Las Noticias de hoy 25 Febrero 2023

Enviado por adminideas el Sáb, 25/02/2023 - 12:05

Religiosas de Siria observan una Iglesia derrumbada.

Ideas Claras

DE INTERES PARA HOY    sábado, 25 de febrero de 2023    

Indice:

ROME REPORTS

“Dios nos ama mientras somos pecadores no porque seamos buenos”

El Papa asiste a proyección de Documental sobre la guerra: “Recemos por Ucrania”

El Papa: dediquemos tiempo a amar a los que sufren por las guerras, violencia y pobreza

SALVAR LO PERDIDO : Francisco Fernandez Carbajal

Evangelio del sábado: acudir al médico

“Hacer de la vida diaria un testimonio de fe” : San Josemaria

«Formar juntos para evangelizar. Informe de las Universidades e Instituciones Pontificias Romanas : Antonino Piccione

La madre de un héroe sin capa: “Dios me regalaba un nuevo día con Nacho y con toda mi familia” : Arsenio Fernández de Mesa

Quinto Dolor y Gozo de San José – Siete Domingos

Es razonable creer. Por qué el mundo es: materialismo o fe razonada : Esteban Escudero Torresa

Siria: iglesia católica prestan ayuda vital a las víctimas del terremoto, incluso si son musulmanes : JOHN NEWTONIGLESIA LOCAL

Todos … contra la niñez : Norma Mendoza Alexandry

Las renuncias que construyen : Carlos Padilla Esteban

Los 5 sentimientos que rompen la autoestima y cómo remediarlos : Sheila Morataya

Tras los pasos de san Juan Pablo II : fundación CARF

La veracidad en crisis : Jesús D Mez Madrid

En la obra de Eliot : Juan García. 

La crisis del trabajo : Pedro García

«La eutanasia es como querer erradicar la pobreza poniendo una bomba en los países pobres» : Carmina Martínez y Maria Curiel

 

ROME REPORTS

 

“Dios nos ama mientras somos pecadores no porque seamos buenos”

Palabras del Santo Padre antes del Ángelus

 

 

Este domingo, 19 de febrero de 2023, el Papa Francisco se asomó a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano, para recitar el Ángelus, con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro para la cita habitual de los domingos.

Estas fueron las palabras del Papa al introducir la oración mariana:

***

Palabras del Papa

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Las palabras que Jesús nos dirige en el Evangelio de este domingo son exigentes y parecen paradójicas: Él nos invita a poner la otra mejilla y amar incluso a los enemigos (cfr Mt 5,38-48). Para nosotros es normal amar a los que nos aman y ser amigos de quien es nuestro amigo; sin embargo, Jesús nos provoca diciendo: si actuáis de esta manera, «¿qué hacéis de extraordinario?» (v. 47). ¿Qué hacéis de extraordinario? Este es el punto sobre el que me gustaría atraer hoy vuestra atención, sobre este qué hacéis de extraordinario.

“Extraordinario” es lo que va más allá de los límites de lo habitual, que supera las praxis habituales y los cálculos normales dictados por la prudencia. En general, nosotros sin embargo tratamos de tener todo bastante en orden y bajo control, de forma que corresponda a nuestras expectativas, a nuestra medida: temiendo no recibir la reciprocidad o de exponernos demasiado y después quedar decepcionados, preferimos amar solamente a quien nos ama para evitar las desilusiones, hacer el bien solo a quien es bueno con nosotros, ser generosos solo con quien puede devolvernos un favor; y a quien nos trata mal respondemos con la misma moneda, así estamos en equilibrio. Pero el Señor nos advierte: ¡esto no es suficiente! Nosotros diríamos: ¡esto no es cristiano! Si nos quedamos en lo ordinario, en el balance entre dar y recibir, las cosas no cambian. Si Dios tuviera que seguir esta lógica, ¡no tendríamos esperanza de salvación! Pero, por suerte para nosotros, el amor de Dios siempre es “extraordinario”, va más allá, va más allá de los criterios habituales con los que nosotros humanos vivimos nuestras relaciones.

Las palabras de Jesús, por tanto, nos desafían. Mientras nosotros intentamos quedarnos en lo ordinario de los razonamientos utilitarios, Él nos pide abrirnos a lo extraordinario, a lo extraordinario de un amor gratuito; mientras que nosotros tratamos siempre de igualar el contador, Cristo nos estimula a vivir el desequilibrio del amor. Jesús no es un buen contable: ¡no! Siempre conduce al desequilibrio del amor. No nos maravillemos de esto. Si Dios no se hubiera desequilibrado, nosotros nunca hubiéramos sido salvados: ¡ha sido el desequilibrio de la cruz lo que nos ha salvado! Jesús no hubiera venido a buscarnos mientras estábamos perdidos y alejados, no nos hubiera amado hasta el final, no hubiera abrazado la cruz por nosotros, que no merecíamos todo esto y no podíamos darle nada a cambio. Como escribe el apóstol Pablo, «en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir; mas la prueba de que Dios nos es ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros» (Rm 5,7-8). Así es, Dios nos ama mientras somos pecadores, no porque seamos buenos o capaces de devolverle algo. Hermanos y hermanas, el amor de Dios es un amor siempre en exceso, siempre más allá de los cálculos, siempre desproporcionado. Y hoy nos pide también a nosotros vivir de esta manera, porque solo así lo testimoniaremos de verdad.

Hermanos y hermanas, el Señor nos propone salir de la lógica del provecho y no medir el amor en la balanza de los cálculos y de las conveniencias. Nos invita a no responder al mal con el mal, a osar en el bien, a arriesgar en el don, aunque recibamos poco o nada a cambio. Porque es este amor que lentamente transforma los conflictos, acorta las distancias, supera las enemistades y sana las heridas del odio. Entonces podemos preguntarnos, cada uno de nosotros: yo, en mi vida, ¿sigo la lógica del provecho o la de la gratuidad, como hace Dios? El amor extraordinario de Cristo no es fácil, pero es posible; es posible porque Él mismo nos ayuda donándonos su Espíritu, su amor sin medida.

Rezamos a la Virgen, que respondiendo a Dios su “sí” sin cálculos, le ha permitido hacer de ella la obra maestra de su Gracia.

 

 

El Papa asiste a proyección de Documental sobre la guerra: “Recemos por Ucrania”

Luego de ver el documental ‘Freedom on Fire: Ukraine's Fight for Freedom’, el Santo Padre hizo una oración por la paz en Ucrania, que cumple un año en conflicto: "El espíritu de la guerra destruye":

Johan Pacheco, Ciudad del Vaticano  

La Oficina de Prensa del Vaticano informó que “en la tarde de hoy, viernes 24 de febrero, primer aniversario de la guerra en Ucrania, el Papa Francisco participó en la proyección del documental ‘Freedom on Fire: Ukraine's Fight for Freedom’, promovido por el director Evgeny Afineevsky”.

Luego de la proyección, el Papa Francisco dirigió unas palabras recordando la belleza de la creación y como es destruida por la guerra:

“Cuando Dios hizo al hombre le dijo que tomara la tierra, que la hiciera crecer, que la hiciera bella. El espíritu de la guerra es lo contrario: destruir, destruir, no dejar crecer, destruir a todos, hombres, mujeres, niños, ancianos, a todos. Hoy se cumple un año de esta guerra, miremos a Ucrania, recemos por Ucrania y abramos nuestros corazones al dolor. No nos avergoncemos de sufrir y llorar porque una guerra es destrucción, una guerra siempre nos disminuye. Que Dios nos haga comprender esto”

La proyección del documental se realizó en el Aula Nueva del Sínodo, participaron 240 personas, refugiados y miembros de la comunidad ucraniana de Roma, invitados por el director, acompañados por representantes de asociaciones que les prestan asistencia y por el Limosnero de Su Santidad, el cardenal Konrad Krajewski.

El Papa también dirigió una sentida oración por el pueblo ucraniano:

“Padre Santo, que estás en los cielos, mira nuestras miserias, mira nuestras heridas, mira nuestro dolor, mira también nuestro egoísmo, nuestros bajos intereses y la capacidad que tenemos de destruirnos. Sana, sana nuestros corazones, sana nuestras mentes, sana nuestros ojos para que vean la belleza que tú has hecho y no la destruyamos en el egoísmo. Siembra en nosotros la semilla de la paz. Amén”

Antes de regresar a la Casa Santa Marta, el Papa se detuvo a saludar y conversar con los presentes, entre ellos algunas de las personas cuyas historias se cuentan en el documental.

24/02/2023Un año de guerra en Ucrania. Dolor y llamamientos de Francisco

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Francisco durante la proyección del documental
El saludo del Papa a un niño ucraniano
Francisco se reúne con la madre de un soldado de Azovstal
El Papa recibe como regalo una pulsera de metal de la acería

Francisco en la proyección del documental ‘Freedom on Fire: Ukraine's Fight for Freedom’

 

 

El Papa: dediquemos tiempo a amar a los que sufren por las guerras, violencia y pobreza

Francisco recibe en audiencia a miembros de la Asociación Pro Petri Sede y les insta a poner en práctica "la llamada a hacer el bien a todos".

Salvatore Cernuzio - Ciudad del Vaticano

En el mundo de hoy, tan herido por el mal, hay una llamada "urgente" y es a "entregarse por amor a los hermanos": tantos, demasiados, "sufren a causa de la guerra, la violencia, la exclusión, la pobreza material y espiritual".

Acción misionera

En el día en que se cumple el primer aniversario de la invasión rusa de Ucrania, el Papa Francisco vuelve a exhortar a la Iglesia y al mundo a una fraternidad universal, capaz de oponerse al odio, al conflicto y a la discriminación.  El Papa se dirigió a la Asociación Pro Petri Sede, fundada a finales del siglo XIX y comprometida con obras de solidaridad y caridad contra la indiferencia y el individualismo y, sobre todo, por el desarrollo humano integral de cada persona. Sus miembros se encuentran actualmente en Roma para la tradicional peregrinación bienal a la tumba de San Pedro.

Que el testimonio del apóstol tan humano, tan lleno de la gracia de Dios suscite en vosotros el celo generoso y misionero de la Iglesia primitiva".

Es significativo, señala el Papa, que esta peregrinación coincida con el inicio de la Cuaresma, "tiempo propicio que nos llama a la conversión para pasar de la esclavitud del egoísmo a la libertad de amar y servir a Dios y a los hermanos".

Luchar contra la pobreza

El ejemplo es el de los Hechos de los Apóstoles, donde, dice Francisco, "vemos cómo en la Iglesia naciente la generosidad de los cristianos se manifestaba entre ellos y hacia la comunidad con gran solidaridad". Todos ponían todo "en común para sostener a sus hermanos más frágiles". "Comprendían que eran los administradores temporales de sus bienes: de hecho, todo lo que poseemos es un don de Dios y debemos dejarnos iluminar por Él en la gestión de los bienes que recibimos", observó el Pontífice.

Su espíritu, fuente de generosidad, nos impulsará siempre a dar a los necesitados, a combatir la pobreza con lo que Él nos da. Porque el Señor nos da en abundancia para que a su vez podamos darnos a nosotros mismos.

Hacer el bien a todos

Hoy, como entonces, resuena la llamada a "hacer el bien a todos", dedicando "tiempo a amar a los más pequeños e indefensos, a los abandonados y despreciados, a los discriminados y marginados".

Por último, el Papa agradeció a la Pro Petri Sede el apoyo, no sólo espiritual sino también material, a su "ministerio como Sucesor de Pedro" y a la Santa Sede. La peregrinación es el momento de llevar "vuestras generosas ofrendas para sostener la solicitud pastoral del Papa y las obras de caridad de la Santa Sede en el mundo", dice Francisco. "Vosotros -concluye- sois todavía hoy testigos de la generosidad y de la caridad que animaron los corazones de vuestros predecesores, que no tuvieron miedo de gastar su vida por amor a la Iglesia".

 

 

SALVAR LO PERDIDO

— Jesús viene como Médico para sanar a toda la humanidad, pues todos estamos enfermos. Humildad para ser curados.

— Cristo remedia nuestros males. Eficacia del sacramento de la Penitencia.

— Esperanza en el Señor cuando sentimos las propias flaquezas. No tienen necesidad de médico los sanos sino los enfermos. Esperanza en el apostolado.

I. El Evangelio de la Misa1 nos narra la vocación de Mateo: su llamada por el Señor y la pronta respuesta del recaudador de tributos. Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.

El nuevo apóstol quiso mostrar su agradecimiento a Jesús con un convite que San Lucas califica de grandeEstaban sentados a la mesa gran número de recaudadores y otros. Allí estaban todos sus amigos.

Los fariseos se escandalizaron. Les preguntaban a los discípulos: ¿cómo es que coméis y bebéis con publicanos y con pecadores? Los publicanos eran considerados como pecadores, por los beneficios desorbitados que podían obtener en su profesión y por las relaciones que mantenían con los gentiles.

Jesús replicó a los fariseos con estas consoladoras palabras: No necesitan de médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores para que se conviertan2.

Jesús viene a ofrecer su reino a todos los hombres, su misión es universal. «El diálogo de salvación no quedó condicionado por los méritos de aquellos a quienes se dirigía, se abrió para todos los hombres sin discriminación alguna...»3.

Jesús viene para todos, pues todos andamos enfermos y somos pecadores, nadie es bueno, sino uno, Dios4. Todos debemos acudir a la misericordia y al perdón de Dios para tener vida5 y alcanzar la salvación. La humanidad no está dividida en dos bloques: quienes ya están justificados por sus fuerzas, y los pecadores. Todos necesitamos, cada día, del Señor. Quienes piensan que no tienen necesidad de Dios no alcanzan la salud, siguen en su muerte o en su enfermedad.

Las palabras del Señor que se nos presenta como Médico nos mueven a pedir perdón con humildad y confianza por nuestros pecados y también por los de aquellas personas que parecen querer seguir viviendo alejados de Dios. Le decimos hoy, con Santa Teresa: «¡Oh qué recia cosa os pido, verdadero Dios mío: que queráis a quien no os quiere, que abráis a quien no os llama, que deis salud a quien gusta de estar enfermo y anda procurando la enfermedad! Vos decís, Señor mío, que venís a buscar a los pecadores. Éstos, Señor son los verdaderos pecadores. No miréis nuestra ceguedad, mi Dios, sino la mucha sangre que derramó vuestro Hijo por nosotros, resplandezca vuestra misericordia en tan crecida maldad; mirad, Señor, que somos hechura vuestra»6. Si acudimos así a Jesús, con humildad, siempre tendrá misericordia de nosotros y de aquellos a quienes procuramos acercar a Él.

II. En el Antiguo Testamento se describe al Mesías como al pastor que había de venir para cuidar con solicitud sus ovejas, acudiendo a sanar a las heridas y enfermas7. Ha venido a buscar lo que estaba perdido, a llamar a los pecadores, a dar su vida como rescate por muchos8. Fue Él, según se había profetizado, quien soportó nuestros sufrimientos y cargó con nuestros dolores, y en sus llagas hemos sido curados9.

Cristo es el remedio de nuestros males: todos andamos un poco enfermos y por eso tenemos necesidad de Cristo. «Es Médico y cura nuestro egoísmo, si dejamos que su gracia penetre hasta el fondo del alma»10. Debemos ir a Él como el enfermo va al médico, diciendo la verdad de lo que pasa, con deseos de curarse. «Jesús nos ha advertido que la peor enfermedad es la hipocresía, el orgullo que lleva a disimular los propios pecados. Con el Médico es imprescindible una sinceridad absoluta, explicar enteramente la verdad y decir: Domine, si vis, potes me mundare (Mt 8, 2), Señor, si quieres –y Tú quieres siempre–, puedes curarme. Tú conoces mi flaqueza, siento estos síntomas, padezco estas otras debilidades. Y le mostramos sencillamente las llagas; y el pus, si hay pus. Señor. Tú, que has curado a tantas almas, haz que, al tenerte en mi pecho o al contemplarte en el Sagrario, te reconozca como Médico divino»11.

Unas veces, el Señor actuará directamente en nuestra alma: Quiero, sé limpio12, sigue adelante, sé más humilde, no te preocupes. En otras ocasiones, y siempre que haya un pecado grave, el Señor dice: Id y mostraos a los sacerdotes13, al sacramento de la Penitencia, donde el alma encuentra siempre la medicina oportuna.

«Reflexionando sobre la función de este sacramento –dice el Papa Juan Pablo II–, la conciencia de la Iglesia descubre en él, además del carácter de juicio..., un carácter terapéutico o medicinal. Y esto se relaciona con el hecho de que es frecuente en el Evangelio la presentación de Cristo como Médico, mientras su obra redentora es llamada a menudo, desde la antigüedad cristiana, medicina salutis. “Yo quiero curar, no acusar” –decía San Agustín refiriéndose a la práctica pastoral penitencial–, y, gracias a la medicina de la Confesión, la experiencia del pecado no degenera en desesperación»14. Termina en una gran paz, en una inmensa alegría.

Contamos siempre con el aliento y la ayuda del Señor para volver y recomenzar. Él es quien dirige la lucha, y «un jefe en el campo de batalla estima más al soldado que, después de haber huido, vuelve y ataca con ardor al enemigo, que al que nunca volvió la espalda, pero tampoco llevó nunca a cabo una acción valerosa»15. No solo se santifica el que nunca cae sino el que siempre se levanta. Lo malo no es tener defectos –porque defectos tenemos todos–, sino pactar con ellos, no luchar. Y Cristo nos cura como Médico y luego nos ayuda a luchar.

III. Si alguna vez nos sintiéramos especialmente desanimados por alguna enfermedad espiritual que nos pareciera incurable, no olvidemos estas consoladoras palabras de Jesús: Los sanos no necesitan médico, sino los enfermos. Todo tiene remedio. Él está siempre muy cerca de nosotros, pero especialmente en esos momentos, por muy grande que haya sido la falta, aunque sean muchas las miserias. Basta ser sincero de verdad.

No lo olvidemos tampoco si alguna vez en nuestro apostolado personal nos pareciera que alguien tiene una enfermedad del alma sin aparente solución. Sí la hay, siempre. Quizá el Señor espera de nosotros más oración y mortificación, más comprensión y cariño.

«Se curarán todas tus enfermedades –dice San Agustín–. “Pero es que son muchas”, dirás. Más poderoso es el Médico. Para el Todopoderoso no hay enfermedad insanable; tú déjate sólo curar, ponte en sus manos»16.

Debemos llegarnos a Él como aquellas gentes sencillas que le rodeaban. Como acudían los ciegos, los cojos, los paralíticos..., que deseaban ardientemente su curación. Solo aquel que se sabe y se siente manchado experimenta la necesidad profunda de quedar limpio; solamente quien es consciente de sus heridas y de sus llagas experimenta la urgencia de ser curado. Hemos de sentir la inquietud por curar aquellos puntos que nuestro examen de conciencia general o particular nos enseña que deben ser sanados.

Mateo dejó aquel día su antigua vida para recomenzar otra nueva junto a Cristo. Hoy podemos hacer nuestra esta oración de San Ambrosio: «También yo como él quiero dejar mi antigua vida y no seguir a otro más que a ti, Señor, que curas mis heridas. ¿Quién podrá separarme del amor a Dios que se manifiesta en ti?... Estoy atado a la fe, clavado en ella; estoy atado por los santos vínculos del amor. Todos tus mandamientos serán como un cauterio que tendré siempre adherido a mi cuerpo...; la medicina escuece, pero aleja la infección de la llaga. Corta, pues, Señor Jesús, la podredumbre de mis pecados. Mientras me tienes unido con los vínculos del amor, corta cuanto esté infecto. Ven pronto a sajar las pasiones escondidas, secretas y múltiples; saja la herida, no sea que la enfermedad se propague a todo el cuerpo.

»He hallado un médico que habita en el Cielo, pero que distribuye sus medicinas en la tierra. Solo Él puede curar mis heridas, porque no las padece; solo Él puede quitar del corazón la pena y del alma el temor, porque conoce las cosas más íntimas»17.

Muchos de los amigos de Mateo que estuvieron con Jesús en aquel banquete se sentirían acogidos y comprendidos por el trato amable del Señor. Tendría con ellos, sin duda, singulares muestras de amistad. Más tarde, se convertirían a Él de todo corazón y aceptarían plenamente su doctrina, que les obligaba a cambiar de vida en muchos puntos. Formarían parte de la primitiva comunidad de cristianos en Palestina. Los amigos de Mateo encontraron al Maestro en un banquete. Jesús aprovechó siempre cualquier circunstancia para llevar a las gentes a la salvación. También en esto debemos imitarle en nuestro apostolado personal.

1 Lc 5, 27-32. — 2 Lc 5, 31-32. — 3 Pablo VI, Enc. Ecclesiam suam, 6-VIII-1964. — 4 Mc 10, 18. — 5 Cfr. Jn 10, 28. — 6 Santa Teresa, Exclamaciones, 8. — 7 Cfr. Is 61, 1 ss; Ez 34, 16 ss. — 8 Cfr. Lc 19, 10. — 9 Is 83, 4 ss. — 10 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 93. — 11 Ibídem. — 12 Mt 8, 3. — 13 Lc 17, 14. — 14 Juan Pablo II, Exhort. Apost. Reconciliatio et Paenitentia, 2-XII-1984, 31, II. — 15 San Gregorio Magno, Homilías sobre los Evangelios, 4, 4. — 16 San Agustín, Comentario al Salmo 102. — 17 San Ambrosio, Comentario al Evangelio según San Lucas, 5, 27.

 

Evangelio del sábado: acudir al médico

Comentario del sábado después del miércoles de ceniza. “No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos”. La misericordia de Dios es gratuita con una sola condición: el arrepentimiento. Pidamos al Señor que nos conceda un corazón contrito y humillado para que nos dejemos curar por Él.

25/02/2023

Evangelio (Lc 5,27-32)

En aquel tiempo, Después de esto, salió y vio a un publicano, llamado Leví, sentado al telonio, y le dijo:

— Sígueme.

Y, dejadas todas las cosas, se levantó y le siguió. Y Leví preparó en su casa un gran banquete para él. Había un gran número de publicanos y de otros que le acompañaban a la mesa. Y los fariseos y sus escribas empezaron a murmurar y a decir a los discípulos de Jesús:

— ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?

Y respondiendo Jesús les dijo:

— No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a la penitencia.


Comentario

Podemos razonablemente pensar que Mateo, por la posición social y económica que ocupaba, podía costearse un médico en caso de que lo requiriera. De hecho, el evangelio nos dice que, después de haber encontrado a Jesús “preparó en su casa un gran banquete para él”. Solo las personas pudientes podían permitirse un gasto como aquel.

Pero Mateo, aunque hubiera dispuesto todas sus riquezas para tratar de curar su corazón, no lo hubiera logrado jamás. No por falta de dinero, sino porque la dolencia de su corazón no era física sino espiritual.

La misericordia de Dios es gratuita. El perdón, como el amor, no se puede comprar. Sí se puede conseguir el silencio, incluso el olvido, pero el perdón no.

Dios no nos pone un precio para alcanzar su perdón, pero sí marca una condición: el arrepentimiento. Aunque ni siquiera este ha de ser perfecto, como vemos en la parábola del hijo pródigo. Basta un deseo de volver y un primer paso para emprender el camino a casa.

En este tiempo de Cuaresma, la Iglesia nos invita a la conversión. A volver a casa. A emprender el camino de vuelta a Dios. A darse la vuelta, dejar todas las cosas y ponerse en camino.

Los santos nos han enseñado que este camino de vuelta a casa se recorre muchas veces a lo largo de la vida. De hecho, incluso muchas veces al día. La llamada a la conversión es continua, igual que el anhelo profundo de felicidad y donación que late en el fondo de nuestro corazón.

Acudir al sacramento de la Penitencia y mostrarle con sencillez al Señor nuestras heridas para que Él las cure, nos ayudará a continuar más ligeros y gozosos por este camino de la vida.

 

“Hacer de la vida diaria un testimonio de fe”

Muchas realidades materiales, técnicas, económicas, sociales, políticas, culturales..., abandonadas a sí mismas, o en manos de quienes carecen de la luz de nuestra fe, se convierten en obstáculos formidables para la vida sobrenatural: forman como un coto cerrado y hostil a la Iglesia.

25 de febrero

Tú, por cristiano –investigador, literato, científico, político, trabajador...–, tienes el deber de santificar esas realidades. Recuerda que el universo entero –escribe el Apóstol– está gimiendo como en dolores de parto, esperando la liberación de los hijos de Dios. (Surco, 311)

Ya hemos hablado mucho de este tema en otras ocasiones, pero permitidme insistir de nuevo en la naturalidad y en la sencillez de la vida de San José, que no se distanciaba de sus convecinos ni levantaba barreras innecesarias.

Por eso, aunque quizá sea conveniente en algunos momentos o en algunas situaciones, de ordinario no me gusta hablar de obreros católicos, de ingenieros católicos, de médicos católicos, etc., como si se tratara de una especie dentro de un género, como si los católicos formaran un grupito separado de los demás, creando así la sensación de que hay un foso entre los cristianos y el resto de la Humanidad. Respeto la opinión opuesta, pero pienso que es mucho más propio hablar de obreros que son católicos, o de católicos que son obreros; de ingenieros que son católicos, o de católicos que son ingenieros. Porque el hombre que tiene fe y ejerce una profesión intelectual, técnica o manual, es y se siente unido a los demás, igual a los demás, con los mismos derechos y obligaciones, con el mismo deseo de mejorar, con el mismo afán de enfrentarse con los problemas comunes y de encontrarles solución.

El católico, asumiendo todo eso, sabrá hacer de su vida diaria un testimonio de fe, de esperanza y de caridad; testimonio sencillo, normal, sin necesidad de manifestaciones aparatosas, poniendo de relieve ‑con la coherencia de su vida‑ la constante presencia de la Iglesia en el mundo, ya que todos los católicos son ellos mismos Iglesia, pues son miembros con pleno derecho del único Pueblo de Dios. (Es Cristo que pasa, 53)

 

«Formar juntos para evangelizar. Informe de las Universidades e Instituciones Pontificias Romanas

Este Informe recoge los datos más destacados de las universidades pontificias que se han unido en la presentación de estos datos.

Antonino Piccione·24 de febrero de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

universidades pontificias

Foto: Presentación de la Memoria 2022 de las Universidades e Instituciones Pontificias de Roma ©PUSC
La Sala Marconi (Palazzo Pio – Piazza Pia) acogió la rueda de prensa de presentación de la Memoria 2022 de las Universidades e Instituciones Pontificias de Roma, en vista de la Audiencia que el Papa Francisco concederá a sus respectivas comunidades académicas el sábado 25 de febrero en el Aula Pablo VI. También estará presente el Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, Cardenal José Tolentino de Mendonça.

Las Universidades e Instituciones Pontificias Romanas – cuyos rectores forman parte de la Conferencia CRUIPRO – representan una cuenca de 16 mil estudiantes de los cinco continentes, 22 comunidades académicas ubicadas en varios distritos de la Capital, 2000 profesores, 3000 títulos concedidos en el último año académico, 600 empleados, 15 Congregaciones, Órdenes Religiosas y otras instituciones de la Iglesia encargadas de la tarea.

El Informe, realizado con la contribución de los contactos de comunicación de las distintas Universidades e Instituciones, recoge los datos más destacados de las universidades pontificias, desde su misión al servicio de la Iglesia universal hasta el número de estudiantes formados cada año, con algunas comparaciones con las universidades civiles de Roma.

El documento ofrece también la oportunidad de subrayar el potencial que la Red entre las distintas comunidades académicas representa para la evangelización de la cultura.

Presentación del informe

En la rueda de prensa -moderada por Fausta Speranza, corresponsal en el extranjero de Vatican Media- participaron: Luis Navarro (Pontificia Universidad de la Santa Cruz), presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades e Instituciones Pontificias Romanas (CRUIPRO); Sor. Piera Silvia Ruffinatto (Pontificia Facultad de Educación Auxilium), vicepresidenta CRUIPRO; Alfonso V. Amarante (Pontificio Instituto Alfonsianum), secretario general CRUIPRO; Rafaella Figueredo, representante de los estudiantes CRUIPRO.

El profesor Luis Navarro trazó el horizonte del reto emprendido: una colaboración cada vez más estrecha entre las distintas comunidades académicas, para que haya «unidad en la diversidad, en un mundo que muestra cada vez más la necesidad de una investigación compartida y convergente entre especialistas de distintas disciplinas».

El presidente de la Conferencia de Rectores recordó la tarea indicada por el Papa en la Veritatis Gaudium de «elaborar instrumentos intelectuales capaces de proponerse como paradigmas de acción y de pensamiento, útiles para el anuncio en un mundo marcado por el pluralismo ético-religioso». En este contexto, el Informe nace también -subrayó Navarro- como una ulterior oportunidad para valorizar el potencial que la red entre las distintas comunidades académicas representa para la evangelización de la cultura.

Sor Piera Silvia Ruffinatti recordó algunas iniciativas recientes, como la movilidad académica entre universidades, con el reconocimiento de créditos o los traslados gratuitos. El sacerdote Alfonso V. Amarante precisó el perímetro de las comunidades académicas implicadas: siete universidades, dos escuelas superiores, nueve institutos y el 8% de todos los estudiantes universitarios de Roma. En este sentido, Navarro mencionó el marco legal y reglamentario para entender la diferencia entre la tarea de ocuparse de las ciencias sagradas propia de las universidades eclesiásticas y el enfoque católico de algunas facultades.

Algunos datos

Si nos fijamos entonces en las instituciones afiliadas a las actividades de Roma, encontramos 221 universidades o facultades: en una conexión cultural que va de Jerusalén a la República Dominicana, de la India a Oregón, de Rumanía a Brasil. Destaca la proporción de estudiantes por profesor, de 6 a 1, frente a la media de 16 a 1 registrada en las demás universidades de la capital, estatales o no.

La riqueza de la cooperación entre las comunidades se comprende también recordando que se refieren a no menos de quince instituciones de la Iglesia encomendada, desde la Prelatura de la Santa Cruz y el Opus Dei hasta la Orden de los Carmelitas Descalzos, desde la Congregación del Santísimo Redentor hasta la Sociedad de Misioneros de África, etc.

Una riqueza que -recordó el profesor Amarante- debe pensarse siempre también en términos de relación «interna» con las diversas realidades vinculadas a la misión de la Iglesia, pero también «externa», proyectada hacia la creación de lo que el Reverendo llamó «campos esenciales de diálogo» con los mundos académicos estatales.

Rafaella Figueredo expresó el punto de vista de los miembros, que destacaron el entusiasmo de los jóvenes llamados a ocuparse de la animación en el Aula Pablo VI, con el apoyo armónico de los estudiantes del Pontificio Instituto de Música Sacra, entre otros, ante el saludo del Papa.

En el fondo de todo ello está «el relanzamiento de los estudios eclesiásticos en el contexto de la nueva etapa de la misión de la Iglesia», como se afirma en el proemio de la Constitución Apostólica Veritatis Gaudium promulgada por el Papa Francisco el 8 de diciembre de 2017 y hecha pública el 29 de enero de 2018.

«El edificio del conocimiento», escribió Fausta Speranza en las páginas de L’Osservatore Romano, «ha sido siempre la gran apuesta de la humanidad, entre la acumulación diacrónica de conocimientos y la ruptura de las certezas establecidas. Si en un tiempo razonábamos sobre el insondable océano de Newton o las ilusiones de la linealidad positivista, hoy debemos debatir sobre la ciencia de los datos y la llamada inteligencia artificial. El desafío ético es esencialmente el mismo: reaccionar ante la tendencia a retroceder la elección humana al nivel del uso del conocimiento, que hoy significa tecnología. Pero -como subraya Sor Piera- «hay que ser capaces de conocer y atravesar los desafíos de la digitalización también gracias al conocimiento de disciplinas siempre nuevas».

Por eso, a pesar de la diversidad de carismas y talentos, a pesar de los cambios y variaciones de programas y enfoques ligados a los tiempos, un presupuesto une indisolublemente a todos los «laboratorios del saber» pontificios: no dar al saber un carácter incorpóreo, sino reconducirlo a las necesidades humanas.

Para quienes participan en una universidad pontificia -esto es lo que se ha puesto claramente de manifiesto- en el principio de su investigación está el hombre y en el horizonte de sus objetivos está el deseo de comprender el mundo para transformarlo, para hacer de él un lugar mejor en el que habitar.

 

La madre de un héroe sin capa: “Dios me regalaba un nuevo día con Nacho y con toda mi familia”

A Nacho, que se fue al cielo en 2021, su madre lo definió como “un héroe que no usa capa”. Este pequeño, que tenía Síndrome de Ondine cambió la vida de toda su familia y, en cierto modo, de las miles de personas que, a través de Instagram conocieron su historia. Su madre, María, relata cómo el punto de inflexión de su vida vino cuando dejó de preguntar el por qué y lo cambió por para qué.

Arsenio Fernández de Mesa·24 de febrero de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

María está casada con Jaime desde hace dieciocho años y tiene cuatro hijos: “Dos en la tierra y dos en el cielo”, apunta orgullosa. El gran tesoro, Nacho, llegó en 2016. Entró en parada cardiorrespiratoria nada más nacer y eso desencadenó una peregrinación por hospitales hasta que dieron con el diagnóstico: síndrome de Ondine, una enfermedad que provoca el fallo del sistema nervioso autónomo. Lo más problemático es que esos niños dejan de respirar cuando están dormidos. Le hicieron una traqueotomía y su vida empezó a depender de un respirador artificial. Recuerda María que llegaron a casa “con una auténtica UCI móvil para el hogar: dos respiradores, dos aspiradores para la traqueotomía, bombona de oxígeno y demás materiales”. Recuerda que los primeros meses fueron muy duros: “casi no podíamos salir de casa”.

La vida de Nacho fue complicándose poco a poco: “Apareció en nuestras vidas el mundo de la oncología y la epilepsia. Los cuatro nos convertimos en auténticos médicos de UCI pediátrica, cuidando la traqueo, aprendiendo a ventilar de forma manual, a reanimarle”. Se dividían la noche entre los dos, porque el trastorno de sueño exigía que alguien estuviese acompañándole despierto: “Mientras Jaime dormía cuatro horas yo estaba con Nacho y a las 3:30 cambiábamos de turno”

En 2021 entraron en la unidad de cuidados paliativos pediátricos para recibir una atención completa y no ceñirse al aspecto médico. En julio de 2021 se fueron a la playa para pasar un mes toda la familia junta. María me cuenta que su padre falleció ese 26 de julio, cuando aún estaban fuera de Madrid: “La situación de Nacho hacía impensable que yo pudiese ir a despedirme y al entierro”. Dos días después su hijo entró en coma: “Siempre hemos dicho que eran como E.T. y Elliot, porque la vida de uno dependía de la vida del otro”. Nacho falleció el 24 de agosto.

María recuerda alguna anécdota divertida con Nacho como cuando se quedó dormida durante su turno y, en un momento, notó que alguien le tiraba de los dedos de los pies: ¡vaya susto! El pequeño había trepado y salido de la cuna. Como no podía hablar, esa fue su forma de despertarle. 

María abrió un perfil en Instagram con el único motivo de ir sabiendo en qué cosas se metía su hija mayor. En @misuperheroesincapa empezó a compartir la vida de Nacho y su enfermedad y los seguidores crecieron sin cesar: “Vi que transmitir nuestra vida era una forma de enseñar que se puede ser feliz cerca del sufrimiento”. A través de esa red social mucha gente ha acudido a ella. Hicieron una #nachlist, una lista que lleva en el móvil con las intenciones que la gente le va contando que le ha pedido. Hace unos meses un amigo de la familia tenía una operación de corazón. María le mandó un mensaje esa mañana para decirle que se acordarían mucho y que Nacho estaría con él todo el tiempo en el quirófano. Su amigo le contó que cuando llegó al quirófano todo el equipo se fue presentando. Un chico vestido de azul se acercó a él y le dijo: “Voy a estar contigo todo el tiempo, soy Nacho”. Preguntó luego por ese chico en la UCI y al personal de planta, pero nadie sabía de un Nacho que trabajase allí. 

María reconoce que, al principio, se enfadó un poco con Dios, pero explica que es el enfado de cualquier hijo con un padre cuando no entiende algo. Los primeros meses repetía delante del Sagrario: “Tú me has metido en este lío, ayúdame a salir de él y llevarlo con alegría”. En muchas ocasiones, se preguntaba el por qué de las cosas. Un día comprendió que tenía que buscar el para qué. El hashtag de su cuenta es #cadadiaesunregalo: “Así he intentado vivir estos años, porque Dios me regalaba un nuevo día con Nacho, con toda la familia, y quería pedirle fuerza para llevar la cruz”.

 

 

Quinto Dolor y Gozo de San José – Siete Domingos

Quinto dolor y gozo de San José 

Quinto dolor y gozo de San José

Bienaventurado Patriarca san José, Custodio del Hijo de Dios hecho hombre. Cuánto tuviste que sufrir por defender y alimentar al Hijo del Altísimo, particularmente en la huida a Egipto, y viendo los ídolos de los egipcios; pero también fue grande tu alegría al tener a tu lado al Hijo de Dios y a su Santísima Madre.

Por este dolor y gozo alcánzanos la gracia de que, huyendo de las ocasiones de pecado, venzamos al enemigo infernal, y no vivamos ya más que para servir a Jesús y a María.

(Padrenuestro, Avemaría y Gloria)

Quinto Dolor

El ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y estate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo (Mt 2,13).

Es todavía de noche cuando la Sagrada Familia tiene que huir de Belén hacia el lejano Egipto. Pero José está acostumbrado a obedecer a Dios y lo hace con prontitud. No inquiere sobre las razones que pueda tener Dios al ordenar ese viaje, porque Dios siempre sabe más.

Obedeciendo a Dios el hombre no se equivoca nunca. Sólo se equivoca cuando el príncipe de la mentira distorsiona la realidad y hace que se vean con aparente claridad cosas que no son verdad.

Benditaobediencia que descomplica el alma y hace que el hombre tenga una especial confianza con Dios. El sacrificio que comporta cumplir la divina voluntad traerá enseguida el gozo.

Quinto Gozo

Y estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que dice el Señor por el profeta: «De Egipto llamé a mi hijo» (Mt 2,15).

Sin él saberlo, se están cumpliendo las Escrituras sagradas. No conoce hasta cuándo tienen que estar en Egipto. De momento está viviendo donde Dios quiere, como Dios quiere, con quien Dios quiere, hasta que Dios quiera. Procurando trabajar y entablar amistades, santificando lo que tiene que hacer en esos momentos. Porque ahí le espera Dios.

Cuando se ama la voluntad de Dios se es muy feliz. La imaginación -movida por la vanidad- puede sugerir que en otro lugar o con otras personas seríamos más felices. No hay que esperar al día de mañana o a que cambien las circunstancias para servir a Dios. Ahora es cuando hemos de realizar sus designios.

Entonces se cumplirán sus palabras y escribiremos una historia humana que será a la vez historia santa, en medio de la vida corriente. Quien descubre esto, se llena de gozo y seguridad.

 

REFLEXIÓN

¿Comprendo que Dios me ha hecho el gran regalo de la libertad para poder amarle, y que le amo precisamente cuando le obedezco?

¿Me doy cuenta de la delicadeza de Dios con los hombres que no nos obliga, sino que nos propone sus planes?

¿Procuro llevar a la oración las cosas que Dios me sugiere, sabiendo que, a veces, la cuestión no está en entender sino en amar?

¿Sé que los santos han entendido más porque han procurado cumplir la voluntad de Dios, es decir, porque han amado más?

¿Me doy cuenta de que mi vida -mi trabajo, mi descanso, mis amores- es tan importante que Dios cuenta con ella?

¿Está sirviendo mi vida a los planes de Dios o prefiero realizar el plan que yo me he forjado para mí?

 

PROPÓSITO

Rezar estos días despacio el Padrenuestro con el deseo de cumplir su voluntad.

ORACIÓN

Oh bienaventurado José que acomodaste tu vida a los planes divinos, ayúdanos a obedecer a Dios en nuestra vida ordinaria y a descubrir la trascendencia divina que tiene todo lo que hacemos, para el bien nuestro y el de los demás. Así sea.

Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María, con vos descanse en paz el alma mía.

 

Es razonable creer. Por qué el mundo es: materialismo o fe razonada

 

Escrito por Esteban Escudero Torresa

Publicado: 06 Febrero 2023

1. Introducción

Las llamadas pruebas de la existencia de Dios son tentativas, pistas o señales para acceder a él racionalmente. El valor de las pruebas es de orden lógico, por lo que no es ni experiencial ni religioso. En el plano de la lógica no se puede pretender alcanzar al Dios de Abrahán, Isaac y Jacob, ni al Dios Padre, manifestado en Jesucristo. Mas, para los que ya poseen un conocimiento religioso de Dios, y por lo tanto también para nosotros, los cristianos, es de un gran consuelo constatar que nuestra experiencia de Dios tiene igualmente el apoyo de la racionalidad.

Mientras que para las personas religiosas estos caminos tienen el valor de confirmar las propias convicciones, para los no creyentes son como flechas indicativas, pistas que merecen ser tomadas en consideración para quien quiere ser honesto con la realidad de las cosas. Y en ello le va mucho al hombre que busca la verdad, ya que solo en Dios el hombre encuentra su plena realización y su verdadera salvación.

En este artículo vamos a exponer la llamada prueba de la existencia de Dios a partir de la realidad del mundo. Esta forma de razonar parte del análisis de las propiedades de los entes mundanos, es decir, de toda la realidad de la que tenemos experiencia en este mundo, y concluye que, para su completa explicación, se precisa admitir otra realidad distinta, trascendente al mundo, que sea capaz de dar cuenta de sí misma y, al mismo tiempo, que explique el porqué del mundo  y de sus propiedades.

Esta forma de razonar cuenta ya con una larga historia. Comienza en la filosofía griega, con Platón y Aristóteles, fue ampliada por los grandes filósofos medievales judíos y cristianos, entre los que destaca la figura de Santo Tomás de Aquino y, ya en la edad moderna, fue retomada por Leibniz y por toda la gran corriente filosófica de la neo-escolástica, entre otros autores contemporáneos.

Este camino hacia la realidad trascendente se ha revestido a lo largo de la historia del pensamiento de distintas formas, según la propiedad de la realidad mundana de la que se parta: el movimiento, las relaciones causa-efecto de los cambios, la finitud de las cosas, la evolución cósmica, etc. Aquí vamos a desarrollar el razonamiento a partir de la “contingencia” o ausencia de fundamento del propio ser, a fin de llegar a un fundamento último de toda la realidad mundana. Quizás sea esta la forma más concluyente del “argumento cosmológico”.

Aunque los no iniciados en filosofía pueden encontrar en ocasiones complicada esta manera de argumentar, inevitable por estar aquí en juego las cuestiones últimas de toda la realidad, los puntos culminantes del razonamiento serán, sin embargo, accesibles a todos, ya que en el fondo se trata de formular de un modo preciso la intuición del hombre religioso de que el mundo necesita de un Creador.

2. La pregunta decisiva

El deseo de saber ha impulsado al ser humano a investigar los enigmas de la realidad que le circunda. La aparición de algo nuevo en el mundo ha despertado siempre la curiosidad por saber las razones que lo han producido. Bien sean fenómenos naturales, como el arco iris o la erupción del volcán, bien sean fenómenos biológicos, como la transmisión de caracteres hereditarios o los motivos de una enfermedad, o bien se trate de la conducta del propio ser humano, siempre ha provocado la pregunta por las causas que pueden explicarlo.

La aplicación rigurosa del principio de causalidad científica ha permitido conseguir avances espectaculares en el conocimiento de la realidad en todos los ámbitos del saber empírico. La ciencia busca la explicación del estado actual del mundo en un estado anterior, del cual se deriva según unas leyes que ella misma trata de precisar. Y por este método, no solo hemos podido establecer conexiones entre fenómenos actuales, sino que hemos podido remontarnos hasta los estadios iniciales de la evolución cósmica.

Pero si queremos conocer el mundo en toda su misteriosa problematicidad, hemos de orientar nuestra investigación en una dirección radicalmente nueva. Las ciencias de la naturaleza nos van explicando cada vez con mayor precisión cómo es el mundo, dando por supuesto el hecho familiar de que “el mundo es”. Mas esto constituye también un problema, el mayor de los problemas: ¿por qué el mundo es?

Evidentemente nadie está obligado a hacerse este tipo de preguntas, e incluso no es fácil hacérselas, estando como estamos abocados a la realidad cotidiana, con sus mil preocupaciones y distracciones. Pero es posible plantearla ya que responde a una necesidad de orientarse en el mundo, por apuntar a cuestiones cruciales para todo ser humano, como saber de dónde venimos, qué somos y adónde vamos.

Desde el propio campo de la ciencia se escuchan llamadas a plantear este tipo de preguntas, a pesar de sobrepasar el ámbito de aplicación del método científico. Por ejemplo, el físico español Fernández-Rañada termina así su libro Los científicos y Dios:

La ciencia amplía inmensamente nuestro conocimiento del mundo y nos acerca a la belleza sublime de las leyes de la naturaleza. Pero, como actividad colectiva o sistema social, se mantiene al margen de las grandes preguntas que sus resultados sugieren. Esa es una tarea personal, como todo lo que atañe a la libertad, porque mantenernos abiertos a esas preguntas es lo que nos define como personas libres, al nivel más profundo, confiriéndonos una enorme grandeza, a pesar de nuestra pequeñez ante el universo (Fernández-Rañada, 2008: 288).

Es interesante constatar cómo el avance de los descubrimientos en el terreno de las ciencias naturales impulsa al espíritu humano a plantearse las preguntas decisivas en torno al Universo y al misterio de su existencia y organización. El premio Nobel de Física, descubridor de la hipótesis cuántica, base del conocimiento del mundo de los átomos, el alemán Max Planck (1858-1947), afirmaba en su libro ¿A dónde va la ciencia?: “El progreso de la ciencia consiste en el des- cubrimiento de un nuevo misterio cada vez que se cree haber descubierto una cuestión fundamental [...] La ciencia es incapaz de resolver el misterio último de la naturaleza” (Planck, 1941)

Ahora bien, lo que la ciencia es incapaz en virtud de su método puede y debe planteárselo la filosofía y también el científico como persona. Uno de los más grandes filósofos del siglo XX, Martín Heidegger (1889-1976), formuló así la decisiva cuestión acerca del mundo, como conclusión de su libro ¿Qué es Metafísica?:

La filosofía solo se pone en movimiento por una peculiar manera de poner en juego la propia existencia en medio de las posibilidades radicales de la existencia en total. Para esta postura es decisivo [...] por último quedar suspensos para que resuene constantemente la cuestión fundamental de la metafísica, a que nos impele la nada misma: ¿Por qué hay ente y no más bien nada? (Heidegger, 1976: 553).

La pregunta de por qué hay algo y no más bien nada se dirige al hecho fundamental de que existe el “ente”, es decir, el mundo. Si nunca hubiera habido nada, ni mundo, ni hombres, ¡nada!, no habría que preguntarse ningún porqué, no solo por el hecho elemental de que tampoco nosotros existiríamos, sino, sobre todo, porque no habría nada que explicar. Pero el caso es que hay mundo y un mundo muy complejo y ordenado, con unos procesos que no pueden menos que causar admiración a quien los estudia... ¿Por qué hay mundo y no más bien la nada? ¿Qué razón puede darse de que yo mismo, todo lo que me rodea, el planeta tierra, el sistema solar, las galaxias..., el universo entero exista y no, más bien, jamás haya existido nada, nunca nada?

Ciertamente, la experiencia de la problematicidad radical de todo lo que existe no es una experiencia ordinaria. Vivimos habituados al hecho de que el mundo existe y es tal como nos lo explican las ciencias. Partimos de este hecho y no solemos cuestionarnos su porqué. Solo haciendo un esfuerzo intelectual y en condiciones psicológicas favorables, podemos tener la experiencia del misterio profundo que rodea la afirmación fundamental: “el mundo es”. Pero esta experiencia es posible y auténtica.

La pregunta decisiva expresa la problematicidad del ser de todo lo que existe. Las cosas del mundo, los entes, evidentemente existen, están ahí, y podemos conocerlos y estudiar su origen y evolución. Ahora bien, el porqué de su ser, la razón de que existan, es lo que resulta últimamente problemático para aquel que quiera llegar hasta el fondo en la explicación de las cosas. Todo queda entonces cuestionado. Todo queda afectado por la pregunta fundamental. Las cuestiones del origen, de la evolución, de los cambios, de la aparición de nuevos estados..., todo queda abarcado por la gran pregunta que está en la base de las demás. Si esta se responde, las demás cuestiones de la ciencia y de la vida ordinaria podrán plantearse tras ella, ya que esta pregunta es previa y como el sustrato de todas las demás.

3. La necesidad de un absoluto

La pregunta decisiva no trata de hallar un estado original, a partir del cual comience la historia cósmica. En ese sentido se diferencia radicalmente de las ciencias. El porqué buscado ha de dar razón de la existencia de todos los entes, en un primer momento, actualmente y en el futuro. Es decir, no se trata del comienzo, sino de la razón de ser.

Igualmente debe darse una razón de ser en el supuesto de un universo eterno. El problema del fundamento de la existencia del mundo es distinto del de su finitud o infinitud temporal. Ya Santo Tomás, en el siglo XIII, disputando con los averroístas latinos, que defendían la eternidad del mundo, hacía ver que un universo eterno –si es que efectivamente lo es– tendría que tener una causa eterna de su ser.

Si no estamos dispuestos a admitir que la realidad es absurda, cosa muy difícil de sostener consecuentemente, a la pregunta sobre cómo es posible el ente ha de responderse admitiendo la necesidad de una realidad última que se fundamenta a sí misma. Esta realidad responde por sí misma de su propia existencia y, por lo tanto, puede justificar por qué existen los demás entes. Es decir, ha de existir un ser absoluto, algo o alguien, dentro o fuera del mundo, que tiene en sí mismo la razón de su propio ser.

Para comprender esta idea, es preciso tener claro dos importantes conceptos filosóficos: ser contingente y ser necesario. Se llama “ser contingente” a aquella realidad que, aunque existe, puede no existir, porque no tiene en sí misma el fundamento de su ser. El “ser necesario” es aquella realidad que tiene en sí misma la razón y fundamentación de su ser.

El análisis filosófico muestra que, si todo es contingente, nada habría podido llegar a la existencia y nada se sostendría actualmente en el ser. Si todo tiene su razón en otro, no puede explicarse la existencia de ninguna realidad. Por lo tanto, algo tiene que ser necesario, tener en sí mismo el fundamento de su ser y poder de esta manera dar razón de la realidad entera.

La experiencia de la contingencia es algo habitual para nosotros, aunque en el lenguaje ordinario no la denominemos así. Cada uno de nosotros nos damos cuenta de que existimos, pero también de que nuestra vida “pende de un hilo”. Vinimos al mundo sin haberlo pedido y en cualquier momento podemos dejar de existir, a causa de una enfermedad repentina o de un desgraciado accidente.

Sentimos, así, que nuestro ser se nos ha dado, que no disponemos de él y que el porqué de nuestra existencia ha de buscarse en algo distinto a nosotros mismos. Pero tampoco las personas que nos rodean están en mejor situación. También ellas son contingentes y la experiencia de todos los días se encarga de mostrar- nos hasta qué punto es esto verdad. Aparecen nuevos seres humanos que antes no existían y otros desaparecen, con el dramatismo que ello reviste, sobre todo cuando se trata de seres queridos. Tampoco ellos pueden disponer por completo de sus vidas y la razón de su existencia está en algo distinto a su propia voluntad.

Los demás entes del mundo son igualmente contingentes. Son limitados en el tiempo, aparecen y desaparecen, aunque sus períodos de existencia escapen muchas veces a nuestra experiencia vital. Los animales, las plantas, las montañas o los propios astros, que nos parecen estar ahí desde siempre, han surgido en algún momento, que las ciencias actuales son capaces de datar con mucha apro- ximación, y algún día se descompondrán. Sus propios componentes elementales se han formado en el tiempo y en el tiempo desaparecerán. La ley física de la entropía no parece excluir a nada en este mundo.

Pero no es solo la finitud en el tiempo el único exponente de que nada en este mundo tiene en sí mismo la razón de su propio ser. Las cosas son limitadas en su perfección, son mutables, precisan de otros, etc. No se ve, por mucho que las es- tudiemos, dónde residiría la razón de su propia existencia y perfección ontológi- ca. Hoy la ciencia ha descubierto muchos secretos de la composición de la mate- ria, hasta sus niveles más ínfimos y elementales y estamos a punto de descubrir la energía básica, a la que podrán reducirse los demás tipos de energía conocidos... La realidad de este mundo está dejando de tener el carácter misterioso que podía tener en la época de los griegos o en el Renacimiento.

Si, por lo tanto, las cosas de este mundo existen, desde los seres humanos hasta los átomos de hidrógeno perdidos en los inmensos espacios interestelares, pero nada en sí mismo puede justificar el porqué de su existencia, la razón humana se ve obligada a admitir un ser absoluto, sea lo que este sea, que pueda justificar su propia existencia y la de todo lo demás. De lo contrario no se podría explicar racionalmente por qué existe el ente y no más bien la nada. Algo tiene que tener en sí el fundamento de su propio ser, la razón de su propia existencia. Este algo existe como el hecho último, sin que pueda reducirse o explicarse por ninguna otra cosa. A partir de él, todo lo demás puede ya tener una explicación. Ha de haber, pues, un absoluto.

Esta manera de razonar se nos impone por la fuerza de los hechos. Salvando las distancias entre esta cuestión última del conocimiento del mundo y un ejemplo trivial de nuestra experiencia cotidiana, podemos intentar ilustrar la lógica de esta forma de argumentar con la siguiente comparación: supongamos que, al conectar nuestro aparato de televisión, aparecen unas molestas rayas que impiden la correcta visión del programa. Decididos a encontrar la razón de estas interferencias, vamos cambiando de canal, por ver si es la emisora quien las produce. Las rayas aparecen en todos los programas sintonizados. Buscamos entonces la razón de la anomalía dentro del aparato y, creyendo que está averiado, llamamos a un técnico. Si el aparato está en perfectas condiciones, no por ello descansamos en nuestra búsqueda: algo tiene que justificar la existencia de este fenómeno extraño. Por sí mismas estas rayas no han aparecido. En algo tiene que estar su razón de ser... Sustituimos el aparato en color por el viejo televisor en blanco y negro que teníamos retirado y de nuevo vuelven a aparecer las interferencias.  Si no son las emisoras, ni el aparato nuevo, tendrá que ser la antena o el cable de conexión... ¡Tampoco! En este momento se impone ya una investigación en toda regla. Es preciso encontrar el fundamento de estas anomalías, para saber a qué atenernos en el futuro... Si también los vecinos consultados tienen el mismo problema, parece que ya no cabe ninguna duda: en algún sitio debe haber una fuente de radiación que justifique las interferencias de todos los televisores del vecindario. No sabemos su naturaleza, ni su procedencia, pero tiene que haberla. De no admitirlo, nos resultaría absurda e incomprensible esta realidad. El encontrar cuál es este fundamento “absoluto” de los molestos “entes” de los televisores es ya cuestión de paciencia y de ganas de profundizar en el tema. ¡Y no haríamos mal en atender a los que afirman haber tenido la experiencia de ver a un radioaficionado montando su emisora en una casa del barrio!

4. El panteísmo materialista

De la admisión de un ser necesario o realidad absoluta, que tenga en sí misma la razón de su propia existencia, no se sigue, sin más, que estemos hablando de Dios o de alguna realidad trascendente al mundo. Hasta aquí también pueden asentir los ateos, así como los que defienden un monismo panteísta o los partidarios del materialismo dialéctico.

El problema que se nos plantea ahora es saber si ese ser absoluto es algo de este mundo o el mundo en su totalidad, o, por el contrario, es algo distinto de la realidad mundana, es decir, una realidad trascendente.

Dados los conocimientos científicos actuales y su investigación sistemática sobre cada uno de los ámbitos de realidad, no es probable que nadie se atreva a identificar el ser necesario con alguna de las realidades concretas del mundo. Recordemos que el ser necesario es aquel que es fundamento de su ser y razón de la existencia de todo lo demás. Ningún ser vivo, ni los minerales, ni nada de lo que tenemos experiencia sobre la tierra puede ser el absoluto que buscamos. Tampoco los astros lo pueden ser. Hoy conocemos bien su composición y su origen en el tiempo. El ser absoluto no es ningún “ente” en concreto.

Pero, si bien ninguna cosa de este mundo es considerada hoy el fundamento de todo lo demás, se ha dado en la historia del pensamiento toda una tradición que identifica el ser absoluto con la realidad toda del mundo, es decir, con el mundo como totalidad. El universo como un todo es el ser necesario. Se da aquí una absolutización del mundo, considerándolo como la realidad primordial y necesaria. Esta corriente arranca de la metafísica griega de Parménides, de Heráclito y de los estoicos y continúa por la tradición panteísta medieval y renacentista, hasta culminar en Hegel y en el materialismo dialéctico.

El universo, en esta perspectiva, ha de considerarse necesariamente eterno, ya que si tuviera un comienzo necesitaría claramente de una causa distinta de él para poder llegar a la existencia. Por eso se crearán hipótesis y modelos de uni- verso, sin apoyo suficiente en los datos científicos, que eviten las implicaciones teológicas de un universo finito en el tiempo. Cuando todavía esta cuestión se considera científicamente “abierta”, el intento de hacer del mundo la realidad absoluta necesita afirmar infinitos ciclos de expansión y regresión cósmicas y una regeneración de la energía, que desmiente el principio físico de la entropía creciente del universo.

Pero, además, este universo, la materia-energía de la que habla la ciencia, ha de tener en sí mismo la razón de su propio ser: debe ser ontológicamente autosuficiente. No solo es que existe eternamente, sino que debe existir necesariamente, por tener en sí mismo el fundamento de su propia existencia.

Estando en evolución, al menos en este planeta del que podemos tener ex- periencia, y siendo por definición la materia-energía que conocemos la única realidad existente, ella ha de ser capaz de explicar por sí misma la extraordinaria aventura de la aparición de la vida, con el orden prodigioso que implican las estructuras de los organismos vivientes. La materia posee unas leyes muy “inteligentes”, si se me permite la expresión, que la hace progresar constantemente hacia formas de vida cada vez más centralizadas, más complejas y con un mayor psiquismo. La materia-energía de los primeros instantes, los electrones y protones de los primitivos átomos de hidrógeno y de helio, han sido capaces por sí solos, por puro azar o por unas virtualidades desconocidas, de producir las moléculas de ADN, las células, los complejos organismos vivientes pluricelulares y toda la prodigiosa serie de “inventos” que suponen los pulmones, el corazón o el cerebro de los mamíferos.

Pero si el universo es el ser absoluto, este ha de dar razón igualmente de la aparición sobre la tierra de la conciencia refleja y de la libertad humana, fenómenos ambos que no son materiales. O bien se reduce la novedad del espíritu humano o bien se tiene que explicar por puros procesos de la materia.

Todo esto evidentemente supone una doctrina metafísica que escapa a los límites de la objetividad científica de la que hacen gala tantos materialistas de nuestro tiempo. En este sentido, identificar el mundo con el absoluto que necesariamente tiene que existir supone una opción muy comprometida, racional- mente hablando.

En primer lugar, nada permite descubrir en la estructura de las partículas elementales que forman la materia-energía primordial la admirable propiedad de tener que existir necesariamente, la suficiencia ontológica. ¿En dónde radicaría la razón de existir necesariamente de las cargas eléctricas, positivas o negativas, que forman los átomos de hidrógeno, el elemento más simple del universo, a partir del cual se han ido formando todos los compuestos materiales más complejos?

Además, si la evolución cósmica ha sido obra solamente de un azar ciego, ¿no ha sido mucha suerte, a fin de cuentas? Son muchos los científicos y filósofos que se han opuesto a una explicación del proceso evolutivo de fondo en meros términos de azar:

E. Kahane, siguiendo las huellas de su maestro A. T. Oparin, encuentra la explicación por el azar completamente absurda e imposible, y en esto tiene toda la razón. El azar no explica la génesis del menor de los cuerpos monocelulares, y mucho menos la génesis de los millones de especies cada vez más complejas, más perfeccionadas y provistas de un sistema nervioso progresivamente desarrollado.

Haría falta que el azar se renovara continuamente en la invención de cada especie, cosa que Émile Borel llamaba el milagro de los monos dactilógrafos. Pero, aun así y todo, la existencia del psiquismo no soportaría tal explicación (Tresmontant, 1974: 276).

En efecto, refiriéndonos al psiquismo humano, podemos plantearnos si, sien- do la conciencia refleja, por la que yo me siento ser y desde la que planeo mi propia vida, algo exclusivamente “interior”, ¿puede ser la materia, por sí sola,  el origen último de la conciencia?, ¿se puede explicar la conciencia, en última instancia, como resultado del proceso de la sola materia? El padre Juan Alfaro, estudiando detenidamente el tema, afirma:

La materia es, esencialmente, realidad sensible y tales son también sus procesos: sensible y material son idénticos. El carácter fundamental de la conciencia, su inaccesibilidad a la verificación empírica (sensible), no permite explicar su origen con los procesos de la sola materia (Alfaro, 1988: 211).

Y poco más adelante añade:

La reflexión sobre la imposibilidad del salto, desde los procesos materiales-sensi- bles de la naturaleza a la interioridad de la conciencia, gana en claridad cuando se trata del salto de los procesos naturales a los actos libres. La decisión de la libertad rompe todos los esquemas pensables de un proceso meramente natural, es decir, controlable mediante la experiencia empírica. El devenir cósmico no puede ser el origen de la libertad humana (Alfaro, 1988: 212 en nota).

Queda como último recurso explicar la razón del ser y de la evolución cósmica en “virtualidades” insospechadas de la realidad mundana, que ya pre-contenía potencialmente toda la perfección ontológica que después irá apareciendo con el tiempo. Estamos en la vieja corriente de lo que, sin demasiados matices, podemos denominar globalmente panteísmo materialista, para diferenciarlo del panteísmo místico o religioso.

Este panteísmo, sobre todo cuando pierde el halo místico de la compleja filosofía hegeliana y se transforma en monismo materialista con K. Marx y el positivismo cientificista de los siglos XIX y XX, afirma, explícita o implícitamente, que el mundo es el ser necesario y absoluto; es la única realidad, y en ella está pre-contenida todo lo que irá apareciendo en el despliegue de sus virtualidades a lo largo de la historia. El mundo es autosuficiente, eterno, increado, imperecedero, capaz de producir por sí solo la vida y el pensamiento. Es capaz de dar razón del ser de toda la realidad y de todos los procesos que ocurren en ella desde toda la eternidad.

Esta solapada divinización del universo es una actitud intelectual ampliamente extendida en nuestro mundo contemporáneo. Se intenta negar una realidad trascendente atribuyendo a la realidad mundana propiedades semejantes a las que los teólogos atribuyen al Dios de las religiones monoteístas. Y así puede explicarse la existencia del mundo y la complejidad de la realidad existente. Es, en realidad, una doctrina metafísica, que cuenta ciertamente con una larga tradición en las filosofías y teosofías de la historia del pensamiento humano, occidental y oriental.

Pero, cada vez más, a medida que progresan nuestros conocimientos científicos acerca del universo, no se ve cómo poder divinizar los átomos de hidrógeno y de helio. Antiguamente se podía atribuir al mundo propiedades tan extraordinarias porque no se le conocía bien. Actualmente, y cuanto más lo conocemos a través de las ciencias naturales, menos se advierte cómo podríamos prestarle los atributos de ser absoluto, necesario, eterno, autosuficiente, capaz de crear por sí solo vida y pensamiento.

Resumiendo: además de no poder dar una explicación adecuada a la cuestión de por qué existe el ente y no más bien la nada,

para mantener que el universo es el único Ser, es necesario, subrepticia y fraudulentamente, o bien cargar las realidades antiguas, la materia en este caso, de poderes exorbitantes, de poderes divinos, o bien reducir en la medida de lo posible la novedad de los órdenes de realidades que aparecen históricamente. Ambas tentativas no respetan la realidad, el dato (Tresmontant, 1969: 118).

Admitir esta metafísica es una opción intelectual posible, pero lleva consigo la aceptación de postulados no avalados seriamente por ningún tipo de razones, ni científicas ni filosóficas. Se trata de una fe filosófica últimamente infundada.

Así pues, si es necesario un ser absoluto y este no parece ser nada de este mundo, ni el mundo en su totalidad, estamos obligados a buscarlo más allá de las realidades mundanas, en el ámbito de la trascendencia.

5. La realidad trascendente

La gran tradición metafísica teísta ha visto siempre las huellas de la contingencia del mundo en su finitud. Ni el mundo en su totalidad, ni mucho menos ninguno de los entes mundanos, pueden ser el absoluto, ya que este ha de ser infinito y el mundo es con seguridad finito en el espacio, muy probablemente finito también en el tiempo y limitado constitutivamente en cuanto a su perfección ontológica.

Por fundamentarse a sí mismo, el absoluto ha de poseer la plenitud absoluta del ser, es decir, la plena realización de toda perfección posible. En la formulación de la metafísica de Santo Tomás, él es el puro Ser, la fuente de toda perfección ontológica, de la que las cosas reciben una participación finita.

Por todo ello, lo absoluto es la infinitud como realidad, es eterno, no se le puede agregar nada, es la plenitud insuperable y la más íntima unidad de todas las perfecciones. En efecto, lo que existe de tal manera que su fundamento se identifica de lleno con ello, que es la completa identidad consigo mismo, no puede ser finito ni mudable (al menos debe excluirse la mutabilidad en el sentido del paso de un estado de imperfección inicial a otro estado con mayor perfección), tampoco puede estar referido a otra cosa, no es divisible, ni caduco, ni nada similar (Weissmahr, 1986: 82).

Evidentemente, estas propiedades del absoluto difieren totalmente de las propiedades de los entes intramundanos, e incluso del mundo tomado como un todo. De ahí la necesidad de concebir lo absoluto como trascendente al mundo. Él es quien confiere el ser a las realidades contingentes del mundo, lo que las fundamenta íntimamente y por ello constituye la razón de su existencia real.

Pero su trascendencia no debería imaginarse como un estar fuera del mundo. Lo absoluto no es un ente más, opuesto al mundo, y solo mucho mayor que él. Su trascendencia significa más bien que lo absoluto existe de un modo totalmente distinto e incomparablemente más perfecto que el mundo; lo cual, sin embargo, lejos de excluir su presencia y, por ende, su cognoscibilidad a través del mundo, la hace posible (Weissmahr, 1986: 85).

El paso de las realidades mundanas al absoluto trascendente ya no puede hacerse mediante la aplicación del principio de causalidad científica o empírica.

Hay que repetir de nuevo que no estamos buscando un “antes” o un principio de la serie. El absoluto no forma parte de la cadena de los entes. El absoluto debe fundamentar el ser de lo primero, pero también de lo presente y de lo futuro; la serie entera de los entes mundanos reciben de él su ser y él está como equidistante de todos ellos, en cuanto que desde dentro los hace ser.

Se aplica aquí el principio de causalidad trascendente o uso metafísico del principio de causalidad. Nadie puede negar a la razón humana el derecho de intentar llegar hasta el final buscando los presupuestos ineludibles de la realidad de la que tenemos experiencia. Por ello, nos vemos obligados a rebasar el ámbito de lo empírico, para afirmar, en la oscuridad de lo que está más allá del ente mundano, la razón suficiente de su existencia y de su perfección ontológica.

El filósofo Leibniz formulaba así esta exigencia lógica de buscar la razón suficiente última de toda la realidad contingente:

Il faut que la raison suffisante, qui n’ait plus besoin d’une autre raison, soit hors de cette suite des choses contingentes, et se trouve dans une substance, qui en soit la cause, et qui soit un Être nécessaire, portant la raison de son existence avec soi. Autrement on n’aurait pas encore une raison suffisante, où l’on puisse finir. Et cette dernière raison des choses est appelée Dieu (Leibniz, 1976: 332).

Nos vemos, pues, invitados a una decisión razonable, pero libre. No tenemos experiencia directa de ese Ser necesario trascendente que, por estar más allá de los entes mundanos, se nos presenta como imposible de verificar empíricamente y, lo que es más, como lo radicalmente desconocido. Sin embargo, la contingencia de los entes mundanos es un signo de su necesaria acción fundamentadora. Sin él nada podría ser. Todo ha de existir por él. Podemos negarnos a admitirlo, pero entonces todo queda sumido en el absurdo y en la falta de razón.

En el propio corazón de toda la realidad late el fundamento del ser. Lo radicalmente otro del ente se anuncia aquí invitando al asentimiento.

En el más allá de todo algo, del abismo sin fondo, se anuncia el misterio: aquello que soporta y decide todo ser, el porqué oculto, el origen callado, el fundamento incondicional. Se anuncia en la decisión incondicional del ser, cuando la consideramos a la luz de la pregunta: ¿Por qué existe algo en general y no, más bien, nada?; tenemos razones más que sobradas para creer en el fundamento abismal e infinito (Welte, 1982: 98).

En su importante libro El hombre y Dios, Xavier Zubiri llega a una conclusión semejante. Con el rigor que caracteriza su pensamiento, concluye así su profundo análisis de la realidad:

Dios no es una realidad que está ahí además de las cosas reales y oculta tras ellas, sino que está en las cosas reales mismas de un modo formal. Por tanto, la realidad absolutamente absoluta es ciertamente distinta de cada cosa real, pero está cons- tituyentemente presente en esta de un modo formal. Por esto es por lo que toda cosa real es intrínsecamente ambivalente. Cada cosa, por un lado, es concreta- mente su irreductible realidad; pero, por otro lado, está formalmente constituida en la realidad absolutamente absoluta, en Dios. Sin Dios en la cosa, esta no sería real, no sería su propia realidad... Así pues, Dios existe, y está constituyendo formal y preciosamente la realidad de cada cosa. Es por esto el fundamento de la realidad de toda cosa y del poder de lo real en ella (Zubiri, 1984: 148-149).

6. La epifanía del misterio absoluto

Después del análisis que venimos realizando, debemos preguntarnos: ese Misterio absoluto que nos vemos razonablemente invitados a reconocer ¿es realmente el Dios de las religiones históricas? Más todavía, ¿es el Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, objeto de nuestra fe y de nuestra esperanza?

El Misterio Absoluto ha de tener un carácter personal, es decir, debe tener al menos las cualidades de la inteligencia y voluntad propias de sus criaturas, aunque en un grado muy superior, ya que, siendo el fundamento y la razón de ser de los seres personales, no puede tener menos que lo que él mismo ha originado. Debido a ese carácter personal, no puede excluirse que el Misterio pueda y quiera manifestarse positivamente a la experiencia humana. Ese encuentro, ciertamente posible, entre la realidad absoluta y el ser humano, debería tener entonces el carácter de una “epifanía” o manifestación en unos acontecimientos de revelación de su propio ser y de su designio sobre la realidad que él fundamenta. A modo de ejemplo, y para comprender mejor lo que estamos diciendo, podríamos traducir este razonamiento filosófico al lenguaje religioso cristiano, diciendo que el Dios Creador, Persona infinita, podría manifestarse a sus criaturas mediante la revelación de su nombre y su ser divino y descubrirnos su designio de salvación de la humanidad. Como posibilidad, nada puede impedírselo.

Ahora bien, a través del mero pensamiento no puede demostrarse que eso haya sucedido, pero tampoco puede excluirse racionalmente. Ante los relatos positivos de esta revelación, tomada en sentido amplio, tal como lo afirman las religiones de la historia de la humanidad, cabe contar con su oportunidad y pensar sobre las condiciones de su posibilidad. Hemos, pues, de distinguir una doble cuestión: la epifanía divina como eventualidad y la epifanía divina como realidad acaecida en la historia.

La más importante de las condiciones de posibilidad de la revelación en la historia es que el Misterio Absoluto, infinito y eterno, solo lo podremos conocer si en su aparición se somete a las condiciones de la limitación de nuestro conoci- miento, necesariamente ligado al espacio y al tiempo. De ahí se desprende que el Misterio, radicalmente desconocido, tendrá que recibir un nombre, por el que se distinguirá de todos los demás objetos de este mundo. Poniendo de nuevo como ejemplo la revelación bíblica, el Misterio Absoluto recibirá el nombre de Yahveh o bien el de Padre de Nuestro Señor Jesucristo. Por otra parte, lo eterno deberá aparecer en un tiempo, el kairos, es decir, en el momento concreto en el que se produjo esta revelación al hombre: en el tiempo de la liberación del pueblo hebreo de Egipto o reinando el emperador Augusto, siendo Cirino gobernador en Siria. Finalmente, lo infinito se ha de manifestar en un lugar determinado, que podremos señalar diciendo: ahí sucedió. Será el caso de Ur de Caldea para Abrahán, la zarza ardiendo del Sinaí para Moisés o la ciudad de David, que se llama Belén, para el nacimiento de Jesús.

En estas experiencias de epifanía, caso de que se den, el Misterio Infinito ad- quiere una fisonomía clara. En este abrirse por su manifestación en el espacio y en el tiempo, el Misterio Absoluto se hace realmente Dios para los hombres: el Dios de la historia de la religión.

Ahora bien, en cualquier caso, si se revela el Misterio Absoluto, se llega a la paradoja de que él se manifiesta en la cercanía de su forma finita, pero dejando notar simultáneamente la lejanía de su trascendencia. Esto es debido a que, si en la revelación no se manifestase al mismo tiempo la trascendencia de lo divino en la cercanía de lo mundano, lo que aparecería entonces ya no sería Dios, sino una cosa o una persona como las otras de este mundo, y entonces no habría nada especial en ello; no habría religión. Es por ello por lo que, en los acontecimientos de la revelación se experimenta tanto la cercanía como la lejanía de lo divino.

Dios habla en su aparición mundana y el hombre experimenta lo que es más que la manifestación concreta de lo divino.

Si ahora atendemos a la segunda cuestión de la que hablábamos anteriormente, es decir, a la epifanía divina como realidad acaecida en la historia, habremos de admitir que de la posibilidad de la epifanía del Misterio no se puede pasar, sin más, a la afirmación de su realidad. Si ha existido de hecho algo así, no puede establecerse por la mera razón. Pero aquí el pensamiento racional tiene razones bien fundadas para escuchar los testimonios positivos de la historia de las religiones. Por lo tanto, los relatos religiosos pueden confirmar lo que habíamos formulado previamente en forma de hipótesis: que, de hecho, Dios se ha manifestado al hombre.

En el caso de la fe cristiana, haremos bien en atender lo que se dice al comienzo de la carta a los Hebreos (y las pruebas empírico-históricas del paso por la tierra de Jesús de Nazaret):

En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas. En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos. Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas (Hb 1, 1-3).

Para el cristiano, todas las representaciones de Dios que se han dado en la historia de las religiones no son sino una preparación para el gran acontecimiento de la revelación definitiva de Dios al mundo en su Hijo Jesucristo. El Misterio Absoluto se ha hecho en Cristo definitivamente Epifanía. Como afirmó el gran historiador de las religiones, Mircea Eliade: “La vida religiosa entera de la humanidad no sería sino una expectación de Cristo” (Eliade, 1981: 52 en nota).

Pero en estos momentos hemos abandonado ya el campo de la razón para penetrar en el terreno de la fe; hemos dejado la filosofía de la religión para penetrar en el ámbito de la teología fundamental. Lo cual debería ser el objeto de otro artículo.

Esteban Escudero Torresa

 

 

Siria: iglesia católica prestan ayuda vital a las víctimas del terremoto, incluso si son musulmanes

Todas las iglesias de Alepo han abierto sus puertas a quienes perdieron sus hogares o temen que sus residencias se derrumben. Los mekhitaristas –una orden religiosa armenio-católica– acogen hasta 2.000 personas en la escuela que dirigen en la ciudad.

FEBRERO 23, 2023 01:19JOHN NEWTONIGLESIA LOCALTESTIMONIOS

(ZENIT Noticias / Lattakia, Siria, 23.02.2023).- Parroquias y órdenes religiosas están entregando la ayuda crucial proporcionada por una organización caritativa católica para los que están sufriendo tras los terremotos en Siria y Turquía, donde el total de muertos ha superado ya los 47.000.

Pocos días después de los seísmos, Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) abrió un fondo de emergencia de 500.000 euros para apoyar a los socios de la Iglesia en el norte de Siria que ayudan a las víctimas de los desastres naturales que necesitan ayuda desesperadamente.

En Lattakia, al noroeste de Siria, AIN está ayudando a los franciscanos a proporcionar ayuda de emergencia a 100 familias que se han quedado sin hogar a causa del terremoto que sacudió el país el 6 de febrero.

Al describir la situación en la ciudad portuaria, el padre Fadi Azar dijo: «Muchas familias se han visto obligadas a abandonar sus casas, dañadas o destruidas por el terremoto y las réplicas, que no han cesado hasta ahora. Lo que es una necesidad para nosotros ahora es encontrar al menos los medios mínimos para ayudar a estas personas débiles».

Los franciscanos tienen previsto proporcionar ayuda a las familias durante los próximos tres meses, incluyendo mantas, colchones, almohadas, alimentos, leche y agua. En Lattakia, controlada por el gobierno, viven muchas familias desplazadas que buscaron refugio de la guerra civil. Recientemente ha habido enfrentamientos en la zona, a pesar de encontrarse en una zona de desescalada establecida por las conversaciones de paz en 2017.

Durante los enfrentamientos militares en Jabal al-Akrad, a unos 56 kilómetros al este de Lattakia, murieron 10 soldados del ejército sirio y tres combatientes del grupo rebelde islamista Tahrir Al-Sham el 4 de febrero, pocos días antes de que se produjera el terremoto.

ACN también ha respaldado proyectos en Alepo, que fue una de las zonas más castigadas de Siria en términos de víctimas. Más de 360 personas perdieron la vida. Todas las iglesias de Alepo han abierto sus puertas a quienes perdieron sus hogares o temen que sus residencias se derrumben. Los mekhitaristas –una orden religiosa armenio-católica– acogen hasta 2.000 personas en la escuela que dirigen en la ciudad.

Y AIN también está apoyando un proyecto dirigido por la Iglesia Ortodoxa Apostólica Armenia para proporcionar medicinas vitales, ya que las necesidades desesperadas han aumentado drásticamente tras el terremoto.  ACN también ha apoyado a parroquias, como la de Nuestra Señora de la Anunciación, donde 450 familias están recibiendo ayuda en forma de mantas, medicinas, alimentos y leche.

El padre Enrique González, que trabaja en la parroquia, agradeció a AIN su ayuda: «A la luz de las trágicas circunstancias actuales en Siria, causadas por el terremoto, particularmente en Alepo –que ha sido clasificada como ciudad devastada–, estamos intentando cubrir el mayor número posible de necesidades, gracias a su ayuda.»

 

Todos … contra la niñez

¿Cómo hablar de la niñez si al parecer no a muchos importa? Si sabemos que los niños y niñas no solamente están olvidados en las noticias en general, sino por sus mismos progenitores, quienes están muy ocupados en ‘otras’ cosas, como negocios, trabajo, reuniones, etc.

La sociedad se ha dejado llevar e influir por ideologías, por políticas, la llamada polarización, el individualismo, el afán de lucro, y en todo esto ha de caber el crecimiento y la educación infantil, que supuestamente, y como se decía tiempo atrás, será el futuro de la sociedad, de México y del mundo.

El autor Agustín Laje (“La Batalla Cultural”) habla de la ideología como todo un “proyecto político.” Pero hay más, nos dice, no se trata de política a secas; no se aprecia simplemente un proyecto vinculado a la adquisición o conservación del poder. Lo que se ve es más complejo: el poder proyectando y construyendo un hombre en su concepción ideal y una sociedad diagramada conforme a la razón. Es político (aclara), por supuesto, pero política comprometida en una “reforma integral de la cultura.” Esto es, la nueva sociedad quiere manejar a la nueva generación por medio de la ‘ideología.’ Terry Eagleton (“Ideología. Una Introducción”) dice: “La ideología atañe a un programa cabal de ingeniería social, que remodelará nuestro entorno social, modificará nuestras sensaciones y cambiará nuestras ideas.”

Qué ciertas son estas afirmaciones cuando muy frecuentemente leemos noticias como en el artículo de Yo Influyo del 15 de febrero que informa sobre el “alza” de divorcios en un estudio UNAM, y la llamada “unión libre” o mejor dicho, el concubinato, que es una ‘opción’ fácil para la pareja ya que no expresa ningún compromiso de vida y tampoco toma en cuenta a los hijos que de ésta se originen en su educación, crianza y crecimiento, más que quizá en la repartición de bienes.

En esta publicación afirma además que la unión libre ha tenido un aumento del 48% entre jóvenes de edades de 18 a 29 años. En la misma publicación se da otra cifra escalofriante: 100 millones de niños, niñas y adolescentes son abandonados en todo el mundo, de los cuales, casi la mitad, o sea el 40 por ciento, pertenecen a América Latina. Y ahora, debido al terremoto en Irak ya se está hablando del “tráfico de menores” que quedaron huérfanos durante esta tragedia. Y no se trata de números, pues todos sabemos que -cada vida es importante.-

Dentro de todo esto, observamos que gran parte de la llamada corriente ideológica se dirige a las familias y en último término, a quienes más se dirige es a los más vulnerables, a los pequeños, a quienes se quiere moldear para crear ‘una nueva generación, ‘una nueva sociedad, generar un ‘nuevo mundo’ a partir de lo que ocurre en la cabeza de los ideólogos.

Augusto Comte ya hablaba del orden social como “física social” llamada hoy sociología. Y a quiénes dirigir con mayor facilidad estas ideas, pues claramente a la niñez para moldear a un ‘nuevo ciudadano mediante las ideologías, producto de la mentalidad moderna que “ofrece creencias y esperanzas a un mundo que ya no cree ni espera” (A. Laje. Ibidem, p.140)

La inestabilidad familiar pone en peligro el logro educativo, amenaza la salud emocional y física, promueve el comportamiento de riesgo e ilegal, y dificulta el bienestar económico. En Estados Unidos, país de primer mundo, el 50% de los menores que viven con una madre soltera, viven en la pobreza; y por contraste, solamente el 10% de menores que viven en hogares con ambos padre y madre, viven abajo del nivel de pobreza. (Gurian, Michael. The Good Son)

¿Niños abandonados? ¿A quiénes importan? ¿Se habla alguna vez de hospicios, asilos, casas de ayuda, o de adopciones? ¿Qué pasa con “la familia”? ¿Por qué hoy se habla de ‘distintos tipos de familias’?

En una familia de padre, madre e hijo(s) hay coexistencia de dos grupos de seres humanos: los padres y los hijos. En estas relaciones es en donde se apoyan todos los otros tipos de relaciones. Previamente se establece (o no) una relación social hombre/mujer y de su acoplamiento psíquico depende la unidad real de la familia, como sociedad, cuando nacen los hijos. Esta es una de las muchas desventajas que presenta el divorcio, o la posibilidad de efectuarse. 

Estudios serios han demostrado que en el fondo de numerosos trastornos afectivos infantiles se halla con frecuencia un mundo familiar en el que cada componente descuida, exagera o desconoce el papel esencial que le toca desempeñar.

“De sus relaciones con el ambiente y casi exclusivamente con la familia, en particular durante su infancia, depende el equilibrio y la evolución normal de la afectividad del niño(a).” (Porot, M. La Familia y el Niño). Podemos resumir esto diciendo que una de las cuestiones esenciales que el niño necesita recibir del ambiente familiar para lograr su desarrollo desde el punto de vista psicológico, es la seguridad.

Las estructuras de la familia natural benefician a casi cada aspecto del bienestar infantil. Esto incluye mejores oportunidades educativas, mejor salud emocional y física, menor abuso de substancias y menores incidentes de la temprana actividad sexual esencialmente en mujeres adolescentes y/o niñas, y menor delincuencia en los chicos.

Investigaciones hechas por el Dr. David Popenoe, et al. encontraron que mujeres que cohabitan (unión libre) “tienen mayor tendencia que mujeres casadas, a sufrir abuso físico y sexual.” Pero las consecuencias de la cohabitación son aún más serias para los menores. El Dr. Popenoe et. al,  concluye que:

“El medio ambiente más inseguro de todos los ambientes familiares para los infantes, es aquel en el cual la madre está viviendo con alguien diferente al padre biológico de su hijo. Este es el medio ambiente para la mayoría de los menores en hogares de parejas que cohabitan.”

Entonces, al preguntarnos qué ha pasado con los niños y por qué, encontramos datos diciendo por ejemplo lo siguiente: “Aproximadamente 30,000 menores en EEUU se identifican como transgénero, de acuerdo con el Instituto Williams de la Universidad de California Los Ángeles, aunque no todos quienes adoptan una identidad transgénero buscan una transición médica. Mientras que muchos de estos menores llevan a cabo procedimientos quirúrgicos, especialmente mastectomías, una gran porción reciben bloqueadores de pubertad y/o hormonas, lo que provee constante oleada de ingresos a las empresas farmacéuticas y a proveedores médicos.” (Noticias msn.com)

Ah, entonces en este simple párrafo notamos la clara influencia de las “empresas farmacéuticas y proveedores médicos” que han influido de manera definitiva en las mentes de pequeños infantes y adolescentes principalmente en ese ‘cambio’ a los llamados “derechos reproductivos (aborto), y de derechos trans…” etc.

La llamada industria del cambio de sexo infantil es masiva y creciente, y los menores que llevan a cabo tratamientos para el cambio de sexo, pueden proporcionar un masivo flujo de efectivo a los hospitales, a las empresas farmacéuticas y a otros en la industria médica. Los procedimientos del cambio de sexo son una industria multimillonaria, de acuerdo con la investigación del Daily Caller News Foundation.

En México tenemos la Ley de Identidad de Género que garantiza los derechos humanos de las personas trans ya que “espera que termine con la discriminación y violencia contra dicho sector de la población”. Actualmente el Estado de México es la identidad número 16 en modificar su Código Civil para poder expedir actas de nacimiento sin mayor trámite. Esta ley señala que, “se entenderá por identidad de género la convicción personal e interna, tal como cada persona se percibe así misma, la cual puede corresponder o no, al sexo asignado en el acta primigeniaEn ningún caso será requisito acreditar intervención quirúrgica alguna, terapias u otro diagnóstico y/o procedimiento para el reconocimiento de la identidad de género.” Podríamos decir también, que muchos de quienes experimentan ‘sentirse en el sexo opuesto’ lo hacen sin transicionar al otro sexo de tiempo completo.

Hay muchos ejemplos extremos de la realidad de lo que se está haciendo con la inocencia de la niñez, aunque ahora, es difícil imaginar hasta dónde llegan los extremos en contra de la familia. El Secretario Adjunto del Ministerio de Salud en EEUU, Rachel Levine quien es transexual, ha insistido en quitar a los menores de sus padres, cuando no dan su apoyo a la disforia de género de su hijo, para sustituirlos por un adulto que le otorgue su apoyo y comprensión al menor.

En México, ha llegado ya la peligrosa “Educación Integral en Sexualidad” (EIS) que se está implementando por la “Estrategia Nacional Para la Prevención del Embarazo de Adolescentes (ENAPEA)” que con base en el libro Dos Décadas de educar en sexualidad: la experiencia de Afluentes S.C. (2018), se presentan estrategias para trabajar con las y los adolescentes y jóvenes los temas:• género y sexualidad, derechos sexuales y reproductivos (aborto), embarazo adolescente, cultura preventiva y el autocuidado y violencia de género.

Solamente para que nos demos cuenta del peligro de este tipo de “educación” me permito mencionar una entrevista que hizo el Washington Post a la Directora de Family Watch International, quien dijo que: “un número alarmante de programas EIS utilizan las mismas técnicas que son a menudo usadas por los pedófilos para sexualizar a menores o acosar sexualmente a menores para que se involucren en el sexo.”

Por ejemplo, una opinión de  la corte federal de apelaciones de EEUU en 2015 dijo que “el acoso sexual se refiere a los actos deliberados llevados a cabo… para exponer a un menor a la actividad sexual,” con un objetivo que es la “reducción de las inhibiciones infantiles para preparar al infante a la actividad sexual.”

Una ficha técnica de RAINN (Red Nacional de Violación, Abuso & Incesto) también enlista actividades de  “grooming” o acoso – algunas de las cuales corresponden a lo que pasa en la EIS:

La insensibilización a … la discusión de temas sexuales … para introducir la idea del contacto sexual.

El intento … de hacer que el comportamiento [sexual] parezca natural.

Family Watch International tiene una lista de 15 Elementos Dañinos de la educación integral en sexualidad EIS, y varios de éstos corresponden a actividades de acoso sexual infantil, como:

Enseñar o dar instrucciones a menores ingenuos sobre cómo masturbarse, realizar sexo oral y/o involucrarse en coito sexual;

Desensibilizar a los menores al sexo exponiéndolos a los actos sexuales antes que lleguen a ser naturalmente curiosos sobre dichas actividades;

Hablar sobre relaciones sexuales, historias o fantasías;

Intento de separar emocionalmente a una víctima de la familia diciendo a un menor que mantengan secretos, o sugiriendo que quienes otorgan el cuidado no son dignos de confianza.

En algunos planes de estudio EIS, los maestros pueden informar de opciones para las adolescentes quienes desean usar control natal sin el conocimiento de sus padres, y además el orgasmo y la masturbación son temas de los que se habla en las lecciones.

En Estados Unidos ya se ha discutido en la corte federal de apelaciones (2015) que la palabra “grooming” o acoso sexual se refiere a exponer a un menor a la actividad sexual, con el objeto de “reducir las inhibiciones infantiles para preparar al menor a la actividad sexual” que es precisamente la meta de la EIS.

¿Qué estamos haciendo con nuestros niños? ¿En dónde quedó la familia y su responsabilidad de su crianza y educación primordial?

En un reporte de investigación familiar elaborado por importantes y conocidos investigadores: Bradford Wilcox, Joseph Price y Robert I. Lerman muestran estadísticamente que los altos niveles de matrimonio y en especial familias con padre y madre casados están fuertemente asociadas con mayor crecimiento económico, menos pobreza infantil y mayor nivel económico familiar a nivel estatal en Estados Unidos, e igualmente en muchas partes del mundo.

En suma, ¿por qué una familia que funciona bien mantiene unida a la sociedad?

Simplemente, porque tiene una fuerza extraordinaria. Dichas familias unidas se caracterizan por: 1) Una fuerte y comprometida relación matrimonial, 2) la cual, se centra en transmitir valores éticos, culturales y religiosos a los hijos, 3) en una atmósfera que enfatiza la interconexión, la complementariedad y las responsabilidades de los miembros de la familia mutuamente entre ellos, entre miembros de la familia extensa, en su comunidad y en la amplia familia de la especie humana. Dichas familias producen mujeres, varones, niños y niñas capaces y bien socializados – que es el fundamento de un mundo estable y pacífico.

 

 

Las renuncias que construyen

 

Las renuncias que construyen

La vida está llena de oportunidades para ofrecer sacrificios y penitencias, pero sólo tienen sentido cuando se hacen por amor

A menudo me planteo esta vida como un campo de batalla en el que vivo en continuos esfuerzos por llegar a una meta. Me sacrificio, renuncio, elijo y dejo a un lado lo que tal vez deseo. Todo en aras de un fin, de una meta que quiero alcanzar. Pero la Biblia dice:

«Los sacrificios no te satisfacen, si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado, un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias».

Un corazón quebrantado, roto, entregado, humillado es lo que quiere Dios. El sacrificio que me pide es mi entrega silenciosa y humilde desde mi pobreza.

Entonces entiendo cuál es el sacrificio que vale la pena. No quiero ese sacrifico por el que me vuelvo orgulloso. No es esa renuncia que me hace creerme especial y exitoso.

Por amor

Dios quiere otro sacrificio. Cuando sacrifico mi vida por amor y me humillo por amor.

En la carrera de la vida aspiro a tocar el cielo y renuncio, para ser más libre. Y me lleno de luz para llegar más lejos.

El esfuerzo forma parte de mi entrega, porque recorro la carrera que se abre ante mis ojos y me lleva a Dios.

No tengo miedo. Él hará posible lo que a mí me parece imposible.

Quiero vivir con calma mis pasos. Con alegría la pertenencia a ese Dios que camina conmigo. Comenta el padre José Kentenich:

«Amor y desprendimiento, o bien, amor y sacrificio, sobre todo en el estado afectado por el pecado original, van inseparablemente unidos en todas las etapas de la vida».

El amor y el sacrificio van de la mano, no se pueden separar.

Sacrificio

Amar me lleva a desprenderme de lo que me ata y me impide amar. Me lleva a sacrificar mis egoísmos y deseos enfermos que atenazan el corazón.

Mi amor se vuelve un amor sano cuando crece desde la renuncia. Un corazón quebrantado y roto que ha renunciado a la perfección humana.

No pretendo hacerlo todo solo. Mi corazón se ha reconocido pequeño y ha sacrificado su orgullo y amor propio.

Es lo que más quiero en esta vida. Mi renuncia más grande es aceptarme pequeño. Reconocer que con mi esfuerzo no puedo llegar a la meta, porque es imposible.

No dejo de esforzarme, de caminar, de correr, de luchar. Pero en última instancia me dejo llevar por Dios cuando caigo y toco mi debilidad. No logro ser perfecto, no consigo vencer todas las tentaciones.

Pequeñez

En este tiempo de Cuaresma he abrazado mi fragilidad. Un corazón quebrantado y humillado, no lo desprecia Dios, no lo rechaza.

Ante mi impotencia reconocida y asumida como parte de mi camino, Dios se muestra impotente. No se rebela contra mi corazón humillado.

A Dios lo que le molesta es el orgullo y la vanidad. Ama mi pobreza y acepta mi precariedad. Sabe que soy frágil, débil e inconstante. Y ante mi corazón herido no deja de buscarme.

En esta Cuaresma me muestro pequeño ante Dios. Comenta santa Teresita del Niño Jesús:

No tengo otro medio de probarte mi amor que arrojarte flores, es decir, no dejar escapar ningún pequeño sacrificio, ninguna mirada, ninguna palabra, aprovechar todas las pequeñas cosas y hacerlas por amor«.

Aceptar

No busco el sacrificio para demostrarle a Dios cuánto le amo. Pero la vida misma me da muchas oportunidades de renuncia, de entrega.

Me lleva a callar para no herir, a aguardar sin ser impaciente, a hablar con ternura para no manifestar mi rabia.

Dios me pide que le entregue todo lo que vivo, lo que sufro, lo que me cuesta. No necesito buscar nada especial. Sólo callar y aceptar la vida como es.

Y aprender a guardar silencio para que brote del corazón la voz de Dios. Renuncio al ruido que me saca de mi centro, de mi alma, de mi mundo interior. Leía el otro día sobre ese ruido que me hace daño:

«Este ruido suele tener de manera inconsciente una función que no nos atrevemos a confesar: enmascarar y ahogar ese otro ruido que invade nuestra interioridad. Dedicamos esfuerzos sin tregua a ahogar los silencios de Dios«

Del sacrificio a la paz

Mi sacrificio es para que haya en mi interior más paz, más calma, más luz, más presencia de Dios sin ruidos ni interferencias.

Rechazo esos ruidos que me alejan de Dios y me enferman. Esos ruidos que me hacen vivir en la superficie.

Cavo en mi alma buscando la cueva silenciosa en la que habita Dios, allí donde me ama en silencio.

Me esfuerzo por vivir en un silencio profundo en el que escucho su voz. No quiero vivir en la superficie de la vida.

Me adentro allí donde no tengo nada que demostrarle a Dios. Nada que pueda acreditar mi valor.

Allí, yo solo, quebrantado y humillado, recibo un amor misericordioso de mi Padre. Me ama con locura en mi indigencia. Y sabe que no tengo nada que demostrarle.

Todos mis sacrificios se reducen a amarlo a Él desde mi realidad, desde mi vida como es, desde las humillaciones que sufro cada día, desde mis derrotas y fracasos. En el sacrificio de mi orgullo se encuentra mi camino de santidad.

Carlos Padilla Esteban

 

Los 5 sentimientos que rompen la autoestima y cómo remediarlos

 

Sheila Morataya

Sheila Morataya, experta en cuestiones relacionadas con la autoestima, señala los 5 sentimientos que dañan a la persona y propone criterios para salir de ellos

Hay sentimientos que amenazan nuestra autoestima. Estos sentimientos son :

  • La inseguridad.
  • La necesidad de aprobación.
  • Los complejos.
  • El miedo a la gente.
  • El miedo al fracaso.

Veamos uno por uno:

1 LA INSEGURIDAD

No hay nada más triste que sentirte inseguro o insegura como persona. La inseguridad es ese sentimiento que te hace desconfiar de tus propias capacidades y talentos.

Tienes miedo a expresarte.

Sientes miedo de perder a las personas.

Tienes miedo a tomar decisiones y a entablar amistad con las personas.

Tienes miedo de hasta si caminas bien o no.

La inseguridad te hará vivir en un estado de tristeza siempre.

¿Cómo puedes pasar de inseguridad a seguridad en ti mismo?

Lo más importante : conócete. Piensa que la vida es una tarea, tal y como lo explicaba Viktor Frankl, creador de la logoterapia o terapia del sentido de la vida.

Piensa que al ser tarea, debes prepararte no sólo académicamente, sino también interiormente (salud mental) y espiritualmente (vida con Dios).

Dios te ha puesto en el mundo para tener una experiencia única, original e irrepetible. Cuando la inseguridad está presente, te limita a hacer muchas de esas cosas, que quizá te gustan. Debido a las dudas que tienes sobre ti mismo o sobre ti misma, evitas muchas de estas experiencias que te ayudarían a conectar con tu sentido de ser persona y de estar vivo.

2 LA NECESIDAD DE APROBACIÓN

Este es un sentimiento de dependencia afectiva hacia una o varias personas en particular. Tienes miedo al rechazo, a ser juzgado o juzgada mal, a ser abandonado o abandonada. Pero también esto puede llevarte a una tendencia a manipular a los otros.

La necesidad de ser aprobado lleva muchas veces a llamar la atención de forma exagerada y a compartir constantemente con los otros los propios logros intelectuales y materiales.

¿Cómo puedes sanar esta necesidad de aprobación?

No desprecies el afecto de los demás. Esto es muy importante. Debido a que en ti se da una co-dependencia a  gustarle a ciertas personas, muchas veces pasarás por alto y hasta despreciarás el cariño que otras puedan darte. Abriendo heridas o creando resentimientos que tú mismo no imaginas, pues en realidad, solo te interesan aquellos que quieres que te quieran.

Cuando fracases en algo, acéptalo. Fracasar no quiere decir no valer. Vales porque vales, vales porque eres una persona, porque tienes una dignidad innata como cristiano.

En momentos de fracaso y necesidad de aprobación piensa y repite: Dios me acepta tal y como soy. Dios no me pide que triunfe sino que ame. Dios me ha creado persona y con ello me ha dado la más alta de las dignidades, la de ser su hijo.

3 COMPLEJOS

Este es otro sentimiento que puede destruir el concepto que una persona tiene de sí mismo o de sí misma.  Los complejos, ya sea por la apariencia física, ya por las capacidades para el estudio o para el placer que da la popularidad, iluminan una imagen distorsionada de uno mismo.

Estas son las personas que dudan de su valía, que viven con un sentimiento de inferioridad o culpa. Son mujeres, hombres, que salen de compras y regresan frustrados porque después de probarse 100 vestidos, nada les queda bien, nada les gusta y se detestan por su cuerpo frente al espejo.

Muchas veces, optan por ya no salir de compras y esconder su cuerpo debajo de la ropa.

¿Cómo sanar los complejos?

En mis talleres o en mi consulta, casi siempre comienzo este proceso de sanación de la autoestima utilizando un espejo. Hago esto, porque estadísticamente, las personas que tienen baja autoestima son personas a las que no les gusta verse en el espejo.

De manera que te invito a pararte frente a un espejo y empezar por aceptar todos los rasgos de tu rostro, incluyendo la forma de tu cabeza; la textura de tu cabello y el color del mismo.  En un próximo artículo ahondaré en este ejercicio, pues, a nivel psicológico e inclusive espiritual es muy importante vivir sin complejos.

Otro aspecto muy importante para superar los complejos es evitar compararte con otros.

Es verdad que las redes sociales son una maravilla y que impresiona la manera en cómo se mueve el mundo. Pero también es verdad que las redes sociales hieren la autoestima de muchos.

Esto ya se ha investigado por prestigiosas universidades, e inclusive, la compañía Dove y su campaña «Belleza Real» previene -a las chicas sobre todo- de cómo cuidarse de la parte oscura de las redes. Cuida tu cuerpo y tu mente. Saca partido a tu belleza original e irrepetible sin obsesionarte. Una autoestima sana, se cuida y se acepta, no se obsesiona.

4 MIEDO A LA GENTE

Existen varios tipos de ansiedad. Uno de ellos es la ansiedad a la gente.

Evitas las relaciones, buscas la soledad y padeces de una timidez que no es normal y que muchas veces se convierte en fobia.

Verdaderamente, el miedo a la gente te impide desarrollar al máximo tus capacidades como persona, como un ser que ha sido creado para tener relaciones abiertas a otras personas.

Cuando tienes miedo a las personas muchas veces, malinterpretas la comunicación, te sientes ofendido u ofendida con facilidad y hablar en público te causa mucha ansiedad.

Tanta, que eres capaz de darte la vuelta, ya estando en un lugar, con tal de no pararte frente a todos y decir simplemente cómo te llamas.

¿Cómo sanar el miedo a la gente?

Inscríbete en un curso de modelaje o de desarrollo personal como los de Dale Carnegie y busca la soledad para reconectarte con Dios y contigo y no para huir de los demás. Busca un trabajo que te obligue a relacionarte con la gente. El miedo sólo puede vencerse atravesando aquello a lo que tienes miedo y te paraliza.

5 MIEDO AL FRACASO

Una persona sin autoestima se sentirá siempre frustrada, desmotivada, dejará las cosas a medias, será poco constante, se volverá apática y tendrá miedo a tomar decisiones. Muchas personas se refugiarán en la comida, el alcohol o se abandonan en su aspecto personal.

¿Cómo sanar el miedo al fracaso?

Aprende a aceptar las frustraciones, no te hundas si fracasas en tus objetivos y hasta sueños. Date cuenta, la vida es una tarea, la vida es maravillosa. Por lo tanto, impúlsate a innovar y a encontrar tu propia creatividad.

Persevera en tus metas. Inscríbete en un gimnasio y empieza poco a poco una rutina constante y consciente. Si te refugias en la alimentación, busca un coach de nutrición y empieza a amarte cuidando de tu salud por medio de la alimentación.

La persona con una buena autoestima se conoce a sí misma, por eso no compite con nadie.

Sabe que es un verdadero original en el mundo, por eso se acepta tal y como es.

Está consciente de sus talentos y habilidades pero también de sus carencias y defectos y no por ello se quita valor.

Es consciente de su alta dignidad, sabe que está hecha a imagen y semejanza de Dios ¡y que Dios es su Padre!

Sheila Morataya

 

 

Tras los pasos de san Juan Pablo II

Acompáñanos a Polonia, recién cumplidos los 102 años del nacimiento de san Juan Pablo II, uno de los pontífices más carismáticos de la Historia.

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Peregrinación a Polonia

Descubriremos la tierra natal del papa san Juan Pablo II. Nos acercaremos, a los lugares donde creció y vivió el joven Karol Wojtyla, para conocer su país, su historia y su arraigada fe en Jesucristo.

Durante este viaje descubrirás la gran personalidad de Juan Pablo II, y su lucha por defender los valores cristianos a lo largo de toda su vida. Él fue el inspirador de la Fundación CARF.

Cracovia, Varsovia en una ruta personalizada.

Pensión completa, hotel de 4 estrellas.

Del 26 al 31 de mayo 2023.

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Mar de Galilea - Tierra Santa - Viaje - CARF

Encuentro en el seminario Bidasoa

El Colegio Eclesiástico Internacional Bidasoa acoge a alumnos de todo el mundo con el objetivo de que reciban una óptima formación para su labor sacerdotal en sus diócesis.

Encuentro con los seminaristas en la Santa Misa solemne y comida con ellos para disfrutar posteriormente de una gala musical que ofrecen cada año en honor de los asistentes.

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Visita al santuario de Jasna Góra

Situado al sur de Polonia, el santuario alberga la comunidad de monjes paulinos, y está considerado el principal centro de peregrinación del país. Allí se encuentra la basílica de Nuestra Señora de Czestochowa, rodeada de numerosas historias, remonta el origen del icono hasta san Lucas quien lo habría pintado sobre una madera de ciprés de la casa de la Sagrada Familia.

Vadowice Polonia

Recorrido por Wadowice

Paseo por el pueblo natal del papa san Juan Pablo II y la basílica de Wadowice, donde fue bautizado. Visitaremos su casa, que hoy es día es un museo, donde a través de fotos, ropas y objetos personales vislumbraremos cómo era su vida aquí.

auschwitz museo polonia

Museo de Auschwitz

Declarado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Este complejo de campos de concentración de Auschwitz fue el mayor de los establecidos durante la Segunda Guerra Mundial. Un guía local nos hará el recorrido. Auschwitz, es un símbolo particular del propio sufrimiento y de martirio de santa Edith Stein y de san Maximiliano María Kolbe.

Casco antiguo de Cracovia

Ciudad ligada al papa san Juan Pablo II y considerada una de las ciudades más bellas de Europa, parece anclada en el tiempo. Declarada Patrimonio de la Humanidad desde 1978. Su pasado medieval está presente por toda la ciudad como en sus murallas o la plaza del Mercado, centro neurálgico de la ciudad.

Minas de sal de Wieliczka

Las minas de sal de Wieliczka, cerca de Cracovia, llevan en funcionamiento desde el siglo XIII continuando, hoy en día, produciendo sal de mesa. Acrecienta su valor la cantidad de cámaras y capillas excavadas. Es una ciudad subterránea con todas sus estructuras. Visitaremos uno de los monumentos de cultura material y espiritual más valioso que hay en Polonia, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1978. Y visita a Łagiewniki, capital de la Divina Misericordia. 

Itinerario

Haz tu peregrinación con CARF con una planificación muy cuidada. Tiempo para rezar, tiempo para pasear, tiempo para disfrutar.

Viernes, 26 de mayo: Madrid - Pamplona - Zaragoza

06.00 h. Encuentro del grupo en el punto acordado –Santiago Bernabéu–, y salida en bus hacia Pamplona (4 horas de trayecto aproximadamente).

11.00 h. Recepción y celebración de la sesión inaugural del Encuentro Anual de Benefactores en las Facultades Eclesiásticas de la Universidad de Navarra.

13.00 h. Santa Misa solemne en el Seminario Bidasoa con los seminaristas, formadores y autoridades. Recorrido por el colegio y foto de familia.

14.00 h. Comida en compañía de formadores y seminaristas de más de 20 países.

15.00 h. Café y actuación musical de los seminaristas.

16.00 h. Adoración al santísimo y bendición.

17.00 h Traslado a la ermita de Nuestra Señora del Amor Hermoso, a la entrada del campus de la Universidad de Navarra. Oración del Rosario.

18.30 h Traslado hacia Zaragoza (2 horas aproximadamente). Check in y cena en el alojamiento.

Sábado, 27 de mayo: Zaragoza - Barcelona - Varsovia

Domingo, 28 de mayo: Varsovia - Częstochowa

Lunes, 29 de mayo: Częstochowa - Auschwitz - Cracovia

Martes, 30 de mayo: Cracovia – Łagiewniki - Wieliczka – Cracovia

Miércoles, 31 de mayo: Cracovia - Varsovia - Madrid

Información del viaje

  • Del 26 al 31 de mayo de 2023.
    Precio/persona, para 40 pax. 1.280 €.
    Precio/persona, para 35 pax. 1.305 €.
    Precio/persona, para 30 pax. 1.335 €.
    Precio/persona, para 25 pax. 1.380 €.
    Precio/persona, para 20 pax. 1.455 €.
  • Reserva y señalización de 600 € obligatoria con la inscripción. Resto del pago, antes del 26 de abril.
  • Suplemento habitación doble de uso individual: 210 €.
  • Salida desde Madrid. Otras opciones, consultar con la agencia de viajes.
  • Plazas máximas limitadas.

El precio incluye:

  • Vuelos de ida y vuelta con tasas incluidas (Vuelos Barcelona – Varsovia y Cracovia – Madrid) con franquicia de equipaje 23 kg. y 1 pieza de mano de 8 kg.
  • Traslados Madrid, Pamplona, Zaragoza y al aeropuerto El Prat y durante el viaje en autobús privado.
  • Alojamiento y desayuno en hoteles de 4*. Comidas y cenas, según programa en pensión completa.
  • Entradas a las visitas y monumentos, con coordinador y guía de habla hispana y auriculares.
  • Seguro de viaje con RACE. Gastos de cancelación: hasta 1.800 €. Equipaje: hasta 1.500 €. Asistencia médica en Europa: hasta 50.000 €. Responsabilidad civil: 60.000 €. Seguro médico obligatorio para personas que no pertenezcan al espacio Schengen.

El precio no incluye:

  • Segunda bebidas en las comidas/cenas (agua con gas, vino, refrescos, etc.).
  • Entradas a sitios no mencionados en el programa.
  • Gastos personales.
  • Propinas del guía y chofer.
  • Nada que no aparezca en el apartado incluye.

Más información:

  • Forma de pago: Ingreso en cuenta IBERCAJA de la Fundación CARF – ES75 2085 9513 7103 3034 5348.
  • La vigencia mínima de la documentación: DNI en vigor.
  • Sin la transferencia bancaria, su inscripción no tiene valor alguno como reserva de plaza. Según vaya pagando cada peregrino, se asegura su viaje hasta completar el cupo de plazas máximo.
  • Para cualquier duda relativa al viaje: vuelos, alojamiento, circunstancias especiales, etc. contactar con Ana Lucía de Red Peregrina (polonia2023carf@redperegrina.org teléfono:+34 664 357 826).

 

La veracidad en crisis

Como modesto observador de la actualidad mundial y ferviente partidario de la democracia, no puedo ocultar mi temor ante las múltiples amenazas que se proyectan sobre los sistemas occidentales, a los que, no sin serias dificultades, se incorporó España con la Constitución de 1978.

Tal vez lo más urgente sea recuperar la exigencia de veracidad en la vida pública. Ciertamente, no todos tenemos derecho a saber todo. Pero la transparencia es prioridad, no excepción.. Y si queda algún resquicio para la intolerancia debe apuntar a la mentira: al margen del derecho penal, su sanción ética es la dimisión: un mentiroso no puede representar ningún interés general, por complejo que este sea.

La falta de información, el abuso del no comment, el recurso a mentiras más o menos disimuladas, provocan la inseguridad ciudadana, caldo de cultivo de los diversos populismos, que suelen ser peores remedios que la propia enfermedad. Al cabo, enlazan con la demagogia, versión deteriorada de la democracia desde los clásicos griegos.

La novedad quizá de esta época postmoderna que abomina de los absolutos, es la abundancia de afirmaciones apodícticas basadas en ideologías o modas, sin fundamento teórico ni conocimiento de la realidad. Se explica que crezcan las descalificaciones, los odios, los insultos, la irracionalidad. ¿Cómo no añorar la ordinatio rationis? También para evitar la abundancia de los efectos negativos de leyes demasiado extensas por poco meditadas.

Cuando de encontrar la verdad se trata, lo último es recurrir a comisiones de investigación parlamentarias: lo verdadero no tiene por qué coincidir con lo mayoritario; por ejemplo, los americanos siguen sin saber qué pasó realmente el 6 de enero de 2021 en el Capitolio, salvo provisionalmente para quienes han sido condenados en la jurisdicción penal por sentencias aún no firmes.

Jesús D Mez Madrid

 

 

En la obra de Eliot

Hay un empeño bastante declarado por parte de ciertos sectores de la política de izquierda por pisotear lo que siempre ha sido la creencia de los hombres, al menos en nuestro país. Actúan contra natura como si fuera lo más normal y ven algo estupendo en la homosexualidad, el aborto, la eutanasia, etc. Y los mismos que buscan y promueven que los niños quieran ser niñas y al revés, se empeñan en la muerte del no nacido. ¡Qué esfuerzos ímprobos por dejar claro la libertad de la mujer para abortar! ¡Prohibido escuchar el latido del niño, no sea que cambie de opinión y le salven la vida! Es lo más antinatural e inhumano que pueda pensarse.

Recomiendo la lectura de un clásico, breve y sustancioso: “Asesinato en la catedral” de T.S. Eliot. Es lo mismo de ahora, una historia del siglo XII que en el fondo es lo de hoy. Una animadversión a las enseñanzas de la Iglesia, como ocurre ahora. En nuestro país es un desacato a la autoridad la defensa del no nacido. Es lo más parecido a una negación de la voluntad de Dios, una negación de la creación, una negación de Dios mismo. Parece que es lo que buscan y hay muy pocos en España dispuestos a defender la vida, lo que la Iglesia ha enseñado desde siglos.

En la obra de Eliot, un coro de mujeres manifiesta estos mismos temores: “Aquellos que te niegan no podrían negarte si tú no existieses, y su negación nunca es completa porque, si lo fuera, no existirían. Viviendo afirman tu existencia; todas las cosas viviendo, afirman tu existencia: el pájaro en el aire, tanto el halcón como el pinzón; la bestia en la tierra, tanto el lobo como el cordero (…) Por tanto, el hombre, a quien creaste para que tuviera consciencia de ti, debe alabarte conscientemente (…) Incluso con la mano en la escoba, encorvada al encender el fuego, doblada la rodilla para limpiar el hogar (…) Incluso en nosotras la voz de las estaciones, el gangueo del invierno, la canción de la primavera, el zumbido del verano, la voz de los animales y los pájaros cantan tu alabanza”.

Juan García. 

 

La crisis del trabajo

La movilización social en Francia a causa de la reforma de las pensiones y la edad de jubilación pone de manifiesto la profunda crisis sobre la que descansan las sociedades desarrolladas. Hoy, en Francia, la edad de jubilación está en los 62 años. El Gobierno propone elevarla a los 64. Un millón de personas se manifestó contra esta medida el pasado 19 de enero. El primero de febrero, se calcula que solo en París se  manifestaron, de nuevo, medio millón de personas.

Macron se enfrenta a la calle y a los sindicatos, pero también a la Asamblea Nacional. No goza de mayoría, no todos los republicanos quieren aprobar esta reforma y ni siquiera las fuerzas macronistas comparten las mismas tesis en esta cuestión. El país también está dividido. Los trabajadores industriales son los más opuestos a la reforma mientras que los cuadros profesionales y con mayor cualificación son los que muestran menor oposición.

Pedro García

 

 

«La eutanasia es como querer erradicar la pobreza poniendo una bomba en los países pobres»

 

Escrito por Carmina Martínez y Maria Curiel

Publicado: 26 Noviembre 2022

El Debate se traslada hasta el Hospital Laguna, para conocer a fondo los cuidados paliativos, que acompañan a los enfermos en sus últimos momentos de vida

 La vida está en crisis. Pese a las numerosas leyes que hoy en día avalan la eutanasia, con el eufemismo de «muerte digna», en diferentes países, todavía hay personas que siguen luchando por la dignidad real de la vida hasta el final. «Nadie decide cuando nacer por lo que no es natural decidir cuándo morir» sentencia la doctora Yolanda Zuriarrain, médico del Hospital Laguna.

El edificio no tiene ese olor característico que a todos nos traslada hasta centros sanitarios. Las paredes son de madera y el color reina en las salas. En el Hospital Laguna, los médicos, enfermeros y auxiliares se encargan del cuidado integral de las personas en los últimos momentos de la vida, haciendo de ellos una experiencia lo más digna y placentera posible. El responsable de Psicología del centro, Alonso García de la Puente nos explica que los enfermos terminales también tienen sueños, últimos deseos que cumplir. Cuenta cómo el último deseo de una enferma terminal era bañarse en el agua. Como un hada madrina, Alonso movió cielo y tierra para poder meter a la paciente en una bañera grande que tienen adaptada a las necesidades de los enfermos, y así poder cumplir el último sueño de esta mujer.

Ensanchar cada día

«Cuando a la gente le hablan de paliativos se cree que va a morir. Es todo lo contrario. Aquí lo que hacemos es acompañar a la persona a vivir en esta situación de su vida, que es otra más, como la infancia o la edad adulta. Nosotros en vez de alargar o acortar la vida, lo que hacemos es ensanchar cada día de las personas que están aquí con nosotros» declara el doctor Alonso García de la Puente.

El jefe de Psicología del centro describe el trato con el paciente como «integral». «Muchas veces nos centramos solo en la parte física, en quitar el dolor, pero la persona es mucho más. Cuidamos los detalles para que esto parezca un hogar. Hay un tablón para que puedan colgar las fotos de sus nietos. Hay una nevera, porque el gazpacho a todos nos gusta el de nuestra madre. Hay una terraza pensada precisamente para recobrar una parte muy importante del ser humano, que es el contacto con la naturaleza» nos cuenta el doctor García de la Puente.

En la planta alta del edificio sorprende una terraza sensorial, con colores, olores y diferentes objetos que generan sensaciones positivas en los pacientes. «Poder escuchar el ruido de una fuente, el agua corriendo, poder oler de nuevo el romero, la menta, ver el color de las flores. Todo esto transporta a la persona normalmente a su infancia, a los viajes, a su pueblo y le hace que de nuevo pueda tener esa sensación de cuando tuvo esa felicidad y recobrar de nuevo esa felicidad y dar sentido a su vida», relata el doctor García de la Puente.

«¿Por qué sigues cuidando de ella si ya no se entera, si ella ya no te conoce?» preguntan a un familiar de un paciente. «Ella no me conoce, pero yo sí la conozco a ella» responde. Esta viñeta va estrechamente ligada a lo que explica el psicólogo de Laguna: «Los pacientes se van a olvidar, no van a recordar. Da igual. Nosotros seguimos ahí. Es impresionante ver como las auxiliares que profesionalmente se dedican a la limpieza, dedican ratos a ponerse de rodillas delante del paciente, agarrarle la mano y decir ´te veo la cara triste, ¿qué te pasa?`. Ser familia es mirar la cara a los pacientes y ver lo que necesitan, acompañar en cada momento y de manera individual a cada paciente, dignificando su vida y dando la importancia que tiene esa persona, al margen de que pueda percibir o no percibir la realidad que le rodea».

«¿Por qué sigues cuidando de ella si ya no se entera, si ella ya no te conoce?» preguntan a un familiar de un paciente. «Ella no me conoce, pero yo sí la conozco a ella» responde.

Pepe lleva cinco semanas ingresado en el Hospital Laguna. Su mujer, Lola, nos recibe con una sonrisa y bromea diciendo que su Pepe «nunca ha sido muy hablador y ahora ya para qué te cuento». Lola es muy clara con su opinión: «Merece la pena aguantar la vida hasta el final. ¿Quién quita que tenga unos días de mejora y sepa que estamos aquí?». Cuenta que aunque a veces parece que no la conoce, Pepe sabe que su mujer está allí y, con una vaga expresión, sonríe. «Yo lo veo tranquilo, relajado y con una asistencia exquisita por parte de todo el mundo» afirma Lola.

«La eutanasia solo es la opción barata»

En numerosos medios, organizaciones e instituciones definen la eutanasia como la «muerte digna». La doctora Yolanda Zuriarrain, médico del Hospital Laguna y especialista en cuidados paliativos ha expuesto a El Debate su visión sobre el final de la vida, ligada a la dignidad intrínseca del ser humano. «La persona, por el hecho de estar enferma no es menos digna porque sigue siendo esa persona con todo su ser. Es digna por el hecho de ser humana. Y ese sufrimiento que acompaña a la enfermedad merece ser acompañado de forma digna por otro ser humano» explica la doctora.

La persona por el hecho de estar enferma no es menos digna

Yolanda Zuriarrain define la vida como un don, un regalo. Es por esto que afirma que «tendríamos que acompañar el final de la vida con todo el cariño que merece». Además, acompañar a alguien en esos momentos de dolor es una forma de «demostrarle que estamos con él y que va a quedarse siempre en nuestro corazón».

Respecto a la eutanasia, la doctora Zuriarrain es clara: «La eutanasia no es la mejor opción, sino la más barata». Para explicarlo, nos pone un ejemplo muy gráfico de cómo la sociedad de hoy en día no quiere arreglar el problema, sino eliminar a quién lo causa: «La eutanasia es como querer erradicar la pobreza poniendo una bomba atómica en los países pobres».

Existen opciones más dignas que la eutanasia para el final de la vida. Las personas enfermas no quieren morir, simplemente quieren dejar de sufrir. Es por esto que los cuidados paliativos los acompañan en los momentos finales de su estancia en este mundo, haciendo de su muerte la más digna de todas.

Carmina Martínez y Maria Curiel