Las Noticias de hoy 5 Noviembre 2022

Enviado por adminideas el Sáb, 05/11/2022 - 12:47

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Ideas Claras

DE INTERES PARA HOY    sábado, 05 de noviembre de 2022

Indice:

ROME REPORTS  

El Papa Francisco llegó a Baréin

Hinder: El Papa en Baréin para promover acciones comunes

Viaje apostólico del Santo Padre al Reino de Baréin

SERVIR A UN SOLO SEÑOR : Francisco Fernandez Carbajal

Evangelio del sábado: aspirar a los bienes más altos

“Hemos de amar la Santa Misa” : San Josemaria

En Monterrey: “Interesaos genuinamente por los demás”

Por los niños y niñas que sufren

El cielo, el infierno, el purgatorio y la muerte. ¿Qué sucede al finalizar la vida?

Como en una película: «Vivir de fe»

Retiro de noviembre #DesdeCasa (2022)

Belleza de la Liturgia (17). Para ser transformados : José Martínez Colín.

A mi manera : La hija de Cortés.

¿Hacemos lo que tenemos que hacer? : Juan Luis Selma

Niños mimados, adultos débiles: llega la 'generación blandita' : Berta G. de Vega

Transexualidad, Género y Sexo: Reflexión desde la evidencia científica sobre algunos aspectos de la Ley Trans : Julio Tudela.

El porcino un sector líder en la lucha contra el cambio climático : Jesús Domingo Martínez

Una mayor ingesta de aceite de oliva reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular, diabetes y mortalidad prematura

Mes que comienza con Los Santos. : Josefa Romo Garlito

Una ley contra la historia :  Jesús Domingo Martínez

Por la ley de eutanasia : Domingo Martínez Madrid

«Vemos las consecuencias de una sociedad llena de derechos pero sin responsabilidad personal» : Joseph Weiler

 

ROME REPORTS

 

El Papa Francisco llegó a Baréin

El Airbus A330 de ITA Airways que llevaba al Papa con el séquito y los periodistas aterrizó en la Base Aérea de Awali a las 16.36 hora local. In situ, como de tradición, la acogida oficial y la presentación de las delegaciones. El Rey de Baréin junto a miembros de la familia real dan la bienvenida al Sumo Pontífice.

 

Vatican News

Son las 16.36 en Baréin y en la Base Aérea de Awali, el Nuncio Apostólico, Su Majestad el rey de Baréin con algunos de sus familiares, además de autoridades civiles y religiosas reciben al Papa Francisco, que arriba tras un vuelo de 5.05 horas en un Airbus A330 de ITA Airways. Niñas ataviados con el traje tradicional esparcen pétalos de rosa, mientras el Papa y los miembros de la familia real pasan ante la Guardia de Honor y saludan a sus respectivas delegaciones para dirigirse al Salón Real de la Base, donde tiene lugar un breve encuentro privado. Presente también para recibir al Papa Francisco, el Gran Imán de al-Azhar, Ahmed el-Tayeb. Desde aquí el Pontífice es trasladado al Sakhir Royal Palace, a unos dos kilómetros de distancia, en la desértica zona de Sakhir en el Baréin Occidental, donde realiza la visita de cortesía al Rey, con el tradicional intercambio de regalos. La Ceremonia de Bienvenida tiene lugar en el atrio del Palacio, donde 21 salvas de cañón dan la acogida protocolar al visitante, y donde se llevan a cabo los himnos de cada estado ante la presencia de Autoridades políticas y religiosas, el Cuerpo Diplomático y los Representantes de la Sociedad Civil. Aquí el Papa pronunciará el primer discurso de su 39º Viaje Apostólico Internacional. 

La guardia de honor da la bienvenida al Papa Francisco

El don del Papa

El obsequio con el que el Papa Francisco quiere rendir homenaje a esta tierra y que entrega al Rey es una medalla con la imagen del Árbol de la Vida, situado en la colina más alta de Baréin y que lleva más de 400 años en un lugar árido y desértico. En la base del árbol está el símbolo de Qal'at alBahrain, un impresionante yacimiento arqueológico que fue la capital de Dilmun, una de las civilizaciones antiguas más importantes de la región. Abajo, en el centro, la estatua de Nuestra Señora de Arabia colocada en el ábside de la recién construida Catedral del mismo nombre. A la izquierda, la Catedral de Nuestra Señora de Arabia, construida en un terreno generosamente donado por el Rey Hamad bin Isa bin Salman Al-Kahalifa y cuya primera piedra fue colocada gracias al Obispo Camillo Ballin. A la derecha está la Iglesia del Sagrado Corazón, la primera iglesia católica de toda la zona del Golfo Pérsico, construida y consagrada formalmente entre 1939 y 1940. En el círculo, la inscripción en latín de la visita y en la parte inferior la fecha del Viaje Apostólico al Reino de Baréin.

El Papa presenta su regalo al Rey de Baréin

El Foro de Diálogo de Baréin

Awali, lugar de arribo del Papa, está ubicado en la Gobernación del Sur de Baréin en una meseta sobre la llanura de Mughaidrat y se encuentra a unos 30 kilómetros al sur de Manama, la capital del Reino. El Baréin - "Reino de los Dos Mares" de su significado en lengua árabe - es un estado insular situado en el Golfo Pérsico, entre Arabia Saudí y Qatar.  Habitado por más de un millón y medio de personas, está formado por un archipiélago de 33 islas y es de mayoría musulmana, los cristianos constituyen sólo un 15% de la población. 

La visita del Papa, con motivo del Foro de Diálogo de Baréin, Oriente y Occidente por la Coexistencia humana, se desarrollará principalmente en Awali. En Manama, la capital del país, el Pontífice mantendrá el último encuentro de su agenda: la Oración con los obispos, sacerdotes, consagrados, seminaristas y agentes de pastoral del país, seguido por la oración mariana del Ángelus.

El Foro de Diálogo de Baréin, Oriente y Occidente por la Coexistencia humana se lleva a cabo con el patrocinio de Su Majestad el Rey Hamad bin Isa Al Khalifa, y en él participan numerosas personalidades intelectuales y representantes de religiones de diferentes países. 

De dos días de duración, los días 3 y 4 de noviembre, se enmarca en la voluntad de Baréin de tender puentes de diálogo entre líderes de las religiones, de la cultura y medios de comunicación, en cooperación con Al Azhar, la Iglesia Católica, el Consejo de Ancianos Musulmanes y otras instituciones internacionales que se ocupan del diálogo, la convivencia humana y la tolerancia. Incluye sesiones que destacan la promoción de la convivencia mundial y la fraternidad humana, el diálogo y la coexistencia pacífica, y presentan la Declaración de Baréin como un modelo a imitar.

En las sesiones también se examina el papel de los líderes religiosos y los eruditos a la hora de abordar los desafíos de la época. El Sumo Pontífice participará en la ceremonia de clausura, este 4 de noviembre, con la plantación simbólica del Árbol de la Paz, junto con el Gran Imán de al-Azhar y Su Majestad el Rey de Baréin. 

Acogida Oficial en la Base Aérea de Awali

 

Hinder: El Papa en Baréin para promover acciones comunes

El administrador apostólico del Vicariato de Arabia del Norte, Monseñor Paul Hinder, describe la realidad de la Iglesia en el pequeño reino. Habla de la libertad de culto en el país y expresa su visión sobre la visita de Francisco del 3 al 6 de noviembre.

 

Jean-Charles Putzolu y Tiziana Campisi - Vatican News 

"Lo que veo es que el Papa es consciente de la necesidad de mejorar las relaciones entre las religiones y de encontrar una base para la acción común sobre las grandes cuestiones de la humanidad, que son la paz, la justicia, el clima y tantas otras cosas, entre ellas obviamente los derechos humanos". Con estas palabras, monseñor Paul Hinder, administrador apostólico del Vicariato de Arabia del Norte, traza las líneas maestras por las que discurrirá el viaje apostólico del papa Francisco a Baréin, un pequeño reino formado por un archipiélago de 33 islas que forma parte del Vicariato Apostólico de Arabia del Norte. Tras el fallecimiento del Vicario Camillo Ballin en 2020, la administración fue confiada a Monseñor Hinder, que también gobernó el Vicariato Apostólico de Arabia del Sur hasta el 1º de mayo de este año.

En una entrevista concedida a Vatican News, el prelado habla del país y de la presencia de las comunidades cristianas, que es relativamente reciente y está formada en su mayoría por personal diplomático, empresas y trabajadores extranjeros, que han llegado al país desde 1930. Aunque el Islam es la religión oficial y la Sharia, la ley islámica, está en vigor, los cristianos y los fieles de otras confesiones gozan de libertad de culto y la casa gobernante de Al-Khalifa promueve desde hace tiempo una política religiosa tolerante y abierta al diálogo interreligioso, como lo confirma, entre otras cosas, el hecho de que el Reino albergue varios lugares de culto no musulmanes, incluidas dos parroquias. La Iglesia local de Baréin, explica Monseñor Hinder, participa en actividades pastorales y en algunas iniciativas caritativas, llevadas a cabo por grupos y asociaciones parroquiales, y la Iglesia católica también dirige una escuela.

 

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¿Quiénes son los católicos de Baréin? 

En Baréin hay unos 80.000 católicos que proceden de distintas partes del mundo, especialmente de África, América, India, Filipinas y otros países, sobre todo los vecinos como Líbano, Jordania e Irak. Se trata de comunidades de rito latino, siro-malabar, siro-malankara, maronitas, sirias, etc. Esto da un aspecto especial a la Iglesia local.  

Baréin aplica la sharia, o ley islámica, pero también es un país donde las religiones gozan de libertad de culto. ¿Significa esto que la sharia es compatible con el encuentro de culturas y religiones? 

Siempre depende de cómo se aplique. Sin embargo, Baréin siempre ha estado muy abierto a otras religiones. Para la Iglesia católica, hay que remontarse a 1939, cuando tuvimos la primera iglesia junto a las grandes escuelas árabes. Esta apertura es mayor que la de otros países de la región.

Baréin se presenta como un Estado en el que se aplica la pena de muerte -y no es el primero que visita el Papa Francisco- en el que no se respetan plenamente los derechos humanos. En este sentido, ¿están los dirigentes bareiníes abiertos al diálogo?

Creo que el Papa, con discreción, también hablará de esta situación. Es consciente de ello. Por supuesto, es probable que cosas como ésta no reciban la publicidad que algunos esperan. Pero por lo que conozco al Papa, no se va a callar y quizás no hable en público de estos temas.

 

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El programa de Francisco incluye momentos con la comunidad católica, pero también una oración ecuménica y un encuentro con el Consejo de Ancianos Musulmanes. También habrá un encuentro con el imán Al-Tayeb, con quien el Papa firmó el Documento sobre la Fraternidad Humana. ¿Qué opina de esta amistad que ha surgido entre el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar?

Creo que el término "amistad" es correcto. Ya lo vi hace tres años, cuando el Papa vino a Abu Dhabi. Está claro que existe una relación especial, que se ha desarrollado, más profunda, quizás, que con otros líderes musulmanes. Y el Papa está aprovechando esta relación especial para llevar adelante, diría yo, el diálogo. Evidentemente, no quiere limitarse a una parte o sólo a una parte del mundo musulmán, y probablemente también tendrá la oportunidad de profundizar en las relaciones, no sólo con los suníes, sino también con los chiíes o con otras tendencias dentro del mundo musulmán. Lo que veo es que el Papa es consciente de la necesidad de mejorar las relaciones entre las religiones y de encontrar una base para la acción común en los grandes temas de la humanidad, que son la paz, la justicia, el clima y muchas otras cosas, incluyendo por supuesto los derechos humanos. 

 

 

Viaje apostólico del Santo Padre al Reino de Baréin

Intervenciones del Papa Francisco en su viaje apostólico al Reino de Baréin (3-6 de noviembre de 2022). Actualizado el 4 de noviembre a las 14:00.

04/11/2022

La firma de este documento sobre la Fraternidad Humana en 2019 marcó un antes y un después en las relaciones entre el Vaticano y el mundo musulmán. Fue un documento que sentó las bases para mejorar el diálogo entre el islam y el cristianismo. 

Ahora, el viaje a Baréin supone otro paso más en este camino. Allí Francisco participará en un foro sobre el diálogo entre Oriente y Occidente.


Jueves, 3 de noviembre 

Encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el Cuerpo Diplomático.

Viernes, 4 de noviembre

- Clausura del Foro de Baréin para el Diálogo: Oriente y Occidente por la Convivencia Humana en la Plaza Al-Fida' del complejo del "Sakhir Royal Palace"

- Encuentro con los miembros del Consejo Musulmán de Ancianos en la mezquita del "Sakhir Royal Palace"

- Encuentro ecuménico y oración por la paz en la catedral de Nuestra Señora de Arabia

Sábado, 5 de noviembre

- Santa Misa en el "Bahrain National Stadium"

- Encuentro con los jóvenes en el colegio del Sagrado Corazón

Domingo, 6 de noviembre

- Encuentro de oración y Ángelus con los obispos, sacerdotes, consagrados, seminaristas y agentes pastorales en la iglesia del Sagrado Corazón de Manama


Jueves, 3 de noviembre

Encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el Cuerpo Diplomático

Majestad,
Altezas Reales,
ilustres Miembros del Gobierno y del Cuerpo diplomático,
distinguidas autoridades religiosas y civiles,
señoras y señores,
As-salamu alaykum.

Agradezco de corazón a Su Majestad la amable invitación a visitar el Reino de Baréin, la calurosa y generosa acogida y las palabras de bienvenida que me ha dirigido. Saludo cordialmente a cada uno de ustedes. Deseo dirigir una palabra de amistad y afecto a quienes viven en este país; a cada creyente, a cada persona y a cada familia, que la Constitución de Baréin define «piedra angular de la sociedad». A todos les expreso mi alegría de estar con ustedes.

Aquí, donde las aguas del mar circundan las arenas del desierto e imponentes rascacielos flanquean los tradicionales mercados orientales, realidades lejanas se encuentran, antigüedad y modernidad convergen, historia y progreso se funden; sobre todo, gentes de diversas procedencias forman un original mosaico de vida. Cuando me preparaba para este viaje, supe de la existencia de un “emblema de vitalidad” que caracteriza al país. Me refiero al así llamado “árbol de la vida” (Shajarat-al-Hayat), en el que quisiera inspirarme para compartir algunos pensamientos. Se trata de una acacia majestuosa, que sobrevive desde siglos en una zona desértica, donde las lluvias son muy escasas. Parece imposible que un árbol tan longevo resista y prospere en tales condiciones. Según dicen, el secreto está en las raíces, que se extienden por decenas de metros bajo el suelo, alcanzando depósitos de agua subterráneos.

Por lo tanto, veamos las raíces. El Reino de Baréin está comprometido en investigar y valorar su pasado, que da cuenta de una tierra sumamente antigua, a la que, desde hace milenios, los pueblos acudían atraídos por su belleza, debida particularmente a la gran cantidad de fuentes de agua dulce que le dieron la fama de ser paradisíaca. El antiguo reino de Dilmun era llamado “tierra de los vivos”. Remontándonos a las vastas raíces del tiempo —unos 4.500 años de presencia humana ininterrumpida— se pone de manifiesto cómo la posición geográfica, la predisposición y las capacidades comerciales de la gente, además de determinados hechos históricos, hayan dado a Baréin la oportunidad de conformarse como una confluencia de enriquecimiento mutuo entre los pueblos. Un aspecto, por tanto, destaca de esta tierra: ha sido siempre lugar de encuentro entre poblaciones diversas.

Esta es el agua vital de la que todavía hoy se abrevan las raíces de Baréin, cuya mayor riqueza resplandece en su variedad étnica y cultural, en la convivencia pacífica y en la tradicional hospitalidad de la población. Una diversidad que no es uniformante, sino inclusiva, es la que representa el tesoro de todo país verdaderamente desarrollado. Y en estas islas se ve una sociedad heterogénea, multiétnica y multirreligiosa, capaz de superar el peligro del asilamiento. Esto es muy importante en nuestro tiempo, donde el repliegue exclusivo sobre sí mismo y sobre los propios intereses impide captar la importancia irrenunciable del conjunto. En cambio, los numerosos grupos nacionales, étnicos y religiosos que aquí coexisten testimonian que se puede y se debe convivir en nuestro mundo, convertido desde hace décadas en una aldea global en la que, a pesar de dar por sentada la globalización, es todavía desconocido en muchos sentidos “el espíritu de la aldea”: la hospitalidad, la búsqueda del otro, la fraternidad. Por el contrario, asistimos con preocupación al crecimiento, a gran escala, de la indiferencia y de la sospecha recíproca, a la expansión de rivalidades y contraposiciones que se pensaban superadas, a populismos, extremismos e imperialismos que ponen en peligro la seguridad de todos. No obstante el progreso y tantas conquistas civiles y científicas, la distancia cultural entre las diversas partes del mundo aumenta, y a las beneficiosas oportunidades de encuentro se anteponen feroces actitudes de enfrentamiento.

Pensemos en cambio en el árbol de la vida —vuestro símbolo— y en los áridos desiertos de la convivencia humana, y distribuyamos el agua de la fraternidad. No dejemos evaporar la posibilidad del encuentro entre civilizaciones, religiones y culturas, ¡no permitamos que se sequen las raíces de lo humano! ¡Trabajemos juntos, trabajemos por todos, por la esperanza! Estoy aquí, en la tierra del árbol de la vida, como sembrador de paz, para vivir días de encuentro, para participar en un Foro de diálogo entre Oriente y Occidente por la convivencia humana pacífica. Agradezco desde ya a los compañeros de viaje, de modo especial a los Representantes religiosos. Estos días marcan una etapa preciosa en el proceso de amistad que se ha intensificado en los últimos años con diversos jefes religiosos islámicos. Un camino fraterno que, bajo la mirada del cielo, quiere favorecer la paz en la tierra.

A este respecto, expreso mi aprecio por las conferencias internacionales y por las oportunidades de encuentro que este Reino organiza y favorece, centrándose especialmente en el tema del respeto, la tolerancia y la libertad religiosa. Son temas esenciales, reconocidos por la Constitución del país, que establece que «no debe haber ninguna discriminación en base al sexo, a la proveniencia, a la lengua, a la religión o al credo» (art. 18), que «la libertad de conciencia es absoluta» y que «el Estado tutela la inviolabilidad del culto» (art. 22). Son, sobre todo, compromisos que han de ser puestos en práctica constantemente, para que la libertad religiosa sea plena y no se limite a la libertad de culto; para que la misma dignidad y la igualdad de oportunidades sean reconocidas concretamente a cada grupo y a cada persona; para que no haya discriminaciones y los derechos humanos fundamentales no sean violados, sino promovidos. Pienso principalmente en el derecho a la vida, en la necesidad de garantizarlo siempre, también en relación a los que son castigados, cuya existencia no puede ser eliminada.

Volvamos al árbol de la vida. Las numerosas ramas de diversos tamaños que lo caracterizan, con el tiempo han generado un frondoso follaje, aumentando su altura y amplitud. En este país ha sido precisamente la contribución de muchas personas de pueblos diferentes lo que ha permitido un considerable desarrollo productivo. Eso ha sido posible gracias a la inmigración, de la que el Reino de Baréin ostenta una de las tasas más elevadas del mundo; cerca de la mitad de la población residente es extranjera y trabaja de modo notable por el desarrollo de un país en el que, aun habiendo dejado la propia patria, se siente en casa. Pero no se puede olvidar que en los tiempos actuales el trabajo aún es muy escaso, y hay demasiado trabajo deshumanizador. Eso no sólo conlleva graves riesgos de inestabilidad social, sino que representa un atentado a la dignidad humana. En efecto, el trabajo no sólo es necesario para ganarse la vida, es un derecho indispensable para desarrollarse integralmente a sí mismo y para formar una sociedad a la medida del hombre.

Desde este país, atractivo por las oportunidades laborales que ofrece, quisiera señalar la emergencia de la crisis laboral mundial. A menudo el trabajo, valioso como el pan, falta; frecuentemente es pan envenenado, porque esclaviza. En ambos casos, en el centro ya no está el hombre; que, de ser el fin sagrado e inviolable del trabajo, se reduce a un medio para producir dinero. Por lo tanto, que se garanticen en todas partes condiciones laborales seguras y dignas del hombre, que no impidan sino que favorezcan la vida cultural y espiritual; que promuevan la cohesión social, en favor de la vida común y del mismo desarrollo de los países (cf. Gaudium et spes, 9.27.60.67).

En ese sentido, Baréin cuenta con valiosas adquisiciones. Pienso, por ejemplo, en la primera escuela femenina que surgió en el Golfo y en la abolición de la esclavitud. Que este sea un faro que promueva, en toda la región, derechos y condiciones justas y cada vez mejores para los trabajadores, las mujeres y los jóvenes, garantizando al mismo tiempo respeto y atención para los que sufren mayor marginación en la sociedad, como los que han emigrado y los presos. El desarrollo verdadero, humano e integral se mide sobre todo por la atención hacia ellos.

El árbol de la vida, que se eleva solitario en el paisaje desértico, me evoca aún dos ámbitos decisivos para todos, y que interpelan especialmente a quien, gobernando, tiene la responsabilidad de servir al bien común. En primer lugar, la cuestión ambiental: cuántos árboles son derribados, cuántos ecosistemas devastados, cuántos mares contaminados por la insaciable avidez del hombre, que después se le vuelve en contra. No nos cansemos de trabajar por esta dramática emergencia, tomando decisiones concretas y con amplitud de miras, adoptadas pensando en las generaciones jóvenes, antes de que sea demasiado tarde y su futuro se comprometa. Que la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (COP27), que se realizará en Egipto dentro de pocos días, sea un paso adelante en ese sentido.

En segundo lugar, el árbol de la vida, con sus raíces que desde el subsuelo comunican el agua vital al tronco, y desde este a las ramas y de ahí a las hojas que dan oxígeno a las criaturas, me hace pensar en la vocación del hombre, de todo hombre que está sobre la tierra: hacer prosperar la vida. Pero hoy asistimos, cada día más, a acciones y amenazas de muerte. Pienso, en particular, en la realidad monstruosa e insensata de la guerra, que siembra destrucción en todas partes y erradica la esperanza. En la guerra emerge el lado peor del hombre: el egoísmo, la violencia y la mentira. Sí, porque la guerra, toda guerra, representa también la muerte de la verdad. Rechacemos la lógica de las armas e invirtamos la ruta, convirtiendo los enormes gastos militares en inversiones para combatir el hambre, la falta de asistencia sanitaria y de instrucción. Tengo el corazón lleno de dolor por tantas situaciones de conflicto. Mirando a la Península arábiga, cuyos países deseo saludar con cordialidad y respeto, dirijo un pensamiento especial y apenado a Yemen, martirizado por una guerra olvidada que, como toda guerra, no conduce a ninguna victoria, sino sólo a amargas derrotas para todos. Recuerdo en la oración sobre todo a los civiles, a los niños, a los ancianos, a los enfermos, e imploro: ¡que callen las armas, que callen las armas, que callen las armas! ¡Comprometámonos en todas partes y realmente por la paz!

La Declaración del Reino de Baréin reconoce, a este propósito, que la fe religiosa es «una bendición para toda la humanidad», el fundamento «para la paz en el mundo». Estoy aquí como creyente, como cristiano, como hombre y peregrino de paz, porque hoy más que nunca estamos llamados, en todo el mundo, a comprometernos seriamente por la paz. Majestad, Altezas Reales, autoridades, amigos, hago mío y comparto con ustedes, a modo de deseo para estos esperados días de visita en el Reino de Baréin, un hermoso pasaje de la misma Declaración: «Nos comprometemos a trabajar para un mundo en el que la gente de buena fe se junte para rechazar lo que nos divide y se concentre en celebrar y expandir lo que nos une». Que así sea, con la bendición del Altísimo. Shukran [Gracias].

Viernes, 4 de noviembre

Clausura del Foro de Baréin para el Diálogo: Oriente y Occidente por la Convivencia Humana

Majestad,
Altezas Reales,
querido Hermano, Doctor Al-Tayyeb, Gran Imán de Al-Azhar,
querido Hermano Bartolomé, Patriarca Ecuménico,
distinguidas autoridades religiosas y civiles,
señoras y señores:

Los saludo cordialmente, agradecido por la acogida recibida y por la realización de este Foro de diálogo, organizado bajo el patrocinio de Su Majestad el Rey de Baréin. Este país toma el nombre de sus aguas: la palabra Baréin evoca, en efecto, “dos mares”. Pensemos en las aguas del mar, que conectan las tierras y ponen en comunicación a las personas, uniendo pueblos distantes. «Lo que la tierra divide, el mar lo une», dice un antiguo refrán. Y nuestro planeta tierra, visto desde lo alto, se presenta como un inmenso mar azul, que junta costas diversas; desde el cielo parece recordarnos que somos una única familia; no islas, sino un único y gran archipiélago. Es de este modo que el Altísimo nos quiere y este país, un archipiélago de más de treinta islas, bien puede simbolizar su deseo.

Y, sin embargo, vivimos tiempos en los que la humanidad, conectada como nunca antes lo había estado, se encuentra mucho más dividida que unida. El nombre “Baréin” puede seguir ayudándonos a reflexionar: los “dos mares” de los que habla se refieren a las aguas dulces de sus fuentes submarinas y a las aguas saladas del Golfo. Análogamente, hoy nos encontramos ante dos mares de sabor opuesto: por una parte, el mar calmo y dulce de la convivencia común; por otra, el mar amargo de la indiferencia, ensombrecido por conflictos y agitado por vientos de guerra, con sus olas destructoras cada vez más turbulentas, que amenazan con arrastrarnos a todos. Y, lamentablemente, Oriente y Occidente se asemejan cada vez más a dos mares contrapuestos. Nosotros, en cambio, estamos aquí reunidos porque queremos navegar en el mismo mar, eligiendo la ruta del encuentro y no la del conflicto, la vía del diálogo indicada por este Foro: «Oriente y Occidente por la convivencia humana».

Después de dos terribles guerras mundiales, después de una guerra fría que durante décadas tuvo al mundo en vilo, en medio de tantos conflictos desastrosos en todas partes del globo, entre voces de acusación, amenaza y condena, nos encontramos aún tambaleantes en el borde de un equilibrio frágil, y no queremos desplomarnos. Llama la atención una paradoja: mientras la mayor parte de la población mundial está unida por las mismas dificultades, afligida por graves crisis alimentarias, ecológicas y pandémicas, así como por una injusticia planetaria cada vez más escandalosa, algunos poderosos se concentran en una lucha decidida por intereses particulares, desenterrando lenguajes obsoletos, redefiniendo zonas de influencia y bloques contrapuestos. De este modo, parece que estamos presenciando un escenario dramáticamente infantil: en el jardín de la humanidad, en vez de cuidar del conjunto, se juega con fuego, misiles y bombas, con armas que provocan llanto y muerte, llenando la casa común de cenizas y odio.

Estas serán las amargas consecuencias, si se siguen acentuando las oposiciones sin redescubrir la comprensión, si se persiste en la firme imposición de los propios modelos y de las propias visiones despóticas, imperialistas, nacionalistas y populistas, si no nos interesamos en la cultura de los demás, si no se escucha el clamor de la gente común y la voz de los pobres, si no se deja de distinguir de modo maniqueo quién es bueno y quién es malo, si no nos esforzamos por entendernos y colaborar por el bien de todos. Estas decisiones están ante nosotros. Porque en un mundo globalizado sólo salimos adelante remando juntos; en cambio, si navegamos solos, vamos a la deriva.

En el tormentoso mar de los conflictos tengamos ante nuestros ojos el Documento sobre la Fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común, en el que se hacen votos por un fecundo encuentro entre Occidente y Oriente, útil para sanar sus respectivas enfermedades [1]. Estamos aquí, creyentes en Dios y en los hermanos, para rechazar “ el pensamiento aislante”, ese modo de ver la realidad que ignora el mar único de la humanidad para focalizarse sólo en las propias corrientes. Deseamos que las disputas entre Oriente y Occidente se resuelvan por el bien de todos, sin desviar la atención de otra brecha en constante y dramático crecimiento, la que se da entre el Norte y el Sur del mundo. Que la aparición de los conflictos no haga perder de vista las tragedias latentes de la humanidad, como la catástrofe de las desigualdades, por la que la mayor parte de las personas que pueblan la tierra experimenta una injusticia sin precedentes, la vergonzosa plaga del hambre y la calamidad de los cambios climáticos, signo de la falta de cuidado hacia la casa común.

Sobre dichos temas, que se han discutido en estos días, los líderes religiosos no podemos dejar de comprometernos y de dar buen ejemplo. Tenemos un papel específico y este Foro nos ofrece una nueva oportunidad en este sentido. Nuestra tarea es animar y ayudar a la humanidad, tan interdependiente como desconectada, a navegar conjuntamente. Quisiera, por tanto, delinear tres desafíos que se desprenden del Documento sobre la Fraternidad humana y de la Declaración del Reino de Baréin, sobre los que se ha reflexionado en estos días. Estos desafíos se refieren a la oraciónla educación y la acción.

En primer lugar, la oración, que toca el corazón del hombre. En realidad, los dramas que sufrimos y las peligrosas laceraciones que experimentamos, «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano» (Gaudium et spes, 10). Allí está la raíz. Y, por lo tanto, el mayor peligro no reside en las cosas, en las realidades materiales, en las organizaciones, sino en la inclinación del ser humano a cerrarse en la inmanencia del propio yo, del propio grupo, de los propios intereses mezquinos. No es un defecto de nuestra época, existe desde que el hombre es hombre, pero con la ayuda de Dios es posible dominarlo (cf. Carta enc. Fratelli tutti, 166).

Es por eso que la oración, la apertura del corazón al Altísimo es fundamental para purificarnos del egoísmo, de la cerrazón y de la autorreferencialidad, de las falsedades y de la injusticia. El que reza, recibe la paz en el corazón y no puede sino ser su testigo y mensajero; e invitar, principalmente por medio del ejemplo, a sus semejantes, a no convertirse en rehenes de un paganismo que reduce al ser humano a aquello que vende, que compra o con lo que se divierte, sino a redescubrir la dignidad infinita que cada uno lleva grabada. El hombre religioso, el hombre de paz es aquel que, caminando con los otros en el mundo, los invita, con dulzura y respeto, a elevar la mirada al cielo. Y lleva en su oración, como incienso que sube hacia el Altísimo (cf. Sal 141,2), las fatigas y las pruebas de todos.

Pero, para que esto pueda suceder, es indispensable una premisa: la libertad religiosa. La Declaración del Reino de Baréin explica que «Dios nos instruye para ejercer el regalo divino de la libertad de elección» y, por tanto, “toda forma de coacción religiosa no puede conducir a una persona a una relación significativa con Dios”. Es decir que toda coacción es indigna del Omnipotente, porque Él no ha entregado el mundo a esclavos, sino a criaturas libres, a las que respeta totalmente. Comprometámonos entonces para que la libertad de las criaturas refleje la libertad soberana del Creador, para que los lugares de culto sean protegidos y respetados, siempre y en todas partes, y la oración se promueva y nunca sea obstaculizada. Pero no es suficiente conceder permisos y reconocer la libertad de culto, es necesario alcanzar la verdadera libertad religiosa. Y no sólo cada sociedad, sino cada credo está llamado a examinarse sobre esto. Está llamado a preguntarse si obliga desde el exterior o libera interiormente a las criaturas de Dios; si ayuda al hombre a rechazar la rigidez, la cerrazón y la violencia; si hace que aumente en los creyentes la libertad verdadera, que no significa hacer lo que nos dé la gana, sino orientarnos al bien para el que hemos sido creados.

Si el desafío de la oración se refiere al corazón, el segundo, la educación, concierne esencialmente a la mente del hombre. La Declaración del Reino de Baréin afirma que «la ignorancia es enemiga de la paz». Es verdad, donde faltan oportunidades de instrucción aumentan los extremismos y se arraigan los fundamentalismos. Y, si la ignorancia es enemiga de la paz, la educación es amiga del desarrollo, siempre que sea una instrucción realmente digna del hombre, ser dinámico y relacional; por lo que no debe ser rígida y monolítica, sino abierta a los desafíos y sensible a los cambios culturales; no autorreferencial y aislante, sino atenta a la historia y a la cultura de los demás; no estática sino inquisitiva, para abrazar aspectos diversos y esenciales de la única humanidad a la que pertenecemos. Eso permite, en particular, ir al centro de los problemas sin presumir de tener la solución y de resolver de modo sencillo problemas complejos, sino con la disposición de asumir la crisis sin ceder a la lógica del conflicto. La lógica del conflicto siempre nos lleva a la destrucción. La crisis nos ayuda a pensar y a madurar. En efecto, es indigno de la mente humana creer que las razones de la fuerza prevalezcan sobre la fuerza de la razón, utilizar métodos del pasado para las cuestiones presentes, aplicar los esquemas de la técnica y de la conveniencia a la historia y a la cultura del hombre. Esto requiere interrogarse, entrar en crisis y saber dialogar con paciencia, respeto y espíritu de escucha; aprender la historia y la cultura de los demás. Así se educa la mente del hombre, alimentando la comprensión recíproca. Porque no basta llamarnos tolerantes, es necesario dejar espacio al otro verdaderamente, darle derechos y oportunidades. Es una mentalidad que comienza con la educación y que las religiones están llamadas a sostener.

En concreto, quisiera destacar tres emergencias educativas. En primer lugar, el reconocimiento de la mujer en ámbito público, “en la instrucción, en el trabajo, en el ejercicio de los propios derechos sociales y políticos” (cf. Documento sobre la fraternidad humana). En este, como en otros ámbitos, la educación es el camino para emanciparse de resabios históricos y sociales contrarios a ese espíritu de solidaridad fraterna que debe caracterizar a quien adora a Dios y ama al prójimo.

En segundo lugar, «la protección de los derechos fundamentales de los niños» (ibíd.), para que crezcan instruidos, atendidos, acompañados, no destinados a vivir con el tormento del hambre o los lamentos por la violencia. Eduquemos, y eduquémonos, para mirar las crisis, los problemas, las guerras, con los ojos de los niños. No es un buenismo ingenuo, sino una sabia amplitud de miras, porque sólo pensando en ellos el progreso se verá reflejado en la inocencia y no en las ganancias, y contribuirá a construir un futuro conforme al hombre.

La educación, que empieza en el seno de la familia, continúa en el contexto de la comunidad, del pueblo o de la ciudad. Por eso quisiera subrayar, en tercer lugar, la educación a la ciudadanía, a vivir juntos, en el respeto y la legalidad. Y, en particular, la importancia misma del «concepto de ciudadanía», que «se basa en la igualdad de derechos y deberes». Es necesario esforzarse en esto, para que se pueda «establecer en nuestra sociedad el concepto de plena ciudadanía y renunciar al uso discriminatorio de la palabra minorías, que trae consigo las semillas de sentirse aislado e inferior; prepara el terreno para la hostilidad y la discordia y quita los logros y los derechos religiosos y civiles de algunos ciudadanos al discriminarlos» (ibíd.).

Llegamos así al último de los tres desafíos, el que concierne a la acción, podríamos decir a las fuerzas del hombre. La Declaración del Reino de Baréin enseña que “cuando se predica el odio, la violencia y la discordia se profana el nombre de Dios”. El que es religioso rechaza esto, sin ningún pretexto; dice “no” con fuerza a la blasfemia de la guerra y al uso de la violencia. Y traduce con coherencia, en la práctica, estos “no”. Porque no basta decir que una religión es pacífica, es necesario condenar y aislar a los violentos que abusan de su nombre. Y ni siquiera es suficiente tomar distancia de la intolerancia y del extremismo, es preciso actuar en sentido contrario. «Por esto es necesario interrumpir el apoyo a los movimientos terroristas a través del suministro de dinero, armas, planes o justificaciones y también la cobertura de los medios, y considerar esto como crímenes internacionales que amenazan la seguridad y la paz mundiales. Tal terrorismo debe ser condenado en todas sus formas y manifestaciones» (Documento sobre la Fraternidad humana). También el terrorismo ideológico.

El hombre religioso, el hombre de paz, se opone también a la carrera armamentística, al negocio de la guerra, al mercado de la muerte. No apoya “alianzas contra alguien”, sino caminos de encuentro con todos; sin ceder a relativismos o sincretismos de ningún tipo, sigue una sola senda, la de la fraternidad, el diálogo y la paz. Estos son sus “sí”. Recorramos, queridos amigos, este camino; abramos el corazón al hermano, avancemos en el proceso de conocimiento recíproco. Estrechemos entre nosotros lazos más fuertes, sin dobleces y sin miedo, en nombre del Creador que nos ha puesto juntos en el mundo como custodios de los hermanos y de las hermanas. Y, si varios poderosos negocian entre ellos por intereses, dinero y estrategias de poder, demostremos que es posible otra vía de encuentro. Posible y necesaria, porque la fuerza, las armas y el dinero nunca teñirán de paz el futuro. Por tanto, encontrémonos por el bien del hombre y en nombre de Aquel que ama al hombre, cuyo Nombre es Paz. Promovamos iniciativas concretas para que el camino de las grandes religiones sea cada vez más efectivo y constante, ¡que sea conciencia de paz para el mundo! Y aquí hago un llamamiento a todos, para que se ponga fin a la guerra en Ucrania y se entablen serias negociaciones de paz.

El Creador nos invita a actuar, especialmente en favor de tantas de sus criaturas que todavía no encuentran suficiente espacio en las agendas de los poderosos: pobres, niños por nacer, ancianos, enfermos, migrantes. Si nosotros, que creemos en el Dios de la misericordia, no escuchamos a los indigentes y no damos voz a quien no la tiene, ¿quién lo hará? Estemos de su parte, esforcémonos por socorrer al hombre herido y probado; obrando de este modo, atraeremos la bendición del Altísimo sobre el mundo. Que Él ilumine nuestros pasos y una nuestros corazones, nuestras mentes y nuestras fuerzas (cf. Mc 12,30) para que la adoración a Dios concuerde con el amor concreto y fraterno al prójimo, y para ser juntos profetas de convivencia, artífices de unidad, constructores de paz. Gracias.

[1] «El Occidente podría encontrar en la civilización del Oriente los remedios para algunas de sus enfermedades espirituales y religiosas causadas por la dominación del materialismo. Y el Oriente podría encontrar en la civilización del Occidente tantos elementos que pueden ayudarlo a salvarse de la debilidad, la división, el conflicto y el declive científico, técnico y cultural. Es importante prestar atención a las diferencias religiosas, culturales e históricas que son un componente esencial en la formación de la personalidad, la cultura y la civilización oriental; y es importante consolidar los derechos humanos generales y comunes, para ayudar a garantizar una vida digna para todos los hombres en Oriente y en Occidente» ( Documento sobre la Fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común, 4 febrero 2019).

 

SERVIR A UN SOLO SEÑOR

— Pertenecemos a Dios por entero.

— Unidad de vida.

— Rectificar la intención.

I. En la Antigüedad, el siervo se debía íntegramente a su señor. Su actividad llevaba consigo una dedicación tan total y absorbente que no cabía compartirla con otro trabajo u otro amo. Así se entienden mejor las palabras de Jesús, que leemos en el Evangelio de la Misa1Ningún criado puede servir a dos señores, pues odiará a uno y amará al otro, o preferirá a uno y despreciará al otro. Y concluye el Señor: No podéis servir a Dios y al dinero.

Seguir a Cristo significa encaminar a Él todos nuestros actos. No tenemos un tiempo para Dios y otro para el estudio, para el trabajo, para los negocios: todo es de Dios y a Él debe ser orientado. Pertenecemos por entero al Señor y a Él dirigimos nuestra actividad, el descanso, los amores limpios... Tenemos una sola vida, que se ordena a Dios con todos los actos que la componen. «La espiritualidad no puede ser nunca entendida como un conjunto de prácticas piadosas y ascéticas yuxtapuestas de cualquier modo al conjunto de derechos y deberes determinados por la propia condición; por el contrario, las propias circunstancias, en cuanto respondan al querer de Dios, han de ser asumidas y vitalizadas sobrenaturalmente por un determinado modo de desarrollar la vida espiritual, desarrollo que ha de alcanzarse precisamente en y a través de aquellas circunstancias»2.

Como el hilo sujeta las cuentas de un collar, así el deseo de amar a Dios, la rectitud de intención, dan unidad a todo cuanto hacemos. Por el ofrecimiento de obras pertenecen al Señor todas nuestras actividades de la jornada, las alegrías y las penas. Nada queda fuera del amor. «En nuestra conducta ordinaria, necesitamos una virtud muy superior a la del legendario rey Midas: él convertía en oro cuanto tocaba.

»—Nosotros hemos de convertir –por amor– el trabajo humano de nuestra jornada habitual, en obra de Dios, con alcance eterno»3.

El quehacer de todos los días, el cuidado de los instrumentos que empleamos en el trabajo, el orden, la serenidad ante las contradicciones que se presentan, la puntualidad, el esfuerzo que supone el cumplimiento del deber... es la materia que debemos transformar en el oro del amor a Dios. Todo está dirigido al Señor, que es quien da un valor eterno a nuestras obras más pequeñas.

II. El empeño por vivir como hijos de Dios se realiza principalmente en el trabajo, que hemos de dirigir a Dios; en el hogar, llenándolo de paz y de espíritu de servicio; y en la amistad, camino para que los demás se acerquen más y más al Señor. Con todo, en cualquier momento del día o de la noche debemos mantener ese empeño por ser, con la ayuda de la gracia, hombres y mujeres de una pieza, que no se comportan según el viento que corre o que dejan el trato con el Señor para cuando están en la iglesia o recogidos en oración. En la calle, en el trabajo, en el deporte, en una reunión social, somos siempre los mismos: hijos de Dios, que reflejan con amabilidad su seguimiento a Cristo en situaciones bien diversas: ya comáis, ya bebáis, o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios4, aconsejaba San Pablo a los primeros cristianos. «Cuando te sientes a la mesa –comenta San Basilio a propósito de este versículo–, ora. Cuando comas pan, hazlo dando gracias al que es generoso. Si bebes vino, acuérdate del que te lo ha concedido para alegría y alivio de enfermedades. Cuando te pongas la ropa, da gracias al que benignamente te la ha dado. Cuando contemples el cielo y la belleza de las estrellas, échate a los pies de Dios y adora al que con su Sabiduría dispuso todas estas cosas. Del mismo modo, cuando sale el sol y cuando se pone, mientras duermas y despierto, da gracias a Dios que creó y ordenó todas estas cosas para provecho tuyo, para que conozcas, ames y alabes al Creador»5. Todas las realidades nobles nos deben llevar a Él.

De la misma manera que cuando se ama a una criatura de la tierra se la quiere las veinticuatro horas del día, el amor a Cristo constituye la esencia más íntima de nuestro ser y lo que configura nuestro actuar. Él es nuestro único Señor, al que procuramos servir en medio de los hombres, siendo ejemplares en el trabajo, en los negocios, a la hora de vivir la doctrina social de la Iglesia en los diversos ámbitos de nuestra actividad, en el cuidado de la naturaleza, que es parte de la Creación divina... No tendría sentido que una persona que tratara al Señor con intimidad no se esforzara a la vez, y como una consecuencia lógica, por ser cordial y optimista, por ser puntual en su trabajo, por aprovechar el tiempo, por no hacer chapuzas en su tarea...

El amor a Dios, si es auténtico, se refleja en todos los aspectos de la vida. De aquí que, aunque las cuestiones temporales tengan su propia autonomía y no exista una «solución católica» a los problemas sociales, políticos, etc., tampoco existan ámbitos de «neutralidad», donde el cristiano deje de serlo y de actuar como tal6. Por eso, el apostolado fluye espontáneo allí donde se encuentra un discípulo de Cristo, porque es consecuencia inmediata de su amor a Dios y a los hombres.

III. Los fariseos que escuchaban al Señor eran amantes del dinero y trataban de compaginar su amor a las riquezas y a Dios, al que pretendían servir. Por eso, se burlaban de Jesús. También hoy los hombres tratan, en ocasiones, de ridiculizar el servicio total a Dios y el desprendimiento de los bienes materiales, porque –como los fariseos– no solo no están dispuestos a ponerlo en práctica, sino que ni siquiera conciben que otros puedan tener esa generosidad: piensan, quizá, que pueden existir ocultos intereses en quienes de verdad han escogido, en medio del mundo o fuera de él, a Cristo como único Señor7.

Jesús pone al descubierto la falsedad de aquella aparente bondad de los fariseos: Vosotros -les dice- os hacéis pasar por justos delante de los hombres; pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que parece excelso ante los hombres, es abominable delante de Dios. El Señor señala con una palabra fortísima –abominable– la conducta de aquellos hombres faltos de unidad de vida que, con la apariencia de ser fieles servidores de Dios, estaban muy lejos de Él, como se reflejaba en sus obras: gustan pasear vestidos con largas túnicas y anhelan los saludos en las plazas, los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes, y devoran las casas de las viudas con el pretexto de largas oraciones...8. En realidad, poco o nada amaban a Dios; se amaban a sí mismos.

Dios conoce vuestros corazones. Estas palabras del Señor nos deben llenar de consuelo, a la vez que nos llevarán a rectificar muchas veces la intención para rechazar los movimientos de vanidad y de vanagloria, de tal modo que nuestra vida entera esté orientada a la gloria de Dios. Agradar al Señor ha de ser el gran objetivo de todas nuestras acciones. El Papa Juan Pablo I, cuando aún era Patriarca de Venecia, escribía este pequeño cuento, lleno de enseñanzas. A la entrada de la cocina estaban echados los perros. Juan, el cocinero, mató un ternero y echó las vísceras al patio. Los perros las comieron, y dijeron: «Es un buen cocinero, guisa muy bien».

Poco tiempo después, Juan pelaba los guisantes y las cebollas, y arrojó las mondaduras al patio. Los perros se arrojaron sobre ellas, pero torciendo el hocico hacia el otro lado dijeron: «El cocinero se ha echado a perder, ya no vale nada».

Sin embargo, Juan no se conmovió lo más mínimo por este juicio, y dijo: «Es el amo quien tiene que comer y apreciar mis comidas, no los perros. Me basta con ser apreciado por mi amo»9. Si actuamos de cara a Dios, poco o nada nos debe importar que los hombres no lo entiendan o que lo critiquen. Es a Dios a quien queremos servir en primer lugar y sobre todas las cosas. Luego resulta que este amor con obras a Dios es, a la vez, la mayor tarea que podemos llevar a cabo en favor de nuestros hermanos los hombres.

Nuestra Madre Santa María nos enseñará a enderezar nuestros días y nuestras horas para que nuestra vida sea un verdadero servicio a Dios. «No me pierdas nunca de vista el punto de mira sobrenatural. -Rectifica la intención, como se rectifica el rumbo del barco en alta mar: mirando a la estrella, mirando a María. Y tendrás la seguridad de llegar siempre a puerto»10.

1 Lc 16, 13-14. — 2 A. del Portillo, Escritos sobre el sacerdocio, Palabra, 4ª ed., Madrid 1976, p. 113. — 3 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 742. — 4 1 Cor 10, 31. — 5 San Basilio, Homilía in Julittam martirem. — 6 Cfr. I. Celaya, Unidad de vida y plenitud cristiana, Pamplona 1985, p. 335. — 7 Cfr. Sagrada Biblia, Santos Evangelios, EUNSA, Pamplona 1983, nota a Lc 16, 13-14. — 8 Cfr. Lc 20, 45-47. — 9 Cfr. A. Luciani, Ilustrísimos señores, pp. 12 ss. — 10 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 749.

 

Evangelio del sábado: aspirar a los bienes más altos

Comentario del sábado de la 31.ª semana del tiempo ordinario. “Porque lo que parece ser excelso ante los hombres es abominable delante de Dios”. Jesús nos anima a purificar el corazón y renovar la mente, a examinar deseos e intenciones, porque es del corazón de donde salen las buenas y las malas obras.

05/11/2022

Evangelio (Lc 16, 9-15)

«Y yo os digo: haceos amigos con las riquezas injustas, para que, cuando falten, os reciban en las moradas eternas.

»Quien es fiel en lo poco también es fiel en lo mucho; y quien es injusto en lo poco también es injusto en lo mucho. Por tanto, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo vuestro?

»Ningún criado puede servir a dos señores, porque o tendrá aversión a uno y amor al otro, o prestará su adhesión al primero y menospreciará al segundo: no podéis servir a Dios y a las riquezas.

Oían todas estas cosas los fariseos, que eran amantes del dinero, y se burlaban de él. Y les dijo:

—Vosotros os hacéis pasar por justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que parece ser excelso ante los hombres es abominable delante de Dios.


Comentario

Las palabras del evangelio de la misa de hoy son en parte aplicación de la parábola del evangelio de ayer, aunque en el contexto amplio de todo el evangelio de Lucas. Por un lado, se anima a los discípulos a comportarse con la sabiduría que, imperfectamente, se refleja en la sagacidad de aquellos que solo funcionan por cálculos humanos. De hecho, la expresión «riqueza injusta» hace referencia a la riqueza desvinculada de la obtención de la verdadera justicia. Jesús nos pide que nos empeñemos en serio en alcanzar aquello que decimos querer alcanzar, poniendo todo lo demás al servicio de esa meta: las moradas eternas. Se trata, por tanto, de aprender a discernir cómo usar correctamente los bienes materiales.

A esta exhortación se le suman otras dos, que están en relación también con otros textos lucanos. El administrador responsable es el que presta atención a lo pequeño, pues a menudo es ahí por donde viene la ruina. Es en lo poco, en lo pequeño, donde se manifiesta y demuestra el interés y el amor verdaderos. También nos dice el texto que no podremos administrar bien los bienes eternos si no hemos sabido administrar bien los transitorios. Aspirar al cielo no quiere decir desentenderse del mundo. Estas enseñanzas se pueden sintetizar es esta frase: «no podéis servir a Dios y a las riquezas»; esto es, si lo que nos mueve es el dinero, Dios queda fuera. Solo uno de los dos polos puede ser rector de la vida entera.

Las últimas palabras de Jesús nos ponen sobre aviso. A Jesús le estaban escuchando «amantes del dinero» (Lc 16,14) y eso él lo veía, aunque por fuera se disimulase. Porque, ¿cuál es el valor de la limosna de un avaro o de un codicioso? Dios lo juzga. Y eso es lo verdaderamente determinante. De poco nos servirá el juicio positivo de los hombres sobre nosotros si realmente nuestro interior lo desdice. Jesús nos anima a purificar el corazón y renovar la mente, a examinar deseos e intenciones, porque es del corazón de donde salen las buenas y las malas obras.

 

 

“Hemos de amar la Santa Misa”

Lucha para conseguir que el Santo Sacrificio del Altar sea el centro y la raíz de tu vida interior, de modo que toda la jornada se convierta en un acto de culto –prolongación de la Misa que has oído y preparación para la siguiente–, que se va desbordando en jaculatorias, en visitas al Santísimo, en ofrecimiento de tu trabajo profesional y de tu vida familiar... (Forja, 69)

5 de noviembre

No comprendo cómo se puede vivir cristianamente sin sentir la necesidad de una amistad constante con Jesús en la Palabra y en el Pan, en la oración y en la Eucaristía. Y entiendo muy bien que, a lo largo de los siglos, las sucesivas generaciones de fieles hayan ido concretando esa piedad eucarística. Unas veces, con prácticas multitudinarias, profesando públicamente su fe; otras, con gestos silenciosos y callados, en la sacra paz del templo o en la intimidad del corazón.

Ante todo, hemos de amar la Santa Misa que debe ser el centro de nuestro día. Si vivimos bien la Misa, ¿cómo no continuar luego el resto de la jornada con el pensamiento en el Señor, con la comezón de no apartarnos de su presencia, para trabajar como Él trabajaba y amar como Él amaba? Aprendemos entonces a agradecer al Señor esa otra delicadeza suya: que no haya querido limitar su presencia al momento del Sacrificio del Altar, sino que haya decidido permanecer en la Hostia Santa que se reserva en el Tabernáculo, en el Sagrario. (Es Cristo que pasa, nn. 153-154)

 

En Monterrey: “Interesaos genuinamente por los demás”

Mons. Fernando Ocáriz ha emprendido un viaje de varios días por diversas ciudades de México: Aguascalientes, Guadalajara, Monterrey y Ciudad de México. Ya se encuentra en Monterrey.

04/11/2022

 

Miércoles 2 de noviembre

El 2 de noviembre el prelado siguió su recorrido por México. En Monterrey, al norte del país, se reunió con un grupo de hijas suyas en Los Pinos, un centro donde se organizan numerosos retiros espirituales. Comenzó hablando de la ilusión que necesita cada cristiano para querer formarse siempre un poco más. Chayo y Mariana contaron unos chistes, y el Prelado aprovechó para animar a las presentes a tener siempre buen humor. Ana Lucía preguntó cómo cultivar amistades profundas: “Interesaos genuinamente por cada una -dijo Mons. Ocáriz-, y cuidad siempre la cercanía de la oración”.

Luego, Angie le dio la bienvenida en tarahumara, un lenguaje indígena, y le pidió que volviera pronto. Otra de las presentes preguntó qué tenía que pasar para que el Opus Dei tuviera más presencia en la Sierra Tarahumara. “San Josemaría siempre decía que, si queremos ser más, hemos de ser mejores, empezando por vosotras, con vuestro trabajo, con vuestra oración”.

Edith platicó sobre su reciente bautizo, primera comunión y confirmación, y también cantó –acompañada por la guitarra– una canción mexicana popular. Las intervenciones siguieron. Antes de irse, el prelado recordó que “no nos despedimos, porque siempre estamos muy cerca”.

Martes 1 de noviembre

El prelado del Opus Dei dedicó gran parte de la mañana a visitar enfermos y enfermas, y a charlar con matrimonios que impulsan diversas iniciativas educativas (Lar, Forsa y FAPACE). También aprovechó para conocer el colegio Los Altos, donde pudo platicar con algunas alumnas.

Después, tuvo una reunión en la Universidad Panamericana Campus Guadalajara con personas que trabajan en colegios, en la Universidad y en la escuela de negocios Ipade. Don Fernando mencionó muchas veces la importancia del trabajo que hace cada persona en esas instituciones. “No es mejor trabajo -dijo- el que hace el rector de la Universidad que el que hace una persona que solo da una clase a la semana, porque -como decía san Josemaría- es mejor el trabajo que se haga con más amor de Dios”.

Lunes 31 de octubre

Por la mañana, don Fernando se reunió con un grupo de hijas suyas para charlar de los retos profesionales y apostólicos entre sus compañeras de trabajo y con otras amigas. Por la tarde, acudió a rezar a la Virgen de Zapopán, en Jalisco.

Domingo 30 de octubre

En el segundo día de su visita a Guadalajara, el prelado mantuvo una tertulia con universitarios en la Universidad Panamericana.

De parte de todos los jóvenes que frecuentan el club Cauda, Álvaro regaló a Mons. Ocáriz un álbum del mundial, en el que en vez de los jugadores de fútbol puede verse a los chicos que acuden a recibir formación cristiana en ese centro. Luego, Álvaro contó que ha empezado a impartir catecismo a niños pequeños. Como no sabe si lo está haciendo bien, preguntó cómo explicar el amor de Dios a una persona a quien parece no interesarle. “Depende de las circunstancias –dijo el Prelado–; no hay una fórmula mágica. Lo que siempre es necesario es acompañar la formación con la oración, con tu oración. A veces no es fácil enseñar porque no conoces a esa persona o a ese niño, pero por eso le pides al Espíritu Santo el don de lenguas, le pides luz para que el mensaje de la fe llegue a él”.

A continuación preguntó Diego: “¿Cómo podemos saber qué es a lo que Dios nos llama?”. La voluntad del Señor, contestó don Fernando, no se manifiesta normalmente de modo evidente, “por lo que es muy importante rezar, pedir luz y fuerza para decidir. A veces sabemos que nos llama, pero nos falta querer seguirlo”. El Prelado habló sobre el celibato y comentó que supone –para quien recibe esa llamada– un don muy grande: “El celibato apostólico es una donación de amor inmenso a Dios, y, por Dios, al mundo entero”. Expresó que sería un error ver el celibato como un gran sacrificio, y recordó las palabras que Jesús dirige en los evangelios numerosas veces a sus apóstoles: “No tengáis miedo”.

Entre una pregunta y otra también hubo tiempo para breves espectáculos: José Andrés, que vive en la residencia universitaria Altovalle, cantó la canción “Cuando Sale La Luna”. Santiago hizo un truco de magia que despertó los aplausos de los asistentes.

Poncho, un muchacho de Aguascalientes, y José María, de San Luis Potosí, hicieron preguntas similares: ¿cómo acercar a mis amigos a Dios? El prelado del Opus Dei habló de la importancia de la amistad y de la oración en el apostolado: “Se trata de saber transmitir, por el afecto y el cariño, lo que uno lleva dentro, que es la verdadera alegría de la propia relación a Dios, que no limita nuestra vida, sino que multiplica la felicidad”. Citando a san Josemaría, recordó que “lo que se necesita para conseguir la felicidad, no es una vida cómoda, sino un corazón enamorado”.

Más adelante, el Prelado charló un rato con algunas jóvenes que reciben formación cristiana en centros del Opus Dei, que le acogieron con la canción "Cielito lindo". Precisamente, comenzó el encuentro reflexionando sobre la fortuna que supone acudir a clases para conocer la fe católica y profundizar en la vida espiritual, para poder así acercarse más a Cristo.

Rosita le contó su proceso de conversión, gracias al acompañamiento que recibió desde el primer momento en Jaltepec, un colegio donde estudia la preparatoria. Durante este tiempo fue descubriendo el valor de los sacramentos y decidió recibir la Primera Comunión y la Confirmación hace pocos meses.

Las preguntas de las participantes versaron en torno al ambiente difícil que se está viviendo en el Estado. El prelado animó a no perder la esperanza, a reconocer que Dios es un Padre que cuida de nosotros. Recordando una idea de san Josemaría, señaló que «se puede llorar, se puede sufrir, pero estar tristes, no».

Antes de concluir, Jimena le regaló una Virgen que pintaron entre todas las chicas que participan en la catequesis, desde la más pequeña hasta la más grande.

Sábado 29 de octubre

Durante su primer día en Guadalajara, el prelado del Opus Dei mantuvo un encuentro con fieles y amigos de la Prelatura que arrancó con la canción “México, lindo y querido”, entonada al son del mariachi.

A raíz del evangelio del día, Mons. Ocáriz habló sobre la humildad, y recordó que san Josemaría señalaba que esta virtud nos lleva a reconocer nuestros fallos, pero también revela nuestra grandeza de ser hijos de Dios.

Con ocasión de su 56 aniversario de bodas, un matrimonio preguntó cómo afinar en fidelidad. «La fidelidad -respondió el Prelado- está en quererse cada día más. Toditos y toditas, como dicen aquí en Guadalajara, tenemos defectos. Hay que quererse como son».

Aprovechando la proximidad del Mundial de fútbol, una familia subió al escenario para regalarle una camiseta de la selección mexicana de fútbol marcada con su nombre por atrás. Al final del encuentro, Daniela cantó “Paloma Querida”, acompañada por Álvaro en el violín, mientras dos niñas vestidas de Catrinas (uno de los íconos más representativos de la cultura mexicana en el Día de Muertos) le entregaban un ramo de flores.

Viernes 28 de octubre

El prelado se trasladó a Aguascalientes, ciudad ubicada en el centro norte de México. Allí tuvo lugar un encuentro general de catequesis en el Centro de Convenciones San Marcos.

Una de las intervenciones fue la de Francisco, que se definió como “el hombre más joven del recinto”, pese a sus 105 años. Su hija relató la devoción tan grande de su padre por el Santo Rosario. A propósito de esta referencia, el prelado invitó a los presentes “a rezar y acudir a María con mayor devoción”.

También comentó que el espíritu cristiano no puede imponerse, «sino que hay que transmitirlo, porque es lo que tenemos en el corazón: no dar lecciones, sino transmitir con alegría”. Mons. Ocáriz habló también de la importancia de la Santa Misa, y volvió a invitar a todos a vivir muy unidos al Papa y a rezar por él.

Otra de las preguntas fue de Gonzalo Quesada, un padre de familia de la ciudad de Querétaro, que trabaja como organizador de eventos, especialmente de bodas. Contó que aprovecha esas celebraciones para animar a los futuros esposos y transmitirles experiencias para mantenerse unidos y crecer en el amor a lo largo del tiempo. Preguntó al Prelado cómo mantener el trato con Dios a lo largo del día, y éste le aconsejó que pensara que Jesús lo espera en cada rato de oración y en cada acto de piedad, porque “Él, en su grandeza, ha querido necesitar de nuestro afecto”.

Otra persona contó la ayuda que había recibido un amigo gracias a la intercesión del beato Álvaro tras un accidente automovilístico, y que hoy goza de buena salud. Mons. Ocáriz agradeció ese favor a Dios e invitó a todos a tener fe en la oración, a creer que Él nos escucha cuando le pedimos algo: “Su acción siempre es eficaz, aunque no veamos el resultado, pues la oración no se pierde”.

Michelle Raymond, directora del departamento de Arte y Cultura de la Universidad Panamericana, relató que había trabajado junto con los estudiantes en un musical basado en “Los Miserables”; algunos alumnos involucrados presentaron la pieza “Un día más”.

El encuentro continuó adelante con una cuestión sobre cómo vivir la castidad en el noviazgo; por su parte, una niña quiso saber cómo se llamaba el ángel de la guarda del Prelado. Unas jóvenes cantaron una canción usando la tonada de “Pescador”, compuesta para la venida del Papa Juan Pablo II a México, cambiando su letra para hacer alusión a la venida del Prelado.

El encuentro terminó con otra canción: “Pelea de gallos”, una canción emblemática de Aguascalientes, cantada por una profesora y un profesor de la Universidad Panamericana, que fueron acompañados por un joven charro que floreaba la reata al son de la música.

Jueves 27 de octubre

Por la mañana, el Prelado saludó a algunas familias mexicanas, que aprovecharon para felicitarle por su cumpleaños, que coincidía con su primera jornada en tierras mexicanas.

Por la tarde, acudió a la Basílica de Guadalupe, para celebrar la Misa [enlace a la homilía]. Durante la homilía, invitó a los presentes a «no admitir el pesimismo ni el desánimo», sino a “fortalecer nuestro ánimo mediante la fe en la asistencia, en la presencia de Dios en nosotros, reconociéndonos hijos de Dios en Jesucristo; hijos de un Dios que es amor y que todo lo sabe y todo lo puede”.

Pidió a los numerosos fieles asistentes que acompañaran al Papa Francisco y a toda la Iglesia con la oración y recordó que México, “que ha recibido tantas bendiciones de Dios, tiene una especial responsabilidad para ser sal y luz en los cinco continentes, comenzando por los hogares de familia y los lugares de trabajo”.

Al finalizar la Misa, todos los asistentes cantaron “Morenita mía”, recordando la visita hecha por san Josemaría Escrivá en 1970 en la Antigua Basílica de Guadalupe, en la que también se entonó esa canción.

 

Por los niños y niñas que sufren

En su vídeo de noviembre, ofrecido por la Red Mundial de Oración del Papa, el Papa Francisco nos invita a rezar por los “millones de niños y niñas que sufren y viven en condiciones muy parecidas a la esclavitud” y nos pide abrir los ojos “ante la explotación de estos niños que no tienen derecho ni a jugar, ni a estudiar, ni a soñar. Ni siquiera tienen el calor de una familia”.

31/10/2022

Todavía hay millones de niños y niñas que sufren y viven en condiciones muy parecidas a la esclavitud. No son números: son seres humanos con un nombre, con un rostro propio, con una identidad que Dios les ha dado. 

Demasiadas veces olvidamos nuestra responsabilidad y cerramos los ojos ante la explotación de estos niños que no tienen derecho ni a jugar, ni a estudiar, ni a soñar. Ni siquiera tienen el calor de una familia. 

¡Cada niño marginado, abandonado por su familia, sin escolarización, sin atención médica, es un grito! Un grito que se eleva a Dios y acusa al sistema que los adultos hemos construido. Un niño abandonado es culpa nuestra. 

No podemos permitir más que se sientan solos y abandonados; necesitan poder recibir una educación y sentir el amor de una familia para saber que Dios no los olvida. 

Intención mensual: Por los niños y niñas que sufrenIntención de oración mensual del Papa Francisco: Por los niños y niñas que sufren

Recemos para que los niños y niñas que sufren, los que viven en las calles, las víctimas de las guerras y los huérfanos, puedan acceder a la educación y redescubrir el afecto de una familia.


Intenciones mensuales anteriores. Las intenciones son confiadas mensualmente a la Red Mundial de Oración del Papa con el objetivo de difundir y concienciar sobre la imperiosa necesidad de orar y actuar por ellas.

 

El cielo, el infierno, el purgatorio y la muerte. ¿Qué sucede al finalizar la vida?

En el mes de noviembre, especialmente en la conmemoración de los Fieles Difuntos, consideramos algunas enseñanzas del Catecismo de la Iglesia Católica sobre lo que sucede tras la muerte y sobre la buena costumbre de rezar por los familiares y amigos difuntos.

Fieles Difuntos | Noviembre | Cielo, infierno, purgatorioInterior de la Capilla Sixtina. Foto: Wikipedia CC BY-SA 3.0.

01/11/2022

Sumario

1. ¿Qué hay después de la muerte? ¿Dios juzga a cada persona por su vida?

2. ¿Quiénes van al cielo? ¿Cómo es el cielo?

3. ¿Qué es el purgatorio? ¿Es para siempre?

4. ¿Existe el infierno?

5. ¿Cuándo será el juicio final? ¿En qué consistirá?

6. Al final de los tiempos Dios ha prometido cielo nuevo y una tierra nueva ¿Qué debemos esperar?

7. ¿Por qué rezar por los difuntos? Explicaciones del Catecismo de la Iglesia Católica.


Algunos recursos para el mes de noviembre, que la Iglesia dedica a rezar de manera especial por los fieles difuntos

En los Libros Santos se llaman Novísimos a las cosas que sucederán al hombre al final de su vida, la muerte, el juicio, el destino eterno: el cielo o el infierno. 

La Iglesia los hace presentes de modo especial durante el mes de noviembre. A través de la liturgia, se invita a los cristianos a meditar sobre estas realidades.

- Monte de las Bienaventuranzas: Todos los Santos

- Resúmenes de fe cristiana: Tema 11. Resurrección, Ascensión y Segunda venida de Jesucristo.
- Resúmenes de fe cristiana: Tema 16. Creo en la resurrección de la carne y en la vida eterna.
Oraciones por los difuntos (Devocionario)

Comentario al Evangelio del 1 de noviembre: Todos los Santos.

Comentario al Evangelio del 2 de noviembre: todos los fieles difuntos.


1. ¿Qué hay después de la muerte? ¿Dios juzga a cada persona por su vida?

El Catecismo de la Iglesia católica enseña que «la muerte pone fin a la vida del hombre como tiempo abierto a la aceptación o rechazo de la gracia divina manifestada en Cristo».

«Cada hombre, después de morir, recibe en su alma inmortal su retribución eterna en un juicio particular que refiere su vida a Cristo, bien a través de la purificación, bien para entrar inmediatamente en la bienaventuranza del cielo, bien para condenarse inmediatamente para siempre». En este sentido, San Juan de la Cruz habla del juicio particular de cada persona señalando que «a la tarde, te examinarán en el amor». Catecismo de la Iglesia Católica, 1021-1022.

Meditar con San Josemaría

Todo se arregla, menos la muerte... Y la muerte lo arregla todo. Surco, 878.

Cara a la muerte, ¡sereno! Así te quiero. No con el estoicismo frío del pagano; sino con el fervor del hijo de Dios, que sabe que la vida se muda, no se quita. ¿Morir?... ¡Vivir! Surco, 876.

¡No me hagas de la muerte una tragedia!, porque no lo es. Sólo a los hijos desamorados no les entusiasma el encuentro con sus padres. Surco, 885.

El verdadero cristiano está siempre dispuesto a comparecer ante Dios. Porque, en cada instante —si lucha para vivir como hombre de Cristo—, se encuentra preparado para cumplir su deber. Surco, 875.

“Me hizo gracia que hable usted de la 'cuenta' que le pedirá Nuestro Señor. No, para ustedes no será Juez —en el sentido austero de la palabra— sino simplemente Jesús”. —Esta frase, escrita por un Obispo santo, que ha consolado más de un corazón atribulado, bien puede consolar el tuyo. Camino, 168.

2. ¿Quiénes van al cielo? ¿Cómo es el cielo?

El cielo es “el fin último y la realización de las aspiraciones más profundas del hombre, el estado supremo y definitivo de dicha”. Y San Pablo escribe: “Ni ojo vio, ni oído oyó, ni pasó por pensamiento de hombre las cosas que Dios ha preparado para los que le aman”. (1Cor 2, 9).

Después del juicio particular, los que mueren en la gracia y la amistad de Dios y están perfectamente purificados van al cielo. Viven en Dios, lo ven tal cual es. Están para siempre con Cristo. Son para siempre semejantes a Dios, gozan de su felicidad, de su Bien, de la Verdad y de la Belleza de Dios.

Esta vida perfecta con la Santísima Trinidad, esta comunión de vida y de amor con Ella, con la Virgen María, los ángeles y todos los bienaventurados se llama el cielo. Es Cristo quien, por su muerte y Resurrección, nos ha “abierto el cielo”. Vivir en el cielo es “estar con Cristo” (cf. Jn 14, 3; Flp 1, 23; 1 Ts 4,17). Los que llegan al cielo viven “en Él”, aún más, encuentran allí su verdadera identidad. Catecismo de la Iglesia católica, 1023-1026

Meditar con San Josemaría

Mienten los hombres cuando dicen “para siempre” en cosas temporales. Sólo es verdad, con una verdad total, el "para siempre" de la eternidad. —Y así has de vivir tú, con una fe que te haga sentir sabores de miel, dulzuras de cielo, al pensar en esa eternidad, ¡que sí es para siempre! Forja, 999.

Piensa qué grato es a Dios Nuestro Señor el incienso que en su honor se quema; piensa también en lo poco que valen las cosas de la tierra, que apenas empiezan ya se acaban... En cambio, un gran Amor te espera en el Cielo: sin traiciones, sin engaños: ¡todo el amor, toda la belleza, toda la grandeza, toda la ciencia...! Y sin empalago: te saciará sin saciar. Forja, 995.

Si transformamos los proyectos temporales en metas absolutas, cancelando del horizonte la morada eterna y el fin para el que hemos sido creados —amar y alabar al Señor, y poseerle después en el Cielo—, los más brillantes intentos se tornan en traiciones, e incluso en vehículo para envilecer a las criaturas. Recordad la sincera y famosa exclamación de San Agustín, que había experimentado tantas amarguras mientras desconocía a Dios, y buscaba fuera de El la felicidad: ¡nos creaste, Señor, para ser tuyos, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en Ti! Amigos de Dios, 208

En la vida espiritual, muchas veces hay que saber perder, cara a la tierra, para ganar en el Cielo. —Así se gana siempre. Forja, 998.

3. ¿Qué es el purgatorio? ¿Es para siempre?

Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo. La Iglesia llama purgatorio a esta purificación final de los elegidos, que es completamente distinta del castigo de los condenados.

Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: “Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado” (2 M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos. Catecismo de la Iglesia católica, 1030-1032

 

 

Meditar con San Josemaría

El purgatorio es una misericordia de Dios, para limpiar los defectos de los que desean identificarse con Él. Surco, 889

No quieras hacer nada por ganar mérito, ni por miedo a las penas del purgatorio: todo, hasta lo más pequeño, desde ahora y para siempre, empéñate en hacerlo por dar gusto a Jesús. Forja, 1041.

“Esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas”. —Luego, ¿el hombre pecador tiene su hora? —Sí..., ¡y Dios su eternidad! Camino, 734.

4. ¿Existe el infierno?

Significa permanecer separados de Él –de nuestro Creador y nuestro fin– para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra infierno.

Morir en pecado mortal, sin estar arrepentidos ni acoger el amor misericordioso de Dios es elegir este fin para siempre.

La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las penas del infierno, “el fuego eterno”. La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira.

Jesús habla con frecuencia de la gehenna y del fuego que nunca se apaga, reservado a los que, hasta el fin de su vida, rehúsan creer y convertirse, y donde se puede perder a la vez el alma y el cuerpo.

Las afirmaciones de la Escritura y las enseñanzas de la Iglesia a propósito del infierno son un llamamiento a la responsabilidad con la que el hombre debe usar de su libertad en relación con su destino eterno. Constituyen al mismo tiempo un llamamiento apremiante a la conversión: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la puerta y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que la encuentran” (Mt 7, 13-14). Catecismo de la Iglesia católica, 1033-1036

Meditar con San Josemaría

No me olvidéis que resulta más cómodo —pero es un descamino— evitar a toda costa el sufrimiento, con la excusa de no disgustar al prójimo: frecuentemente, en esa inhibición se esconde una vergonzosa huida del propio dolor, ya que de ordinario no es agradable hacer una advertencia seria. Hijos míos, acordaos de que el infierno está lleno de bocas cerradas. Amigos de Dios, 161.

Un discípulo de Cristo nunca razonará así: “yo procuro ser bueno, y los demás, si quieren..., que se vayan al infierno”. Este comportamiento no es humano, ni es conforme con el amor de Dios, ni con la caridad que debemos al prójimo. Forja, 952

Sólo el infierno es castigo del pecado. La muerte y el juicio no son más que consecuencias, que no temen quienes viven en gracia de Dios. Surco, 890.

5. ¿Cuándo será el juicio final? ¿En qué consistirá?

La resurrección de todos los muertos, “de los justos y de los pecadores” (Hch 24, 15), precederá al Juicio final. Esta será “la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz [...] y los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación” (Jn 5, 28-29). Entonces, Cristo vendrá “en su gloria acompañado de todos sus ángeles [...] Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha, y las cabras a su izquierda [...] E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna”. (Mt 25, 31. 32).

El Juicio final sucederá cuando vuelva Cristo glorioso. Sólo el Padre conoce el día y la hora en que tendrá lugar; sólo Él decidirá su advenimiento. Entonces Él pronunciará por medio de su Hijo Jesucristo, su palabra definitiva sobre toda la historia. Nosotros conoceremos el sentido último de toda la obra de la creación y de toda la economía de la salvación, y comprenderemos los caminos admirables por los que su Providencia habrá conducido todas las cosas a su fin último. El Juicio final revelará que la justicia de Dios triunfa de todas las injusticias cometidas por sus criaturas y que su amor es más fuerte que la muerte (cf. Ct 8, 6).

El mensaje del Juicio final llama a la conversión mientras Dios da a los hombres todavía “el tiempo favorable, el tiempo de salvación” (2 Co 6, 2). Inspira el santo temor de Dios. Compromete para la justicia del Reino de Dios. Anuncia la “bienaventurada esperanza” (Tt 2, 13) de la vuelta del Señor que “vendrá para ser glorificado en sus santos y admirado en todos los que hayan creído” (2 Ts 1, 10). Catecismo de la Iglesia católica, 1038-1041

Meditar con San Josemaría

Cuando pienses en la muerte, a pesar de tus pecados, no tengas miedo... Porque Él ya sabe que le amas..., y de qué pasta estás hecho. Si tú le buscas, te acogerá como el padre al hijo pródigo: ¡pero has de buscarle! Surco, 880.

“Conozco a algunas y a algunos que no tienen fuerzas ni para pedir socorro”, me dices disgustado y apenado. —No pases de largo; tu voluntad de salvarte y de salvarles puede ser el punto de partida de su conversión. Además, si recapacitas, advertirás que también a ti te tendieron la mano. Surco, 778.

El mundo, el demonio y la carne son unos aventureros que, aprovechándose de la debilidad del salvaje que llevas dentro, quieren que, a cambio del pobre espejuelo de un placer —que nada vale—, les entregues el oro fino y las perlas y los brillantes y rubíes empapados en la sangre viva y redentora de tu Dios, que son el precio y el tesoro de tu eternidad. Camino, 708.

Por salvar al hombre, Señor, mueres en la Cruz; y, sin embargo, por un solo pecado mortal, condenas al hombre a una eternidad infeliz de tormentos...: ¡cuánto te ofende el pecado, y cuánto lo debo odiar! Forja, 1002.

6. Al final de los tiempos Dios ha prometido cielo nuevo y una tierra nueva ¿Qué debemos esperar?

La Sagrada Escritura llama “cielos nuevos y tierra nueva” a esta renovación misteriosa que transformará la humanidad y el mundo (2 P 3, 13; cf. Ap 21, 1). Esta será la realización definitiva del designio de Dios de “hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra" (Ef 1, 10).

Para el hombre esta consumación será la realización final de la unidad del género humano, querida por Dios desde la creación y de la que la Iglesia peregrina era “como el sacramento" (LG1). Los que estén unidos a Cristo formarán la comunidad de los rescatados, la Ciudad Santa de Dios. Ya no será herida por el pecado, las manchas, el amor propio, que destruyen o hieren la comunidad terrena de los hombres. La visión beatífica de Dios será la fuente inmensa de felicidad, de paz y de comunión mutua.

“Ignoramos el momento de la consumación de la tierra y de la humanidad, y no sabemos cómo se transformará el universo. Ciertamente, la figura de este mundo, deformada por el pecado, pasa, pero se nos enseña que Dios ha preparado una nueva morada y una nueva tierra en la que habita la justicia y cuya bienaventuranza llenará y superará todos los deseos de paz que se levantan en los corazones de los hombres” (GS 39).

“No obstante, la espera de una tierra nueva no debe debilitar, sino más bien avivar la preocupación de cultivar esta tierra, donde crece aquel cuerpo de la nueva familia humana, que puede ofrecer ya un cierto esbozo del siglo nuevo. Por ello, aunque hay que distinguir cuidadosamente el progreso terreno del crecimiento del Reino de Cristo, sin embargo, el primero, en la medida en que puede contribuir a ordenar mejor la sociedad humana, interesa mucho al Reino de Dios” (GS 39). Catecismo de la Iglesia Católica, 1043-1049.

Meditar con San Josemaría

Mientras vivimos aquí, el reino se asemeja a la levadura que cogió una mujer y la mezcló con tres celemines de harina, hasta que toda la masa quedó fermentada.

Quien entiende el reino que Cristo propone, advierte que vale la pena jugarse todo por conseguirlo: es la perla que el mercader adquiere a costa de vender lo que posee, es el tesoro hallado en el campo. El reino de los cielos es una conquista difícil: nadie está seguro de alcanzarlo, pero el clamor humilde del hombre arrepentido logra que se abran sus puertas de par en par. Es Cristo que pasa, 180

En esta tierra, la contemplación de las realidades sobrenaturales, la acción de la gracia en nuestras almas, el amor al prójimo como fruto sabroso del amor a Dios, suponen ya un anticipo del Cielo, una incoación destinada a crecer día a día. No soportamos los cristianos una doble vida: mantenemos una unidad de vida, sencilla y fuerte en la que se funden y compenetran todas nuestras acciones.

Cristo nos espera. Vivamos ya como ciudadanos del cielo, siendo plenamente ciudadanos de la tierra, en medio de dificultades, de injusticias, de incomprensiones, pero también en medio de la alegría y de la serenidad que da el saberse hijo amado de Dios. Es Cristo que pasa, 126.

El tiempo es nuestro tesoro, el “dinero” para comprar la eternidad. Surco, 882.


¿Por qué rezar por los difuntos? Explicaciones del Catecismo de la Iglesia Católica

En la Iglesia Católica el mes de noviembre, está iluminado de modo particular por el misterio de la comunión de los santos que se refiere a la unión y la ayuda mutua que podemos prestarnos los cristianos: quienes aún estamos en la tierra, los que ya seguros del cielo se purifican antes de presentarse ante Dios de los vestigios de pecado en el purgatorio y quienes interceden por nosotros delante de la Trinidad Santísima donde gozan ya para siempre. El cielo es el fin último y la realización de las aspiraciones más profundas del hombre, el estado supremo y definitivo de dicha (Catecismo de la Iglesia Católica, 1024).

“Hasta que el Señor venga en su esplendor con todos sus ángeles y, destruida la muerte, tenga sometido todo, sus discípulos, unos peregrinan en la tierra; otros, ya difuntos, se purifican; mientras otros están glorificados, contemplando 'claramente a Dios mismo, uno y trino, tal cual es'”.

Todos, sin embargo, aunque en grado y modo diversos, participamos en el mismo amor a Dios y al prójimo y cantamos en mismo himno de alabanza a nuestro Dios. (Catecismo, punto 954).

La Iglesia peregrina, perfectamente consciente de esta comunión de todo el Cuerpo místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció por ellos oraciones 'pues es una idea santa y provechosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados' (Catecismo, punto 958).

Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo (Catecismo, punto 1030).

La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados (Catecismo, punto 1031).

Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico, para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos.

San Josemaría, en Surco

“El purgatorio es una misericordia de Dios, para limpiar los defectos de los que desean identificarse con El” (Punto 889).

“¡Qué contento se debe morir, cuando se han vivido heroicamente todos los minutos de la vida! Te lo puedo asegurar porque he presenciado la alegría de quienes, con serena impaciencia, durante muchos años, se han preparado para ese encuentro” (Punto 893).

 

 

Como en una película: «Vivir de fe»

En la multiplicación de los panes y los peces, Jesús invita a los apóstoles a no vivir según sus propios cálculos humanos, sino confiando en el don divino.

03/11/2022

La noticia de la muerte de Juan el Bautista había afectado hondamente al Señor. Él había venido a liberarnos del pecado, que había marcado profundamente la naturaleza humana que él quiso hacer propia. Pero precisamente porque, excepto en el pecado, asumió esa naturaleza hasta sus últimas consecuencias, no le dejó indiferente esta nueva experiencia de la maldad que cabe en el corazón humano. Experimentó el impulso de retirarse a un lugar tranquilo, donde pudiera rezar y meditar con paz (cfr. Mt 14,13).

Sin embargo, «al desembarcar vio una gran muchedumbre y se llenó de compasión por ella» (Mt 14,15). Pasó el resto de la jornada ocupándose de aquellas gentes, de sus almas y de sus cuerpos: les enseñó muchas cosas y curó a los enfermos. El Señor no provocó esa situación, su intención era simplemente meditar y descansar. Pero su corazón sacerdotal no dejó escapar una oportunidad inesperada de atender a los demás.

Desproporción

La gente llevaba varias horas escuchando las enseñanzas del Maestro. Entre los discípulos comenzaba a correr una sensación de inquietud: ¿qué sucedería cuando esta multitud se diera cuenta de que no tenía tiempo de alcanzar un lugar en donde proveerse de alimentos? Quizá el entusiasmo de ahora se transformaría en desánimo o incluso en enfado. Por eso, se acercaron discretamente a Jesús y le advirtieron: «Este es un lugar apartado y ya ha pasado la hora; despide a la gente para que vayan a las aldeas a comprarse alimentos» (Mt 14, 15). La actitud de los apóstoles está llena de sentido común: «Estas personas tienen una necesidad y hay que darles la oportunidad de satisfacerla antes de que sea demasiado tarde». Pero seguramente no se esperaban la respuesta del Señor: «No hace falta que se vayan, dadles vosotros de comer» (Mt 14,16). O lo que es lo mismo: «Su problema también es vuestro problema, afrontadlo vosotros».

Los apóstoles no habían acudido a Jesús huyendo de su responsabilidad. No estaban intentando quitarse de encima una dificultad. Era, sencillamente, una tarea que les superaba de tal manera que ni se les había pasado por la cabeza que tuviera que ver con ellos. Por supuesto, se compadecían de aquellas gentes, pero ¿qué más podían hacer? Por eso, las palabras del Señor les dejarían desconcertados: «¿Nosotros? ¿Les tenemos que dar de comer nosotros? ¡Pero si incluso el jornal de doscientos días de trabajo resultaría una cantidad de pan irrisoria para tal multitud!».

El Maestro, sin embargo, no cedió. Quiso que cargasen este problema sobre sus hombros:

–¿Cuántos panes tenéis? Id a verlo.

Los apóstoles reconocieron la insuficiencia de sus medios:

–Tenemos cinco y dos peces.

–Traédmelos aquí.

Quizá los apóstoles se acordarían de esta conversación años más tarde, cuando se encontraban inmersos en la tarea de evangelización. También esa tarea sobrepasaba sus cualidades humanas. Pero del Señor habían aprendido a no dejarse vencer por la falta de medios: si solo tenían cinco panes y dos peces, con esto tendrían que afrontar el reto. Lo único que quiere Jesús es que dejemos a sus pies lo que tenemos, lo que podemos hacer, sin dejarnos abrumar por lo que no tenemos, por lo que supera nuestra capacidad.

«Jesús tomó los cinco panes y los dos peces, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los dio a los discípulos y los discípulos a la gente» (Mt 14,19). Alcanzó para todos e incluso sobró tanto que se necesitaron doce cestos para contener los restos. «El milagro no se produce de la nada, sino de la modesta aportación de un muchacho sencillo que comparte lo que tenía consigo. Jesús no nos pide lo que no tenemos, sino que nos hace ver que si cada uno ofrece lo poco que tiene, puede realizarse un milagro: Dios es capaz de multiplicar nuestro pequeño gesto de amor y hacernos partícipes de su don»[1].

Superar el vértigo

No es fácil hacerse cargo de cómo se produjo el milagro. Probablemente nos resulta chocante pensar que el montón de panes y peces aumentase repentinamente y lo que era poco se hiciera sobreabundante, ante la admiración de todos. Otra posibilidad, menos espectacular, ayuda a percibir con mayor claridad una enseñanza que probablemente Cristo quería transmitir.

Pudo suceder que el Señor entregase a varios de los apóstoles una parte de los trozos de pan para que los repartieran entre la muchedumbre. Es fácil imaginarlos –quizá llenos de vergüenza– empezando a dar a las personas cercanas unos pedacitos minúsculos de pan y de pez con la intención de que alcanzase para el mayor número posible de personas. Es posible que el Señor tuviera que animar a alguno a ser magnánimo y dar a cada uno todo lo que necesitase.

Comenzaron, pues, a distribuir con generosidad aquellos panes y poco a poco se fueron dando cuenta del prodigio. En su cesta nunca aumentó considerablemente la cantidad de pan; siempre fue escaso y siempre daba la impresión de que alcanzaría para pocos más. Pero llegó para todos e incluso sobró. También el maná era imposible de acumular (cfr. Ex 16, 17-20): Dios quería que quienes recibían aquel alimento no perdiesen la conciencia de que era un don divino y se abandonasen en él, en lugar de buscar una seguridad meramente humana. Por eso quizá el Señor quiso que los apóstoles tuvieran una experiencia similar. «Jesús manifiesta su poder, pero no de forma espectacular, sino como señal de la caridad, de la generosidad de Dios Padre hacia sus hijos cansados y necesitados»[2].

Para aquellos de los presentes que fueron conscientes de lo sucedido, fue un motivo de sorpresa y de admiración. Para los apóstoles fue una clara lección de fe. Unos meses después, el Señor les iba a pedir que echaran sobre sus hombros la tarea de anunciar la buena nueva a millones de almas: «Id al mundo entero y predicad el evangelio a toda criatura» (Mc 16, 15). Sin duda, iban a sentir que claramente les superaba: ¿quiénes eran ellos? ¿Qué podían hacer? ¿No sería más razonable proponerse metas que estuvieran a su alcance? Podrían entonces traer a su memoria lo que habían vivido. Podrían recordar que el Señor les pidió que hiciesen un recuento de sus medios; para él era lo mismo dar de comer a aquella multitud con cinco panes que hacerlo sin ningún pan, pero quiso enseñarles a poner todo de su parte. Podrían meditar que Jesús no permitió que la escasez de medios rebajase el objetivo que les había propuesto; que no se conformó con prestar una ayuda simbólica, que no resolviese el problema. Podrían recordar también que sus medios fueron siempre escasos... pero terminaron siendo suficientes. En definitiva, habrían aprendido que a la hora de difundir el Evangelio lo determinante no debían ser sus condiciones –que de todos modos debían examinar– sino las necesidades de las almas.

Los apóstoles se sintieron interpelados por la sed que Dios tiene de almas en todos los ambientes y ocupaciones. No dilataron el inicio de esta tarea hasta que dispusieran de todos los panes necesarios. Seguramente sintieron fuertemente la desproporción entre sus capacidades y lo que pensaron que el Señor les pedía. También nosotros podemos sentir un cierto vértigo, una sensación de impotencia o de inseguridad que no hemos de entender como una prueba de que nos falta fe. Al contrario, es quizá una demostración de que el amor de Dios nos impulsa más allá de lo que podemos imaginar. Como a los apóstoles, el Señor nos empuja más allá de nuestros pobres cálculos.

La fe con la que el Señor espera que actuemos, no consiste, pues, en la seguridad de que nuestras cualidades se multiplicarán. Consiste más bien en poner nuestros cinco panes al servicio de Dios, en actuar como si esos panes fueran suficientes, incluso si mientras lo hacemos seguimos sintiendo nuestra limitación. La vida de fe no se demuestra en los sentimientos, sino en las obras, también cuando aquellos parecen contradecir esas certezas fundamentales en las que se apoya todo nuestro actuar. «El optimismo cristiano no es un optimismo dulzón, ni tampoco una confianza humana en que todo saldrá bien. Es un optimismo que hunde sus raíces en la conciencia de la libertad y en la seguridad del poder de la gracia; un optimismo que lleva a exigirnos a nosotros mismos, a esforzarnos por corresponder en cada instante a las llamadas de Dios»[3].

La fe del cristiano no es la ingenuidad de quien no se hace cargo de las dificultades y confía, por eso, en que todo saldrá bien. La fe genera un optimismo «que hunde sus raíces en la conciencia de la libertad», es decir, que se sostiene y se alimenta de la conciencia de que las cosas pueden ir mal y de hecho a veces irán mal, porque la libertad humana –la nuestra y la de los demás– no siempre querrá lo que Dios quiera. Es por eso «un optimismo que lleva (...) a esforzarnos por corresponder en cada instante a las llamadas de Dios», aun sabiendo que ni siquiera así tendremos certeza de que todo será favorable.

La fe no consiste en un sentimiento de confianza en la buena marcha de las cosas. Es más bien la seguridad de que, vayan como vayan, Dios está a mi lado y se servirá de ellas en mi favor, en favor de quienes me rodean y de la Iglesia entera. Dicho de otro modo: Dios no espera de mí que todo me salga bien, ni tampoco yo espero de Dios que si hago lo que debo todo evolucionará favorablemente. Dios espera que yo confíe en que Él nunca me abandona y por eso desea que yo ponga lo que está de mi parte para que las cosas vayan bien. Y yo tengo la certeza de que, haciendo lo que él quiere, estoy logrando el objetivo que realmente importa en mi vida, aunque aquello no siempre produzca un estado de cosas positivo. Habrá cosas que irán mal, pero seguiré el consejo de san Pablo: «No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien» (Rm 12, 21) y, por eso, a pesar de todo, el bien estará venciendo: omnia in bonum!

El Señor ha encomendado una gran misión a la Iglesia y a cada cristiano. Es lógico que sintamos que excede nuestras capacidades e incluso que, al pensar en ella, en ocasiones nos sintamos abrumados. Esta escena nos hará de nuevo conscientes de que el Señor espera que –como los apóstoles– nos impliquemos en la misión apostólica con todas nuestras capacidades. Y espera también que comencemos a hacer lo que podamos sin dejarnos dominar por la preocupación de si conseguiremos culminar la labor. La escasez de nuestros panes y peces no ha de impedir que hagamos lo que en cada momento esté en nuestras manos: Dios proveerá a lo que venga después. Así, aunque no nos sintamos seguros, estaremos de hecho viviendo de fe".


[1] Benedicto XVI, Ángelus, 29-VII-2012.

[2] Francisco, Ángelus, 2-VIII-2020.

[3] San Josemaría, Forja, n. 659.

 

 

Retiro de noviembre #DesdeCasa (2022)

Esta guía es una ayuda para hacer por tu cuenta el retiro mensual, allí dónde te encuentres, especialmente en caso de dificultad de asistir en el oratorio o iglesia donde habitualmente nos reunimos para orar.

Retiro mensual | Opus Dei

02/11/2022

∙ Descarga el retiro mensual #DesdeCasa (PDF)
1. Introducción. Invitados a participar en el Reino de Dios.
2. Meditación I. La esperanza del cielo.
3. Meditación II. Jesucristo, Rey del Universo.
4. Charla.
5. Lectura espiritual.
6. Examen de conciencia.

Retiro de noviembre #DesdeCasa (2022) from Opus Dei


Introducción

Invitados a participar en el Reino de Dios

El contenido central del "Evangelio" es que el Reino de Dios está cerca. Se pone un hito en el tiempo, sucede algo nuevo. Y se pide a los hombres una respuesta a este don: conversión y fe. El centro de esta proclamación es el anuncio de la proximidad del Reino de Dios; anuncio que constituye realmente el centro de las palabras y la actividad de Jesús. (...) Hablando del Reino de Dios, Jesús anuncia simplemente a Dios, es decir, al Dios vivo, que es capaz de actuar en el mundo y en la historia de un modo concreto, y precisamente ahora lo está haciendo. Nos dice: Dios existe. Y además: Dios es realmente Dios, es decir, tiene en sus manos los hilos del mundo.

En este sentido, el mensaje de Jesús resulta muy sencillo. (...) Él nos dice: Dios actúa ahora; ésta es la hora en que Dios, de una manera que supera cualquier modalidad precedente, se manifiesta en la historia como su verdadero Señor, como el Dios vivo. En este sentido, la traducción "Reino de Dios" es inadecuada, sería mejor hablar del "ser soberano de Dios" o del reinado de Dios.

El mensaje de Jesús acerca del reino recoge afirmaciones que expresan la escasa importancia de este reino en la historia: es como un grano de mostaza, la más pequeña de todas las semillas. Es como la levadura, una parte muy pequeña en comparación con toda la masa, pero determinante para el resultado final. (...) El tema del "Reino de Dios" impregna toda la predicación de Jesús. Por eso sólo podemos entenderlo desde la totalidad de su mensaje. Dios ocupa siempre el centro de su predicación; pero precisamente porque el mismo Jesús es Dios, el Hijo, toda su predicación es un anuncio de su misterio, es cristología; es decir, es un discurso sobre la presencia de Dios en su obrar y en su ser.

Joseph Ratzinger - Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, Cap. 3: "El evangelio del Reino de Dios".

Primera meditación

Opción 1. Meditación: La esperanza del Cielo. 

Opción 2: Benedicto XVI. La verdadera fisonomía de la esperanza cristiana. (Encíclica Spe salvi, números 24-29).

Segunda meditación

Opción 1. Meditación: Jesucristo, Rey del universo. 

Opción 2. San Josemaría, Homilía Cristo Rey (Audio y texto)

Charla: El servicio en los diversos ámbitos de la vida social. Texto extraído del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia.

Lectura:

Opción 1. Conferencia Episcopal Española. Nota a favor de la dignidad e igualdad de toda vida humana.

Opción 2. ¿Cómo es el Cielo? Rezar con textos de san Josemaría.

Examen de conciencia

Acto de presencia de Dios

1. «Los elegidos verán el rostro de Dios y llevarán su nombre sobre la frente» (Ap 22, 4). ¿Busco a Cristo en el sagrario y al hacer oración? ¿Descubro su rostro al servir a los demás o al atender a los enfermos?

2. «¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde el alma? ¿Qué aprovecha al hombre todo lo que puebla la tierra, todas las ambiciones de la inteligencia y de la voluntad? ¿Qué vale esto, si todo se acaba, si todo se hunde, si son bambalinas de teatro todas las riquezas de este mundo terreno; si después es la eternidad para siempre, para siempre, para siempre?» (Amigos de Dios, n. 200).

3. «El mismo Dios estará con ellos y enjugará las lágrimas de sus ojos y la muerte no existirá más, ni habrá duelo ni gritos ni trabajo, porque todo esto es ya pasado» (Ap 21, 3-4). ¿Cómo me consuela y me alienta la consideración del amor de Dios en el cielo?

4. ¿Me ilusiona saber que Dios cuenta conmigo para ayudar a muchos a ir al cielo? ¿Soy consciente de que mi cónyuge y mi familia son parte de mi senda hacia Dios?

5. «Jesús desea reinar, antes que nada, en el corazón, en tu corazón» (Es Cristo que pasa, n. 31). ¿Cómo dejo que Cristo viva y reine en mí? ¿Le pido que reine en mi familia?

6. ¿Deseo contribuir con mi trabajo y apostolado a «recapitular en Cristo todas las cosas» (Ef 1,10)? ¿Me intereso por lo que sucede en la sociedad y cumplo con mis deberes ciudadanos? ¿Cómo podría servir mejor para que el amor de Dios se haga presente en mi entorno?

7. ¿Amo apasionadamente la libertad de los demás en todo lo opinable, sin provocar enfrentamientos ni tensiones innecesarias? ¿Cómo valoro la riqueza que supone convivir con personas distintas y lo mucho que puedo aprender de ellas?

Acto de contrición

 

 

Belleza de la Liturgia (17). Para ser transformados

Escrito por José Martínez Colín.

La gente mayor admira a gente de poder o dinero. No obstante, no se podrá imitar a alguien mejor que a Jesucristo.

1) Para saber

Es común que algunos niños quieran tener el disfraz de uno de sus superhéroes. Se les ve vestidos como Spiderman, el Hombre Araña, Batman, u otro. Suelen admirar su fuerza o destreza. La gente mayor admira a gente de poder o dinero. No obstante, no se podrá imitar a alguien mejor que a Jesucristo. San Pablo nos invita a tener los mismos sentimientos de Cristo, y él mismo ha visto una transformación en sí: “con Cristo estoy crucificado; y vivo, pero no yo, sino que es Cristo el que vive en mí” (Gal 2,20). Por ello la Iglesia nos invita a una identificación profunda con Cristo. El papa Francisco señala que a través de la Liturgia se logra esta identificación. Pues formarnos en el sentido de la Liturgia, no “consiste en una asimilación mental de una idea, sino en una real implicación existencial con su persona”. A través de la celebración litúrgica el Espíritu Santo actúa en nosotros “hasta que Cristo se forme en nosotros” (cfr. Gál 4,19).

Es muy profunda esta identificación con Cristo, pues no se limita a parecerse o hacer cosas semejantes, sino que de modo espiritual y misterioso, Cristo está y actúa en nosotros. Se trata, dice el Papa, de llegar a ser Cristo. Esta transformación en Cristo va más allá de nuestras fuerzas y posibilidades, por ello se hace necesaria e imprescindible la acción del Espíritu Santo, quien obra en cada celebración litúrgica (Cfr. Desiderio desideravi, n. 41).

2) Para pensar

A san Benito José Labre se le conocía como el “santo mendigo”, pues renunció a todo y vivió pidiendo limosna. Creció en santidad al dedicarse a Dios y a los demás. Lo que recogía de limosna lo daba a otros pobres. Al morir con fama de santidad quisieron una imagen suya pero no disponían de ninguna. Entonces alguien recordó que un artista, André Bley, lo había escogido de modelo para representar a Cristo, pues le había sorprendido que su rostro traslucía una intensa espiritualidad. De alguna manera, pensó, ese hombre es otro Cristo no solo en su obrar, sino incluso físicamente. Y con el rostro de Cristo, encontraron la del santo.

La identificación con Cristo la lleva a cabo el Espíritu Santo en nuestra alma. Ciertamente es una meta muy alta lograr actuar como Jesús, pensar como Jesús, curar como Jesús, dar esperanza y alegría a los corazones, como Él lo hizo. Pero es una meta por la que vale la pena vivir.

3) Para vivir

“Para tender a la perfección, hay que revestirse del Espíritu de Cristo” decía san Vicente de Paul. Así como en la Santa Misa el Espíritu Santo actúa para transformar el pan en el Cuerpo de Cristo, así el Espíritu Santo actúa en cada bautismo para transformar a la creatura en parte del Cuerpo Místico de Cristo, y ya es parte de la Iglesia, es Iglesia. Una unidad que ha de hacerse cada vez mayor llegando a su plenitud en la Vida eterna.

En cada Sacramento el Espíritu Santo va llevando su obra de santificar a la persona. Con ello vislumbramos lo esencial que es acudir a los Sacramentos para recibir del Espíritu Santo la gracia que nos va santificando y conformando con Cristo. Se comprende así lo escrito por San León Magno: «Nuestra participación en el Cuerpo y la Sangre de Cristo no tiende a otra cosa sino a convertirnos en lo que comemos».

 

A mi manera

Escrito por La hija de Cortés.

los errores más nocivos de Lutero han sido ampliamente difundidos a través de múltiples revoluciones y movimientos que han ido infiltrando nuestras más importantes instituciones.

En el podcast pasado analizamos como, la soberbia y rebeldía de un solo fraile, rompió y ensangrentó la cristiandad. Desde entonces, los errores más nocivos de Lutero han sido ampliamente difundidos a través de múltiples revoluciones y movimientos que han ido infiltrando nuestras más importantes instituciones. En diferentes países y fechas, dichas revoluciones, han tenido como objetivo principal, la destrucción de la Santa Iglesia Católica y Apostólica, tan odiada por Lutero.

El sociólogo belga Léo Moulin describe la astucia de los enemigos de la iglesia de la siguiente manera: "la obra maestra de la propaganda anticristiana es haber logrado crear en los católicos, una mala conciencia, infundiéndoles la inquietud, cuando no la vergüenza, por su propia historia. A fuerza de insistir, desde la Reforma hasta nuestros días, han conseguido convenceros de que sois los responsables de todos o casi todos los males del mundo. Os han paralizado en la autocrítica masoquista para neutralizar la crítica de lo que ha ocupado vuestro lugar... habéis permitido que todos os pasaran cuentas, a menudo falseadas, sin discutir. No ha habido problema, error o sufrimiento histórico que no se os haya imputado. Y vosotros, casi siempre ignorantes de vuestro pasado, habéis acabado por creerlo, hasta el punto de respaldarlos". Y es que nuestra ignorancia, complementada con nuestra indiferencia y aunada a nuestro empeño por adaptarnos al espíritu de los tiempos a través de la búsqueda de la novedad; ha causado entre nosotros un gran complejo de culpa que, bien azuzado por los hijos de las tinieblas, nos ha llevado al repudio de nuestro pasado y de ahí a la auto demolición, que en 1974 lamentara públicamente el Papa Pablo VI.

Y es que la vana ilusión de hacer que la doctrina y el culto de la Iglesia fuesen más atractivos, tanto para los protestantes como para el mundo moderno en general, nos llevó a suprimir mucho de la tradición heredada, dejando en su lugar un vacío que ha sido artificialmente llenado por nuevas expresiones, carentes del profundo sentido espiritual de los elementos de antaño. Además, dispuestos a establecer un “diálogo con el mundo”, encerramos bajo llave las enseñanzas que éste más odia, pasando rápidamente, de no combatir los errores del liberalismo, a abrazar muchos de esos errores, lo que ha resultado en; la pérdida de un número considerable de fieles, el aumento de divisiones entre nosotros y el que la mayoría de los católicos viva prácticamente como si fuesen protestantes, creando cada uno su propia “secta” al interior de la iglesia, eligiendo, como si de un menú se tratara, que dogma creer y que enseñanza del magisterio seguir.

Debido a la preminencia que, actualmente, se le da al juicio individual, la cuestión moral es considerada como un proceso dinámico en el cual, las intenciones, sentimientos y circunstancias son capaces de “transformar” un acto intrínsecamente malo, en un acto, al menos justificable, del que podemos sacar “bienes”. Por ello, vemos crecer la indulgencia ante los pecados mientras se justifican llamando bien al mal. Desafortunadamente, hasta en las homilías (con la justificación de no molestar a los fieles y provocar que no vuelvan) se evita explícitamente hablar de los pecados mortales más aceptados entre los católicos tales como: el adulterio (divorciados vueltos a casar) la anticoncepción y las relaciones prematrimoniales, entre otros. Rara vez se menciona la obligación de los fieles de asistir a misa todos los domingos y fiestas de guardar y menos aún, de la necesidad de estar en gracia para recibir la Sagrada Eucaristía. Mientras tanto, se habla apasionadamente de las causas sociales y ecológicas, promoviendo la amabilidad y un afecto por el prójimo puramente superficial, tratando artificialmente de compensar nuestra falta de caridad, virtud que, al estar siempre unida a la Verdad, hemos dejado de practicar.

Si actualmente pensamos que, entre los católicos y los protestantes, las similitudes son mayores que las diferencias, no es porque los protestantes se estén acercando a la sana doctrina, sino porque el liberalismo (hijo de los múltiples errores de Lutero) se ha paseado por décadas por nuestras instituciones esparciendo sus yerros. Esto es manifiesto, ya que de acuerdo con una encuesta realizada en el 2017 en Europa Occidental, por el Centro de Investigaciones Pew, muchas de las controversias teológicas que surgieron a raíz de la Reforma protestante y que antaño se consideraban insalvables, son ahora nimiedades a los ojos de muchos católicos. No en balde muchos dogmas y enseñanzas morales de la iglesia son rechazados hoy en día por la mayoría de los católicos que siguen los pasos no sólo de los protestantes, sino de las ramas más progresistas de los mismos.

De defender firmemente el dogma: “extra Ecclesiam nulla salus” (fuera de la iglesia no hay salvación) pasamos al error luterano; Cristo sí, iglesia no y de ahí, a todos los caminos llevan al cielo, pues, parafraseando a Voltaire; creemos que todo hombre es libre para ir al Cielo por el camino que más le acomoda. Al grado de escuchar, hasta de la boca de obispos y medios conservadores, que el catolicismo es “el camino privilegiado”, mas no el único, para alcanzar la gloria eterna. Hemos olvidado que Cristo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por Mí” (Juan14:6) Y que, como nos recuerda San Cipriano, uno de los grandes doctores de la iglesia: “No puede tener a Dios como Padre quien no tiene a la Iglesia como madre”.

Sin embargo, no podemos perder la esperanza. El modernismo, al ser la suma de todas las herejías, como lo definiera Pio X, solo ha producido fealdad, desorden, soledad, incertidumbre y desesperanza. El hombre tiene sed de la belleza, la verdad y del bien; en otras palabras de Dios. Por ello, son cada vez más quienes están buscando el camino de regreso a las fuentes profundas y claras de la tradición.

Parafraseando a Carlos V: los errores del liberalismo han pervertido nuestra fe, diluido nuestras enseñanzas, deformado el dogma y vulgarizado el culto. Ante esto, debemos estar dispuestos a emplear todos los medios a nuestro alcance; nuestros amigos, nuestro cuerpo, nuestra alma, nuestra sangre, nuestra vida y nuestra alma; porque sería gran vergüenza a mí y a vosotros, que nos preciamos de seguir a Cristo, defender y proteger la Fe Católica, que en nuestros tiempos la herejía del liberalismo siga expandiéndose, por nuestra negligencia, en nuestras mismas filas, para disminución de la Religión Cristiana con gran daño a nuestros hijos. Yo os digo, que me arrepiento de haber tardado tanto de proceder contra la falsa doctrina, habiendo así faltado a la caridad de todos aquellos hermanos, por el bautismo, que están en el error. Estoy dispuesta a luchar por instaurar todo en Cristo. Y requiero que vosotros os declaréis en este hecho como buenos cristianos; y que estéis decididos a obrar, cada uno desde vuestra trinchera y en la medida de vuestras posibilidades, como hijos de Dios que sois, por el bautismo.

“Exurge Domine et judica causam tuam”. “Levántate Señor y defiende tu causa”. (León X)

 

¿Hacemos lo que tenemos que hacer?

 

Escrito por Juan Luis Selma

Publicado: 02 Octubre 2022

Los grandes temas, como la educación moral y ética, parece que no nos importan

Esta semana hemos presenciado cómo desde un ministerio se anima a los niños y niñas a conocer todo lo que pueden hacer con su cuerpo y amar y tener relaciones sexuales con quien quieran; el único límite es que lo hagan libremente. Sin entrar en detalles, me llama la atención el silencio de padres y educadores. Hay un revuelo político, pero no social. Queremos mucho a nuestros hijos, pero dejamos su formación en manos de quien no dejaríamos entrar en nuestras casas. ¿Hay alguna explicación para esto?

Si se hubiera propuesto dejar a la libre elección el estudio de idiomas o matemáticas se habría levantado un gran torbellino; pero los grandes temas, como la educación moral y ética, parece que no nos importan. Estamos dormidos. El título de película que nos puede definir, con perdón, es El silencio de los corderos. En la Cumbre sobre la transformación de la Educación de la ONU, de hace escasos días, se pide que se “enseñe valores modernos y elimine cualquier influencia de los padres y las culturas tradicionales en la formación de los niños”.

También que hay que comenzar a los dos años a enseñar que hay varios géneros: “Tenemos que empezar muy pronto, desde una edad temprana, el género es una construcción social, ¿verdad? se aprende… Es muy importante invertir en los primeros años y garantizar que la educación transformadora de género empiece lo antes posible”. Esto parece que nos da igual, calladitos todos. Lo del ellos, ellas y elles nos parece simpático.

Llevamos mucho tiempo dejando en manos ajenas los grandes temas: la educación, la familia, la moral, la vida, nuestra historia y las raíces de nuestra civilización. Todo esto es lo que construye nuestra identidad, lo que da sentido a nuestra vida y sociedad. Sin identidad, sin saber lo que somos ni para qué estamos aquí, la vida pierde su sentido y así van creciendo los suicidios y enfermedades psíquicas.

“Conserva el buen depósito mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros”, nos dice san Pablo. Ahora que estamos escasos de lluvia vemos necesario almacenar, guardar en depósitos, toda la que el cielo nos da, no desperdiciar ni una gota. También el hombre va creciendo en sabiduría, va trasmitiendo sus logros a sus hijos y estos a los suyos. Poco a poco vamos construyendo nuestra identidad, las costumbres, tradiciones, descubrimientos nos enriquecen. Los avances no pueden ser destructivos, si nos quedamos sin cimientos −deconstruimos− el edificio se viene abajo.

Todavía resuenan las impresionantes palabras de san Juan Pablo II en su primer viaje a España en Santiago: “Yo, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal, desde Santiago, te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: Vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes”. Palabras proféticas no debidamente escuchadas. Ahora tenemos la obligación de recordar quiénes somos, de reencontrarnos y volver a nuestras gloriosas raíces. No podemos avergonzarnos de nuestra fe, de las costumbres cristianas, pues son las que nos engrandecen. Hay que devolver al mundo su auténtica modernidad, la de Cristo que hace nuevas todas las cosas.

En el Evangelio leemos la petición de los apóstoles a Jesús: “Auméntanos la fe”. Una estupenda oración que podemos repetir muchas veces: “Señor, auméntame la fe”. Ayúdame a fiarme de ti, a vivir lo que creo. Puntualizando, pues la fe es concreta, precisa, vamos a transmitir el auténtico sentido que tiene la sexualidad. Para los casados no teniendo ojos nada más que para el esposo-esposa, entregando no solo el cuerpo, sino uno mismo con todas sus consecuencias, sin miedo al don precioso de traer nuevas vidas al mundo; de querer en la salud y en la enfermedad, en la juventud y en la ancianidad. En los novios, sin miedo a usar esta palabra, respetando y esperando, descubriendo la grandeza de la espera que llena de ilusión, que nos anima a la conquista. ¡Qué pena dan esos amores ya marchitos y sin ilusión en sus comienzos!

Participando activamente, en primera línea en la educación de los hijos. Implicándose en la marcha de los colegios estudiando los programas, hablando con los profesores, participando en las AMPAS. Dedicando tiempo a escucharlos y orientándoles sobre todo con el buen ejemplo. También podemos preguntarnos a quién votamos. Si creemos en Dios, no podemos votar como ateos. Hay mucho en juego y no debemos quedarnos dormidos en los laureles. En esta guerra no estamos solos ya que tenemos la gracia de Dios y la luz de la fe y, además, son muchos los dormidos que están esperando quien les despierte. Nos recuerda el Evangelio: “Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a esta morera: arráncate y plántate en el mar, y os obedecería”.

Juan Luis Selma

 

 

Niños mimados, adultos débiles: llega la 'generación blandita'

 

Escrito por Berta G. de Vega

Publicado: 22 Octubre 2022

 

¿Mimamos demasiado a los pequeños? Una nueva ola de expertos aboga por endurecer su carácter.

Suma escolar: padres que llevan la mochila al niño hasta la puerta del colegio + padres que piden que no se premie a los mejores de la clase porque los demás pueden traumatizarse + padres que le hacen los deberes a los niños que previamente han consultado en los grupos de WhatsApp = niños blanditos, hiperprotegidos y poco resolutivos.

Cuenta Eva Millet, la autora de Hiperpaternidad (Ed. Plataforma), que ya hay niños que, al caerse, no se levantan: esperan esa mano siempre atenta que tirará de ellos. En ciertos colegios han empezado a tomar nota. Y, en algunos países, el carácter ya forma parte del debate sobre la Educación.

Esto no es la nueva pedagogía. Gregorio Luri, filósofo y autor del libro Mejor Educados (Ed. Ariel), suele recordar que la educación del carácter es tan tradicional en ciertos colegios británicos como para que haya llegado a nuestros días una frase atribuida al Duque de Welington: «La batalla de Waterloo se empezó a ganar en los campos de deporte de Eton». En los campos de Waterloo o en las canchas del mítico colegio inglés, cuna del establishment, ningún niño esperaba que le levantaran si podía solo.

En España, se habla de «educación en valores», pero puede que no sea lo mismo. El carácter se entiende como echarle valor, coraje, actuar en consecuencia cuando se sabe lo que está bien o está mal, no limitarse a indignarse. Como dice Luri, «ahora mismo en España les fomentamos la náusea en lugar del apetito». En su opinión, los niños de ahora saben cuándo se tienen que sentir mal ante determinadas conductas, pero educar el carácter es animarles a dar un paso, a ser ejemplo, a que sus valores pasen a la acción. Si están acosando a un niño, no callarse y protegerle. Decir no a la presión del grupo.

El carácter ha vuelto cuando se ha sido consciente de que podríamos estar criando a una oleada de niños demasiado blanditos. Con padres que se presentan a las revisiones de exámenes de sus hijos, que abuchean a los árbitros en los partidos y que han hecho el vacío a niños que no invitaban a sus retoños a los cumpleaños. «Yo he tenido a un chaval de 19 años que se me ha echado a llorar porque le suspendí un examen», cuenta Elvira Roca, profesora de instituto. «Le dije que no me diera el espectáculo. Vino su madre a verme y me dijo que había humillado a su hijo. Le tuve que decir que estaba siendo ella quien le humillaba a él».

Como en el rugby

Nicky Morgan era ministra británica de Educación con David Cameron e hizo bandera de la educación del carácter. «Para mí, los rasgos del carácter son esas cualidades que nos engrandecen como personas: la resistencia, la habilidad para trabajar con otros, enseñar humildad mientras se disfruta del éxito y capacidad de recuperación en el fracaso», decía en su cruzada por extender ese tipo de educación, muy vinculada al rugby. Suena familiar. Suena a Si, el poema de Rudyard Kipling y su verso sobre la victoria y el fracaso, esos dos impostores a los que hay que tratar de igual forma, que figura en la entrada de la cancha principal de Wimbledon.

"Cuando una familia quiere que sus hijos no pasen las dificultades que pasaron ellos, la sociedad se vuelve más cómoda"

Alfonso Aguiló escribió Educar el carácter (Ed. Palabra) hace 25 años. No ha parado de reeditarse y traducirse desde entonces: «Tener buen carácter no significa estar todos cortados por el mismo patrón. Pero estoy seguro que casi todos nos pondríamos de acuerdo en que ser honrado, trabajador, generoso, justo, leal, empático, valiente, austero, recio y organizado son buenas cualidades». ¿Cómo se educa el carácter? No desde la teoría, desde luego. «La educación en valores es algo abstracto. Las virtudes son los valores integrados en la persona», explica.

Este veterano profesor confirma que tenemos ahora a generaciones de niños blanditos y no se escandaliza: «Son ciclos normales del desarrollo de una sociedad. Cuando una familia quiere que sus hijos no pasen las dificultades por las que sí pasaron ellos la sociedad se vuelve más cómoda, blanda, menos esforzada. Pasa también con los países». Según Aguiló, la educación del carácter no tiene que ver con el dinero y sí con el capital cultural de las familias, con el modo de transmitir cómo afrontar la vida: «He conocido a madres que limpiaban escaleras para que sus hijos llevaran unas zapatillas de marca y a gente de dinero que también los mimaba mucho».

En EEUU, la cadena de colegios KIPP, con tasas de éxito académico inéditas en las zonas donde se instalan, insisten en la educación del carácter como indispensable: «Trabaja duro. Sé amable», han resumido en los carteles enormes que decoran sus centros. En ese país, Angela Duckworth se ha convertido en la gurú del estudio de la personalidad. Tiene un laboratorio donde analiza qué rasgos hacen que los niños tengan éxito de mayores. Está tan ocupada que no da entrevistas, dice su equipo. Siempre cuenta que, pese a las buenas notas, su padre le decía que no se creyera especial. «La tendencia a mantener el interés y el esfuerzo para conseguir metas a largo plazo», la fuerza de voluntad, es el rasgo que, según Grit, su reciente best seller sobre el poder de la perseverancia, define a las personas con éxito. Ha trabajado en barrios marginales y ha estado en West Point, la academia militar de EEUU, analizando cómo eran los 1.200 cadetes que pasaban las durísimas pruebas iniciales. Niños a los que no levantaron del suelo cuando podían ellos solos.

Berta G. de Vega

 

 

Transexualidad, Género y Sexo: Reflexión desde la evidencia científica sobre algunos aspectos de la Ley Trans

Por OBSERVATORIO DE BIOETICA UCV|24 octubre, 2022|BIOÉTICA PRESSIdeología de géneroIdeología de Género HomeInformesTransexualidad

La presente, es una reflexión sobre la nueva regulación legal propuesta sobre el fenómeno de la transexualidad, que introduce aspectos en el ámbito legal, social, educativo y moral, que merecen una valoración.

Analizaremos algunos de ellos, que resultan a mi juicio, de especial interés, proponiendo argumentos desde la evidencia científica, que puedan ilustrar el tema con cierta objetividad.

“El sexo asignado al nacimiento”

Ya en el preámbulo se utiliza esta terminología, habitual en el entorno de la ideología de género, que subyace tras el contenido de todo el proyecto. El sexo biológico, al que parece referirse la expresión “asignado al nacer” no es el que se ha otorgado a cada individuo en el momento de su nacimiento, sino el que posee desde el momento de su concepción, esto es, desde que comenzó su andadura como ser humano. Así la identidad sexual determinada cromosómicamente, resultante del sobrecruzamiento cromosómico que se produce tras la fecundación, configura desde los primeros estadios evolutivos del embrión una identidad sexuada, masculina o femenina. Esta identidad biológica, que puede conocerse, de hecho, en fases muy tempranas de la gestación determinando el cariotipo de las células del embrión, permanece inalterada durante la vida del individuo. Por cierto, no solo los cromosomas X e Y son los implicados en la definición del carácter sexuado del individuo, sino que hoy se sabe que otros cromosomas están igualmente implicados en el proceso de diferenciación fenotípica que acompaña al individuo durante toda su vida.

Bases genéticas del dimorfismo sexual

El sexo viene determinado genéticamente en el individuo aún antes de la exposición del embrión a distintos niveles de hormonas, como testosterona o estrógenos.

Concretamente, de los 23 pares de cromosomas de la especie humana, el par XX ó XY determina el sexo. Ello depende del espermatozoide que fecunda el óvulo, que puede aportarun cromosoma X o un Y, que formará el par XX ó XY, junto al cromosoma aportado por la madre, que siempre es el X. Por otro lado, el gen SRY, en la región 1 del brazo corto del cromosoma Y, determina el proceso de masculinización en la séptima semana de gestación y el gen Tfm, situado en el cromosoma X codifica el receptor de las hormonas masculinas. También la región ODF del cromosoma X favorece el desarrollo del ovario e inhibe el del testículo.

En el desarrollo embrionario, la activación de ciertos genes de carácter sexuado lleva al silenciamiento de sus homólogos del otro sexo. Así, el gen H19 se silencia en el cromosoma de origen paterno y el gen Igf2 se silencia en el materno.

Pero aún hay más control genético. No sólo los cromosomas X e Y están implicados en la diferenciación sexual, también el gen que codifica la síntesis de la hormona antimulleriana, por las células de Sertoli del testículo, está en el brazo corto del cromosoma 19 y el gen Gadd45g, que se encuentra en el cromosoma 9, es también determinante en la masculinización, e interacciona con el gen SRY (Johnen, y otros, 2013).

¿Cuándo comienza la diferenciación sexual en el individuo?

Las diferencias sexuales pueden evidenciarse en el embrión temprano y en su fase preimplantatoria, es decir, en los primeros 15 días de vida, donde la influencia hormonal del entorno todavía no se ha manifestado. A partir de las primeras divisiones celulares del cigoto, en la fase preimplantatoria, se observa que los embriones masculinos y femeninos recorren trayectorias distintas. Así, por ejemplo, los niveles de consumo de glucosa son  significativamente diferentes en el varón y la mujer, con velocidades de crecimiento y morfologías también diferentes, aún en una fase tan temprana del desarrollo embrionario (Gardner, Larman, & Thouas, 2010).

Tras el nacimiento, y antes de que el entorno pueda inclinar la balanza hacia uno u otro comportamiento sexual, se constata que hay una predisposición innata para un comportamiento social diferenciado por sexo en humanos. Tal comportamiento es independiente del entorno y la educación recibida. “Los bebés neonatos varones muestran un mayor interés en el móvil físico-mecánico, mientras que los neonatos hembras muestran un mayor interés en el rostro de su madre. Los resultados de esta investigación demuestran claramente que las diferencias sexuales son en parte biológicas en su origen (Connellan, Baron-Cohen, Wheelwright, Batkia, & Ahluwalia, 2000).”

Hormonas y diferenciación sexual

Tanto en el desarrollo embrionario posterior, como tras el nacimiento, los niveles hormonales resultan decisivos en la progresión de la diferenciación sexual ya orientada desde la genética. Las hormonas maternas influirán en esta progresión, pero también las del propio individuo, que, así como los receptores de estas hormonas, se irán configurando según su programa genético. Por ejemplo, el estradiol, que es sintetizado en el hipocampo y en la corteza prefrontal de nuestro cerebro, es un modulador de los procesos cognitivos de aprendizaje y memoria y también del humor, del comportamiento social y de diversos desórdenes psiquiátricos (Luine, 2014). Igualmente, los niveles altos de testosterona reducen la expresión de la enzima DNA metiltransferasa. Esto provoca un descenso de la metilación  del DNA (mecanismo epigenético), permitiendo la expresión de genes relacionados con la masculinización (Nugent, y otros, 2015).

Ambiente y diferenciación sexual

Dicho lo anterior, no puede excluirse una influjo del “entorno molecular”, esto es, hormonas, medicamentos, tóxicos, etc. sobre la progresión de la masculinización o feminización durante la gestación. Pero en ningún caso es una “definición sexual hacia lo masculino o femenino”, sino una interferencia en grado variable en la progresión de la definición ya establecida genéticamente.

Podríamos decir que los distintos grados de expresión genética, junto al entorno bioquímico del feto, pueden marcar grados de intensidad en los procesos de masculinización o feminización, pero no intercambios entre una u otra condición que, como hemos dicho, viene orientada desde el sobrecruzamiento cromosómico.

Por último, la posibilidad de que el genoma pudiera sufrir cambios epigenéticos propiciados por estímulos procedentes del entorno, en tal grado que fueran capaces de modificar el comportamiento sexual, ha sido propuesta como una posible explicación a esta conducta, pero a día de hoy, no existen evidencias científicas que la justifiquen por sí mismas.

Los Desórdenes del Desarrollo Sexual: ¿Existen más de dos sexos?

Recientes investigaciones plantean la posibilidad de considerar la realidad sexuada no como una entidad binaria (masculino y femenino) sino como un espectro en cuyos límites se situarían lo masculino y lo femenino, pero que albergaría todo un gradiente de estados intersexuales, en los que no se daría una identificación nítida con ninguno de los “extremos”, masculino y femenino. (Ainsworth, 2015)

Basan su argumento en la existencia de los llamados Desórdenes del Desarrollo Sexual (conocidos como DSD, siglas en inglés de “disorders of sex development”), consistentes en la manifestación de anomalías en la constitución genotípica y fenotípica que ocasionan que ciertos individuos presenten o bien genitales ambiguos, o bien rasgos virilizantes en mujeres o feminizantes en varones, cuyo origen suelen ser defectos en determinados genes que pueden perturbar tanto la conformación anatómica de los genitales y las características sexuales externas, como la función endocrina y la fertilidad.

A mi juicio la autora extrae conclusiones inconsistentes con la evidencia de los datos que aporta. Considerar que la existencia de anomalías genéticas, algunas conocidas y otras no, responsables de alteraciones en la conformación del sexo masculino y femenino en algunos individuos, justificaría la redefinición de los sexos, añadiendo todo un espectro de variantes o posibilidades que recorrerían el espacio entre lo masculino y lo femenino, supondría elevar la excepción a la categoría de norma.

Las anomalías que la autora recoge y detalla en su artículo como DSD, no dejan de ser anomalías, algo muy distinto a la manifestación fisiológica que, en estado de homeostasis, muestran los individuos de la especie humana, en forma de varones o mujeres.

La frecuencia real de los estados de indefinición sexual (varones con estructuras sexuales femeninas y viceversa) es extremadamente baja, más de 100 veces inferior a la manifestada en este artículo, tal como afirman otros autores (Sax, 2002). Estaríamos hablando de infrecuentes excepciones a la norma marcada por la naturaleza.

El artículo pasa por alto, por otro lado, la realidad de que la conformación sexual masculina y femenina persigue el fin biológico de la procreación; por tanto, confiere la fertilidad a ambos sexos, asegurando la perpetuación de la especie. Sin embargo, los estados “intersexo”, tal como los define la autora, son generalmente estériles, precisamente por tratarse de manifestaciones fenotípicas de errores genéticos que comprometen el normal desarrollo de estructuras anatómicas, procesos bioquímicos, endocrinos o neurológicos.

Por último, se critica acertadamente la intervención prematura en los casos de individuos con malformación de los genitales que les provocan indefinición sexual o conformaciones ambiguas, y que, en muchos casos, son intervenidos tempranamente tras el nacimiento para conformarlos como varones o mujeres, dependiendo de las posibilidades de reconstrucción quirúrgica hacia la morfología masculina o femenina, y pasando por alto la propia percepción del sujeto -que se produce de modo más consolidado no antes de los 13 años- o su constitución genética, que determinará el balance endocrino, neurológico y bioquímico en la madurez sexual.

Las personas que padecen DSD, deben ser tratadas con la prudencia, intensidad y eficacia que requiere su dignidad, pero la existencia de estos trastornos no debe confundirse con la existencia de un “mosaico intersexos”, sino como excepciones a la regla de la sexualidad binaria masculina y femenina, específica de la especie humana.

Transexualidad: ¿Qué implica tratar de revertir el sexo biológico?

De hecho, los intentos de revertir esta condición biológica, a base de terapias hormonales o quirúrgicas, no cambiarán la base genética responsable de los procesos de diferenciación hacia uno u otro sexo.

Por tanto, se parte, a nuestro juicio, de un error de base: el sexo biológico de cada individuo no es el asignado al nacer, sino el resultante de su conformación genética, que se manifestará en su fenotipo.

La diferencia es trascendental: un carácter asignado externamente en función de múltiples condicionantes, puede ser modificado sin más problemas cuando cambian los condicionantes. Esto es lo que parece proponer este proyecto de ley. Pero si este carácter no responde a una asignación externa sino a una constitución interna, intentar revertirlo o modificarlo pasaría por modificar la propia naturaleza del individuo.

Por otro lado, la identificación fenotípica del sexo biológico no se basa exclusivamente, como afirma el proyecto, en la apreciación visual de los órganos genitales externos. La condición sexuada puede evidenciarse en múltiples facetas de la constitución orgánica de un individuo, que abarcan lo anatómico, pero también lo fisiológico, endocrino, neurológico, bioquímico, inmunitario, etc.

Lo dicho en cuanto al sexo biológico (“asignado al nacer”), debe matizarse cuando se habla del sexo psicológico, que sí es susceptible de cambio o modificación, de acuerdo con múltiples factores. La Academia Americana de Psiquiatría habla de “disforia de género” cuando el sexo biológico no coincide con el psicológico, esto es, con la percepción subjetiva de la condición masculina o femenina determinada genéticamente.

¿Qué propone la nueva ley en estos casos?

El ordenamiento jurídico actual ya reconoce la existencia del hecho transexual, estableciendo garantías para la no discriminación de las personas implicadas, en ninguno de los ámbitos personal, social, laboral, educativo, sanitario, etc. Se contempla, incluso, la posibilidad del cambio de identidad legal de un sexo al otro.

¿Cuál es, pues, el interés del actual proyecto? Parece que reside en ir más lejos en algunos ámbitos. Destacaré alguno de ellos.

Se admite la posibilidad de migrar de un género a otro, esto es, tratar de hacer corresponder el fenotipo sexual (su manifestación física) con el sexo psicológico o auto-percibido, pero no se admite la posibilidad de hacer el viaje en sentido inverso. Se prohíbe todo intento de procurar en la persona transexual que la percepción psicológica subjetiva, no coincidente con la realidad sexual biológica constitutiva, llegue a converger con ésta última.

Verdaderamente, no existe explicación científica ni antropológica que justifique efectuar el recorrido en un sentido y no en el contrario. Máxime, cuando los procesos de disforia de género pueden ser transitorios y limitados en el tiempo en muchos casos, específicamente, cuando no se ha culminado la maduración sexual, como es el caso de la infancia, preadolescencia y pubertad.

Por otro lado, la intervención clínica tendente a modificar los caracteres sexuales secundarios, es de una entidad muy importante. Debe modificarse, de modo sostenido en el tiempo, el balance endocrino del individuo, determinado genéticamente, para lograr revertir artificialmente las manifestaciones físicas hormono-dependientes, cuya tendencia natural no logrará revertirse, sino solo reprimirse durante la administración del tratamiento.

Puede argumentarse análogamente acerca de las consecuencias de las intervenciones quirúrgicas tendentes a mutilar (“exéresis”) o modificar (“reconstrucción”) la constitución física de la persona con el fin de asimilarla a la percepción psicológica de su sexo, discordante con la fenotípica.

Muchas de estas actuaciones llevan asociados efectos secundarios no reversibles, que están provocando que muchas personas que emprendieron los procesos de transición y se han arrepentido posteriormente constaten la imposibilidad de recuperar su estado anterior, no solo a nivel anatómico, sino también neuroendocrino, siendo éste objeto de demandas judiciales cada vez más frecuentes.

¿Proposición o imposición?

La trascendencia sobre la persona y, por ende, la sociedad, de las medidas propuestas, estimo que exige ser absolutamente respetuoso con las libertades individuales. Tanto los individuos afectados por la transexualidad, como sus padres o tutores en el caso de que sean menores, deberían disponer, en el momento de tomar o no una decisión al respecto, de toda la información; no solo la ofrecida por los partidarios de la ideología de género, que es la que subyace a esta norma legislativa, sino también por los que adoptan posiciones antropológicas diametralmente opuestas, considerando el sexo no como una realidad fluida, indefinida o cambiante, sino como constitutiva del ser personal.

Pretender imponer la divulgación y aceptación a todos los niveles de los postulados de género, como los postulados “normalizados” y, en cierto modo indiscutibles, supone una injerencia en el campo de las libertades individuales inadmisible en una sociedad avanzada.

Huelga comentar que las medidas tendentes a garantizar el respeto a los derechos y la dignidad del ser humano en toda circunstancia, por otra parte ya implementadas en nuestro marco jurídico, no solo son procedentes, sino necesarias.

Pero imponer el pensamiento único, máxime cuando como en este caso, se aleja tanto de las evidencias científicas y de determinados postulados antropológicos diferentes a los de la ideología de género, supondría un retroceso para todos, los que piensan una cosa o la contraria, incluso para los que no piensan.

 

Referencias.

Ainsworth, C. (2015). Sex redefined. Nature, 518(7538), 288-91.

Connellan, J., Baron-Cohen, S., Wheelwright, S., Batkia, A., & Ahluwalia, J. (2000). Sex differences in human neonatal social perception. Infant Behavior and Development, 23(1), 113-8.

Gardner, D., Larman, M., & Thouas, G. (2010). Sex-related physiology of the preimplantation embryo. Molecular Human Reproduction, 16(8), 539-47.

Johnen, H., González-Silva, L., Carramolino, L., Flores, J., Torres, M., & Salvador, J. (2013). Gadd45g Is Essential for Primary Sex Determination, Male Fertility and Testis Development. Plos One, 8(3), 2-8.

Luine, V. (2014). Estradiol and cognitive function: past, present and future. Hormones and Behavior, 66(4), 602-18.

Nugent, B., Wright, C., Shetty, A., Hodes, G., Lenz, K., Mahurkar, A., & Mccarthy, M. (2015). Brain feminization requires active repression of masculinization via DNA methylation. Nature Neuroscience, 18(5), 690-7.

Sax, L. (2002). How common is intersex? A response to Anne Fausto-Sterling. The Journal of Sex Research, 39(3), 174.

 

Julio Tudela.

Instituto de Ciencias de la Vida

 

 

El porcino un sector líder en la lucha contra el cambio climático

El ‘Día Mundial contra el cambio climático’, Alberto Herranz, director de la Interprofesional del Porcino de Capa Blanca, destacaba que “si se mide el impacto ambiental atendiendo a parámetros como territorio gestionado, mejora de variables medioambientales, inversión en I+D aplicada a la sostenibilidad y vertebración del territorio, el porcino es, sin ninguna duda, un sector líder en la lucha contra el cambio climático”.

Y es que el sector porcino actual está compuesto por una ganadería moderna y una industria tecnológicamente muy avanzada. “Eso nos ha permitido lograr en los últimos años importantes avances en reducción de emisiones y producción sostenible, como rebajar nuestra huella de carbono casi un 40% por kilo de carne producido; los purines un 50%; y la huella hídrica un 30% por kilo de carne producido”, ha señalado Herranz.

Creo importante tener en cuenta que el sector porcino solo genera el 2,64% de las emisiones GEIs de España. Ese es el dato real que figura en el Inventario de Emisiones GEI del MITECO (Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico), muy inferior al de otros sectores como el Transporte (27%), la Industria (19%) o la Electricidad (17%).

Cabe resaltar que los porcinocultores son los primeros interesados en una buena gestión y en el cuidado de la naturaleza porque buena parte de su actividad se desarrolla en entornos abiertos y naturales.

Esa ubicación está llevando a muchas empresas porcinas a realizar importantes inversiones que están convirtiendo a este sector en un ejemplo de economía circular. Así, cada vez hay más granjas que utilizan energías renovables como térmica, solar o fotovoltaica.

Otras se autoabastecen mediante biodigestión de purines por cogeneración. De este modo reducen su impacto ambiental al generar menos metano y CO2, además de distribuir, en algunos casos los excedentes de la energía eléctrica que generan. Y no hay que olvidar que el uso más importante de los purines es su conversión en abono orgánico, más eficaces y naturales que los abonos químicos.

Jesús Domingo Martínez

 

 

Una mayor ingesta de aceite de oliva reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular, diabetes y mortalidad prematura

Investigadores de la Universidad participan en la mayor revisión de estudios epidemiológicos sobre los beneficios de su consumo

03 | 11 | 2022

Una mayor ingesta de aceite de oliva conduce a un menor riesgo de enfermedad cardiovascular, diabetes y mortalidad prematura. Así lo concluye la mayor revisión sistemática realizada hasta la fecha de la evidencia epidemiológica, publicada en la revista Clinical Nutrition, que ha sido llevada a cabo por investigadores del CIBEROBNCIBERESP, Universidad de Navarra, Instituto de Salud Pública de NavarraUniversidad Autónoma de Madrid y Agencia Española de Seguridad Alimentaria

Para ello analizaron un conjunto de estudios epidemiológicos prospectivos que incluían, en total, 806.203 participantes en los que a lo largo del seguimiento se desarrollaron 49.223 casos de enfermedad cardiovascular; 680.239 participantes en los que se desarrollaron 13.389 casos nuevos de diabetes tipo 2 mientras eran observados; y 733.420 participantes de los que 174.081 fallecieron. 

“Este estudio representa la valoración de mayor envergadura realizada hasta la fecha de los efectos del consumo de aceite de oliva sobre la salud. Es muy relevante la contribución que han podido hacer a estos resultados diversos estudios epidemiológicos originales realizados por investigadores españoles, como son las cohortes EPIC-España, SUN ("Seguimiento Universidad de Navarra") o el estudio ENRICA, representativo de la población general española”, explica el coordinador de esta revisión, Miguel Ángel Martínez, investigador principal del CIBEROBN y catedrático de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Navarra. 

Se incluyeron solo estudios con diseño prospectivo, que primero recogieron de manera validada el consumo de aceite de oliva de cada participante y después siguieron durante años a estos cientos de miles de voluntarios para valorar el efecto del aceite de oliva sobre su salud a largo plazo.

Un 11% menos de riesgo de mortalidad

La segunda autora del trabajo, Carmen Sayón-Orea, añade que “se valoró el efecto por cada 25 gramos más al día de consumo. Se consideraron solo los resultados que equiparaban a los participantes por edad y por una multitud de otros factores, para verificar específicamente el efecto del aceite de oliva a igualdad de otros factores. Se encontró una reducción relativa del riesgo del 16% en enfermedad cardiovascular, del 22% en el riesgo de diabetes y del 11% en el riesgo de mortalidad, siempre por cada 25 gramos más al día de aceite de oliva”. 

Esta revisión sistemática refrenda los hallazgos del ensayo español PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea), con más de 7.000 participantes y seguimiento a cinco años, el mayor ensayo de nutrición realizado en Europa. Estos resultados permiten recomendar el consumo de aceite de oliva al estar basados en la mejor evidencia científica.

 

 

Mes que comienza con Los Santos.

Noviembre se ha llamado mes de sementera; pero, debido al gran retraso de las lluvias, este año será de labranza. Comienza con la Fiesta de Todos los Santos, al que sigue la Conmemoración de los Fieles Difuntos, que da nombre a todo el mes.

¿Quiénes son los Santos? San Juan Evangelista nos habla, en “El Apocalipsis”, de “una muchedumbre inmensa que nadie podría contar”. La contempló (visón mística) “con vestiduras blancas”- símbolo de inocencia-, y “con palmas en sus manos”- símbolo de victoria-. Eran “de todas las naciones, razas, pueblos, y lenguas y estaban de pie delante del trono (de Dios Padre) y del Cordero” (Jesucristo). Daban gracias, gloria y alabanzas a Dios. Cada día es la fiesta de algún santo; pero, el 1 de noviembre, la Iglesia los festeja a todos, anónimos la mayoría. Los santos atravesaron, en gracia de Dios, la línea endeble que separa el tiempo de la eternidad. Vivieron en la Tierra con un amor a Dios tan grande que rebosaba en amor al prójimo.  Tengo la impresión de que, en casi todas las familias de tradición cristiana,  hay algún santo. El Papa Francisco habla de "los santos de la puerta de al lado" (Gaudete et exáltate). Todos o casi todos conocemos a personas íntegras,  ejemplares en el cumplimiento de sus deberes religiosos, familiares y profesionales.  Yo, algunas veces, me encomiendo a familiares míos que ya partieron a la Eternidad. Los santos de nuestra familia nos quieren tanto ( el amor no se acaba, cruza la eternidad), que estoy segura de que interceden con fuerza por nosotros si se lo pedimos con confianza.

Josefa Romo Garlito

 

Una ley contra la historia

La entrada en vigor de la Ley de Memoria Democrática supone la imposición a la sociedad española de un proyecto ideológico basado en una visión oficial y obligatoria de la historia, y en la limitación de las libertades básicas de expresión y de cátedra. Son muchos los aspectos de esta ley que la convierten en un retroceso para la democracia. Por eso es importante el compromiso adquirido por el líder del PP de derogarla cuando llegue al gobierno.

Se impone, por ejemplo, la obligatoriedad de enseñar una versión ideologizada de lo que ocurrió durante la Segunda República, la Guerra Civil y el franquismo. Se niega la posibilidad de una rigurosa investigación histórica sobre ese período, que podrá ser tildada de “exaltación del franquismo”, un hecho perseguible de oficio. La versión que se impone está construida sobre un maniqueísmo que separa a los españoles en buenos y malos despreciando datos históricos relevantes. Además, supone un desprecio de la reconciliación que hizo posible la transición, que en el fondo esta ley impugna.

Jesús Domingo Martínez

 

Por la ley de eutanasia

Los representantes de las organizaciones que representan a más de 4 millones de personas con discapacidad en España, consideran que casi el diez por ciento de la población ha sido discriminada y señalada por la Ley, por lo que han tratado de llevar su situación, hasta ahora sin éxito, ante el Defensor del Pueblo. Como ha declarado Mar Ugarte, adjunta a la presidencia del Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia, ellos no quieren morir, lo que quieren es dejar de sufrir. Ese es el drama de una Ley injusta que va calando y convirtiéndose en tremenda costumbre. Un drama que se acentúa porque al convertir a la discapacidad en factor relevante para el acceso a la eutanasia, se perpetúa en el imaginario colectivo que las personas con discapacidad son ciudadanos de segunda cuyas vidas tendrían menor valor que las de otras personas. Es el drama de una civilización que, descuidando a los más débiles, se termina deslizando hacia la inhumanidad.

Domingo Martínez Madrid

 

«Vemos las consecuencias de una sociedad llena de derechos pero sin responsabilidad personal»

Joseph Weiler, Premio Ratzinger de Teología 2022, ha sido el ponente del Foro Omnes sobre "La crisis espiritual de Europa", en un Aula rebosante en la que ha compartido claves y reflexiones sobre el pensamiento europeo actual. 

 

Maria José Atienza·31 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 7 minutos

joseph weiler

Foto: El profesor Joseph Weiler durante su intervención ©Rafael Martín

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El Aula Magna de la sede de la Universidad de Navarra en Madrid ha acogido el Foro Omnes sobre «La crisis espiritual de Europa». Un tema que ha suscitado una gran expectación traducida en el amplio público que se ha dado cita en este Foro Omnes.

Alfonso Riobó, director de Omnes, ha abierto este Foro Omnes agradeciendo a ponentes y asistentes su presencia y destacando el nivel intelectual y humano del profesor Weiler que se convierte en el tercer galardonado con el Premio Ratzinger que acude a un Foro Omnes. Asimismo, el director de Omnes agradeció a los patrocinadores, el Banco Sabadell y la sección de Turismo Religioso y Peregrinaciones de Viajes el Corte Inglés su apoyo en este Foro como también al Máster de Cristianismo y Cultura de la Universidad de Navarra.

La catedrática María José Roca ha sido la encargada de moderar la sesión y presentar a Joseph Weiler. Roca ha señalado la defensa de «que sea posible en Europa una pluralidad de visiones dentro de un contexto de respeto a los derechos» que encarna el profesor Weiler quien representó a Italia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en el Caso Lautsi vs Italia, que falló a favor de la libertad de la presencia de crucifijos en las escuelas públicas italianas.

La «trinidad europea»

Weiler ha comenzado su disertación destacando cómo «la crisis que vive Europa no es sólo
política, defensiva o económica. Es una crisis, sobre todo de valores». En este ámbito, Weiler ha explicado los valores que, a su juicio, sustentan el pensamiento europeo y que ha denominado «la trinidad europea»: «el valor de la democracia, la defensa de los derechos humanos y el estado de derecho».

Estos tres principios son la base de los estados europeos, y son indispensables. No queremos vivir en una sociedad que no respeta esos valores, mantuvo Weiler, «pero tienen un problema, están vacíos, pueden ir en una dirección buena o en una dirección mala».

Weiler ha explicado esta vaciedad de los principios: la democracia es una tecnología de
gobierno; está vacía, porque si hay una sociedad donde la mayor parte fueran personas malas, habría una democracia mala. «Al igual, los derechos fundamentales indispensables nos dan libertades, pero ¿qué hacemos con esa libertad? Según lo que hagamos se puede hacer bien o mal; por ejemplo, podemos hacer mucho mal protegidos por la libertad de expresión».

Por último, ha apuntado Weiler, lo mismo ocurre con el estado de derecho si las leyes que emana son injustas.

El vacío europeo

Ante esta realidad, Weiler ha defendido su postulado: el ser humano busca «dar un significado de nuestra vida que va más allá de nuestro interés personal».

Antes de la II Guerra Mundial, ha continuado el profesor, «este deseo humano se cubría con tres elementos: familia, Iglesia y patria. Tras la contienda, estos elementos desaparecen; y se entiende, si se tiene en cuenta la connotación con, y abuso por parte de, los regímenes fascistas. Europa se vuelve secular, las iglesias se vacían, desaparece la noción de patriotismo y la familia se desintegra. Todo ello da lugar a un vacío». De aquí deviene esa crisis espiritual de Europa: «sus valores, ‘la santa trinidad europea’ son indispensables, pero no colman la busca de significado de vida. Los valores del pasado: familia, iglesia y patria ya no existen. Se produce, pues un vacío espiritual».

Ciertamente no queremos regresar a una Europa fascista. Pero, tomando como ejemplo el patriotismo, en la versión fascista el individuo pertenece al Estado; en la versión democrático-republicana, el Estado pertenece al individuo. 

Europa ¿cristiana?

El experto constitucionalista se ha preguntado en la conferencia si es posible una Europa no cristiana. Ante esta pregunta, ha continuado Weiler, podemos responder según como se defina la Europa cristiana. Si miramos «el arte, la arquitectura, la música, y también la
cultura política, es imposible negar el profundo impacto que la tradición cristiana, han tenido en la cultura actual de Europa».

Pero la raíz cristiana no es la única que ha influido en la concepción de Europa: «en las raíces culturales de Europa hay también una influencia importante de Atenas. Europa culturalmente hablando es una síntesis entere Jerusalén y Atenas».

Weiler ha apuntado que junto a esto, es muy significativo que hace veinte años,»en la gran
discusión sobre el preámbulo de la Constitución Europea, ésta empezaba con una cita de Pericles (Atenas) y hablaba sobre la razón iluminista y se rechazó la idea de incluir una mención a las raíces cristianas». Aunque este rechazo no cambia la realidad, demuestra la actitud con la que la clase política europea aborda este tema de las raíces cristianas de Europa.

Otra posible definición de Europa cristiana sería si hubiera «al menos una masa crítica que sean cristianos practicantes. Si no tenemos esta mayoría es difícil hablar de Europa cristiana. «Es una Europa con un pasado cristiano», ha destacado el jurista. «En la actualidad nos encontramos en una sociedad post Constantino. Ahora”, ha afirmado Weiler, “la Iglesia (y los creyentes: la minoría creativa) deben buscar otra manera de influir en la sociedad”. .

joseph weiler

Alfonso Riobó, Joseph Weiler y María José Roca ©Rafael Martín

Los tres peligros de la crisis espiritual de Europa

Joseph Weiler ha apuntado tres puntos clave en esta crisis espiritual de Europa: la idea de que la fe es algo relativo al ámbito privado, una falsa concepción de la neutralidad que es, en realidad, una opción por la laicidad, y la concepción del individuo como sujeto únicamente de derechos y no de deberes:

1. Considerar la fe como algo privado.

Weiler ha expuesto, con clarividencia cómo los europeos somos «hijos de la Revolución francesa y veo muchos colegas cristianos que han asumido esta idea de que la religión es algo privado. Personas que bendicen la mesa pero que no lo hacen con sus colegas de trabajo por esta idea de que es algo privado».

En este punto, Weiler ha recordado las palabras del profeta Miqueas: «Hombre, se te ha hecho saber lo que es bueno, lo que el Señor quiere de ti: tan solo practicar el derecho, amar la bondad, y caminar humildemente con tu Dios» (Miqueas 6, 8) y ha apuntado que «no dice camina en secreto, sino humildemente. No es lo mismo caminar humildemente que caminar a escondidas. En la sociedad postconstantiniana, me pregunto si es una buena política esconder la fe porque hay un deber de testimonio».

2. La falsa concepción de la neutralidad

En este punto, Weiler ha señalado esta otra «herencia de la Revolución francesa». Weiler ha ilustrado este peligro poniendo como ejemplo el ámbito de la educación. Un punto en el que, «americanos y franceses están en la misma cama. Piensan que el estado tiene la obligación de ser neutral, es decir no puede mostrar una preferencia a una u otra religión. Y eso lleva a pensar que la escuela pública debe ser laica, secular, porque si es religiosa sería una violación de la neutralidad.

¿Que significa esto? Que familia laica, que quiere una educación laica para sus hijos puede enviar a sus hijos a la escuela pública, financiada por el estado pero una familia católica que quiere una educación católica debe pagar porque es privada. Es una falsa concepción de la neutralidad, porque opta por una opción: la laica.

Se puede demostrar con el ejemplo de Países Bajos y Gran Bretaña. Estas naciones han entendido que la ruptura social de ahora no se da entre protestantes y católicos, por ejemplo, sino entre religiosos y no religiosos. Los Estados financian escuelas laicas, escuelas católicas, escuelas protestantes, escuelas judías, escuelas musulmanas… porque financiar sólo escuelas seculares es mostrar una preferencia por la opción secular».

«Dios nos pide caminar humildemente, no caminar a escondidas»

Joseph Weiler.Premio ratzinger 2022

3. Derechos sin deberes

La última parte de la conferencia del profesor Weiler se ha detenido en lo que él ha denominado como «una consecuencia evidente de la secularización de Europa: la nueva fe son la conquista de derechos·.

Aunque, como ha defendido, si el derecho pone al hombre en el centro es bueno. El problema es que nadie habla de deberes y poco a poco, se «convierte a este individuo en un individuo autocentrado. Todo empieza y termina en mí mismo, lleno de derechos y sin responsabilidades».

Ha explicado: “No juzgo a una persona según su religión. Conozco a personas religiosas que creen en Dios y que son, al mismo tiempo, horribles seres humanos. Conozco a ateos que son nobles. Pero como sociedad algo ha desaparecido cuando se ha perdido una poderosa voz religiosa”.

Pero «en la Europa no secularizada», ha explicado Weiler, «cada domingo había una voz, en todos lados, que hablaba de deberes y era una voz legítima e importante. Esta era la voz de la Iglesia. Ahora ningún político de Europa podría repetir el famoso discurso de Kennedy. Podremos ver las consecuencias espirituales de una sociedad que está llena de derechos pero no hay deberes, ni responsabilidad personal».

Recuperar el sentido de responsabilidad

Ante la preguntas sobre qué valores debería recuperar la sociedad europea para evitar este colapso, Weiler ha apelado, en primer lugar a «la responsabilidad personal, sin ella las implicaciones son muy importantes». Weiler ha defendido los valores cristianos en la creación de la Unión Europea: «posiblemente más importante que el mercado, en la creación de la Unión Europea fue la paz».

Weiler ha defendido que «De una parte fue una decisión política y estratégica muy sabia, pero no sólo eso. Los padres fundadores: Jean Monet, Schumman, Adenauer, De Gasperi.. católicos convencidos, hicieron un acto que mostraba la fe en el perdón y en la redención. Sin estos sentimientos, ¿pensáis que cinco años después de la Segunda Guerra Mundial se hubieran dado la mano franceses y alemanes?, ¿de dónde han venido estos sentimientos y este convencimiento en la redención y el perdón si no es de la tradición cristiana católica? Es el éxito más importante de la Unión Europea».

Joseph Weiler

Joseph Weiler, norteamericano de origen judío, nació en Johannesburgo en 1951 y ha vivido en diversos lugares de Israel así como en Gran Bretaña, donde estudió en las universidades de Sussex y Cambridge. Posteriormente se trasladó a los Estados Unidos donde ha ejercido como profesor en la Universidad de Michigan, luego en la Harvard Law School, y en la Universidad de Nueva York.

Weiler es un renombrado experto en Derecho de la Unión Europea. De religión judía, Joseph Weiler, casado y padre de cinco hijos, es miembro de la American Academy of Arts and Sciences y, en nuestro país, ha recibido el doctorado honoris causa por la Universidad de Navarra y por CEU San Pablo.​

Representó a Italia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en el Caso Lautsi vs Italia, en el que su defensa de la presencia de los crucifijos en lugares públicos, reviste un particular interés por la clarividencia de sus argumentos, la facilidad de sus analogías, y sobre todo, por el nivel de razonamientos presentados ante en Tribunal afirmando por ejemplo que «el mensaje de tolerancia hacia los otros no debe traducirse en un mensaje de intolerancia hacia la propia identidad».

En su argumentación Weiler puso además de manifiesto la importancia de un equilibrio real entre las libertades individuales propias de las naciones europeas, tradicionalmente cristianas que «demuestra a los países que creen que la democracia les obligaría a despojarse de su identidad religiosa, que eso no es cierto».

El próximo 1 de diciembre, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, el Santo Padre Francisco entregará el Premio Ratzinger 2022 al Padre Michel Fédou y al Profesor Joseph Halevi Horowitz Weiler.