semana pasada sus reflexiones sobre el viaje apostólico a Canadá. En esta ocasión se refirió a esta etapa en el que se vive con más madurez el encuentro definitivo con Dios.
10/08/2022
Queridos hermanos y hermanas:
En esta catequesis contemplamos a Jesús que se despide de sus discípulos con palabras de consuelo. Les dice: “No se inquieten, voy a prepararles un lugar en la Casa de mi Padre”.
Después de la Ascensión del Maestro a los cielos, los discípulos experimentan, por un lado, la fragilidad del testimonio y los desafíos de la fraternidad, y por otro, la fortaleza que radica en las promesas y bendiciones del Señor.
También nosotros, en el seguimiento de Jesús, recorremos el camino de la vida como aprendices, experimentando dificultades y fatigas.
En este camino se nos invita, con la gracia de Dios, a salir de nosotros mismos y a ir siempre más allá, hasta llegar a la meta definitiva, que es el encuentro con Cristo.
La ancianidad es el tiempo propicio para dar testimonio de la espera anhelante de este encuentro definitivo.
Por eso, sería interesante que las Iglesias locales, acompañando a las personas ancianas, les ayuden a reavivar el ministerio de la espera del Señor.
La ternura de Dios (III): El corazón abierto de Dios: misericordia y apostolado
Cuando rechaza la tentación de someter los reinos de la tierra, Jesús deja entrever cómo es su dominio de la historia. Aunque a los ojos humanos pueda parecer una ingenuidad, Dios reina con su misericordia. Y así quiere que sus enviados, los cristianos, le hagamos presente en el mundo.
15/06/2016
DIOS NO SABRÍA QUÉ HACER CON UNA SUMISIÓN FORMAL, EXTERNA, PERO HUECA. ÉL BUSCA A CADA HOMBRE, LLAMA A LA PUERTA DE CADA UNO
«Mi reino no es de este mundo», responde Jesús, cuando Pilato le pregunta acerca de las acusaciones del Sanedrín. Él es Rey, pero no como dicen rey los hombres: «si mi reino fuera de este mundo, mis servidores lucharían para que no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí»[1]. Pocas horas antes, en Getsemaní, había hablado en términos parecidos a Pedro, para hacerle envainar la espada: «¿O piensas que no puedo acudir a mi Padre y al instante pondría a mi disposición más de doce legiones de ángeles?»[2] No es con la fuerza de las armas de los hombres que Dios irrumpe en el mundo, sino con la «espada de doble filo» de su Palabra, que «descubre los sentimientos y pensamientos del corazón»[3]. Jesús «no combate para consolidar un espacio de poder. Si rompe cercos y cuestiona seguridades es para abrir una brecha al torrente de la Misericordia que, con el Padre y el Espíritu, desea derramar sobre la tierra. Una Misericordia que procede de bien en mejor: anuncia y trae algo nuevo: cura, libera y proclama el año de gracia del Señor»[4].
Dios mira el corazón
«En el mundo tendréis sufrimientos, pero confiad: yo he vencido al mundo, ego vici mundum»[5]. Desde el cenáculo, la oración sacerdotal de Jesús conforta a los discípulos de todos los tiempos: el Señor vence, aun cuando el anuncio del Evangelio encuentra dificultades grandes, hasta el punto de parecer que la causa de Dios va a fracasar. Christus vincit, pero según un designio que no responde a la lógica del poder humano: «mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos»[6].
«Te daré todo este poder y su gloria, porque me han sido entregados y los doy a quien quiero»[7]. Cuando el demonio mostró a Jesús todas las naciones de la tierra, no le ofrecía tanto lujo y posesiones como la sumisión de los hombres a su voluntad, a través de un control mundano. El diablo desfigura la promesa del Padre al Hijo recogida en el Salmo II: «pídeme y te daré en herencia las naciones»[8]; la mundaniza: le propone una redención sin sufrimiento. Pero «Jesús tiene bien claro que no es el poder mundano lo que salva al mundo, sino el poder de la cruz, de la humildad, del amor»[9].
Al rechazar esa tentación, y trazar ese mismo camino para todos los cristianos, Jesús deja entrever cómo es su dominio de la historia, aunque a los ojos humanos pueda parecer necedad: Dios reina con su misericordia. Si su reino no es de este mundo, tampoco lo es su misericordia; pero precisamente por eso, porque nace «desde lo alto»[10], puede abrazarlo, y salvarlo.
«El hombre mira las apariencias, pero el Señor mira el corazón»[11] Dios no sabría qué hacer con una sumisión formal, externa, pero hueca. Él busca a cada hombre, llama a la puerta de cada uno[12]: «dame, hijo, tu corazón, y que tus ojos guarden mis caminos»[13]. Así es el dominio de Dios, que vence porque logra desarmarnos; vence, no porque reprime nuestras ansias de felicidad, sino porque nos hace ver que esas ansias, sin Él, son una vía muerta.
"TENER UN CORAZÓN MISERICORDIOSO NO SIGNIFICA TENER UN CORAZÓN DÉBIL: QUIEN DESEA SER MISERICORDIOSO NECESITA UN CORAZÓN FUERTE, FIRME, CERRADO AL TENTADOR, PERO ABIERTO A DIOS" (PAPA FRANCISCO)
«Cuanto más los llamaba, tanto más se alejaban de mí», se lamenta el Señor a través del profeta Oseas[14]. Pero aunque los hombres podamos resistirnos a las llamadas de Dios, los cristianos sabemos que al final, a poco que dejemos un resquicio en la puerta del alma, Dios se abre camino en nuestra vida, y nos rendimos ante su amor incansable: la suya es «una Misericordia en camino, una Misericordia que cada día busca el modo de dar un paso adelante, un pasito más allá, avanzando sobre las tierras de nadie, en las que reinaba la indiferencia y la violencia»[15]. Por eso el apostolado, que nace de la fe, rebosa serenidad: «tu vida, tu trabajo, no debe ser labor negativa, no debe ser “antinada”. Es, ¡debe ser!, afirmación, optimismo, juventud, alegría y paz»[16].
Amar con el Amor de Dios
«Al ver a las multitudes se llenó de compasión por ellas, porque estaban maltratadas y abatidas como ovejas que no tienen pastor»[17]. La mirada de Dios sobre las almas no es una mirada angustiada, sino compasiva: quiere llegarse a todos, a través de sus hijos. «El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que se nos ha dado»[18]: Él nos hace vivir inmersos en ese Amor divino, que es el clima vital, el ambiente familiar en el que Dios quiere introducirnos, ya ahora en la tierra y, después, por toda la eternidad. «Nuestro amor -dice san Josemaría- no se confunde con una postura sentimental, tampoco con la simple camaradería, ni con el poco claro afán de ayudar a los otros para demostrarnos a nosotros mismos que somos superiores. Es convivir con el prójimo, venerar (…) la imagen de Dios que hay en cada hombre, procurando que también él la contemple, para que sepa dirigirse a Cristo»[19] Se trata, pues, de dejar que Dios, que vive en mí, ame a través de mí: amar con el amor de Dios.
CUANTO MÁS CAPACES SEAMOS DE RECIBIR DE LOS DEMÁS, MÁS BRILLO ADQUIRIRÁ TODO LO QUE DIOS HA PUESTO EN NUESTRA ALMA
«El Amor... ¡bien vale un amor!»[20] En estas palabras que paladeaba san Josemaría, se miran el Corazón infinito de Dios y el corazón de los hombres, pequeño pero capaz de ensancharse para acometer cosas grandes. El Amor de Dios bien vale el amor de una vida dedicada a llenarse de Él y a repartir su misericordia a manos llenas. Es esta una llamada para magnánimos, una invitación a emprender un vuelo alto, escondido la mayor parte de las veces en la trama prosaica de la vida de todos los días «Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas. En definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro»[21].
Quitarse las sandalias ante la tierra del otro
Un corazón pobre no es un pobre corazón. Quien «conoce sus propias pobrezas» es capaz de llenarse de la riqueza del amor de Dios. «El Dios que comparte nuestras amarguras, el Dios que se ha hecho hombre para llevar nuestra cruz, quiere transformar nuestro corazón de piedra y llamarnos a compartir también el sufrimiento de los demás; quiere darnos un “corazón de carne” (…) que sienta compasión y nos lleve al amor que cura y socorre»[22] Nos pondremos entonces al lado de cada uno, no solo como quien tiene mucho que enseñar, sino también como quien tiene mucho que aprender. Cuanto más capaces seamos de recibir de los demás, más brillo adquirirá todo lo que Dios ha puesto en nuestra alma. Es el corazón el que habla de verdad al corazón -cor ad cor loquitur-, como percibió agudamente el Beato John Henry Newman[23]: quien se quita «las sandalias ante la tierra sagrada del otro»[24], quien se deja sorprender por él, puede entonces ayudarle de verdad. «Si ven un amigo o una amiga que se pegó un resbalón en la vida y se cayó, andá y ofrecele la mano, pero ofrecésela con dignidad. Ponete al lado de él, al lado de ella, escuchalo (…). Dejalo hablar, dejalo que te cuente, y entonces, poquito a poco, te va a ir extendiendo la mano, y vos lo vas a ayudar en nombre de Jesucristo. Pero si vas de golpe y le empezás a predicar, y a darle y a darle, pues, pobrecito, lo vas a dejar peor que como estaba»[25].
"SI TE ALEJAS DE ÉL POR CUALQUIER MOTIVO, REACCIONA CON LA HUMILDAD DE COMENZAR Y RECOMENZAR; DE HACER DE HIJO PRÓDIGO TODAS LAS JORNADAS" (SAN JOSEMARÍA)
Hoy día un cristiano se encuentra con personas en las situaciones más variadas. Si de verdad se acerca al otro con el corazón abierto, podrá dejar en su alma algo de «la paz de Dios que supera todo entendimiento»[26]; y, cada uno a su modo, le dejará también una huella en el alma. En ocasiones se tratará de cristianos que no han practicado nunca su fe, que la abandonaron poco después de la primera Comunión; o que, quizá después de años de práctica religiosa e incluso de fervor, han sucumbido a las solicitaciones de la comodidad, del relativismo, de la tibieza. Otras muchas veces, se tratará de personas que nunca han oído hablar de Dios en una conversación de tú a tú. Algunos quizá al inicio se mostrarán reticentes, porque creen tener que defenderse de una invasión de su libertad. Nuestra serenidad de hijos de Dios será entonces, como siempre, la mejor arma: «Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos. Que vuestra comprensión sea patente a todos los hombres. El Señor está cerca»[27]. La misericordia de Dios nos llevará a acoger a todos, como Jesús[28]; y, también como Jesús, a dejarnos acoger por todos[29], a estar con la gente; a hacernos cargo de sus perplejidades, sin pasar por encima de los problemas; a esforzarnos por abrirles horizontes, partiendo del lugar en el que se encuentran; a exigirles con decisión pero con suavidad, sin dejar de tenderles la mano.
«La Iglesia, unida a Cristo, nace de un Corazón herido. De ese Corazón, abierto de par en par, se nos trasmite la vida»[30]. Todo auténtico apostolado es también siempre apostolado de la Confesión: ayudar a los demás a experimentar el desbordarse de la misericordia de Dios, que nos espera como el padre del hijo pródigo, deseoso de darnos el abrazo paternal que nos purifica y nos permite volver a mirarle a la cara a Él y a los demás. «Si te alejas de Él por cualquier motivo, reacciona con la humildad de comenzar y recomenzar; de hacer de hijo pródigo todas las jornadas, incluso repetidamente en las veinticuatro horas del día; de ajustar tu corazón contrito en la Confesión, verdadero milagro del Amor de Dios. En este Sacramento maravilloso, el Señor limpia tu alma y te inunda de alegría y de fuerza para no desmayar en tu pelea, y para retornar sin cansancio a Dios, aun cuando todo te parezca oscuro. Además, la Madre de Dios, que es también Madre nuestra, te protege con su solicitud maternal, y te afianza en tus pisadas»[31].
Podría parecer superfluo decirlo, pero sabemos que no lo es: los predilectos de la misericordia de Dios son nuestros hermanos en la fe. «Pues el que no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve»[32]. Nuestro primer apostolado está en nuestro propio hogar, y entre los que forman la casa de Dios que es la Iglesia. Nuestro celo por las almas sería una ficción si nuestro corazón fuese insensible a los demás cristianos. Dios quiere que reciban mucho amor, para poder darlo a su vez. Por eso es necesario sobreponerse, por ejemplo, al acostumbramiento que a veces se produce en la convivencia con las personas más cercanas, a las distancias que se crean cuando solo nos guiamos por nuestra afinidad natural, o a las pequeñas tensiones del día a día. «De los primeros seguidores de Cristo se afirmaba: ¡mirad cómo se quieren! ¿Cabe decir lo mismo de ti, de mí, a toda hora?»[33]. Mucho espera Dios del amor fraterno de los cristianos para que el torrente de su Misericordia[34] se abra camino entre los hombres, para que, con la fuerza del Espíritu, el mundo conozca que el Padre envió a su Hijo y nos amó como a Él[35].
Carlos Ayxelá
[1] Jn 18, 36.
[2] Mt 26, 53.
[3] Hb 4, 12.
[4] Francisco, Homilía, 24-III-2016.
[5] Jn 16, 33.
[6] Is 55, 8.
[7] Lc 4, 5-6.
[8] Sal 2, 8.
[9] Benedicto XVI, Audiencia, 13-III-2013.
[10] Lc 1, 78.
[11] 1 S 16, 7.
[12] Cfr. Ap 3, 20.
[13] Pr 23, 26.
[14] Os 11, 2.
[15] Francisco, Homilía, 24-III-2016.
[16] San Josemaría, Surco, 864.
[17] Mt 9, 36.
[18] Rm 5, 5.
[19] San Josemaría, Amigos de Dios, n. 230.
[20] San Josemaría, Camino, n. 171.
[21] Francisco, Mensaje para la Cuaresma, 4-X-2014.
[22] Card. Joseph Ratzinger, Presentación del Via Crucis, 25-III-2005.
[23] Se trata del lema que el Beato escogió cuando fue creado Cardenal.
[24] Francisco, Ex. Ap. Evangelii Gaudium, 24-XI-2013, 169
[25] Francisco, Discurso, 16-II-2016.
[26] Flp 4, 7.
[27] Flp 4, 4-5.
[28] Cf. Mt 9, 10-1; Jn 4, 7 ss
[29] Cfr. Lc 7, 36; 19, 6-7.
[30] San Josemaría, Es Cristo que pasa, n. 169.
[31] Amigos de Dios, n. 214.
[32] 1 Jn 4, 20.
[33] Surco, n. 921.
[34] Cfr. Francisco, Homilía, 24-III-2016.
[35] Cfr. Jn 17, 23.
La Belleza de la Liturgia (6). Sacrificio por amor
Escrito por José Martínez Colín.
El dolor esconde una belleza que a veces no se valora. Nuestra naturaleza conlleva un instinto para conservarnos, que es muy positivo.
1) Para saber
Una de las películas mejor valoradas por la crítica, y de mis preferidas, es “Casablanca”, ganadora de varios óscares, entre ellos el de “Mejor Película” otorgado en 1943. Es un drama romántico protagonizado por Humphrey Bogart en el papel de Rick y por Ingrid Bergman como Ilsa. El desarrollo de la película se centra en el conflicto que se le presenta a Rick: Escoger entre su amada Ilsa o hacer lo correcto. Parte de su éxito se debe a la decisión de aceptar hacer un sacrificio por una causa noble. Se descubre la belleza del acto heroico de sacrificar algo muy valioso, o sacrificarse a sí mismo por algo que vale la pena.
Esa belleza la hemos de saber descubrir en la Liturgia, como nos invita el papa Francisco. En ocasiones pasadas, hemos reflexionado sobre la belleza física, así como la belleza que se da en el encuentro con alguien a quien se ama, y ambas se encuentran en la liturgia. Ahora el papa pone la atención en la belleza del sacrificio: el sacrificio de Jesús. A diferencia de una película, ese sacrificio de Jesús es real y además lo hizo por amor a cada uno de nosotros.
2) Para pensar
Las esculturas griegas, del periodo clásico, son muy bellas, armónicas y expresivas alcanzando casi la perfección. No obstante, esa belleza física es superada por la belleza espiritual. El sacrificio que se hace por amor a alguien es un acto bello. Y si ese sacrificio es el mayor que se pudiera hacer, movido también por el máximo amor que se pudiera tener, resultaría un acto máximamente bello. Pues bien, ese acto ya se hizo: Jesús sufrió el máximo sacrificio posible, movido, a su vez, por el amor más grande que se pueda tener, el amor de Dios. Por ello, en la Liturgia, y en especial en la Eucaristía, nos encontramos con la máxima belleza que pudiera existir, en el sacrificio de Cristo.
También en los otros seis Sacramentos, que se celebran litúrgicamente, está presente ese Sacrificio, pues son posibles gracias a que Jesús nos ganó la gracia con su Pasión y Muerte. Pensemos si podríamos asistir a las ceremonias litúrgicas con una mayor conciencia de ese Sacrificio.
3) Para vivir
El dolor esconde una belleza que a veces no se valora. Nuestra naturaleza conlleva un instinto para conservarnos, que es muy positivo, pues así evitamos lo que pudiera ser un peligro para nuestra existencia. El dolor corporal es una advertencia de nuestro organismo de que algo no va bien.
En ocasiones el dolor es necesario para conseguir un bien mayor. Es el caso, por ejemplo, de una inyección o una operación dolorosa en que se acepta el dolor para recuperar la salud. En el plano espiritual, Nuestro Señor aceptó dolores indecibles para conseguirnos la salvación. Su sacrificio tuvo un poder salvífico. En ese caso, no solo se trató de conseguir un bien, sino de hacerlo por alguien, lo cual implica un acto amoroso. Se sufre por amor a alguien, y se nos revela que es un acto noble, hermoso.
Por ello, no se trata de querer el dolor o sufrimiento en sí mismos, sino como medios para algo superior. Cuando alguien ama a una persona, no le importa sacrificarse por ella. Es de desear que en nuestra vida sepamos sacrificarnos por los demás, como Jesús se sacrificó por nosotros.
La Asunción de la Virgen María
El 15 de agosto la Iglesia celebra que Cristo se llevó al Cielo a su Madre, dogma definido por Pío XII en 1950.
La Asunción de la Virgen (Santuario de Torreciudad)
12/08/2022
“El dogma de la Asunción -explicaba san Juan Pablo II- afirma que el cuerpo de María fue glorificado después de su muerte. En efecto, mientras para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio”.
En esa audiencia relató que “el 1 de noviembre de 1950, al definir el dogma de la Asunción, Pío XII no quiso usar el término «resurrección» y tomar posición con respecto a la cuestión de la muerte de la Virgen como verdad de fe. La bula Munificentissimus Deus se limita a afirmar la elevación del cuerpo de María a la gloria celeste, declarando esa verdad «dogma divinamente revelado»”.
1. “La Virgen Santa, causa de nuestra alegría”. Homilía pronunciada por san Josemaría Escrivá el 15-VIII-1961, fiesta de la Asunción de la Virgen María, y publicada en “Es Cristo que pasa”.
2. Comentario del evangelio de la solemnidad de la Asunción de la Virgen María. “Por aquellos días, María se levantó y marchó deprisa a la montaña”. Todo en María refleja la alegría de un amor diligente, humilde y desprendido de sí. San Josemaría gustaba de meditar esta escena y aprender de la naturalidad de María las virtudes cristianas.
3. Vida de María: Dormición y Asunción de la Virgen. Texto sobre este suceso y explicación del Magisterio, de algunos escritores, santos y Padres de la Iglesia.
4. Vídeo sobre el lugar en el que, según las tradiciones cristianas, sucedió la Dormición de la Virgen María.
Otros textos sobre la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María
5. Palabras del Papa Francisco en la Solemnidad de la Asunción (2021).
6. Homilía del Papa emérito Benedicto XVI sobre la relación de la Asunción de la Virgen y la vida cotidiana.
7. Audio de San Josemaría sobre el 4º misterio del Rosario, la Asunción de la Virgen María.
8. “Volvamos ininterrumpidamente los ojos a nuestra Madre”. Mons. Álvaro del Portillo escribe con motivo de la fiesta de la Asunción de la Virgen María: “Pidamos que, como Ella, aspiremos sólo al premio eterno: el que Dios nos otorgará si nos mantenemos fieles en su servicio”.
9. ¿Qué significa la Asunción de la Virgen a los cielos? (Preguntas sobre la fe cristiana)
10. 15 de agosto de 1951: consagración de la Obra al Corazón Dulcísimo de María. Los años 50 fueron de mucho sufrimiento para san Josemaría, por incomprensiones y conflictos. En medio de estas dificultades, decidió ir a Loreto para ponerse al amparo de la Virgen..
El fundador del Opus Dei con Mons. Alvaro del Portillo delante de la Santa Casa
¿Qué celebramos el día de la Asunción de la Virgen María?
La Iglesia Católica celebra el día 15 de agosto La Asunción de la Virgen María
Recordamos que Cristo se llevó a su Madre al Cielo. El lugar de la Virgen María estaba en el Cielo, donde su Hijo la esperaba. Y así, un día que permanece desconocido para nosotros, Jesús se la llevó consigo a la gloria celestial.
“La realidad estupenda de la Asunción de María manifiesta y confirma la unidad de la persona humana y nos recuerda que estamos llamados a servir y glorificar a Dios con todo nuestro ser, alma y cuerpo”. Papa Francisco.
Importancia del Misterio de la Asunción de la Virgen María
La Virgen María es llena de gracia. La intensidad y la naturaleza de sus gracias son distintas a lo largo de su vida; una es la gracia en su Concepción, otra en la Encarnación, otra en la Asunción de María a los cielos. En esta última la Virgen María recibe la plenitud de santidad.
Asunción de la Virgen (Assumption of the Virgin) Jacopo Palma
Historia de la fiesta Asunción de María
La celebración de la Asunción de María es una fiesta antigua que se celebraba en Jerusalén desde el siglo VI en honor de la Madre de Dios recordaba probablemente la consagración de una iglesia en su honor.
Esta fiesta, un siglo después, se extiende a todo el Oriente bajo el nombre de Dormición de Santa María y celebra su tránsito de este mundo y asunción de María al cielo.
El dogma de la Asunción de María a los cielos
El Papa Pío XII, declaro el dogma de fe la Asunción de María, en 1950. La Virgen María, por un privilegio especial de Dios Omnipotente, no experimentó la corrupción: su cuerpo, glorificado por la Santísima Trinidad, fue unido al alma, y María fue asunta al cielo, donde reina viva y gloriosa, junto a Jesús, para glorificar a Dios e interceder por nosotros.
En el Apocalipsis podemos leer los pasajes que relatan la Asunción de la Virgen María a los cielos:
“Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, la luna a sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas (Ap 12, 1).
Y nosotros, impulsados por la liturgia en la Misa de la vigilia de esta fiesta, aclamamos a Nuestra Señora con estas palabras: Gloriosa dicta sunt de te, Maria, quæ hodie exaltata es super choros angelorum. Bienaventurada eres, María, porque hoy fuiste elevada sobre los coros de los ángeles y, juntamente con Cristo, has alcanzado el triunfo eterno.
La Asunción de la Virgen María en la vida cristiana
La Iglesia pone la mirada a María para contemplar en ella lo que es la Iglesia en su misterio, en su «peregrinación de la fe», y lo que será al final de su marcha, donde le espera, «para la gloria de la Santísima e indivisible Trinidad», «en comunión con todos los santos» aquella a quien venera como la Madre de su Señor y como su propia Madre.
La Asunción de María, Nuestra Señora nos propone la realidad de esa esperanza gozosa. Somos aún peregrinos, pero Nuestra Madre nos ha precedido y nos señala ya el término del sendero: nos repite que es posible llegar y que, si somos fieles, llegaremos. Porque la Santísima Virgen no sólo es nuestro ejemplo: es auxilio de los cristianos. Y ante nuestra petición —Monstra te esse Matrem-, no sabe ni quiere negarse a cuidar de sus hijos con solicitud maternal. Es Cristo que pasa, 177.
María cumplió de forma ejemplar con la voluntad de Dios en su vida y eso es lo que la llevó a llegar a la gloria de Dios. La Asunción de la Virgen es ejemplo para todos los cristianos.
En la Tierra todos queremos llegar a Dios. Esta es nuestra esperanza. La Virgen María ya ha alcanzado esto. Lo que ella ha alcanzado nos anima a nosotros. María tuvo una enorme confianza en Dios y su corazón estaba lleno de Dios.
¿Participación o sumisión? La presencia del laico en la Iglesia
La Iglesia no sólo está formada por religiosos, los laicos formamos parte activa dentro de ella.
Preocupado, como otros muchos laicos, por la Iglesia y en concreto por nuestra Iglesia Diocesana, me atrevo a exponer unas cuantas ideas, por si pudieran ser útiles. Son la consecuencia de experiencias vividas en el campo de la Catequesis de Adultos y del voluntariado de Caritas. Acertadas o no, reflejan de alguna manera el sentir de una buena parte de los fieles respecto a nuestra participación en el caminar de la Iglesia. No es un problema exclusivo de la Iglesia, sino que se da también, y mucho, en la política y en el terreno empresarial. Tampoco es un problema de organizaciones, sino de la condición humana. Este escrito fue originalmente redactado en enero de 1999. Parece no haber perdido vigencia, y tras pequeñas modificaciones, consideramos preferible conservar su sentido original.
En general, tras el Concilio Vaticano II, y en particular tras el Sínodo Diocesano en la provincia de Badajoz (España) ha calado honda la idea de la participación de los fieles en la Iglesia.
Poco a poco, a veces con tensiones y dificultades, sacerdotes y laicos nos vamos compenetrando y ocupando cada uno el puesto que nos corresponde. Tras la notable experiencia del Sínodo, y la incorporación a las diferentes actividades parroquiales de numerosos laicos, se van detectando algunos fallos, lógicos y naturales, que podrían frenar seriamente esa deseada participación en algunas parroquias. Consideremos algunos casos:
No hay duda de que los párrocos, los sacerdotes, lo han sido todo en “sus” Parroquias. Sin ellos no se hacía nada. Lo que ellos no hacían, se quedaba sin hacer. Si algo emprendía un laico era bajo la total sumisión a las directrices del cura correspondiente. En abstracto, estos siempre necesitan y desean ayuda. Sin embargo, a la hora de ceder parte de sus atribuciones, algunos piensan que se están invadiendo sus competencias exclusivas. Surgen roces, abandonos, discrepancias, etc. cuya única razón es, casi siempre, la vanidad o el orgullo herido de uno o de otro. En definitiva, se confunde colaboración con sumisión.
Los sacerdotes, sobre todo los de cierta edad, han sido formados y han trabajado en un entorno social que ha variado espectacularmente en muy poco tiempo. Se encuentran con laicos, muchos universitarios, de gran preparación que le superan en algunos campos, y eso nadie lo soporta con gusto. Los curas tampoco. Es, por tanto, natural y lógica la actitud de recelo de algunos. Esta situación es incluso positiva pues plantea problemas que hasta hace poco eran impensables. “Rogar al dueño de la mies que mande obreros a su mies…” Y el dueño los manda; pero el “manigero” ,de vez en cuando, no los sabe poner a trabajar. En cualquier reunión es rarísima la menor contradicción a las directrices o comentarios del sacerdote, incluso en materias muy opinables. Somos los fieles del Amén y sí Señor. Así nos luce el pelo.
Por otra parte, algunos laicos, al integrarse en grupos de trabajo parroquiales nos pasamos de rosca, formando capillitas, encerrándonos en nosotros mismos e impidiendo la incorporación de otros fieles a la tarea. En ocasiones, terminamos siendo “más papistas que el Papa” creyendo poder prescindir de todas las directrices y orientaciones del párroco. Casi siempre consideramos a los sacerdotes hombres perfectos, ángeles, sin tachas ni faltas. Olvidamos que los hombres perfectos no existen en esta vida y que debemos trabajar – hasta ciertos límites – con los que hay con sus defectos y virtudes.
Curas y fieles volcados en tareas de apostolado, olvidamos con frecuencia algunas cosas: En primer lugar, que la proporción de católicos practicantes, comprometidos y bien formados es escandalosamente baja. En segundo lugar, es verdad que unos 4.000 laicos – 400 grupos – están interviniendo activamente en la Iglesia de Badajoz; pero también es verdad que no lo hacen unas 596.000 personas, pues en la provincia de Badajoz somos unas 600.000. O sea una de cada 150 personas aproximadamente están preocupadas de forma activa por la Iglesia .Lo más penoso es que las personas activas son las de siempre. En misa diaria y en todo tipo de reuniones o actividades, siempre estamos los mismos: diez o quince mujeres por cada hombre y casi ningún joven. Otro tema muy preocupante es la escasez de catequistas aceptablemente preparados, no sólo para los catecúmenos que hay; sino para los que debería haber. La juventud brilla por su ausencia. Teniendo en cuenta todo esto sugerimos algunas posibles soluciones:
a.- En cada catequesis o grupo de trabajo, junto al sacerdote o catequista, debería sentarse uno o más laicos, preparándose para ocupar puestos de dirección y de catequista, además de aquellos que ya reciban una formación específica. Hoy día, hay una gran proporción de bachilleres y universitarios que, aproximadamente en un año, deberían estar suficientemente formados para ser catequistas o hacer de motor en más de una actividad.
b.- Los laicos catequistas o jefes de grupos deberían actuar frecuentemente solos, sin la presencia constante, a veces atosigante del sacerdote. Hay que dejar que la gente se equivoque. Nunca se equivocan los que nunca hacen nada. Otra cosa es que el sacerdote esté “a mano” para consultarle las inevitables dudas que irán surgiendo. Los laicos solos, hablan de distinta forma y con diferente talante que con el cura delante, éste no puede seguir mediatizando “todas” las reuniones y todos los temas. Todo profesional tiene una “deformación profesional”, y es peligroso dejarles actuar sin algún tipo de contrapeso. Puede que esta sea una de las causas de que el catolicismo español esté donde está y como está.
c.- Como en cualquier actividad humana, en la Iglesia hay curas y laicos buenos, regulares y malos, “profesionalmente” hablando. Las personas ineptas son detectadas por todos inmediatamente. A estas hay que separarlas inmediatamente de los puestos de responsabilidad para los que han mostrado no ser aptos, y asignarles otra actividad donde puedan producir frutos positivos. Sacerdotes y laicos por acción u omisión somos corresponsables del daño, muy grave daño a veces, que estas personas producen en la Iglesia. En cualquier empresa a los ineptos de les pone rápidamente de patitas en la calle. En la empresa de la salvación de almas ¿vamos a ser menos rigurosos?. Cuantas sinrazones para justificar nuestra tibieza. ¿No hay también un cierto olor a “corporativismo” trasnochado entre los sacerdotes?
d. Los que estamos involucrados en los problemas de la Iglesia no podemos dejar de constatar que tanto en la misa diaria como en las diferentes actividades, como dijimos antes, estamos siempre los mismos. Los sermones, conferencias y escritos están dirigidos fundamentalmente a ellos. A los alejados de la Iglesia, todas estas actividades le suenan a música celestial. Simplemente, no les dice casi nada, no les atrae. Cristo no vino a curar a los sanos, sino a los enfermos, y estos, los enfermos son hoy los alejados, los que no entran en el templo. ¿No sabemos presentarles el mensaje de Cristo? El Espíritu Santo no abandona a la Iglesia; pero quizá nosotros colaboramos tan poco con El que podamos tenerle bastante aburrido.
e. No podemos seguir esperando a “que vengan” los hermanos alejados, tenemos nosotros que salir a buscarlos. Cuando entren, hay que tener todo organizado para que puedan empezar a trabajar. ¿Cuántas personas se ofrecen para cooperar y, o no reciben contestación, o se les deja aparcados por no saber que hacer con ellos o se les evita porque dan trabajo? Reconocemos que cuando en una parroquia se trabaja bien nadie tiene tiempo para nada; pero se olvida muchas veces que el que manda no está para hacerlo él todo, sino para que todo lo que haya que hacer sea hecho con previsión y con orden entre todos. Quizá uno de los defectos más acusados del ibérico sea la falta de previsión y la incapacidad para organizar bien incluso los actos más elementales. Detectado este fallo, bueno será ponerse a buscar esa persona organizadora – siempre existe – que necesita cada parroquia. Seamos humildes, esa persona en más de una ocasión no es el párroco.
f. Hagamos algunas pruebas con personas normales, sensatas, bien formadas culturalmente y más o menos alejadas de la Iglesia: Pongamos en sus manos algunos de los folletos semanales de la Catequesis de Adultos o del excelente semanario “Iglesia en Camino”. Todas mis experiencias al respecto han sido frustrantes. Estas hojas no les dicen nada. Las contestaciones más corrientes han sido:
– “No esta mal”
– “Esto es un rollo macabeo”
– “Aquí todo es perfecto y donde no hay fallos humanos se miente en todo lo que se oculta”
– “Se sigue hablando de forma dogmática incluso en temas muy discutibles”
– “Estos Srs. no tienen ni una sola duda en nada. Donde no hay dudas no hay avances”
– “Se habla, como en los partidos políticos, todo en la Iglesia está bien, no se hace nada mal”, etc. (En estos meses últimos el Papa ha pedido perdón en nombre de la Iglesia por hecho ocurridos hace tiempo. No sólo no ha pasado nada, sino que su figura humana, y la Iglesia toda, han salido ennoblecidos)
– La mayor parte de las respuestas son anodinas, sin interés, aunque lo realmente grave no es que se esté más o menos de acuerdo; sino que pasan de religión, no interesa el tema. El lenguaje del Papa, obispos y párrocos está muy bien para personas que están dentro de la Iglesia; para los alejados, todo eso es música celestial. Hay que traducírselo al idioma de la calle, de sus vidas. A Cristo le entendía todo el mundo porque hablaba con el lenguaje de la calle, y de los problemas de sus oyentes..
g. Muchos católicos nos seguimos comportando con una extraña cobardía en nuestras actuaciones sociales. Nos seguimos avergonzando de llamarnos católicos y actuar como tales. Esta actitud repele a los alejados, que ven en nuestra “humildad y prudencia” una justificación a nuestra falta de valor y coraje. Humildad, sí, pero ante Dios. Ante los hombres tenemos que mostrarnos orgullosos de ser Hijos de Dios, hijos del Rey de Reyes.
¿Hasta que punto algunos podrían tener razón? Para nosotros son, en general, buenos escritos, buenos sermones, actividades adecuadas, etc… Quizá, nuestras voces se están dirigiendo a los que desde antiguo viven en el hogar del Padre, gozan de su intimidad y se sientan a su mesa. Los otros, aquellos que adormecidos en el error y enredados en el mundo ni nos oyen, ni escuchan, necesitarán ser despertados con otros gritos y de otras formas. ¿Cuales? Yo no lo sé, aunque esté haciendo esfuerzos por encontrarlos. Además, creo que en este asunto somos los laicos los más llamados a intervenir. En el nº 44 del semanario “Iglesia en camino” pág. 8 se dice: “Pensamos que hoy día hay dos objetivos prioritarios muy claros: por una parte los pobres – materiales y espirituales – y por otra la participación y corresponsabilidad del seglar en la vida de la Iglesia. La verdad es que los laicos no contamos en la Iglesia todo lo que debiéramos y eso nos duele”.
h. Tenemos buenas armas, las de siempre: El Evangelio, la Cruz y el Amor. Quizá tengamos que buscar nuevos modos de hacer apostolado cada uno en nuestro propio ambiente, con nuestro ejemplo de santidad, utilizar el lenguaje de nuestra vida de hoy. Bueno será que, para empezar, intentemos detectar estas situaciones. Por esas 596.000 personas alejadas también murió Cristo, y Cristo nos pedirá cuenta de ellas. Estoy seguro que están en la mente y en las oraciones de todos nosotros, religiosos y laicos. La duda no está en lo que se está haciendo en nuestra provincia, que es – salvo pocas excepciones – mucho y muy bueno; sino en lo que no hacemos y que podríamos hacer. No creo que sea cuestión de trabajar más, sino de trabajar mejor, con más orden, con más puntualidad, incorporando más personas al apostolado, y sobre todo, orando y sacrificándonos un poco más por todos nuestros hermanos.
Leyendo al padre Antonio Aradillas en “Iglesia 2001” me encuentro frases como estas: -Pregunta al cardenal Tarancón: ¿Cree que la Iglesia se democratiza hoy de verdad?. Responde: “La Iglesia no es una sociedad puramente democrática. No lo quiso así su fundador. Pero el espíritu democrático es cien por cien evangélico y muy utilizable en no pocos planteamientos eclesiásticos, en tanto que se recaba y exige en ellos la colaboración y participación de cuantos más hombres mejor… Un sacerdote o un obispo que no logre conectar directamente con los seglares en la verdad de su vida, vivirán de espaldas o al margen de la realidad del mundo.” En pág. 205. “En el fondo este país nuestro tan clerical, no se librará del clericalismo, a menos que sus sacerdotes carezcan de tiempo para preocuparse de aquello que sólo le compete a los seglares y no a ellos. Los sacerdotes siguen todavía suplantando a los laicos en España”…. “El silencio del clero y de los seglares perjudica a la Iglesia, cuando deben hablar por su bien”… Deseo que haya iniciativas porque el Espíritu Santo vibra en todos los corazones, difunde abiertamente sus carismas e impulsa a la Iglesia desde todas partes…..no es de extrañar que muchos sacerdotes y seglares sugieran fórmula nuevas y realicen tanteos en medio de riesgos y complicaciones. Si esta multiplicidad de experiencias fuera alentada, estudiada y dirigida por la jerarquía, tendría la Iglesia menos peligro de desviación y padecería menos riesgos de confusionismos”
CRITERIOS PARA LA FORMACIÓN DE LOS LAICOS
Consejo Pastoral de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz
Boletín Oficial del Arzobispado de Mérida Badajoz Vol. CXLV
No hay duda de que en una parte de sacerdotes y religiosos no ha calado aún el espíritu del Concilio Vaticano II en lo referente al papel de los laicos ; pero también es cierto, que sí ha calado y preocupa en las altas jerarquías de la Iglesia. Basta leer los párrafos siguientes de los criterios antedichos:
pág. 375. …superar los viejos planteamientos discriminatorios de la condición laical y las concepciones que definían al laico por lo que no es (el que no es clérigo ni religioso). Los laicos no sólo están en la Iglesia, sino que son Iglesia
pág. 376 “la formación de los laicos es una prioridad de máxima urgencia para toda la Iglesia”
pág. 377. El laico…se inhibe, a veces, con escasa capacidad de iniciativa; en parte, por falta de claridad en su misión y, en parte, porque su inhibición es fruto de un cierto protagonismo del clero
pág. 378. (Al laico) le parece que existen bastantes dificultades prácticas para que los laicos sean tomados en cuenta, como miembros activos de las comunidades parroquiales, por una cierta autosuficiencia del clero. Así como a la mujer laica, siendo numéricamente la más activa, no siempre se le facilita el acceso a servicios de responsabilidad en la comunidad (…) está surgiendo un nuevo laico, disponible, inquieto, comprometido, con deseos de formación, y viviendo a fondo su pertenencia eclesial
pág. 395. (2) Impulsar la aparición de un laicado formado, corresponsable y comprometido, capaz de evangelizar el medio en que vive. (17) La Iglesia no está plenamente constituida si, junto a los Obispos, sacerdotes y religiosos no existe un laicado adulto y corresponsable
En el Catecismo de la Iglesia Católica conviene releer el tema “LOS FIELES LAICOS” números, 897 a 913. Entre ellos el 907 nos recuerda que “Tienen el derecho y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestarla a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres y la reverencia hacia los pastores, habida cuenta de la unidad común y de la dignidad de las personas” (CIC can.212,3).
Está claro que todo cristiano tiene el “deber” de llamar la atención a las autoridades eclesiásticas, con todo respeto y reverencia, pero también con toda firmeza, sobre todo lo que pueda producir daño a la Iglesia. Caso contrario, podríamos hacernos cómplices con nuestro silencio por ayudar a perpetuar situaciones, a veces graves, que inciden en la comunidad cristiana.
Colaboración de Alejo Fernández Pérez (España)
Parroquia de Santa María la Mayor
Amar al enemigo, actitud nueva
Yo les digo a ustedes que me escuchan: amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los maltratan. Al que te golpea en una mejilla, preséntale también la otra. (…) Traten a los demás como quieren que ellos les traten a ustedes. Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? (Lc 6, 27-32)
El cristianismo presenta una novedad en tanto al amor al enemigo. El mismo Cristo hace esta distinción cuando explica su doctrina y quiere dejar en claro que ser un verdadero hijo del Padre implica una actitud digna del Padre, toda llena de caridad, pero no de una caridad ingenua.
Cristo enseña que el verdadero hijo de Dios debe tener la intención de parecerse lo más posible al Padre, y esto se alcanza con la práctica de las virtudes que nos permitan llegar a ser parecidos a Dios. Por ejemplo, si nos queremos parecer a alguna amigo, imitaremos sus acciones y sus hechos. De modo semejante, si queremos parecernos a Dios, imitaremos sus acciones dentro de los límites de nuestra humanidad.
Los Evangelios dejan en claro que el amor al enemigo como prójimo es una novedad. El mismo Jesús lo deja en claro: «Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial. (Mt 5, 43-48)
Cristo nos presenta al Dios de la misericordia pero que no olvida su justicia. Si bien El Dios de Cristo es justo y misericordioso el planteamiento principal de estos pasajes no trata de la vida de Dios, sino de las actitudes que debe tomar el hombre para acercarse a Él. En este marco surge el amor al enemigo como un reflejo de la perfección del Padre del cual esperamos ser hijos en el Hijo.
Los primeros textos de las comunidades cristianas hacen patente esta actitud. Por ejemplo, La Didaché (didajé que en griego significa enseñanza), que es un texto del Siglo I o II después de Cristo, deja en claro que el cristiano que desea parecerse a Cristo está invitado a amar a su enemigo. No olvidemos que, en el fondo, el amor es el deseo del bien. Si los cristianos son los hijos del Bien, entonces, porque son buenos o cercanos al Bien, tienen la voluntad de acercar al Bien a los otros.
Los cristianos, como hijos del Bien, procuran ser buenos y perfectos. Y de este modo desean que sus enemigos conozcan el bien. Los cristianos están llamados a amar a los enemigos no sólo por perfección propia, sino por el verdadero deseo del bien del enemigo. Esa es la verdadera perfección a que está invitado. En ella está la plenitud (Didaché 1)
Bendecid a los que os maldicen y rogad por vuestros enemigos, y ayunad por los que os persiguen. Porque ¿qué gracia hay en que améis a los que os aman? ¿No hacen esto también los gentiles? Vosotros amad a los que os odian, y no tengáis enemigos.
Por Gabriel Gonzáles Nares
Cuando surgió la pandemia del COVID 19 (va pasando el tiempo), se habló de personas de riesgo, especialmente de los ancianos, como personas muy vulnerables, en gran parte por su menor resistencia inmunitaria. También se dijo que los niños son personas de riesgo, y en consecuencia, transmisores.
Perdemos unas 100.000 neuronas diariamente, poniéndose en marcha mecanismos de suplencia a partir de los 40 años, proceso que “alivia” el envejecimiento.
En la Biblia se habla de la gran longevidad de los Patriarcas, entre ellos, Matusalén (aunque los parámetros temporales que usaban los autores no eran como los actuales). Se habla con gran respeto de anciano, como depositario de sabiduría y sensatez.
Fueron (y son), entre otros, ancianos influyentes en el mundo: San Juan XXIII, que convocó el Concilio Vaticano II, San Juan Pablo II, que en su ancianidad escribió y viajó abundantemente, Benedicto XVI, que, ya anciano, impulsó el diálogo fe – razón, frente a la llamada por él “dictadura del relativismo”, el Papa Francisco, que asombra con su prodigiosa actividad.
En cuanto a personajes políticos, hay que recordar a Adenauer, que, elegido canciller de Alemania a los 73 años, gobernó durante 14 años, a De Gaulle, que rigió la República Francesa siendo ya provecto, a Isabel de Inglaterra, reina desde los años 50 del siglo XX, y otros ancianos relevantes. Constituirían lo que se ha dado en llamar la gerontocracia, el gobierno de los ancianos.
Características de la ancianidad.
Entre otras:
Cambios en la memoria: disminución de la fijación, más que de la evocación. La memoria declarativa cambia poco. El anciano tiende a repetir “historietas”, “batallitas”. Tendencia a definiciones largas, disminuye la fluidez verbal, se limita la formación de conceptos y resolución de problemas, aunque no se afecta demasiado la atención.
Debido al envejecimiento de la corteza prefrontal, algunos ancianos se desinhiben, con comportamientos incluso eróticos (el caso del “viejo verde”).
El tiempo total de sueño disminuye, especialmente en la fase REM.
La proteína priónica celular encefálica, con funciones antioxidativas, con la edad, disminuye en cantidad.
Se da un mayor número de fenómenos oxidativos en encéfalo anciano que en el joven (coloquialmente, el material viejo está “oxidado”).
Hay una progresiva disminución de la acuidad visual; surgen la presbicia, las cataratas; alteraciones en la audición y en los demás sentidos.
Algunos ancianos se preocupan con cierta ansiedad del estado de sus cuentas, de la toma de medicamentos, de la función intestinal, de la tensión arterial, etc. Muchos tienden al pesimismo, explicable por posibles alteraciones cerebrales: realmente, el anciano se ve más vulnerable, porque en algunos casos vive solo, desatendido, o porque intuye que es una carga para los demás, o porque se siente marginado, como si estuviese prácticamente “eutanatizado” (es más dolorosa la indiferencia que la falta de cuidados).
Bastantes viven más intensamente la piedad, como refugio, pero muchos, convencidos de la importancia de una vida interior profunda.
A cualquier edad la actividad mental y física es saludable. Significa vitalidad. Cuanta más vitalidad, menor es el riesgo de contraer enfermedades y mayor la defensa frente a ellas; y se es menos persona de riesgo. Algunos ancianos se hacen hiperactivos.
Hay jóvenes que parecen viejos y viejos que parecen jóvenes.
Ser abuelo no es sinónimo de viejo. Hay abuelos mayores y los hay jóvenes, no en edad sino en mentalidad.
¿Qué es la juventud?
No se trata de cronología, sino de ilusión, ganas de ser útil, dar más importancia al futuro que al pasado, no encerrarse en el yo, relacionarse, ver lo positivo de las cosas. Médicamente se ha demostrado que viven más los cargados de ilusiones que los pesimistas.
“Los ancianos son los mensajeros del futuro, los ancianos son los mensajeros de la ternura, los ancianos son los mensajeros de la sabiduría de una vida vivida” (Papa Francisco)
En consecuencia:
No es cuestión de que el viejo se esfuerce en parecer joven, sino de que viva con ilusión.
Son personas de riesgo los tristes, los apocados, los derrotistas, porque ponen trabas a la vida. El pesimismo se contagia, pero el optimismo también.
José Luis Velayos
De falsedades, mentiras y otras técnicas que faltan a la verdad para influir en la opinión pública I
Escrito por Rosario Serra Cristóbal
Publicado: 12 Agosto 2022
I. El disenso en democracia vs. la proliferación de determinados mensajes no amparables en el ordenamiento [1]
En un Estado que se considera democrático, cualquier afirmación o cualquier información tiene que poder ser discutida. Lo cual significa, por un lado, que no cabe establecer una verdad única ni conformar una opinión pública de tal modo que de facto se imponga aquella de forma general, y, por otro lado, que es necesario garantizar la capacidad libre e informada de disentir sobre cualquier asunto, incluso admitiendo opiniones que puedan molestar al Estado o a un conjunto de la población [2]. Como señalaba Revenga Sánchez, «la fortaleza del sistema democrático radica en admitir, más aún, en propiciar, el cuestionamiento permanente de las decisiones que adoptan y ejecutan quienes tienen legitimidad para hacerlo. En democracia no hay verdades oficiales de naturaleza trascendente, ni ámbitos de decisión vedados a la confrontación pública» [3]. De hecho, como defiende Villaverde Menéndez, hallar la verdad no es el objeto del debate de ideas, en el cual ningún mensaje puede arrogarse privilegio alguno apelando a su condición de verdadero [4]. Ahora bien, en el debate público, junto al intercambio de ideas, se produce en numerosas ocasiones una transmisión de información o se expresan ideas que se sustentan en hechos que —estos sí— pueden ser veraces o no.
También es cierto que, en ese debate público, aun admitiendo que el disenso e incluso la crítica feroz son admisibles, en ocasiones cabe poner coto a la transmisión pública de ciertas expresiones e informaciones cuando dañan derechos o valores fundamentales recogidos en el ordenamiento jurídico. En este trabajo, nos interesa especialmente plantear la cuestión cuando ese daño se genera porque lo que se transmite falta a la veracidad [5], lo cual puede suceder cuando se ejerce la libertad de información, pero también cuando se transmiten opiniones acompañadas de una base fáctica deliberadamente falsa; o simplemente podríamos preguntarnos si la libertad de expresión (política [6]) permite mentir y en qué ocasiones, me refiero a intervenir en el debate público para expresar criticas, defender y propagar las propias ideas o con cualquier otra finalidad, transmitiendo hechos que faltan a la veracidad, incluso a veces, son radicalmente falsos.
Cabe incluso plantearse si existe un derecho a mentir, cuestión que abrió un intenso debate entre Kant y Constant. El tema sobre el que polemizaron fue sobre la existencia de un deber incondicionado de decir siempre la verdad. Para Kant, situándose en el plano de la moral, defendía que «ser verdadero/verídico (honesto) en todas nuestras declaraciones» es un sagrado mandato de la razón [7], es un deber incondicionado [8]. Constant discrepaba al defender que: «el principio moral que declara ser un deber decir la verdad, si alguien lo tomase incondicional y aisladamente, tornaría imposible cualquier sociedad (…) Este principio, aislado, resulta inaplicable. Destruiría la sociedad» [9]. En definitiva, este segundo autor defendió que hay supuestos en los que ese deber queda desplazado, aportando ejemplos concretos de situaciones en las que decir la verdad podría equivaler a hacer mal, situándose en una posición que no se articula bien con la idea de que no es conveniente mentir al pueblo en ningún caso, que había defendido Condorcet [10].
La pregunta es cuándo podemos decir que se ha cruzado esa línea roja que separa lo que aún cabe considerar crítica, o defensa de puntos de vista discrepantes u opiniones políticas sustentadas en hechos veraces, de las opiniones o informaciones que manipulan los hechos que transmiten e incluso incurren en la falsedad o en la mentira, más incardinable en lo que ha venido a denominarse fake news o desinformación. El problema es que, cuando esto sucede, ello repercute negativamente en la conformación de esa deseable opinión pública libre, y crea una sociedad que no es capaz de ponerse de acuerdo sobre hechos básicos, lo que impide construir una democracia funcional [11]. Porque la democracia se asienta sobre un debate público, plural e informado; no solo la libre opinión, sino igualmente la información es esencial. Sánchez Ferriz advertía que se precisa de una información completa y verídica, que cree un clima de confianza. «El público preferirá que se le diga lo peor —al menos así podrá reaccionar tomando una postura basada en la realidad— a saberse engañado» [12].
En definitiva, lo que interesa es determinar si hay afirmaciones, —bien provenientes del gobierno o de ciudadanos o de asociaciones o partidos políticos, no importa—, que, por su absoluto desprecio al rigor informativo o por su manifiesta intención de engañar, no son admisibles. La democracia exige libertad informativa y de expresión, exige participación y debate, pero en esa interacción hay unas mínimas reglas de juego que deben respetarse cuando ciertas expresiones o la comunicación de determinados hechos falaces confrontan con bienes jurídicos constitucionalmente protegidos. Posiblemente debamos determinar cuáles son esos mínimos exigibles para una pacífica convivencia, si queremos hablar de una garantía democrática básica.
II. El fácil influjo de determinados mensajes falsos en la opinión pública en la era de internet
El poder que otorga el manejo de información, —no solo la veraz sino también la falsa—, para la conformación de la opinión de la ciudadanía es una realidad de la que se es consciente ya hace muchos años [13]. Tal vez lo que ha cambiado es la ingente cantidad de información de la que se dispone hoy y los efectos que ello genera. La sociedad de la información en la que vivimos ofrece tantas fuentes informativas por vía tradicional o telemática que hace difícil al ciudadano hacerse con la imagen completa de todos los datos como para tener una opinión verdaderamente contrastada y, por lo tanto, fundada. Innenarity advertía de que la creciente complejidad de lo político en nuestras democracias dificulta que haya una opinión pública competente a la hora de entender y juzgar lo que está pasando, algo que entra en plena contradicción con uno de los presupuestos normativos básicos de la democracia. Cuando los ciudadanos o electores no consiguen comprender lo que está en juego, entonces la libertad de opinión y decisión pueden ser consideradas un reconocimiento formal irrealizable [14].
En este campo de la super-información es donde determinados mensajes pueden acabar calando en la opinión pública frente a otros, cosa que puede suceder de manera fortuita o, en la mayor parte de las ocasiones, de una forma pretendida. De hecho, se habla del empleo de las emociones en las democracias actuales, de lo que ha venido a denominarse «emocracia» [15]. Consiste en propiciar la comunicación o trasmisión de emociones que acaban predominando sobre la razón. Son lo que la filósofa Nussbaum denomina emociones públicas o políticas [16]. Ello conduce a la formación de una voluntad colectiva, basada en las emociones mayoritariamente aceptadas de forma colectiva y exacerbadas por quien tiene la capacidad de hacerlo (los medios, los gobiernos, movimientos políticos, líderes…) Ya hablaba Aristóteles, en su Retórica, de las emociones [17] y explicaba cómo el buen orador conoce el arte de utilizarlas y provocarlas en el público para conseguir de él que haga lo que debe, en el mejor de los casos, o, en el peor de los casos, que haga lo que al orador o al político le interesa. Explicaba de qué forma el discurso público puede cambiar el estado de ánimo de quienes lo escuchan, gracias al uso de los tópicos, las figuras del lenguaje, y el poder de la elocuencia. Eso mismo es lo George Orwell parecía querer decir con aquello de que «El lenguaje político…está diseñado para hacer que las mentiras suenen confiables y el asesinato respetable; y para darle la apariencia de solidez al mero viento» [18].
En ocasiones, todo ello conduce al final a lo que se ha denominado posverdad. Como se ha indicado, este término [19] ha venido reflejando que aquello que las personas sienten ante un estímulo, sus emociones respecto de una idea o de un líder o sus sensaciones subjetivas influyen de una forma más efectiva en la toma de decisiones que los datos y estadísticas objetivas o los hechos comprobados, siendo más importantes para ellos que la verdad. Se señalaba a Donald Trump como el máximo exponente de la política posverdad, una confianza en afirmaciones que se «sienten verdad», pero no se apoyan en la realidad. «La posverdad, por tanto, puede ser una mentira asumida como verdad o incluso una mentira asumida como mentira, pero reforzada como creencia o como un hecho compartido en una sociedad» [20]. La cuestión es que la posverdad no constituye un arma solo a disposición de la clase política dominante, sino que el uso de la misma supone un recurso poderosísimo para aquellos recientes movimientos que quieren alcanzar el poder o afianzar en la opinión pública determinados mensajes extremos, populistas o excluyentes.
En el debate político, junto a ese predominio de los argumentos emocionales sobre los racionales, no es extraño encontrar mensajes que recurren a la simplificación dicotómica del discurso, a la promesa de medidas políticas o sociales o la utilización de afirmaciones destinadas todas ellas a ganarse la adhesión de la población, y a discursos demagógicos, populistas o extremos. El problema es cuando todas esas herramientas, que son legítimas en democracia, empiezan a ser sustituidas por verdades a medias, informaciones tergiversadas e incluso falsedades que causan —todas ellas— un impacto notable en la opinión pública. La inquietud aparece cuando la mentira y el engaño se convierten en un instrumento con el que influir en el proceso democrático.
Y la preocupación mayor surge cuando las falsedades o mentiras generan daño a los valores constitucionales básicos o a derechos de terceros o buscan infundir en la opinión pública el odio o rechazo hacia determinados colectivos. De hecho, entre los mensajes utilizados por determinados movimientos o líderes políticos no faltan aquellos que podríamos encuadrar dentro de lo que se conoce genéricamente como discurso del odio o de la discriminación [21]. El recurso a mensajes que atribuyen falsamente a determinados colectivos la culpa de alguno de los «males» del país es más que habitual [22]. Numerosas veces se trata de campañas de difusión del miedo que ayudan a extender entre sectores de la población ese pensamiento acrítico e irracional del que hablábamos anteriormente y el rechazo a determinados colectivos [23]. En un epígrafe posterior nos referiremos más a estas cuestiones. El caso es que, no pocas veces, se consigue que los ciudadanos dejen de opinar conforme a parámetros de valores colectivos, de los valores y principios que nos hemos dado en democracia, y pasen a construir su pensamiento desde un seguidismo acrítico que repite eslóganes que faltan a la verdad y discriminan.
En una línea parecida, hemos de plantearnos qué sucede con los mensajes que se sustentan en datos falsos que incitan a la población a actuar de un determinado modo, poniendo con ello en riesgo otros valores importantes como la seguridad o la salud. El ejemplo paradigmático lo encontramos en la proliferación de discursos negacionistas (y proselitistas) sobre la gravedad de la Covid-19 que invitan a no hacer uso de mascarillas, la distribución masiva de mensajes falsos sobre remedios a la enfermedad o las falsedades difundidas sobre las vacunas contra el virus. Son todo muestras de la trascendencia de analizar si cabe establecer límites a la libertad de expresión cuando esta va acompañada o sustentada en datos que se saben falsos y, además, ello puede generar un perjuicio para determinados individuos o para la colectividad.
Está demostrado el enorme poder político que la desinformación y los bulos pueden tener en ciertos momentos en la opinión pública y cómo los canales electrónicos de comunicación pueden potenciar su influencia [24]. Así se ha comprobado durante la pandemia del Covid-19, pero ya se había hecho con anterioridad. No hay más que recordar cómo la circulación de noticias falsas y la manipulación de la opinión de los ciudadanos a través de las redes sociales estuvo detrás de acontecimientos como el resultado del referéndum del Brexit o la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2016, donde no pocas voces apuntaron hacia el gobierno ruso como el artífice de las webs y redes sociales que estuvieron detrás de aquellas noticias falsas. Se han obtenido pruebas concluyentes de que los hackers soviéticos, al igual que chinos, se han convertido en expertos de la manipulación pública en numerosas contiendas políticas alrededor del mundo [25], y la reacción por parte de muchos gobiernos y organizaciones internacionales no se ha hecho esperar [26].
Efectivamente, esos discursos e informaciones manipuladas que faltan a la veracidad de los flujos informativos pueden tener tal repercusión en la opinión pública, desestabilizar gobiernos, influir en unas elecciones o poner en riesgo la seguridad, que tanto en el ámbito nacional como supranacional se han propuesto diversas medidas para lucha contra el fenómeno. La ONU expresó en 2017 su preocupación por el tema en la Declaración conjunta sobre Libertad de Expresión y Noticias Falsas, Desinformación y Propaganda (3 de mayo de 2017). La Unión Europea en 2018 aprobó un Plan de Acción contra la desinformación [27] y recientemente la Comisión Europea, en la nueva Estrategia de Seguridad de la Unión (24 de junio de 2020) hacía hincapié en la lucha contra «las campañas de desinformación y la radicalización de la narrativa política» [28]. En la misma línea han actuado diferentes Estados. Por concretar en España, ha de recordarse que en la Estrategia de Seguridad Nacional de 2017 ya se citaba la desinformación como una de las amenazas para la seguridad, y la Directiva de Defensa Nacional (DSN), adoptada el 11 de junio de 2020, fijaba también entre los grandes objetivos de defensa el uso de instrumentos para luchar contra esas técnicas manipulativas que utilizan las mentiras con un propósito determinado causando un perjuicio colectivo. Recientemente, con el objetivo de responder a dicho fenómeno se daba a conocer la Orden PCM/1030/2020, de 30 de octubre, por la que se publica el Procedimiento de actuación contra la desinformación aprobado por el Consejo de Seguridad Nacional. Se trata de una disposición que busca dar cumplimiento a las previsiones supranacionales y parte precisamente de señalar que «el acceso a información veraz y diversa es uno de los pilares que sustentan a las sociedades democráticas y que deben asegurar las instituciones y administraciones públicas, porque se conforma como el instrumento que permite a los ciudadanos formarse una opinión sobre los distintos asuntos políticos y sociales». Con posterioridad nos referiremos a estas disposiciones.
III. La complicada determinación de lo que es verdad y lo que es mentira
Se venía hablado más arriba de verdades a medias, de manipulación de la verdad, de mentiras o de hechos/noticias falsas, que vienen a referir todos ellos a algo que hace mella en la verdad. Por lo tanto, conviene detenernos mínimamente en este concepto, el de verdad.
Este no encuentra un significado en el diccionario de la Real Academia Española (RAE) que pueda ofrecer mucha luz a los efectos descubrir fácilmente qué es eso de verdad. Una de sus acepciones habla de «juicio o proposición que no se puede negar racionalmente». Desde esta vertiente, podría entenderse que verdad es algo que siempre va referido a las afirmaciones o juicios de hecho, pues se ha entendido que solo estos pueden juzgarse verdaderos o falsos [29], en contraposición a los juicios de valor donde no es fácil demostrar que están equivocados. Sin embargo, la RAE también dene verdad como «conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente» o «conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa» o «cualidad de veraz». Lo cual parece conducirnos a algo que no es unívoco y, por lo tanto, a la existencia de verdades que no son iguales y que pueden depender de cada persona o colectivo. Ello por no entrar ahora en algo en lo que nos detendremos posteriormente, que es el consabido tema de que la veracidad no significa verdad absoluta [30].
Frente a la verdad se han encontrado posiciones de lo más diversas, desde el escepticismo, al relativismo, o a esa convicción muy extendida que considera que sí existe una verdad (o si se quiere, veracidad) común —con independencia de diferencias culturales, religiosas o políticas— sobre un elenco amplio de hechos que son incontrovertibles. Esa pluralidad de posiciones sobre la verdad es descrita por Vives Antón, haciendo un recorrido desde Descartes a la actualidad, poniendo de relieve, además, que la «verdad» no tiene un signicado invariable en todos y cada uno de sus diferentes usos. Se puede aludir a la verdad sobre los hechos, pero también a la verdad del Derecho, esto es, a la certeza objetiva de que se está siguiendo la regla pautada en la ley —aquí la verdad equivaldría a seguridad, a certeza, y se predicaría sólo de aquellos enunciados de los que no se puede normalmente dudar, porque están más allá de toda duda razonable— [31]. Igualmente, la verdad es predicable en otros ámbitos. Tomás Vives recuerda, por ejemplo, cómo hay quienes aluden a la verdad de ciertas creencias, cuando en realidad lo que se quiere decir es que estas están «racionalmente» justificadas [32] .
En el ámbito del Derecho, encontramos diversas normas que sí aluden expresamente al término «verdad» (o a su antónimo, la falsedad). La verdad parece convertirse en no pocas ocasiones en algo necesario para la aplicación del Derecho, porque resulta importante la jación de unos hechos o elementos procesalmente incontrovertibles. Así sucede en el Código civil cuando reere a la expresión de causas falsas de la institución de heredero (art. 767 CCiv) o en los contratos (art. 1276 CCiv), al verdadero dueño (art. 1771 Cciv) o el verdadero deudor (art. 1899 Cciv), por poner algunos ejemplos. También el Código Penal exige la declaración de la verdad en el ámbito de un proceso, castigándose el falso testimonio (art. 458 CP) o habla de la falta a la verdad maliciosa de los peritos o intérpretes (art. 459 y 460 CP). Asimismo, se castigan las falsedades en documento público, a los funcionarios que faltaren a la verdad en la narración de los hechos (art. 390 CP), se recoge el delito de denuncias falsas (art. 456 CP), se impone una sanción al que estando convocado ante una comisión parlamentaria de investigación faltare a la verdad en su testimonio (art. 502 CP), se castiga la imputación de un delito «hecha con el conocimiento de su falsedad o temerario desprecio hacia la verdad» (art. 205 CP), y una referencia similar se utiliza en el art. 208 respecto de las injurias.
Por lo tanto, parece que sí hay hechos que, conforme a determinados parámetros, cabe entenderlos como verdaderos y, como consecuencia, las afirmaciones contrarias a tales verdades, en determinados contextos, pueden ser merecedoras de una sanción. Hay un marco definido legalmente en el que ciertas afirmaciones no caben. Esto es, algunas mentiras no son permisibles. Pero, en el debate abierto (de carácter político) ¿ello también es así? ¿También hay mentiras inadmisibles?
¿O todo es más laxo en el debate público, abierto y plural que se pretende en democracia? A ello quisiera referirme más adelante en este trabajo.
Pero, antes de ello, y como contrapunto a la verdad y de cara a fijar los términos empleados en este ensayo, debemos distinguir entre (a) la ocultación explícita de hechos o datos, (b) la falsedad y (c) la mentira o destrucción sistemática de la verdad, siendo esta última la que más daño puede producir, elementos todos ellos que podríamos incluir en lo que comúnmente conocemos como desinformación.
a) El primero de los comportamientos haría referencia precisamente a eso, a la voluntad de evitar el conocimiento de determinados hechos con el interés de crear un relato público distinto o evitar responsabilidades negativas, o incluso con propósitos amparables en el ordenamiento. Esta ha constituido la más tradicional de las mentiras políticas (en sentido amplio del término mentira). Esa ocultación de la verdad ha venido tradicionalmente muy ligada a las políticas gubernamentales relacionadas con la diplomacia, la seguridad o los secretos de Estado, o al menos se han servido de estos ámbitos para la ocultación intencionada de hechos.
La historia nos ha dado sobrados ejemplos. Esta forma de proceder parece haber sido más marcada en los regímenes de tendencia autoritaria, donde la ausencia de mecanismos de control parlamentario, o de cualquier otro tipo, ha facilitado que ello sea así y que este tipo de actuaciones queden indemnes [33]. Pero, también gobiernos democráticos han optado por el uso de medio-verdades o la ocultación de la verdad. Podemos recordar ahora desde las «mentiras» desveladas por los Papeles del Pentágono sobre la actuación de EEUU en Vietnam, hasta el recurso de este mismo país (y algunos otros) a la idea de que Irak escondía armas de destrucción masiva para justificar una guerra, cuando el tiempo demostró que Irak no poseía tal arsenal. O bien, las informaciones que se dieron los primeros días por parte del Gobierno español sobre la autoridad de los atentados terroristas yihadistas del 11 de marzo de 2004 en Madrid, insinuando que los autores parecían pertenecer a la banda terrorista ETA. Por supuesto, podríamos citar innumerables muestras más y todas muy diversas. No son pocas las «mentiras» o las verdades ocultas por los gobiernos que, con el paso del tiempo, la historia ha sacado a la luz pública.
Hannah Arendt señalaba que «El secretismo —denominado diplomáticamente discreción, así como arcana imperii, los misterios del gobierno— y el engaño, es decir, la deliberada falsedad y la pura mentira como medios legítimos para el logro de fines políticos, nos han acompañado desde el comienzo de la historia escrita» [34]. En definitiva, los gobernantes siempre han conseguido, con mayor o menor éxito, obrar sobre sus verdades mediante la destrucción o sustitución de datos. Eso es algo que sigue sucediendo hoy. E insistimos, no solo lo hacen los gobiernos, sino también cualquier grupo de interés, partido, o movimiento político que trata de influir en el debate político.
a) La falsedad es el recurso a instrumentos que crean una apariencia pretendida de algo que no es cierto, se acerca un poco más a la estrategia, al simulacro, puede incluso encajar con medias verdades. Maquiavelo en su obra El Príncipe describe bien el recurso a las falsedades, —a las apariencias—, como una necesidad política y el saber mentir —la simulación— como una virtud de quien gobierna. Recordemos ahora las palabras:
«Todos ven lo que pareces, pero pocos comprenden lo que eres (…) Procure, pues un príncipe conservar y mantener el Estado: los medios que emplee serán siempre considerados honrosos y alabados por todos; porque el vulgo se deja siempre coger por las apariencias (…) Un príncipe de nuestros tiempos jamás predica otra cosa que paz y lealtad, y en cambio es enemigo acérrimo de una y otra» [35].
Se trata de crear un relato que favorezca a quien trata de transmitir una idea o una información con la intención de influir en la opinión pública.
b) Por último, la mentira opera una destrucción radical de la verdad a sabiendas de ello. La mentira falta intencional y conscientemente a la verdad afirmando como verdaderos hechos que no son de ningún modo ciertos, creando una «realidad» ficticia con el propósito de engañar [36]. Las mentiras serían aquí sinónimo del concepto muy extendido en nuestros días de bulos, o fake news en su expresión inglesa.
Todas estas figuras pueden perseguir intereses de lo más dispar: la voluntad de no inculpar a alguien de unos hechos, eximirse de la propia culpa, la obtención de un rédito económico, el puro propósito de hacer daño a un tercero, la voluntad de generar descrédito sobre una persona, un colectivo, un partido político o el gobierno, el deseo de convencer a la opinión pública sobre un ideario religioso o ideológico, la aspiración a obtener un apoyo político del electorado, la pretensión de mantenerse en el poder, o el intento de crearse una imagen pública, entre otras razones.
Centrémonos en la verdad y la falsedad/mentira en el debate público hoy, en aquellas afirmaciones no veraces que tienen una intencionalidad política. Me gustaría ocuparme de la transmisión pública de hechos no veraces o de ideas con una base fáctica falaz, que buscan influir en la opinión pública.
IV. La compleja disociación entre hechos y opiniones. la veracidad sobre los hechos y los límites a las opiniones
La doctrina ha destacado que la «verdad única» no existe. Desde luego, no existe sobre las opiniones, ya que el pluralismo implica la aceptación de una diferente visión de análisis de la realidad social. Las opiniones, los juicios de valor, las ideas, los pareceres personales, los pensamientos, las creencias y su libre expresión constituyen la base de ese pluralismo que nuestra Constitución toma como valor principal del Estado. De hecho, cuando se alardea de una única verdad oficial, de lo indiscutible de determinadas afirmaciones, flaco favor se está haciendo a la democracia y, por tanto, al pluralismo. Recordaba Villaverde Menéndez que la Constitución, en hipótesis, está para que nadie tenga el poder de decidir qué es verdad y qué no lo es, ni siquiera ella misma [37].
Cuando se transmiten opiniones, cuando se ejerce la libertad de expresión, la componente valorativa de quien la ejerce tiene un alcance muy significativo [38]. La expresión de las ideas constituye una materialización de la propia libertad, que es subjetiva, la libertad de pensamiento. Ahora bien, como ha señalado el Tribunal Constitucional, esa libertad de expresión no es absoluta. Así, el Tribunal recordó desde los inicios que la libertad para expresar opiniones no comprende la posibilidad de ejercer sobre terceros una violencia moral, porque ello es contrario a bienes jurídicos constitucionalmente protegidos, como son la dignidad de la persona y su derecho a la integridad moral, recogidos en los arts. 10 y 15 de la CE (STC 2/1982, de 29 de enero, FJ 5), o los derechos de la personalidad (art. 18 CE). Ello implica que la exteriorización de ideas puede encontrar un límite en el daño que puedan generar en derechos de otros individuos.
La otra cuestión que cabe preguntarse es si cabe también la limitación de expresiones (de opiniones) que violentan los valores y principios más básicos de nuestro ordenamiento de un modo más abstracto. A este respecto, es cierto que el Tribunal Constitucional ha reconocido que, al resguardo de la libertad de opinión, cabe cualquier idea, por equivocada o peligrosa que pueda parecer al lector, incluso las que ataquen al propio sistema democrático. Pero, al mismo tiempo, ha señalado que la libertad de expresión no puede amparar manifestaciones o expresiones destinadas a menospreciar o a generar sentimientos de hostilidad contra determinados grupos étnicos, de extranjeros o inmigrantes, religiosos o sociales en un Estado como el español, social, democrático y de Derecho. Ha indicado que no puede amparar una actitud racista por contrariar al conjunto de valores protegidos constitucionalmente (STC 176/1995, de 12 de enero).
Precisamente en un contexto de manifestaciones contrarias a la verdad histórica incontrovertible como es la del Holocausto del pueblo judío, el Tribunal ya había señalado que esto no quiere decir que uno no pueda entender la Historia como desee; o construir una verdad histórica propia y creer lo que más le plazca, contarlo y defenderlo públicamente, e incluso hacerlo maliciosamente, lo que no puede hacerse es usar esa «verdad singular» para atentar contra la dignidad de otros (STS 214/1991, de 11 de noviembre). El Tribunal vino a decir que ello «sería tanto como admitir que, por el mero hecho de efectuarse al hilo de un discurso más o menos histórico, la Constitución permite la violación de uno de los valores superiores del ordenamiento jurídico, como es la igualdad (art. 1.1 CE) y uno de los fundamentos del orden político y de la paz social: la dignidad de la persona (art. 10.1 CE)» (STC 214/1991, FJ 8).
En un caso posterior, en la cuestión de inconstitucionalidad que se resolvió por STC 235/2007, sobre la sanción penal de la negación de cualquiera de las distintas formas de genocidio recogidas en el art. 607.2 CP [39], el Alto Tribunal afrontaría la cuestión claramente desde la perspectiva de si caben opiniones contrarias al propio sistema constitucional. El Tribunal se decantó mayoritariamente por un modelo en el que no cabe la «democracia militante», como sí ocurre en Alemania, pero el fallo suscitó un confrontado debate en su seno. De hecho, el mismo se aprobó con cuatro votos discrepantes, lo cual es muy significativo.
Nuevamente advirtió que la libertad de expresión no puede verse restringida por el hecho de que se utilice para la difusión de ideas contrarias a la propia Constitución, pero añadió: a no ser que con ellas se lesionen efectivamente derechos o bienes de relevancia constitucional. Los votos discrepantes, que incidieron en las decisiones adoptadas en el marco de la UE y del Consejo de Europa sobre la necesidad de no dar cobijo en los ordenamientos a ideas xenófobas que puedan hacer crecer en la opinión pública el rechazo hacia determinados colectivos, entendieron que las actitudes negacionistas van encaminadas a hacer surgir estados de opinión tergiversados (en aquella ocasión sobre el hecho histórico del Holocausto). Prohibiendo tal tipo de afirmaciones se trata de proteger a la sociedad de aquellos comportamientos contrarios a una realidad que existió. Los magistrados discrepantes entendieron que son afirmaciones que, de reiterarse, a través de medios propagandísticos, pueden generar un clima de violencia y hostilidad hacia determinadas minorías, un peligro que la sociedad democrática no puede permitirse correr. Decía el magistrado Rodríguez Arribas en su voto discrepante: «No se trata de favorecer la fórmula de una democracia militante, pero sí de impedir la conversión de las instituciones que garantizan la libertad en una democracia ingenua que llevara aquel supremo valor de la convivencia hasta el extremo de permitir la actuación impune de quienes pretenden secuestrarla o destruirla».
Los votos particulares señalan también la dignidad de la persona, como fundamento del sistema de derechos, como razón para limitar ciertas expresiones negacionistas. Incluso uno de los magistrados (de nuevo Ramón Rodríguez Arribas) entendió que la misma negación de una realidad incontestable como la del Holocausto ya constituye un claro menosprecio hacia las víctimas que lo sufrieron. En una línea similar, el TEDH al enfrentarse a los casos de sanción del negacionismo no ha acudido al cano de la libertad de expresión, sino al del abuso del Derecho donde las opiniones negacionistas se confrontan con verdades incontrovertibles [40].
Cosa distinta de las ideas u opiniones sobre los hechos son los hechos mismos. Así, mientras las ideas, pensamientos y opiniones constituyen el objeto de la libertad de expresión, los hechos lo son principalmente de la libertad informativa. Cuando hablamos de hechos nos referimos a elementos fácticos. Decíamos que la verdad única no existe sobre las opiniones, pero, incluso sobre los hechos también se ha señalado que un mismo hecho no pocas veces puede ser explicado de diversas y plurales maneras, en un ejercicio de la libertad informativa, dejando patente que todas esas formas son veraces [41]. Ante un mismo hecho pueden existir diversos criterios de interpretación y de explicación. De todos modos, aunque la «verdad» puede ser interpretable en muchas ocasiones, también es cierto que el término verdad siempre alude a una cierta certeza.
Por todo ello, tal vez sea más importante incidir en el concepto de veracidad más que en el de verdad única o verdad absoluta. Recordemos que la Constitución española, no alude al término «verdad», sino que reconoce en el art. 20 el derecho a comunicar o recibir libremente información veraz.
Así, la verdad (o veracidad) ha venido referida fundamentalmente a la transmisión de hechos y, por lo tanto, al ejercicio del derecho a la información como fundamento básico de cualquier democracia. Esa trascendencia constitucional del derecho de información exige a la persona que haya divulgado los hechos noticiables una actitud positiva hacia la verdad, de manera que se pueda probar que ha tratado de encontrarla agotando los medios disponibles [42]; hablamos del requisito de buena fe, de la convicción de que se está proporcionando una información veraz (STEDH Gasior vs. Polonia, de 21 de febrero de 2012). Si esta actitud de diligencia se da, aunque la información no sea totalmente exacta, quedaría protegida por la Constitución [43]. Esta idea fue introducida por el Tribunal Supremo norteamericano en el caso New York Times c. Sullivan [44], al que me referiré posteriormente con más detenimiento, y acogida por nuestro Tribunal Constitucional [45]. Este último ha declarado reiteradamente que la veracidad no va dirigida a la exigencia de una rigurosa y total exactitud en el contenido de la información, sino a negar la protección constitucional a los que transmiten como hechos verdaderos bien simples rumores, carentes de toda constatación, bien meras invenciones o insinuaciones, sin comprobar su realidad mediante las oportunas averiguaciones propias de un profesional diligente; así, una información se considerará veraz aunque su total exactitud pueda ser controvertida, o se incurra en errores circunstanciales o resulte una información incompleta que, en un caso u otro, no afecten a la esencia de lo informado. Por lo tanto, en el marco de la transmisión de información, esa veracidad exigirá una actuación diligente que lleve al que transmite el hecho noticiable a realizar una labor de verificación, de comprobación/contrastación de los datos, y para ello se tendrá en cuenta no solo esa diligencia, sino también otros elementos como el carácter del hecho noticioso, la fuente que proporciona la información, o el posible daño que esa información pueda generar en los derechos de terceros [46]. Lo cual significa que donde hay libertad informativa cabe el error. En todo caso, lo que queda claro, a los efectos de lo que venimos analizando en este trabajo, es que lo que no protege el art. 20.1.d) de la Constitución es la insidia, el engaño por negligencia o la mala intención.
En todo caso, las cosas son aún más complejas. Al igual que decíamos que no existe una verdad única en democracia, también es cierto que la trasmisión de hechos noticiables exenta de todo posicionamiento ideológico es difícil. Recordemos la dificultad de separar el ejercicio de la libertad informativa del de la libertad de expresión y opinión [47]. Hay hechos que transmitidos desde una cierta perspectiva ideológica dan lugar a una verdad determinada y asumida colectivamente como cierta. Pero, esos mismos hechos, contados de otro modo, pueden conducir a una verdad opuesta. Incluso la historia se escribe con verdades que resultan de una forma de asumir unos hechos desde una perspectiva. Aún así, decía Hannah Arendt que «cuando admitimos que cada generación tiene derecho a escribir su propia historia, solo estamos reconociendo el derecho a ordenar los acontecimientos según la perspectiva de dicha generación, no el derecho a alterar el propio asunto objetivo» [48]. A este respecto, contaba que cuando Clemenceau mantuvo una conversación amistosa con un representante de la República de Weimar sobre la cuestión de la culpa del estallido de la Primera Guerra Mundial, se le preguntó qué pensarían los futuros historiadores acerca de ese asunto tan controvertido y el respondió: «no lo sé, pero estoy seguro de que no dirán que Bélgica invadió Alemania» [49].
Pero, que unas creencias o unos pensamientos puedan estar racionalmente justificados no los convierte en verdaderos, como no podemos decir que hay ideas falsas. Lo que sí es más fácil es la determinación de la verdad o falsedad de los hechos que sustentan determinadas ideas o afirmaciones.
Y es que a veces nos movemos en ese ámbito que queda a medio camino entre la libertad de información y la libertad de expresión, porque los hechos (propios del ejercicio de la libertad informativa) se cuentan o se transmiten con una marcada visión ideológica (lo que es propio del ejercicio de la libertad de opinión y expresión). Esto es importante porque, aunque la veracidad no constituye un límite a las libertades ideológicas o de expresión, como se recordaba más arriba, estas no son libertades absolutas. En esta confluencia entre libertad de expresión y libertad de información, entre opiniones y hechos, conviene volver de nuevo la doctrina del Tribunal Supremo norteamericano sobre los límites a la libertad de expresión y su test de la «real malice (actual malice)», que empezó a aplicarse a partir del caso New York Times c. Sullivan. La cuestión que se planteó es si las opiniones expresadas en un periódico perdían protección debido a la falsedad de alguna de las afirmaciones sobre hechos y la pretendida voluntad de difamar. El tribunal concluyó que las manifestaciones inexactas e incluso intencionadas quedan amparadas en la libertad de expresión, a no ser que se compruebe que las afirmaciones son realizadas con «real malicia», es decir, con conocimiento de que los hechos transmitidos son falsos o con una temeraria despreocupación acerca de su verdad o falsedad. Esta postura doctrinal resulta fundamental para lo que pretendemos defender en este trabajo. Ello significa que la libertad de expresión no debería poder amparar aquellas posturas u opiniones que se transmiten sustentándose en hechos intencionadamente falsos. El test que introducía el Supremo norteamericano no lo superarían los casos en los que se vierten opiniones sustentadas en hechos falaces, esto es, con el conocimiento de que estos no son ciertos —son mentira—, o con conocimiento de su posible falsedad o sin base probatoria o indagatoria previa alguna sobre los mismos. Insisto, no se está diciendo que puedan existir ideas falsas, sino que no hay protección constitucional para expresiones falsas sobre los hechos.
Por supuesto, de nuevo la dificultad se encuentra en determinar si estamos ante una afirmación de hechos o tan solo frente a una expresión de opiniones [50]. Para discernirlo, pueden tenerse en cuenta varios factores: los términos utilizados, que puedan hacer entender al lector medio que se trata de la transmisión de unos hechos y no de una manifestación de opinión; la verificabilidad; o el contexto en el que la manifestación se produce. Aún así no siempre resulta fácil.
Lo principal es establecer, por un lado, qué se está protegido constitucionalmente en la transmisión de hechos y de opiniones y, por otro lado, qué mensajes pueden caer en el lado de lo prohibido, en el de las manifestaciones que incluso pueden ser perseguibles penalmente porque, realizándose con un temerario desprecio a la verdad, causan un daño. Ello puede producirse cuando esa transmisión de hechos, —sea en el ejercicio de la libertad de información o acompañando a una expresión del pensamiento—, entra en colisión otros derechos o intereses constitucionalmente protegidos. Porque, como recordaba Vives Antón, sólo se puede castigar (y solo se puede exigir responsabilidad civil) allí donde haya una lesión o puesta en peligro de un bien jurídico [51]. No toda afirmación o discurso que repugne al colectivo mayoritario de la población o parezca poner en peligro los principios básicos de nuestro ordenamiento ha de ser censurado, por supuesto. No se trata de que las ideas no sean inocuas, sino de que el ejercicio de algunas libertades —como las de expresión o información—, aunque parezca que generan un peligro abstracto, no pueden combatirse siempre por medio de la restricción de tales libertades, habrá que analizar, caso por caso, si pueden producir un daño concreto a algún valor del Estado o bien colectivo. En esto, Rawls criticaba la aplicación al discurso político de la conocida regla del Tribunal Supremo norteamericano sobre el «peligro claro y presente» como limitativo de la libertad de expresión. Rawls lo estima «una base insatisfactoria para la protección constitucional del discurso político, pues lleva a centrarse en la peligrosidad del discurso en cuestión, como si por el hecho de ser peligroso el discurso se convirtiese en un delito» [52]. Tal vez en algunos ámbitos la libertad haya de defenderse por sí misma, esto es, sin ayuda de la coacción estatal [53]. Pero, en otras ocasiones, sí es necesario adoptar medidas contra expresiones o discursos políticos porque efectivamente dañan o ponen en peligro bienes protegidos en el ordenamiento, y más aún cuando realmente en el fondo no constituyen un ejercicio de la libertad ideológica, sino más bien la transmisión de una información falsa (disfrazada de idea), y esto no tiene cobertura constitucional.
Rosario Serra Cristóbal, en dialnet.unirioja.es/
Notas:
1 Este trabajo se inserta en el marco del Proyecto de Investigación Seguridad Pública, Seguridad Privada y Derechos Fundamentales, RTI2018-098405-B-100, del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.
2 De ese modo lo indicaba ya hace años el TEDH con palabras que siguen teniendo vigencia hoy en día. Decía en el asunto Hadyside, de 7 de diciembre de 1976, que «Al amparo el art. 10.2 son válidas no sólo las informaciones o ideas recibidas favorablemente, o contempladas como inofensivas o indiferentes, sino también aquellas otras capaces de ofender, sacudir o molestar al Estado o a un sector de la población. Así lo reclama el pluralismo, la tolerancia y la amplitud de miras, sin las cuales no hay sociedad democrática» (par. 49). Ídem en STEDH asunto Otegui Mondragón c. España, de 15/03/2011, Asunto Eon c. Francia, de 14/03/2013, Asunto Toranzo Gómez c. España, de 20/11/2018 y Asunto Terentyev c. Rusia, de 28/08/2018. Sobre la jurisprudencia del TEDH en materia de libertad de expresión puede verse, asimismo: PRESNO LLIERNA, M. Á., «La libertad de expresión según el Tribunal Europeo de Derechos Humanos», Revista de la Facultad de Derecho de México, n. º 276, 2020. REVENGA SÁNCHEZ, M. et. al., Tendencias jurisprudenciales de la Corte Interamericana y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Derecho a la vida. Libertad personal. Libertad de expresión. Participación política, Valencia, Tirant lo Blanch, 2008. CATALA I BAS, A., Libertad de expresión e información: la jurisprudencia del TEDH y su recepción por el Tribunal Constitucional: hacia un derecho europeo de los derechos humanos, Valencia, Ediciones Revista General de Derecho, 2001. También el TC español ha indicado que la libertad de expresión comprende la libertad de crítica, incluyendo los supuestos en que se «pueda molestar, inquietar o disgustar a quien se dirige, pues así lo requieren el pluralismo, la tolerancia y el espíritu de apertura, sin los cuales no existe sociedad democrática» (STC 176/2006, de 5 de junio).
3 REVENGA SÁNCHEZ, M., Seguridad Nacional y Derechos Humanos. Estudios sobre la jurisprudencia del Tribunal de Estrasburgo, Cizur Menor, Aranzadi, 2002, p. 127.
4 VILLAVERDE MENÉNDEZ, I., «Verdad y Constitución. Una incipiente dogmática de las ficciones constitucionales», REDC, n. º 106, 2016, pp. 149-201.
5 AZURMENDI ADARRAGA, A., «De la verdad informativa a la «información veraz» de la Constitución española de 1978. Una reflexión sobre la verdad exigible desde el derecho de la información», Comunicación y Sociedad, Vol. XVIII, n. º 2, 2005, pp. 9-48.
6 La libertad de expresión política tiene como objetivo principal estimular la toma de decisiones del individuo, la convergencia de una pluralidad de opiniones y la libre circulación de la información pública. ESQUIVEL ALONSO, Y., Libertad de expresión política y propaganda negativa, Valencia, Tirant lo Blanch, 2018.
7 KANT, I., «Acerca de la ilegitimidad de la mentira» (1796) y «Acerca de un pretendido derecho a mentir por filantropía» (1797), KANT, I. y CONSTANT, B., ¿Hay derecho a mentir? (La polémica Immanuel Kant y Benjamin Constant) (Estudio preliminar de Gabriel Albiac), Madrid, Tecnos, 2012, p. 30.
8 Ibídem, p. 33.
9 CONSTANT, B., «Decir la verdad no es un principio general al que tengan derecho todos los hombres» (1796), KANT, I. y CONSTANT, B., ¿Hay derecho a mentir?…, op. cit., pp. 18-19.
10 El Marqués de Condorcet disertó sobre los errores o mentiras en las que el pueblo podía caer, y sobre la necesidad o la inconveniencia de decir al pueblo toda la verdad. Condorcet concluía rechazando el derecho del gobernante a mentir al pueblo incluso por el bien de este, pues, ¿cómo puede nadie asegurar que el poderoso no utilizará la mentira para hacer el mal una vez se le haya permitido emplearla para hacer el bien. MARQUÉS DE CONDORCET, «Disertación filosófica y política o reflexión sobre esta cuestión: ¿Es útil para los hombres ser engañados?», DE LUCAS, J., ¿Es conveniente engañar al pueblo? (Castillón-Becker-Condorcet. Política y filosofía en la ilustración: el concurso de 1778 de la Real Academia de Ciencias de Berlín), Madrid, CEC, 1991.
11 PAUNER CHULVI, C., «Noticias falsas y libertad de expresión e información. El control de los contenidos informativos en la red», TRC, n. º 41, 2018, p. 299.
12 SÁNCHEZ FERRIZ, R., El derecho a la información, Valencia, Cosmos, 1974, p. 63.
13 En este sentido indicaba Ignacio Villaverde que «la realidad es que la libertad de expresión relevante socio-políticamente ya no es la que ejerce el individuo aislado, sino la que ejercen los medios de comunicación. Ellos son los que trazan las grandes líneas informativas, los que crean corrientes de opinión… Sencillamente, la mayoría escucha y lee lo que los medios dicen, no lo que divulga el orador en la esquina de la calle», VILLAVERDE MENÉNDEZ, I., «Los derechos del público: la revisión de los modelos clásicos de “proceso de comunicación pública”», REDC, n. º 68, 2003, p. 126.
14 INNERARITY, D., Comprender la democracia, Barcelona, Gedisa Editorial, 2018, p. 32.
15 ARIAS MALDONADO, M., La democracia sentimental: política y emociones en el s. XXI, Barcelona, Página indómita, 2016. CAMPS, V., El Gobierno de las emociones, Herder Editorial, 2012. FAJARDO FAJARDO, C., La emocracia global y otros escritos, Bogotá, ediciones Desde abajo, 2018. Término también empleado por E. GÓRRIZ ROYO para referirse a las respuestas al terrorismo en «Contraterrorismo a raíz de la Directiva (UE) 2017/541 y europeización del derecho penal al enemigo: ¿necesidad de reformas en la legislación penal española?», GONZÁLEZ CUSSAC, J.L. y FLORES GIMÉNEZ, F., (Coords.) Seguridad y Derechos. Análisis de las amenazas, evaluación de las respuestas y valoración del impacto en los derechos fundamentales, Valencia, Tirant lo Blanch, 2018, pp. 553 y ss.
16 Las emociones políticas o públicas son para Nussbaum aquellas que «tienen como objeto la nación, los objetivos de la nación, las instituciones y los dirigentes de esta, su geografía, y la percepción de los conciudadanos como habitantes con los que se comparte un espacio público común». Ello supone que, dado cualquier proyecto socio-político, debamos preguntarnos cuáles son las emociones que queremos activar en la ciudadanía con el fin de que nos ayuden en su logro. NUSSBAUM, M., Emociones políticas. ¿Por qué el amor es importante para la justicia?, Barcelona, Paidós, 2014, p. 14.
17 ARISTÓTELES, Retórica, (Introducción y traducción de Alberto Bernabé) Ed. 2014, Madrid, Alianza editorial, 2014.
18 ORWELL, G., 1984, Barcelona, Edicions 62, 2005.
19 El término fue acuñado por el sociólogo norteamericano R. Keyes en su trabajo Post-truth, publicado en 2004.
20 AMÓN, R., «Posverdad, palabra clave del año», El País, 17/11/2016.
21 Incluimos aquí los delitos de odio y los delitos de discurso del odio, en todas sus manifestaciones.
22 AUSÍN, T., «Cuéntame un cuento. Sobre mentiras y silencios en el ámbito de la información», Cuadernos del Ateneo, 2008, n. º 25, p. 20.
23 Tenemos sobrados ejemplos de mensajes muy comunes en las narrativas de algunos partidos políticos o líderes que utilizan el discurso del miedo (infundado) para potenciar su ideología: el miedo a que los extranjeros hurten posibilidades de trabajo a los nacionales, a los islamistas que se presumen todos terroristas, a ser víctima de un delito por parte de los inmigrantes que entran en nuestras fronteras sin recursos económicos, a que determinados discursos feministas o los colectivos LGTBI acaben con el tradicional concepto de familia, etc… Como muestra, en junio de 2020, el recién reelegido como Presidente de Polonia, el populista Andrzej Duda, del partido Ley y Justicia, declaraba: «Los LGTB no son el pueblo; son una ideología más destructiva que el comunismo», y atacó a su adversario político en la campaña electoral, que defendía los intereses del colectivo, acusándolo de querer la «sexualización de los niños» y «la destrucción de la familia». EFE, «Presidente polaco carga contra la ‘ideología LGTB’ durante campaña electoral», La Vanguardia, 13/06/2020.
24 SUSTEIN, Cass R., «How Facebook makes us dumber», Bloomberg, 8/01/2016.
25 Así, también se ha acusado a Rusia de hacer circular una falsa narrativa para justificar sus acciones ilegales en Ucrania. Esta, entre muchos ámbitos más. Una breve descripción de ello puede verse en BONET, Pilar, «La fábrica rusa de las mentiras», El País, 25/02/2018.
26 Además, de las reacciones frente a la intrusión de las noticias rusas en procesos electorales en marcha a lo largo de estos últimos años, en la UE se creó la plataforma EU vs disinfo, que es un proyecto del Servicio Europeo de Acción Exterior que desde 2015 trabaja para dar respuesta a las campañas de desinformación que llegan desde Rusia y afectan a la Unión Europea en su conjunto, a los estados que la forman o a otros países europeos. En las Conclusiones del Consejo de la UE de 10 de diciembre de 2019 sobre «Acciones complementarias para aumentar la resiliencia y luchar contra las amenazas híbridas» (14972/19) hacía de nuevo hincapié en la necesidad de trabajar en contrarrestar la desinformación, detectar las actividades de desinformación de los agentes estatales extranjeros y de los agentes externos no estatales y garantizar unas elecciones libres y justas, que no se vean influenciadas por esas injerencias manipuladoras.
27 Más recientemente, un informe del Servicio Exterior de la UE destacaba como China y Rusia están difundiendo masivamente información falsa y datos tergiversados en Internet, en esta ocasión sobre el Covid-19, con el objetivo de debilitar a la Unión Europea. Así se recoge en el EEAS special report update: short assessment of narratives and disinformation around the covid-19 pandemic, 20-27/03/2020. De hecho, la Comisión Europea abrió una página web para mitigar la desinformación que sufren los ciudadanos respecto al coronavirus con información falsa o «fake news» proveniente de Rusia, China y la derecha de Estados Unidos. Lo mismo ha hecho Naciones Unidas con la iniciativa Verified.
28 EU Security Union Strategy, adoptada por la Comisión Europea para el periodo de 2020-2025.
29 GLADIO, G., «Derecho Constitucional y tutela de la verdad», AFDUC, n. º 16, 2012, p. 394.
30 Recuérdese ahora una de las primeras sentencias del Tribunal Constitucional español a este respecto, la STC 6/1988, de 21 de enero, reiterada con el tiempo en otras tantas sentencias posteriores (las SSTC 190/1996, de 25 de noviembre; 51/1997, de 11 de marzo; 134/1999, de15 de julio; 52/2002, de 25 de febrero; 226/2005, de 24 de octubre; 216/2006, de 3 de julio; 51/2008, de 14 de abril …) Puede verse también PAUNER CHULVI, C., Derecho de la información, Valencia, Tirant lo Blanch, 2014, particularmente pp. 67-78. CARRILLO, M., «Derecho a la información y veracidad informativa (Comentario a las SSTC 168/86 y 6/88)», REDC, n.º 23, 1988, pp. 187-206.
31 VIVES ANTÓN, T., «Proceso y verdad: más allá de toda duda razonable», Fundamentos del Sistema Penal, Valencia, Tirant lo Blanch, 2011, p. 960.
32 Ibídem, p. 938.
33 De igual modo, una de las principales batallas políticas de los regímenes en transición a la democracia, tiene que ver con el descubrimiento de la verdad. Con una lucha contra la falsificación del pasado, que haría imposible en la vida práctica la reconciliación entre los ciudadanos
34 ARENDT, H., «La mentira en política», Verdad y mentira en la política, op. cit, p. 87.
35 MAQUIAVELO, El Príncipe, Barcelona, Bruguera, 1981, pp. 152-153.
36 Dice la RAE que mentir es «Decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa».
37 VILLAVERDE MENÉNDEZ, I., «Verdad y Constitución…», op. cit., p. 153.
38 CARRILLO, M., «Expresión e información: dos derechos entre la sociedad y el Estado», Autonomías, n. º 21, 1996, p. 179.
39 Cuestión de inconstitucionalidad número 5152-2000, promovida por la Audiencia Provincial de Barcelona en relación con el artículo 607.2 del Código penal, por presunta violación del artículo 20.1 de la Constitución.
40 Sobre ello puede verse el trabajo de BILBAO UBILLOS, J.M., «La negación del Holocausto en la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos: la endeble justificación de tipos penales contrarios a la libertad de expresión», RDP, n. º 71-72, 2008, pp. 19-56.
41 DE CARRERAS SERRA, L., Régimen jurídico de la información. Periodistas y medios de comunicación, Ariel Derecho, Barcelona, 1996, p. 47.
42 VILLAVERDE MENÉNDEZ, I., «La libertad de expresión. Comentario al art. 20.1 CE», Casas/Rodríguez-Piñero (dirs.), Comentarios a la Constitución española (XXX Aniversario), Madrid: Kluwer, Tribunal Constitucional, 2008, pp. 471 y ss.
43 MUÑOZ MACHADO, S., Libertad de prensa y procesos por difamación, Editorial Ariel, Barcelona, 1988, pp. 154-155. Véase también RALLO LOMBARTE, A., Pluralismo informativo y Constitución, Valencia, Tirant lo Blanch, 2000.
44 Caso New York Times c. Sullivan (376 U.S. 254 1964).
45 SSTC 6/1988, 107/1988, 105/1990, 171/1990 y 172/1990, 40/1992, 192/1999.
46 Esa idea de veracidad ampliamente desarrollada por nuestro Tribunal Constitucional. Entre muchas otras, SSTC 41/1994, de 15 de febrero, o 158/2003, de 15 de septiembre.
47 La libertad de expresión, en sentido estricto, y el derecho a comunicar y recibir información veraz se diferencian fundamentalmente, por su objeto. GARCÍA GUERRERO, J.L, «Una visión de la libertad de comunicación desde la perspectiva de las diferencias entre la libertad de expresión, en sentido estricto, y la libertad de información», TRC, n. º 20, 2007, pp. 359-399. El Tribunal Constitucional, en la STC 47/2000, establecía la diferencia: mientras la primera «tienen por objeto pensamientos, ideas y opiniones, en un concepto amplio, el derecho de información versa, en cambio, sobre hechos» (STC 61/1988).
48 ARENDT, H., «Verdad y política», op. cit., p. 36.
49 Ibídem.
50 El TC ha insistido en la necesidad de ello al recordar que mientras los hechos son susceptibles de prueba, las opiniones o juicios de valor, por su misma naturaleza, no se prestan a una demostración de exactitud. (STC 79/2014, de 28 de mayo).
51 VIVES ANTÓN, T., Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 667.
52 RAWLS, J., Sobre las libertades, Paidós, Barcelona, 1996, p. 98.
53 VIVES ANTÓN, T., Fundamentos…, op. cit., p. 822.
Los precios mundiales de los cereales
El índice de precios de los cereales de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) se situó en julio en una media de 147,3 puntos, un 11,5% menos que en junio y un 16,6% por encima de su valor de julio de 2021. Disminuyeron los precios internacionales de todos los cereales representados en el índice.
Según detalla la FAO, los precios mundiales del trigo, que encabezaron la disminución, se redujeron un 14,5% en julio, en parte como reacción ante el acuerdo alcanzado entre Ucrania y Rusia para desbloquear los principales puertos ucranianos del Mar Negro, lo que indica la inminente reanudación de las exportaciones de cereales procedentes de Ucrania. La disponibilidad estacional debida a las cosechas en curso en el hemisferio norte también deprimió los precios. No obstante, los precios internacionales del trigo siguieron estando un 24,8% por encima de los valores alcanzados en julio del año pasado.
Los precios internacionales de los cereales secundarios disminuyeron por cuarto mes consecutivo, un 11,2%, pero se mantuvieron un 12,1% por encima de los valores de hace un año. El acuerdo para desbloquear los puertos ucranianos también fue el principal responsable de la caída del 10,7% registrada en los precios mundiales del maíz. El aumento de las disponibilidades estacionales en Argentina y Brasil, donde las cosechas de maíz avanzaron a un ritmo superior al del año pasado, también contribuyó a aliviar la presión sobre los precios.
El índice también recoge que el efecto indirecto de la debilidad de los mercados del trigo y del maíz ejerció una presión a la baja sobre los precios del sorgo y la cebada, en un 12,8% y un 12,6%, respectivamente. En julio, los precios internacionales del arroz descendieron por primera vez desde el comienzo de 2022, influidos por la inconsistencia de la demanda y las fluctuaciones de los tipos de cambio en los principales países exportadores.
El índice de precios de los alimentos que elabora la FAO registró un promedio de 140,9 puntos en julio, es decir, un 8,6% menos que en junio, lo que representa la cuarta disminución mensual consecutiva, aunque aun así se encuentra un 13,1 por encima del valor registrado hace un año.
Jesús Domingo Martínez
La Trata de personas, especialmente menores, que consiste en la adquisición de seres humanos por medios ilícitos como la fuerza, el fraude o el engaño con el fin de explotarlas, no es un fenómeno que se circunscriba a los países en vías de desarrollo. Está extendida por los cinco continentes. Según Manos Unidas, la mayoría de estos menores son captados por las mafias que operan en las zonas rurales de los países. La Iglesia, que está presente en esos países a través de congregaciones religiosas e instituciones de ayuda al desarrollo, como los Salesianos de don Bosco, despliega un intenso trabajo en la búsqueda e identificación de menores en riesgo, y en la rehabilitación de quienes han sido víctimas de la explotación. La Trata de menores tiene entre sus múltiples causas la miseria de las familias, las crisis humanitarias, las carencias educativas o las legislaciones insuficientes en muchas naciones. En todo caso, es un crimen que clama al Cielo, frente al que no cabe ninguna indiferencia.
JD Mez Madrid
La Generalitat ha regulado el que es considerado su Proyecto de Escuela, que implica un proyecto lingüístico en el que el catalán debe ser la lengua usada habitualmente en todos los espacios y en todas las actividades desarrolladas en el centro educativo. Para ello, la Orden regula la existencia y las funciones de un coordinador lingüístico, encargado de vigilar el uso institucional del catalán,
Consolidar un modelo educativo y lingüístico no puede hacerse ni contra la ley ni contra los derechos ciudadanos. El Tribunal Constitucional deberá pronunciarse si finalmente se le plantea esta cuestión. Mientras tanto, es insostenible que un Gobierno autonómico, sujeto como el resto de los poderes públicos al imperio de la ley, pretenda desobedecer usando para ello sus competencias normativas. Ambas instituciones, Gobierno y Parlamento, lo son del Estado. No hay excepción al cumplimiento de las normas y al deber de obedecerlas.
José Morales Martín
Los habitantes de las poblaciones rurales achacan los incendios que asolan España al abandono de la vida rural. Cada vez queda menos gente en los pueblos que limpie el monte -llevando su ganado a pastar o desbrozando para obtener leña- lo que ha provocado una masa forestal tan grande que, con las altas temperaturas, los incendios se hacen incontrolables. La explicación da que pensar tanto sobre algunas proclamas ecologistas (los medios de comunicación, los políticos, incluso la educación reduce muchas veces el asunto a un catastrofismo elemental) como en relación a nuestro entramado vital, que nos impone una renuncia a interactuar con la naturaleza.
Juan García.
El ruido de la naturaleza no te impide la reflexión
Cuando se busca la soledad con sinceridad e insistencia un pájaro que canta no es obstáculo, no interrumpe el silencio. Tampoco un arroyo que baja bravo por los pequeños valles, en época de deshielo. El ruido de la naturaleza no te impide la reflexión, entrar en ti mismo. Más bien ayuda. “El silencio significa desarrollar el sentido interior, el sentido de la conciencia, el sentido de lo eterno que reside en nosotros, la capacidad de oír a Dios”. Por eso nos han advertido tantas veces de la importancia del silencio para poder rezar.
La oración vocal, la oración de petición, se puede desarrollar perfectamente en medio del tráfico, en cualquier circunstancia. Pero la oración mental, que supone oír a Dios necesita un recogimiento que no se encuentra en cualquier lugar. Pero en medio de la ciudad bulliciosa y ruidosa tenemos nuestros reductos. Esos lugares donde predomina el silencio. Delante del sagrario en cualquier iglesia, especialmente en esas capillas de adoración, que son pequeños lugares en los que no se hace otra cosa que estar en silencio con Jesús sacramentado.
Pedro García
Políticos: “Como las termitas o la carcoma”
Empleo estos “símil” para calificarlos y “sálvese el que pueda”; pero hoy y desde, “el señor de la Moncloa y muchísimos más”; emplean España, como esos insectos emplean la madera allí donde pueden invadirla; y eso es lo que sufrimos el resto de españolitos pagadores de impuestos; muchos de ellos ya sumidos en la miseria o incluso “en las colas para pedir limosna”, que otra cosa no es, lo que les dan para que como mínimo, puedan comer, pan, patatas y “algo más”. En resumidas cuentas, ya dan asco los comportamientos de quienes con acceso al dinero público (que ya una ministra y en sede parlamentaria dijo que no era de nadie: Carmen Conde Poyato, de triste y bochornoso recuerdo, pero la que sigue viviendo del último enchufe estatal que le dieron, como premio a sus servicios prestados a?). Concretamente, lo que dijo esta “individua” nada menos que en la sede del Parlamento Nacional; fue… “Estamos manejando dinero público, y el dinero público no es de nadie.” Y en vez de echarla del gobierno y de la política, “a perpetuidad”; aquí la mantuvieron y premiaron con diferentes, prebendas y sinecuras, para que viva sin preocupaciones.
Por lo que está claro y debido a como ha llegado a estar España, el que aquí, eso de “servir a la patria”, es un cuento macabeo, aquí en general (y repito sálvese el que pueda) van a la trinca y a todo lo contrario de ese servicio de que presumen; o sea más claro; van a servirse de “la patria”, a la que saquean tanto como pueden y algunos mucho más; puesto que los tribunales “cantan las hazañas”, si bien luego no condenan como debieran a estos ladrones, que otra cosa no son; por lo que muy necesario es, el escarmiento para la ejemplaridad. Veamos lo último que se ha publicado, de estas, “polillas, langostas, termitas, carcoma, o barrenillos y demás plagas naturales”.
“Moncloa oculta qué ministros y altos cargos tienen viviendas con los gastos pagados: El Gobierno elude las preguntas registradas por un diputado en el Congreso, en las que requería información sobre el número de personas que usan estos inmuebles y el tamaño de los mismos: PUBLICADO 05/08/2022 (Vozpópuli). A pesar de que Transparencia considera que la información es relevante al tratarse de viviendas pagadas en base al erario público, el Gobierno se niega a detallar qué ministros y altos cargos residen en alojamientos oficiales a gastos pagados. La última negativa de Moncloa llega tras una solicitud registrada por un diputado en el Congreso de los Diputados, en la que solicitaba datos sobre el número de personas vinculadas al Ejecutivo que disfrutaban de este privilegio. La respuesta elude las cuestiones y tan solo enumera las leyes que regulan dicha situación. Yolanda Díaz, obligada a desvelar que ocupa la mayor vivienda oficial del Gobierno: 443 m². El chollo del 'alquiler' de los altos cargos: 250 euros al mes por usar una vivienda pública. Vozpópuli desveló en junio de 2021 qué ministros disponían de vivienda oficial. Eran trece, aunque muchos de ellos ya no forman parte del Ejecutivo. La información se obtuvo a través del Consejo de Transparencia y Buen Gobierno. Algunos de los miembros del Gobierno se negaron en un primer momento a ofrecer los datos, pero finalmente se les obligó a facilitarlos al entender que el tamaño de los inmuebles y el número de estancias no se trataba de información sensible y que debía conocerse al gestionarse con presupuestos públicos. El diputado del Grupo Mixto, Pablo Cambronero, trató de actualizar dicha información registrando una solicitud en el Congreso de los Diputados. El escrito está fechado el pasado 30 de mayo de 2022, con preguntas en las que instaba a saber el número de ministros y altos cargos que disponen de residencia oficial pagada por los españoles. También cuál de ellas era de mayor tamaño, si incluían los gastos de consumo y si disponían de servicio abonado por el erario público. La respuesta del Ejecutivo -con fecha del 28 de julio- se centra en la base legislativa que regula el acceso a una vivienda oficial por parte de miembros del Gobierno. En concreto, remite a la Ley de Patrimonio de las Administraciones Públicas y a la Ley de medidas fiscales, administrativas y del orden social. Pero no existe ninguna referencia a la información solicitada por el diputado. Ni del número de ministros o altos cargos que viven en estos inmuebles ni del tamaño de los mismos”.
Como se dice en esta españa en la que nací y vivo; “tú calla y sigue que aquí no pasa nada, que aquí mando yo”; visto ello, no es de extrañar de que un simple empleado oficial, se lleve de su departamento, todo lo que pueda llevarse, menos lo que ya es imposible hacerlo; me han contado casos, que mejor dejarlos estar; y el que esto lea, que recuerde, “los que le hayan contado, que seguro serán más de uno”.
¡Y viva España, “el Barsa y el Madrid incluidos, junto al buen lote de ídolos de barro que aquí se adoran”! Recordando aquel viejo chiste que criticando a Franco, en una partida de “cargos”, jugando a la brisca, este le dice a uno de ellos… ¡Tú calla y roba! Sí, españa es diferente y por ello, “nos llevan así”.
NOTAS: Cuando termitas y carcomas, invaden cualquier cuerpo de madera (e invaden algunos muy valiosos) y como lo hacen silenciosa “y traidoramente”, suelen “comérselos” y sólo dejan, una cascarilla exterior, que les sirve aparte de para camuflarse, para también sostener “su pitanza” para que no se deshaga. La plaga de carcoma en edificios y muebles es fácil de reconocer, pero más por sus huellas y sonido al comer la madera (orificios y serrín) que por la visión del insecto en sí, ya que su aspecto mucha gente lo desconoce. La carcoma coloniza y daña la madera en estado de larva (oruga), pero justo antes de salir al exterior sufre una metamorfosis a coleóptero con capacidad de volar. Su vida al exterior es de pocos días: deposita sus huevos y muere.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (Aquí mucho más)
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