Las Noticias de hoy 11 Julio 2022

Enviado por adminideas el Lun, 11/07/2022 - 11:44

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Ideas  Claras

DE INTERES PARA HOY    lunes, 11 de julio de 2022       

Indice:

ROME REPORTS

El Papa exhorta a ser “discípulos del camino”: ver y tener compasión

El Papa en el Ángelus: Los discípulos saben ceder la palabra a otro

SAN BENITO, PATRÓN DE EUROPA* : Francisco Fernandez Carbajal

Evangelio del lunes: dar la vida por los demás

“No te olvides de la higuera maldecida” : San Josemaria

En el torrente circulatorio de la sociedad

Más de 800 obispos solicitan becas para sus seminaristas o sacerdotes a la Fundación CARF

Aceptar para servir : Ramiro Pellitero

La ilusión de vivir y la maternidad : Blanca Mijares

¿QUÉ “PASO MÁS” LE PIDE DIOS HOY A NUESTRA FAMILIA? : Alberto García-Mina Freire.

 ¿Dónde está Dios? ¿Por qué no lo veo? «Es útil que hagamos experiencia del silencio de Dios» : Milosz Holda

Vivir con la confianza de un niño : Sheila Morataya Austin

RELATIVISMO: ¿MODESTIA INTELECTUAL, O ARROGANCIA? : José María Barrio Maestre

«Thor, love and thunder»: humor cansino, rollo gay y mala religión : Pablo J. Ginés

Visita a Huelva, bodega, feria en Sevilla y regreso (I) : Antonio García Fuentes

 

 

ROME REPORTS

 

El Papa exhorta a ser “discípulos del camino”: ver y tener compasión

En la reflexión del Ángelus de este domingo, Francisco invita a ser compasivos como el samaritano del Evangelio, compasión sin alejar la mirada de la realidad.

 

Johan Pacheco - Ciudad del Vaticano

El XV domingo del Tiempo Ordinario, 10 de julio, el Papa Francisco dirigió la oración mariana del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano, reflexionando con el Evangelio del día exhortó a los fieles a ser “discípulos del camino”.   

“El Evangelio de la Liturgia de hoy narra la parábola del buen samaritano (cfr. Lc 10,25-37). Como telón de fondo, el camino que desciende desde Jerusalén a Jericó; a un lado, yace un hombre al que los ladrones han golpeado y robado”, recordó Francisco.

El Evangelio menciona que un sacerdote y luego un levita pasaron, y no se detuvieron. «En cambio -dice el Evangelio-, un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió» (v. 33).

El Samaritano ‘viajaba’ 

Afirma el Santo Padre, profundizando en la imagen del samaritano que “el evangelista desea precisar que ‘viajaba’. Por tanto, aquel samaritano, a pesar de tener sus propios planes y de dirigirse a una meta lejana, no busca excusas y se deja interpelar por lo que sucede a lo largo del camino”.

“Pensémoslo: ¿El Señor no nos enseña a comportarnos precisamente así? A mirar a lo lejos, a la meta final, poniendo al mismo tiempo mucha atención a los pasos que hay que dar, aquí y ahora, para llegar a ella.”

“Discípulos del Camino”

De allí que el Pontífice enfatizara en lo significativo del apelativo que daban a los primeros cristianos, llamados “discípulos del Camino” (cfr. At 9,2).

Manifiesta el Papa que “el creyente, en efecto, se parece mucho al samaritano: como él, está de viaje, es un viandante. Sabe que no es una persona ‘que ha llegado’, y desea aprender todos los días siguiendo al Señor Jesús, que dijo: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14, 6). El discípulo de Cristo camina siguiéndolo a Él, y así se hace discípulo del Camino”.

Ver y tener compasión

Y el “discípulo del camino”, explica el Papa, aprende a ver y ser compasivo. “Caminando sobre las huellas de Cristo, se convierte en viandante y aprende – como el samaritano – a ver y a tener compasión. Ante todo, ve: abre los ojos a la realidad, no está egoístamente encerrado en el círculo de sus propios pensamientos”.

“Y, además, seguir a Jesús -explica Francisco- nos enseña a tener compasión: a fijarnos en los demás, sobre todo en quien sufre, en el más necesitado, y a intervenir como el samaritano”.

Ante esta parábola del Evangelio, el Papa Francisco indica que podría suceder “culpabilicemos o nos culpabilicemos”, señalando al otro comparándolo con el sacerdote o levita. Por ello, mejor invita a pedir al Señor “que nos haga salir de nuestra indiferencia egoísta y que nos ponga en el Camino”.

“Pidámosle que nos haga ver y tener compasión de quienes encontramos en nuestro recorrido, sobre todo de quien sufre y está necesitado, para acercarnos y hacer lo que podamos para echar una mano”.

 

 

El Papa en el Ángelus: Los discípulos saben ceder la palabra a otro

¿Cómo llevamos la Buena Noticia del Evangelio a los demás? ¿Con espíritu y estilo fraterno, o a la manera “del mundo”, es decir con protagonismo, competitividad y centralidad en la eficacia? Son preguntas que planteó el Papa este domingo a la hora del ángelus al reflexionar sobre el Evangelio del Día. “Se pueden hacer planes pastorales perfectos”, pero “si no hay disponibilidad para la fraternidad, la misión evangélica no avanza”.

 

Vatican News

La tarea de los discípulos es ir por delante a las aldeas y preparar a la gente para recibir a Jesús; y las instrucciones que Él les da no se refieren tanto a lo que deben decir, sino a cómo deben ser, es decir, no sobre “lo que tienen escrito en la libreta” que tienen que decir, no; sino sobre el testimonio que han de dar. Lo explicó el Papa Francisco al comentar el Evangelio de la Liturgia de este domingo, en el que leemos que “el Señor designó a otros setenta y dos [discípulos] y los envió de dos en dos delante de él a todas las ciudades y lugares a los que iba a ir” (Lc 10,1).

El Maestro envía a los discípulos de dos en dos, y los llama “obreros”, es decir, que están llamados a “trabajar”, a evangelizar “por medio de su comportamiento”, dijo el Santo Padre. 

Los discípulos saben ceder la palabra a otro

Esto significa, explicó, que “no son ‘francotiradores’, es decir, "predicadores que no saben ceder la palabra a otro”, sino que es “la vida misma de los discípulos la que anuncia el Evangelio”:

“Su saber estar juntos, su respeto mutuo, su no querer demostrar que son más capaces que el otro, su referencia unánime al único Maestro.”

Por eso el Santo Padre advirtió que “se pueden hacer planes pastorales perfectos, poner en marcha proyectos bien elaborados, organizarse hasta el más mínimo detalle; se pueden convocar multitudes y disponer de muchos medios; pero si no hay disponibilidad para la fraternidad, la misión evangélica no avanza”. 

La misión no se basa en el activismo personal

Como ejemplo, Francisco contó de un misionero que partió a África junto con un hermano de comunidad, pero que al cabo de un tiempo se separó de él, quedándose en una aldea donde llevó a cabo con éxito una serie de actividades de construcción para el bien de la comunidad. 

Todo funcionaba bien. Pero un día tuvo un sobresalto: se dio cuenta de que su vida era la de un buen empresario, ¡siempre entre obras y papeleo! Entonces, dejó la gestión en manos de otros y volvió con su hermano. Así comprendió por qué el Señor había enviado a los discípulos "de dos en dos": la misión evangelizadora no se basa en el activismo personal, es decir, en el "hacer” ¡no!, sino en el testimonio, el testimonio de amor fraterno, incluso a través de las dificultades que conlleva convivir con otro.

¿A la manera de Jesús o a la manera del mundo? 

Por eso este domingo el Papa llamó a preguntarnos en qué manera llevamos la Buena Noticia del Evangelio a los demás, si con espíritu y estilo fraterno, o “a la manera del mundo”, es decir, “con protagonismo, competitividad y centralidad en la eficacia”.  Preguntémonos – animó el Santo Padre - si tenemos la capacidad de colaborar, si sabemos tomar decisiones juntos, respetando sinceramente a los que nos rodean y teniendo en cuenta su punto de vista, si lo hacemos en comunidad y no solos. Porque, en efecto, dijo, es “sobre todo así, como la vida del discípulo deja traslucir la del Maestro, anunciándolo verdaderamente a los demás”.

"Que la Virgen María, Madre de la Iglesia, nos enseñe a preparar el camino del Señor con el testimonio de la fraternidad", concluyó. 

"El mundo necesita paz"

Tras la oración mariana el pensamiento del Papa en la guerra en Ucrania, con un nuevo llamamiento a los jefes de las naciones y de las organizaciones internacionales para que reacciones ante la tendencia a acentuar la conflictividad y la oposición. "El mundo necesita paz", reiteró. 

También los mártires beatificados ayer en Argentina, Pedro Ortiz de Zárate y Juan Antonio Solinas, fueron recordados por el pontífice, que manifestó su esperanza de que su ejemplo nos ayude a dar testimonio de la Buena Noticia "sin compromisos, dedicándonos generosamente al servicio de los más débiles". 

 

 

SAN BENITO, PATRÓN DE EUROPA*

Memoria

— Raíces cristianas de Europa.

— Necesidad de una nueva evangelización.

— Tarea de todos. Hacer lo que esté en nuestras manos.

I. Al conmemorar el quince centenario del nacimiento de San Benito, el Papa Juan Pablo II recordaba el «trabajo gigantesco» del santo, que contribuyó en gran manera a configurar lo que más tarde sería Europa1. Era un tiempo en el que «corrían gran peligro no solo la Iglesia, sino también la sociedad civil y la cultura. San Benito atestiguó, con insignes obras y con su santidad, la perenne juventud de la Iglesia». Además, «él y sus seguidores sacaron de la barbarie y llevaron a la vida civilizada y cristiana a pueblos bárbaros, y conduciéndolos a la virtud, al trabajo y al pacífico ejercicio de las letras, los unió en caridad a manera de hermanos»2. San Benito contribuyó en gran medida a forjar el alma y las raíces de Europa, que son esencialmente cristianas, sin las cuales no se entienden ni se explican nuestra cultura ni nuestro modo de ser3. La misma identidad europea «es incomprensible sin el Cristianismo», y «precisamente en él se hallan esas raíces comunes, de las que ha madurado la civilización del continente, su cultura, su dinamismo, su actividad, su capacidad de expansión constructiva a los demás continentes; en una palabra, todo lo que constituye su gloria»4.

Hoy estamos asistiendo, por desgracia, a un empeño decidido y sistemático que trata de eliminar lo más esencial de nuestras costumbres: su hondo sentido cristiano. «Por una parte, la orientación casi exclusiva hacia el consumo de los bienes materiales, quita a la vida humana su sentido más profundo. Por otra parte, el trabajo está volviéndose en muchos casos casi una coacción alienante para el hombre, sometido al colectivismo, y se separa, casi a cualquier precio, de la oración, quitando a la vida humana su dimensión ultraterrena»5. Parece en ocasiones como si pueblos enteros se encaminaran a una nueva barbarie, peor que la de tiempos pasados. El materialismo práctico «impone hoy al hombre su dominio de maneras muy diferentes y con una agresividad que a nadie excluye. Los principios más sagrados, que fueron guía segura de comportamiento de los individuos y de la sociedad, están siendo desplazados por falsos pretextos referentes a la libertad, la sacralidad de la vida, la indisolubilidad del matrimonio, el sentido auténtico de la sexualidad humana, la recta actitud hacia los bienes materiales, que el progreso ha traído»6. No parece exagerado pensar que en muchos lugares, si no llega el remedio oportuno, las ideas que están cristalizando darán lugar a una nueva sociedad pagana. Por influjo del laicismo, que prescinde de toda relación con Dios, en no pocas legislaciones civiles, los derechos y deberes del ciudadano se establecen sin ninguna relación con una ley moral objetiva. Y lo hacen compatible con una apariencia de bondad, que solo engaña a personas de escasa formación y a los que ya han perdido el sentido de la dignidad humana.

Ante esta situación, el Papa Juan Pablo II ha hecho múltiples llamadas a una nueva evangelización de Europa y del mundo, en la que estamos todos comprometidos. Examinemos hoy, en la festividad de San Benito, nuestro sentido cristiano de la vida y el espíritu apostólico que debe animar todos nuestros actos. No olvidemos que «en la proximidad del tercer milenio de la Redención, Dios está preparando una gran primavera cristiana, de la que ya se vislumbra su comienzo»7. Y nos quiere a nosotros como protagonistas de este renacer de la fe. Sentiremos la alegría de dar a conocer a Cristo a compañeros de trabajo, amigos, familiares... Y el Señor premiará ese esfuerzo con gracias abundantes que nos llevarán a una mayor intimidad con Él.

II. Muchos cristianos, ante un panorama que parece adverso, han preferido poner entre paréntesis, dejar a un lado, lo que podía chocar con la opinión más generalizada, que muchas veces se ha puesto a sí misma la etiqueta de «moderna» y de «progreso», y «a fuerza de poner entre paréntesis lo que nos molesta en un problema escribe un pensador de nuestros días, para no separarnos de nuestros compañeros, corremos el riesgo de enterrar en nosotros lo que es esencial»8, aquello que explica el sentido de nuestro vivir cotidiano.

Ningún cristiano puede permanecer al margen de las grandes cuestiones humanas que el mundo tiene planteadas. «No podemos cruzarnos de brazos, cuando una sutil persecución condena a la Iglesia a morir de inedia, relegándola fuera de la vida pública y, sobre todo, impidiéndole intervenir en la educación, en la cultura, en la vida familiar.

»No son derechos nuestros: son de Dios, y a nosotros, los católicos, Él los ha confiado... ¡para que los ejercitemos!»9.

Ante esta situación, cuyas consecuencias vemos todos los días, hemos de sentir la urgencia de recristianizar el mundo, ese mundo quizá pequeño en el que se desarrolla nuestra vida: «cada uno de nosotros ha de plantearse de verdad esta pregunta: ¿qué puedo hacer yo en mi ciudad, en mi lugar de trabajo, en mi escuela o en mi universidad, en esa agrupación social o deportiva de la que formo parte, etc. para que Jesucristo reine efectivamente en las almas y en las actividades? Pensadlo delante de Dios, pedid consejo, rezad... y lanzaos con santa agresividad, con valentía espiritual a conquistar para Dios ese ambiente»10.

La tarea de la recristianización de Europa y del mundo no se puede plantear como si solo fuera abordable por aquellos que tienen una influencia política o pública considerable. Por el contrario, es tarea de todos. Volvemos de nuevo a evangelizar este mundo nuestro cuando vivimos como quiere Dios: cuando los padres y madres de familia comenzando por su conducta, por ejemplo en la generosidad en el número de hijos, en el modo de tratar a quienes les ayudan en las tareas domésticas, a los vecinos... educan a sus hijos en el desprendimiento de sus cosas personales, en el sentido del deber, en la austeridad de vida, en el espíritu de sacrificio para el cuidado de los mayores y de los más necesitados... Cooperan en la recristianización de la sociedad los predicadores y catequistas que recuerdan, sin cansancio y sin reduccionismos oportunistas, todo el mensaje de Cristo; los colegios que, teniendo en cuenta los objetivos para los que fueron fundados, forman realmente en el espíritu cristiano; los profesionales que, aunque esto les acarree un cierto perjuicio económico, se niegan a prácticas inmorales: comisiones injustas, aprovechamiento desleal de informaciones reservadas, de influencias, intervenciones médicas que pugnan con la Ley de Dios, o inserciones publicitarias que ayudan a sostener emisoras o publicaciones claramente anticristianas... Y siempre el apostolado personal basado en la amistad, que es eficaz en toda circunstancia.

III. Existe un antiguo proverbio que dice: «más vale encender una cerilla que maldecir la oscuridad». Aparte de que no es propio de los hijos de Dios la queja sistemática sobre el mal, el clima pesimista y negativo, si los cristianos nos decidiéramos a llevar a cabo lo que está en nuestras manos, cambiaríamos el mundo de nuevo, como hicieron los primeros cristianos, pocos en número, pero con una fe viva y operativa. Es un gran error no hacer nada, por pensar quizá que se puede hacer poco. Una carta a un periódico alabando o agradeciendo un buen artículo, puede alentar al director de la publicación o al periodista a publicar otros en la misma línea; recomendar un buen libro puede ser el instrumento que utilice el Espíritu Santo para transformar un alma; expresar nuestra opinión con serenidad puede reafirmar a otro en su sentido cristiano... Todas nuestras acciones, con la gracia Dios, tienen repercusiones insospechadas.

Y hemos de contar con que hacer el bien es siempre más atractivo que el mal; y también con la ayuda de la Virgen y de los santos Ángeles Custodios para sacar adelante lo que nos proponemos, y con la fortaleza que otorga la ayuda de la Comunión de los Santos, que alcanza incluso a los que están más lejos. Son muchas las razones para ser optimistas, «con un optimismo sobrenatural que hunde sus raíces en la fe, que se alimenta de la esperanza y a quien pone alas el amor. Hemos de impregnar de espíritu cristiano todos los ambientes de la sociedad. No os quedéis solamente en el deseo: cada una, cada uno, allá donde trabaje, ha de dar contenido de Dios a su tarea, y ha de preocuparse –con su oración, con su mortificación, con su trabajo profesional bien acabado– de formarse y de formar a otras almas en la Verdad de Cristo, para que sea proclamado Señor de todos los quehaceres terrenos»11. Para esto aprovecharemos todas las situaciones, incluso los viajes por motivos de descanso o de trabajo, como hicieron los primeros cristianos, que «viajando o estableciéndose en regiones donde Cristo no había sido anunciado, testimoniaban con valentía su fe y fundaban allí las primeras comunidades»12.

A San Benito, le encomendamos hoy esta tarea de todos de recristianizar la sociedad, y le pedimos que sepamos proclamar con nuestra vida y nuestra palabra «la perenne juventud de la Iglesia». Sobre todo le pedimos esa santidad personal que está en la base de todo apostolado. «Veo amanecer señala el Papa Juan Pablo II- una nueva época misionera, que llegará a ser un día radiante y rica en frutos, si todos los cristianos y, en particular, los misioneros y las jóvenes Iglesias responden con generosidad y santidad a las solicitaciones y desafíos de nuestro tiempo»13.

Santa María, Reina de Europa y del mundo, ruega por todos aquellos que se hallan en camino hacia Cristo... ruega por nosotros.

1 Juan Pablo II, Homilía 1-I-1980. — 2 Pío XII, Enc. Fulgens radiatur, en el Centenario de la muerte de San Benito, 21-III-1947. — 3 Cfr. L. Suárez. Raíces cristianas de Europa, Palabra, 2ª ed., Madrid 1986, pp. 16 ss. — 4 Juan Pablo II, Discurso en Santiago de Compostela, 9-XI-1982. — 5 ídem, Homilía en Nursia, 23-III-1980. — 6 ídem, Homilía en el Phoenix Park de Dublín, 29-IX-1979. — 7 ídem, Enc. Redemptoris missio, 7-XII-1990, n. 86. — 8 J. Guiton, Silencio sobre lo esencial, EDICEP, Valencia 1988, p. 20. — 9 San Josemaría Escrivá, Surco, Rialp, 3.ª ed., Madrid 1986, n. 310. — 10 A. del Portillo, Carta 2-X-1985. — 11 ídem, Carta 25-XII-1985, n. 10. — 12 Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, cit. 82. — 13 Ibídem, n. 92.

San Benito nació en Nursia (Italia) hacia el año 480. Después de haber recibido una esmerada formación en Roma comenzó a practicar la vida eremítica en Subiaco, donde reunió algunos discípulos; más tarde se trasladó a Casino. Allí fundó el célebre monasterio de Montecasino y escribió la Regla de la vida monástica, cuya difusión le valió el ser llamado «Padre de los monjes de Occidente». Influyó y sigue ejerciendo su influencia en muchas Constituciones de la vida religiosa. Murió en Montecasino el 21 de marzo del año 547, pero ya desde fines del siglo viii comenzó a celebrarse su fiesta en muchos lugares en el día de hoy. Pablo VI, en la Carta Apostólica Pacis nuntius (24-X-1964), proclamó a San Benito Patrón de Europa por el extraordinario influjo que ejerció personalmente y a través de sus monjes en establecer las raíces cristianas de este viejo continente. Juan Pablo II, con la Carta Apostólica Egregiae virtutis (31-XII-1980), proclamó a los Santos Cirilo y Metodio copatronos de Europa (cfr. Encíclica Slavorum Apostoli, 2-VI-1985).

 

 

Evangelio del lunes: dar la vida por los demás

Comentario del lunes de la 15.ª semana del tiempo ordinario. “Quien pierda por mí su vida, la encontrará”. La única manera de seguir al Señor es perder la vida por los demás, que es dar la vida por Él.

11/07/2022

Evangelio (Mt 10,34-11,1)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus Apóstoles:

- No penséis que he venido a traer la paz a la tierra. No he venido a traer la paz sino la espada. Porque he venido a enfrentar al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra. Y los enemigos del hombre serán los de su misma casa. Quien ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y quien ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. Quien no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. Quien encuentre su vida, la perderá; pero quien pierda por mí su vida, la encontrará. Quien a vosotros os recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado. Quien recibe a un profeta por ser profeta obtendrá recompensa de profeta, y quien recibe a un justo por ser justo obtendrá recompensa de justo. Y cualquiera que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por el hecho de ser discípulo, en verdad os digo que no quedará sin recompensa.

Cuando terminó Jesús de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.


Comentario

Las palabras de Jesús a veces sorprenden a los Apóstoles: “No he venido a traer la paz sino la espada”. El anuncio cristiano es una llamada exigente que afecta toda la vida del hombre, incluso las relaciones familiares.

La referencia al enfrentamiento en las familias traído por Jesús recuerda y cumple la profecía de Miqueas: “El hijo ultraja al padre, la hija se alza contra su madre, la nuera, contra su suegra: los enemigos del hombre son los de su propia casa. Pero yo miraré al Señor, esperaré en Dios mi salvador; mi Dios me escuchará” (Mi 7,6-7). No se trata de fomentar las divisiones sino más bien de poner el amor a Dios por encima de todo, a pesar de que a veces comporte sacrificios.

Seguir a Cristo en nuestra vida puede llevarnos a defraudar las expectativas de nuestros familiares o amigos, pero eso no tiene que asustarnos. El Señor se sirve de esas aparentes decepciones para confirmar que es Él quien mueve los corazones, quien guía a la plenitud de la felicidad en ese mundo.

Enseguida el Maestro ofrece la clave para entender este misterio: “Quien a vosotros os recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado”. El amor a los demás tiene que ser el camino para amar a Dios. Se trata del mandamiento revelado en la última cena: “como yo os he amado, amaos los unos a los otros” (Jn 15,12).

Cuando nos cueste más amar a alguien podemos recordar esta verdad evangélica: el amor a Dios se realiza en el amor a nuestro próximo, no “como si fuera Él” sino como a Él. Amar al prójimo es amar a Dios.

 

 

“No te olvides de la higuera maldecida”

Aprovéchame el tiempo. -No te olvides de la higuera maldecida. Ya hacía algo: echar hojas. Como tú... -No me digas que tienes excusas. -No le valió a la higuera -narra el Evangelista- no ser tiempo de higos, cuando el Señor los fue a buscar en ella. -Y estéril quedó para siempre. (Camino, 354)

11 de julio

Volvemos al Santo Evangelio, y nos detenemos en lo que nos refiere San Mateo, en el capítulo veintiuno. Nos relata que Jesús, volviendo a la ciudad, tuvo hambre, y descubriendo una higuera junto al camino se acercó allí. ¡Qué alegría, Señor, verte con hambre, verte también junto al Pozo de Sicar, sediento! (...)

¡Cómo te haces entender, Señor! ¡Cómo te haces querer! Te nos muestras como nosotros, en todo menos en el pecado: para que palpemos que contigo podremos vencer nuestras malas inclinaciones, nuestras culpas. Porque no importan ni el cansancio, ni el hambre, ni la sed, ni las lágrimas... Cristo se cansó, pasó hambre, estuvo sediento, lloró. Lo que importa es la lucha -una contienda amable, porque el Señor permanece siempre a nuestro lado- para cumplir la voluntad del Padre que está en los cielos. (...)

Se llegó a la higuera, no hallando sino solamente hojas. Es lamentable esto. ¿Ocurre así en nuestra vida? ¿Ocurre que tristemente falta fe, vibración de humildad, que no aparecen sacrificios ni obras? ¿Que sólo está la fachada cristiana, pero que carecemos de provecho? Es terrible. Porque Jesús ordena: nunca jamás nazca de ti fruto. Y la higuera se secó inmediatamente. Nos da pena este pasaje de la Escritura Santa, a la vez que nos anima también a encender la fe, a vivir conforme a la fe, para que Cristo reciba siempre ganancia de nosotros. (Amigos de Dios 201-202)

 

 

En el torrente circulatorio de la sociedad

Supernumerarias y supernumerarios: el rostro más frecuente del Opus Dei.

Supernumerarias y supernumerarios: el rostro más frecuente del Opus Dei.

07/07/2022

Corre el año 61. Han pasado apenas tres décadas desde que Jesús subió al cielo, después de haber confiado a sus discípulos la vertiginosa misión de llevar la alegría del Evangelio hasta el último rincón de la tierra. Tras muchas peripecias, Pablo ha llegado finalmente a Roma, donde es acogido por la incipiente comunidad cristiana. «Permaneció allí un bienio completo en una casa alquilada, recibiendo a todos los que acudían a verlo, predicándoles el reino de Dios y enseñando todo lo que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad» (Hch 28,30-31). Con estas palabras se cierra el libro de los Hechos de los Apóstoles. Nos gustaría que san Lucas hubiese continuado su relato, narrándonos las aventuras de aquellos primeros años de expansión de la joven Iglesia. Pero comprendemos que el evangelista había realizado ya dos grandes gestas: buscar y organizar el material disponible sobre la vida de Jesús, incluida su infancia; y hacer lo mismo con las hazañas de algunos de los primeros apóstoles. Además, aunque san Lucas hubiese querido seguir escribiendo, ¿cómo se podría narrar la historia de la Iglesia desde ese momento?

Como los primeros cristianos

Seguir y relatar la vida de algunas pocas personas es una empresa posible. Pero la difusión que experimenta la fe cristiana en las décadas sucesivas hasta llenar todas «las ciudades, las islas, los poblados, las villas, las aldeas, el ejército, el palacio, el senado, el foro»[1]… ¿Quién puede contar una historia así? A mediados del siglo II, puede escribir Justino que «no hay raza alguna del hombre, llámense bárbaros o griegos, o con otros nombres cualesquiera entre los que no se ofrezca por el nombre de Jesús crucificado oraciones y acciones de gracias al Padre»[2]. ¿Cómo contar este proceso? Sería necesario relatar la vida de cada una de esa infinidad de personas corrientes que encarnaron la fe en Jesucristo y la difundieron a su alrededor, uno a uno, hasta transmitirla a la generación siguiente, formando una larga cadena que llega hasta nosotros.

Con todo, podemos hacernos una cierta idea de aquella revolución callada gracias a las cartas que recoge el Nuevo Testamento, a los escritos de los Padres de la Iglesia, a las actas de los mártires y a las noticias que dan autores no cristianos de la época. Todo este material nos permite vislumbrar la aventura cotidiana de aquellas primeras comunidades, tan parecidas a las nuestras. En ellas, la fe, la esperanza y la caridad se entremezclan con cobardías, traiciones y desalientos; el heroísmo con la mezquindad, la santidad con el pecado. Son los hilos de esas historias los que utiliza la misericordia de Dios para ir entretejiendo la vida de la Iglesia. «Él toma nuestros triunfos y fracasos y teje hermosos tapices»[3].

Solo Dios puede llevar las cuentas de esta historia porque él «conoce lo que hay dentro de cada uno» (Jn 2,25). Podemos dirigirle las palabras del salmista: «Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno (…). Cuando, en lo oculto, me iba formando, y entretejiendo en lo profundo de la tierra, tus ojos veían mi ser aún informe, todos mis días estaban escritos en tu libro» (Sal 139,13-16). Cuando estemos en su presencia y podamos finalmente leer ese gran libro de la historia que Dios va escribiendo, nos maravillaremos ante la vida de tantas personas santas que han dejado obrar al Espíritu Santo en sus vidas. Para dar cauce a ese afán de llevar la alegría del Evangelio a todos, decía san Josemaría en una ocasión: «Yo no tengo otra receta para ser eficaz que la que tenían los primeros cristianos (…). En la vida espiritual tenemos los mismos medios. No hay posibilidad de adelantar. La misma receta: ¡santidad personal!»[4].

La «verdadera historia» de la Obra

En este relato de fidelidad a Dios en medio de las personales debilidades, se inserta, por querer divino, el Opus Dei, que es una «partecica de la Iglesia»[5]. Por eso, quienes intentan contar la historia de la Obra, encuentran esta misma dificultad. «Ocurre con el Opus Dei lo que pasa con un iceberg. Muchas veces se ve la punta, es decir, un aspecto institucional, corporativo o la acción de un individuo con dimensión pública; en cambio, no se percibe la base: la inmensa mayoría de personas que llevan una vida común (…). Hombres y mujeres corrientes que, en su gran mayoría, ni son ni serán noticia: familiares, colegas de trabajo y vecinos que llevan una vida ordinaria y realizan la acción evangelizadora de la Iglesia de forma tan capilar como inadvertida (…). La actividad apostólica de estas personas supera cualquier relación de iniciativas y es incontable, un verdadero “mar sin orillas” que remite a la transmisión de la fe entre los primeros cristianos.

»Gira en torno a la amistad, al codo con codo, al tú a tú entre dos amigos que se aprecian y comparten ilusiones, proyectos y penas en la oficina, en el bar del pueblo después de las faenas del campo, en un programa televisado con una cena, al acabar un partido de pádel, esperando junto con otros padres y madres a que salgan los niños del colegio, en la parada de taxis, en la sala de enfermeras del hospital durante unos minutos de descanso… En el amplio panorama del trato mutuo, un amigo descubre a otro la grandeza y la alegría de saberse hijo de Dios y hermano de los demás hombres»[6]. En estos encuentros de amistad, uno a uno, en lugares y momentos inesperados, es donde se escribe la verdadera historia de la Obra. La lucha por la santidad en las circunstancias más variadas está llamada a percibirse en cualquier persona llamada al Opus Dei, con independencia de la especificidad de su vocación, pero quizás de manera particular en la vida de los supernumerarios. Ellos son «la mayor parte de los fieles del Opus Dei»[7], por lo que constituyen su rostro más frecuente: manifiestan una gran «movilización de santidad»[8] en el mundo, sostenida y dinamizada por los demás fieles de esta familia.

Durante los primeros años empezaron siendo más los numerarios debido, entre otras razones, a la necesidad que tenía san Josemaría de apoyarse en personas que tuvieran la misión específica de disponerse, junto a él, a encender y a mantener viva la llama de la Obra a través de la formación y el gobierno. De esa manera el Opus Dei pudo dar sus primeros pasos en todo el mundo, abriendo un camino querido por Dios para una multitud de personas de toda condición. Al mismo tiempo, san Josemaría reconoció desde el principio la llamada al matrimonio en muchas personas que se acercaban a él, y tenía también para ellos el mismo mensaje de santidad. Por eso, ¡qué gozo tan grande experimentó cuando pudo abrir la puerta en la Obra a los primeros supernumerarios! Estaban allí desde su fundación, pero todavía no había un cauce jurídico para acogerlos en una institución de la Iglesia, con igual importancia que los demás miembros.

San Josemaría nunca dejó de transmitir el mensaje del Opus Dei a personas que no estaban llamadas al celibato. Hasta que finalmente encontró la solución durante un viaje a Milán en enero de 1948. Al regresar a Roma escribió entusiasmado: «Habrá grandes y hermosas sorpresas. ¡Qué bueno es el Señor! (…). Se abre para la Obra un panorama apostólico inmenso (…). ¡Qué ancho y qué hondo es el cauce que se presenta!»[9]. Se hacía realidad así aquel anhelo que el Señor manifestó el 2 de octubre de 1928: que muchas personas, de todas las condiciones, también personas que siguen o desean seguir un camino matrimonial, acogieran la invitación de Dios a santificarse en medio del mundo y llenarlo de su luz, encarnando el espíritu del Opus Dei.

El Opus Dei es cada persona del Opus Dei

«Entre los supernumerarios –escribía san Josemaría, pocos años después de recibir a los tres primeros– hay toda la gama de las condiciones sociales, de profesiones y de oficios. Todas las circunstancias y las situaciones de la vida son santificadas por esos hijos míos, hombres y mujeres, que dentro de su estado y de su situación en el mundo, se dedican a buscar la perfección cristiana con plenitud de vocación»[10]. Plenitud de vocación: eso es lo que el fundador tuvo claro desde el principio. Todo supernumerario está llamado a disponerse para que cada momento de su vida –la familia, el trabajo, el descanso, la vida social– sea obra de Dios; está llamado a contemplar a Dios en todas las cosas y a responder con audacia a su llamada, «más loco por Él que María Magdalena, más que Teresa y Teresita..., más chiflado que Agustín y Domingo y Francisco, más que Ignacio y Javier»[11]. La santidad a la que están llamados los fieles de la Obra, célibes y casados, es la misma que la de aquellos grandes santos; todos están invitados a encarnar la totalidad de la vocación al Opus Dei, no solamente una parte. Por eso, cada supernumeraria y cada supernumerario pueden hacer suyas aquellas palabras de la beata Guadalupe: «La Obra soy yo misma y no podría ya ser de otra manera. ¡Qué alegría me da sentir esto tan claro y siempre, desde el primer día y cada vez más!»[12].

Esta realidad gozosa ilumina a partes iguales la aventura y la responsabilidad de los supernumerarios: de la misma manera en la que aquel trabajador de la parábola de Jesús recibió los bienes de su señor para que negociara con ellos (cfr. Mt 25,14), quienes reciben esta llamada tienen en sus manos un regalo de Dios para el mundo. No son colaboradores de una tarea que hacen otros. «Esto debería entusiasmar y alentar a cada uno para darlo todo, para crecer hacia ese proyecto único e irrepetible que Dios ha querido para él desde toda la eternidad»[13]. El Prelado del Opus Dei, en su carta sobre la vocación a la Obra, señala que la llamada de los supernumerarios «no se limita a vivir unas prácticas de piedad, asistir a unos medios de formación y participar en alguna actividad apostólica, sino que abarca toda vuestra vida, porque todo en vuestra vida puede ser encuentro con Dios y apostolado. Hacer el Opus Dei es hacerlo en la propia vida y, por la comunión de los santos, colaborar a realizarlo en todo el mundo. O, como nos recordaba en frase gráfica nuestro fundador, hacer el Opus Dei siendo cada uno Opus Dei»[14].

Esto se puede ver, por ejemplo, en la vida de Aurora Nieto, la primera mujer que se incorporó a la Obra como supernumeraria. Era «una joven viuda con tres hijos pequeños, que vivía en Salamanca. Había estudiado Magisterio y estaba pluriempleada para sacar su familia adelante (…). Tenía un deseo callado (…) de hacer apostolado con gente joven, con gente universitaria en medio del mundo (…). Temía que sus obligaciones familiares y económicas lo imposibilitaran, pero [san Josemaría] le aseguró que [en el Opus Dei] había sitio para ella»[15]. Aurora, en conversación con una numeraria amiga suya, relataba así su encuentro con el fundador: «Me dijo el modo cómo, yo desde casa y sin desatender a mis hijos, podía ser admitida y pertenecer a la Obra. Me parece mentira y aunque la idea de estar lejos de vosotras y fuera de las casas [de los centros] me da algo de pena y hasta algo de miedo de no acomodarme bien al espíritu peculiar que el Padre quiere, pero confío en que él sabe y no ha visto en ello inconveniente»[16].

San Josemaría no veía inconveniente porque el espíritu del Opus Dei está precisamente para vivificar el mundo, fuera de las casas, para servir a la Iglesia en las calles, en los hogares de cada uno y cada una, en las reuniones sociales, en el trabajo... «Una vez más afirmo que la vocación al Opus Dei es una vocación contemplativa, de almas que están en medio de la calle por amor de Cristo, haciendo de la calle la celda, pero en un continuo coloquio»[17]. Desde aquellos primeros momentos de su vocación, Aurora comprendió que «el Opus Dei dependía de ella en Salamanca»[18].

La familia y las estructuras sociales

A san Josemaría le ilusionaba mucho la primera convivencia de supernumerarios, así que la siguió muy de cerca. Participó en ella dedicando mucho tiempo a la predicación y habló con cada uno de los participantes, en los que quedaron grabadas a fuego aquellas jornadas. Les habló una y otra vez del espíritu del Opus Dei, dejando claro que el Señor les llamaba a cada uno de ellos a hacerlo vida con la misma plenitud con que lo hacía su fundador. Uno de los participantes, Ángel Santos, recordaba que el mensaje era «santificar al mundo desde dentro con los medios de nuestra vida interior y del cumplimiento de nuestros deberes corrientes de cristianos; ser contemplativos, con naturalidad, en medio de nuestros afanes cotidianos; hacer un apostolado de confidencia, (…) convertir nuestras casas en hogares luminosos y alegres. Y todo con estricta responsabilidad individual –sin aspiraciones representativas, sin tendencias clericales– característica de un laicado maduro»[19].

En los supernumerarios resplandece particularmente la misión de ser sal y levadura que se disuelven en el mundo para, siendo una misma cosa con la masa, sin diferenciarse en nada de ella, dar sabor y consistencia. San Josemaría veía el Opus Dei como una «inyección intravenosa, puesta en el torrente circulatorio de la sociedad»[20]. De esta manera, siendo la misma sangre del mundo, su misión consistirá en llenar del espíritu del Evangelio las estructuras sociales; hacer de este mundo un lugar mejor, cada uno desde su pequeño o grande terreno. Al ser el trabajo la actividad a la que una supernumeraria o un supernumerario dedica buena parte de su tiempo, es lógico que gran parte de sus anhelos sean llevar todo el bien posible a aquella profesión, llenarla con la actualidad de Jesucristo, encontrar a Dios en aquel servicio hecho con todo el esmero posible. Por eso, será común que estén a la vanguardia de su ámbito profesional, frecuentando el futuro, empujados por la creatividad del Espíritu Santo.

Al mismo tiempo, para las supernumerarias y los supernumerarios que han recibido la llamada al matrimonio, su familia, con o sin hijos, será el corazón que bombea sangre nueva, el primer campo en donde desplegar la ilusión por ser santos. «La vocación en la Obra como supernumerario se desarrolla en primer lugar en el ámbito familiar (…) –recordaba el Prelado del Opus Dei–. Esta es la herencia que dejáis a la sociedad»[21]. De entre los numerosos caminos que vamos tomando en la vida, san Juan Pablo II señala que «la familia es el primero y el más importante»[22]. Gran parte del futuro de la sociedad se fragua en la formación recibida durante aquellos años de convivencia familiar, tanto en lo que se refiere a la educación en la fe, como al desarrollo de las virtudes necesarias para ser una persona que contribuya al bien de todos. Se trata del núcleo en el que germinan los cambios de futuro en todos los campos: en el ámbito laboral, en la corresponsabilidad dentro del hogar, en el cuidado de los más débiles, en el ámbito educativo, etc. Este servicio, aunque discreto, es quizás el de mayor impacto social. «La familia es el lugar del encuentro, del compartir, del salir de sí mismos para acoger a los otros y estar cerca de ellos. Es el primer lugar donde se aprende a amar»[23].

«Además, estáis llamados a influir positivamente en otras familias –continuaba mons. Fernando Ocáriz, al hablar sobre la vocación de los supernumerarios–. En particular, ayudando a que su vida familiar tenga un sentido cristiano y preparando a la juventud para el matrimonio, para que muchos jóvenes se ilusionen y estén en condiciones de formar otros hogares cristianos, de los que puedan surgir también las numerosas vocaciones al celibato apostólico que Dios quiera. También los solteros y los viudos –y, naturalmente, los matrimonios sin hijos– podéis ver en la familia un primer apostolado, pues siempre tendréis, de un modo u otro, un ambiente familiar que cuidar»[24].

***

La vocación de supernumerario es una manifestación de la madurez del laicado, cuya hora ha sonado en la Iglesia con particular fuerza en el último siglo. Cuando san Josemaría y el beato Álvaro llegaron a Roma para buscar un cauce jurídico para la Obra, les dijeron que llegaban con un siglo de antelación, particularmente cuando plantearon la vocación de los supernumerarios. Mucho se ha avanzado desde entonces en la comprensión de la vocación del laico, pero encarnar esta maravilla sigue siendo un desafío, una misión entusiasmante. La vocación al Opus Dei es una gracia muy grande de Dios para contribuir a esta misión en la Iglesia, como testimonia la vida de tantos fieles supernumerarios y supernumerarias de la Obra. De algunos de ellos se ha iniciado el proceso para reconocer la santidad de su vida; de la inmensa mayoría muy posiblemente no se iniciará, pero ni un solo gesto de esa fidelidad cotidiana al amor de Dios escapa a nuestro Padre del cielo. Son hazañas que no recogerá ninguna página de papel ni digital, pero sí el único libro que cuenta, ese que va escribiendo Dios y del que nadie las podrá borrar. Y quienes las presencien agradecerán cada día al Señor, como hacemos nosotros, «la fidelidad de tantas mujeres y de tantos hombres que nos han precedido en el camino y nos han dejado un testimonio precioso»[25].


[1] Tertuliano, Apologético, 37.

[2] San Justino, Diálogo con Trifón, 117.

[3] Francisco, Christus vivit, n. 198.

[4] San Josemaría, Notas tomadas de la predicación oral, 29-II-1964.

[5] Mons. Fernando Ocáriz, Carta pastoral, 14-II-2017, n. 31.

[6] José Luis González Gullón – John F. Coverdale, Historia del Opus Dei, Madrid, Rialp 2021, pp. 594-595.

[7] Mons. Fernando Ocáriz, Carta pastoral, 28-X-2020, n. 23.

[8] Cfr. san Josemaría, Surco, n. 962.

[9] San Josemaría, Cartas 18-I-1948, 29-I-1948 y 4-II-1948. Citado en Luis Cano, “Los primeros supernumerarios del Opus Dei”, Studia et Documenta, vol. 12, 2018, pp. 256-257.

[10] San Josemaría, Cartas 29, n. 10.

[11] San Josemaría, Camino, n. 402.

[12] Beata Guadalupe Ortiz de Landázuri, Carta 28-V-1959, en Letras a un santo, 2018, p. 112.

[13] Francisco, Gaudete et exsultate, n. 13.

[14] Mons. Fernando Ocáriz, Carta pastoral, 28-X-2020, n. 25.

[15] Inmaculada Alva – Mercedes Montero, El hecho inesperado, Rialp, Madrid 2021, pp. 194-195.

[16] Ibíd., p. 195.

[17] San Josemaría, Homilía, 26-X-1960.

[18] Inmaculada Alva – Mercedes Montero, El hecho inesperado, p. 195.

[19] Luis Cano, “Los primeros supernumerarios del Opus Dei”, p. 274.

[20] San Josemaría, Instrucción acerca del espíritu sobrenatural de la Obra, n. 42.

[21] Mons. Fernando Ocáriz, Carta pastoral, 28-X-2020, n. 24.

[22] San Juan Pablo II, Carta a las familias, 2-II-1994.

[23] Francisco, Homilía, 25-VI-2022.

[24] Mons. Fernando Ocáriz, Carta pastoral, 19-III-2022, n. 24.

[25] Ibíd., n. 5.

 

 

Más de 800 obispos solicitan becas para sus seminaristas o sacerdotes a la Fundación CARF

photo_cameraFundación CARF.

FECHA

11/07/22access_time 1:03

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Se trata de un ejercicio complicado donde las donaciones puntuales y periódicas han disminuido, pero han aumentado las aportaciones por testamentarías y legados. Comparado con el ejercicio anterior 2020, los recursos obtenidos por este último concepto crecieron un 30 por ciento. El total de los recursos obtenidos en 2021 fueron 9.715.000 €, de los que 4.206.000 € fueron testamentos y legados. Más de 6.500 donantes anuales garantizan la independencia y continuidad. CARF no depende de subvenciones públicas.

Las donaciones periódicas alcanzaron los 1.426.000 millones de euros, obtenidos a través de campañas dirigidas a personas, empresas e instituciones que entienden y apoyan los fines de la Fundación CARF. Otra de las fuentes de ingresos son las donaciones puntuales que supusieron 2.866.000 € millones de euros en el ejercicio anterior.

Más de 800 obispos de todo el mundo solicitan becas a CARF para la formación integral de sacerdotes y seminaristas de 131 países de los cinco continentes. Durante el curso pasado, se ha ayudado a la formación de 1.602 alumnos. 

La Fundación CARF es consciente de su responsabilidad con la sociedad y con la Iglesia Universal. Ante el descenso de vocaciones en Europa, impulsa la formación de las vocaciones sacerdotales de la mayoría de países pobres y en vías de desarrollo. 

 

“Un sacerdote bien formado es un foco de desarrollo espiritual, pero también humano, cultural y social allá donde desempeñe su labor. Por eso desde CARF, también apoyamos algunos proyectos solidarios de los sacerdotes en sus países de origen”, afirma Luis Alberto Rosales, director general de CARF.

 

Aceptar para servir

Si hay un presupuesto previo para el crecimiento de la vida moral, es decir, la madurez en los valores, es la aceptación de la realidad, de uno mismo, de las personas que nos rodean, del tiempo en que vivimos. Así lo explica Romano Guardini.

Esto no equivale a “dejarse llevar”. Al contrario, hay que trabajar en la realidad y si es preciso luchar por ella, para transformarla, para mejorarla en lo que dependa de nosotros, aunque sólo sea “un granito de arena”. Esto no puede hacerlo el animal, porque en él hay un acuerdo instintivo consigo mismo; no posee la dinámica propia del espíritu humano, entre lo que somos y lo que queremos ser, tensión que es buena siempre que nos mantenga en la realidad y no nos haga refugiarnos en fantasías.

Aceptación de sí mismo

Se puede comenzar por la aceptación de uno mismo: circunstancias, carácter, temperamento, fuerzas y debilidades, posibilidades y límites. No hay que dar por supuesta esta aceptación, pues con frecuencia uno “no” se acepta: hay hastío, protesta, evasión por medio de la imaginación, disfraces y máscaras de lo que somos, no sólo ante los demás sino ante uno mismo. Y esto no es bueno, aunque esconde un deseo de crecer que pertenece a la sabiduría. Así sintetiza Guardini la aceptación de sí mismo: “Puedo y debo trabajar en mi estructura vital, dándole forma, mejorándola; pero, ante todo, he de decir ‘sí’ a lo que es, pues si no todo se vuelve inauténtico”.

Esta aceptación adquiere diversas formas, según cada uno. El que tiene por naturaleza un sentido práctico, debe aprovecharlo, consciente de que probablemente no va sobrado de imaginación y creatividad; mientras que el artista debe sufrir temporadas de vacío y desánimo. Quien es muy sensible ve más, pero también sufre más; pero el que tiene un ánimo frío y no le afecta nada, desconoce grandes aspectos de la existencia humana. Cada uno debe aceptar lo que tiene, purificarlo para servir con ello a los demás, y luchar por lo que no tiene, contando también con los otros.

En la práctica esto no es fácil. Hay que empezar por llamar bueno a lo bueno, malo a lo malo; sin molestarse cuando algo sale mal o a uno le corrigen. Sólo reconociendo mis propios defectos, que voy conociendo poco a poco, tengo la base real para mi superación.

Aceptación de la propia vida

En segundo lugar, cabe hablar de aceptar la situación vital, la etapa de la vida en la que estoy y la época histórica en la que vivo, procurando conocerlas y mejorarlas. No es bueno escapar hacia el pasado o hacia el futuro, sin valorar lo presente.

Aquí entra la aceptación del destino, que no es azar, sino resultado de la conexión de elementos interiores y exteriores, algunos de los cuales dependen de nosotros. Primero, de nuestras disposiciones, carácter, naturaleza, etc. (de nuevo: aceptarse a sí mismo). Pero además, de nuestra libertad vivida en el día a día, también en lo pequeño que dejamos o no dejamos pasar.

Aceptarse a sí mismo o al destino puede hacerse difícil cuando viene el dolor o el sufrimiento. Sin limitarse a evitarlo, cosa que hay que hacer como es lógico en lo posible, hay que intentar comprender el sufrimiento, aprender de él.

Es importante aceptar la propia vida y aceptarla como recibida; recibida de los padres, de la situación histórica y de los antepasados, pero también, cabe pensar con sabiduría, de Dios.

Aceptarse para darse

Ha señalado Benedicto XVI: “El hombre sólo puede aceptarse a sí mismo, sólo puede reconciliarse con la naturaleza y con el mundo, cuando reconoce el amor originario que le ha dado la vida”. Y añade: “Es en la familia donde el hombre descubre su carácter relacional, no como individuo autónomo que se autorrealiza, sino como hijo, esposo, padre, cuya identidad se funda en la llamada al amor, a recibirse de otros y a darse a los demás” (Discurso en un Encuentro del Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el matrimonio y la familia, 13-V-2011).

Según el cristianismo, Dios tiene experiencia de nuestros problemas, pues ha tomado carne en Jesucristo, que se hizo vulnerable hasta el extremo, y con plena libertad. En Dios, sigue observando Guardini, no hay falta de sentido, Él “es” sentido, y un sentido que no es solamente racional sino a la vez amor. Por eso no debo confundir el que yo no capte hoy y ahora el sentido de mi situación, con el que esta situación tiene un sentido en el conjunto de mi vida, que yo debo descubrir y aprovechar con confianza.

La aceptación se acompaña de la sencillez y de la rectitud de las intenciones, y también de la bondad. La bondad significa prescindir de uno mismo, concederle a otros lo que son, aunque me falta a mí, y disfrutar con ello. También implica capacidad para comprender una situación y ayudar de hecho (no cruzarse de brazos por comodidad o miedo a quedar mal o equivocarse). No hay que confundir la bondad con sus apariencias, o con engañarse a sí mismo, pensando que uno es bueno o presumiendo de bueno.

Y la bondad requiere también de la sal del buen humor. No todo es serio en la vida (podría decirse que no es trágica, sino dramática). Señala Guardini: “Quien mira a los hombres solamente en serio, sólo en forma moral o pedagógica, a la larga no los aguanta”. Por eso, como Santo Tomás Moro, hay que ser capaz, o pedir la gracia de ser capaz, de captar las rarezas un poco cómicas que tienen las cosas humanas.

El cristiano, concluye Guardini, sabe que Dios es la bondad por esencia. Nosotros somos los que estropeamos el mundo. Y respecto a lo que no depende de nosotros (como el sufrimiento de los inocentes), la bondad y la justicia de Dios no son como la nuestra, sino infinitas, y no podemos hacernos una idea de eso; permanece ante nosotros como un misterio, porque no somos Dios. Pero eso no nos hace dudar de que Dios es bueno. No sólo Dios sabe más, sino que su corazón es siempre más grande que el nuestro.

Por Ramiro Pellitero

 

La ilusión de vivir y la maternidad

Alrededor del ser madre se arremolinan muchos términos como: ilusión, amor, educación, felicidad, sentido, crecimiento. Pero, desgraciadamente también, y me da mucha tristeza, términos como esclavitud y molestia, términos estos últimos que nos hablan de un profundo egocentrismo, una profunda falta de identidad personal y de un profundo sin sentido en la vida.

Me pregunto ¿Por qué hay mujeres -pocas afortunadamente-, que gritan, que se desgarran, que se convulsionan, que luchan incluso contra su propia naturaleza? ¿No se dan cuenta de que su argumentación y lo que defienden no las hace mejores, ni más plenas, ni las ayuda a encontrar la paz interior, ni les reserva un amor verdadero?

Son víctimas de una época que ha tergiversado los valores y que quiere vivir filosofías como las de:

Schopenhauer -Tan citado por las feministas y que por lo visto no han leído- que no ha tenido rival como misógino y que  concibió la vida como una maldición y la muerte como la liberación de sus desgracias.

Nietzsche que al exaltar la voluntad sobre todas las cosas y declarar la muerte de Dios proporcionó una anti-filosofía que al alabar al yo aislado, desafiante de toda ley, ofreció un programa que justifica cualquier cosa que desee la voluntad, incluso el suicidio de su propio autor, que tras intentar convertirse en su propio Dios, cortó toda comunicación personal, y al no quedar nadie para ayudarle a descubrir quién era, se provocó la locura primero y el suicidio después.

Rand, una mujer con tal egoísmo que se convirtió en enemiga del amor verdadero, arrogante y dogmatica, su filosofía es imposible de ser vivida, ni por ella misma; sin embargo, verdaderos fanáticos la siguen.

O la filosofía eugenésica de Darwin, Galton o Haeckel, que provocó ni más ni menos que el infierno nazi y ha influido en las prácticas eugenésicas actuales.

O  la de Jean Paul Sarte que al negar la naturaleza humana, evita definir que es inhumano, punto significativo para la moralidad y de este modo, elimino un fundamento importantísimo para denunciar los crímenes contra la humanidad e incito a realizar actos brutales. La psicología de Sarte es Machista, desprecia a las mujeres de forma evidente: toma el dualismo de Descartes y lo aplica a los sexos, describiendo lo masculino y lo femenino como antagónicos,  por eso, se le considera maniqueo y anti-feminista. Se opone al carácter fructífero de la mujer y a la realidad encarnada de la sexualidad. Además de degradar a la mujer al nivel de ser en sí, de materia, Sarte, crea una brecha imposible de salvar entre el Yo y el Otro. En consecuencia, el amor entendido como intersubjetividad se hace imposible y solo se pueden dar  relaciones de sadismo o masoquismo. Según él, el modo fundamental de todas las relaciones humanas es el conflicto.

O la filosofía de su pareja Simone de Beauvoir que en contra de lo que se cree, nunca habló en nombre de todas las mujeres; ni el tipo de libertad que apoyó incluye la libertad para contraer matrimonio y para criar a los propios hijos, como se afirma. Su existencialismo Sartreano, desprecio a la mujer porque considero que su feminidad supone una esclavitud del “ser en si” que es. La retrata como un ser víctima de su propia biología e inmovilizada por las expectativas de la sociedad burguesa. Su propia filosofía era más horrible que cualquier otra cosa que le produjera miedo. Admitía que ella era una nada con miedo de todo, aspirando a un ideal masculino, a pesar de creer que los hombres siempre han considerado a las mujeres como el Otro que debe ser oprimido. Ella fue muy infeliz, era una bebedora, fumaba en exceso, experimentó con drogas, intentó suicidarse, sufría episodios de depresión y estaba obsesionada con la muerte.

O que decir del famoso Freud o de Reich, que se centran en la búsqueda del placer, reduciendo al ser humano a pura sexualidad, perdiendo de vista su espiritualidad y las capacidades que ella implica.

O la de todos los modernos planificadores y traficantes de la muerte: Mead, Kinsey, Sanger, Gamble, Humphry, Kevorkian o Singer.

Varios de los cuales vivieron vidas atormentadas, llenas de traumas y hasta anomalías psíquicas. Y que en términos generales se ha cometido el error de generalizar su vivencia personal o su opinión personal o su conveniencia personal sin un verdadero análisis sobre la cuestión.

No cabe duda que la ignorancia es mala cabalgadura. Sinceramente creo que aún buscando un aparente bien estas mujeres están siendo engañadas, manipuladas por personas con intereses eugenésicos y/o machistas.  Cuyo único interés es rebajar a la mujer al nivel de cosa para su uso y después, botarla como se hace con un pañuelo desechable sin mayor compromiso o responsabilidad.

Después de plantear la raíz del problema a groso modo, quisiera continuar con su sintomatología en la sociedad. Vemos como se ha perdido la ilusión por vivir, a pesar de que vivimos una época en la que gozamos de más comodidades. Se respira un ambiente de descontento, de stress, de aburrimiento, de indiferencia, de depresión. Los matrimonios se resquebrajan, los jóvenes se suicidan, las mujeres se matan de hambre literalmente, se da prioridad a la imagen sobre el ser, los hombres se han vuelto incapaces para amar y se vuelcan en el tener y en el éxito profesional, se evita todo tipo de esfuerzo o compromiso, se busca el libertinaje, el placer aquí y ahora, se cree que estamos predestinados por nuestro pasado, las estrellas o cualquier otra fuerza misteriosa, o al contrario, se cree que con tan solo desear las cosas, ellas llegarán por obra de magia. La injusticia desaparece del mapa, el único que cuenta es el yo  desvinculado de todo… Definitivamente estamos perdidos.

Podemos observar como no existen más los héroes, los modelos que edifican han desaparecido: Nos hemos convertido en botargas, en caricaturas de ser, que salta de una moda a otra, que creen descubrir algo valioso en los medios de comunicación o en las revistas de moda o del corazón, o en la vida de los famosos y sus escándalos. Vemos como el sentido de las palabras se ha manipulado por motivos ideológicos, así lo que durante todo la historia de la humanidad ha sido comprendido por ejemplo, como una aberración, ahora es una opción. Mucha gente nos quiere convencer, nos quiere manipular, debido a una gama de intereses enorme y variada que se insertan en la cultura actual: hedonista, consumista, permisiva y relativista, para lograr sus intereses personales o grupales.

Y me pregunto ¿Y yo donde quedo? ¿Realmente esa soy yo y eso es todo lo que la existencia me depara? ¿No soy más valiosa, no puedo lograr una vida más digna, más llena de sentido, de serenidad y de amor verdadero? Sospecho que soy y puedo mucho más de lo que se me ofrece. Te invito me acompañes por la reflexión que hice para descubrirme y descubrir el sentido de mi existencia:

1.    Soy mujer. Es un dato objetivo fundamentado en la biología que dice: en todas tus células está contenida la información de tu sexo, de tu pertenencia a la especie homo sapiens y las características específicas heredadas por tus padres. Es una información proporcionada por la genética y contenida en el ADN desde el momento de la concepción: Se es hombre o se es mujer por el par 23 (XX o XY).

2.    Para la concepción de un ser humano es indispensable la aportación de un padre –hombre- y de una madre –mujer-. Ninguno es sustituible porque, una parte de la información debe ser leída del cromosoma de origen paterno y otra diferente del cromosoma materno. Cada lote de cromosomas hace algo específico dependiendo de quién provenga, cada uno por separado no puede construir una imagen completa de la persona. El contenido paterno construye el envoltorio y la búsqueda de alimento (membranas y placenta), el contenido materno suministra los elementos que permiten que el individuo pueda construirse a sí mismo.

3.    Por la acción organizada de las hormonas se organiza un sistema nervioso masculino o femenino, base de las diferentes fisiologías y conductas que se observan en hombres y mujeres.

4.    Hombres y mujeres poseemos diferentes habilidades cognitivas. Gracias a los estudios psicométricos se ha descubierto que las mujeres muestran una mayor tendencia al uso de la mano derecha y una mayor articulación y fluidez verbal en el hablar que los varones. Las niñas normalmente aprenden a hablar antes que los hombres, tienen un vocabulario más extenso y emplean más pronto construcciones gramaticales. Los varones, tienen una mejor ejecución en tareas no verbales, cuando las relaciones espaciales son preponderantes. Muy interesantes son al respecto los estudios de Kimura sobre las diferencias entre el cerebro de varón y el de mujer en el modo de resolver problemas intelectuales. En conclusión, podemos decir que hombres y mujeres nos conducimos de forma diferente.

5.    La antropología Biológica y la Etología han descubierto diferencias entre la sexualidad humana y la animal, que las hacen diversas: La sexualidad humana es capaz de ser expresión de una intimidad, y es esta dimensión, la que le da su más profundo sentido. El fin de la sexualidad humana no es exclusivamente procreativa (lo que no legitima separar sexualidad de procreación). Hay un salto cualitativo entre animales y personas tan grande que no hay punto de comparación. La espiritualidad humana: La vida interior que implica. La inteligencia y voluntad que posee. La capacidad de amar y de trascender en el otro. La capacidad de compromiso libre. La capacidad de apropiarse del futuro a través de actor dirigidos en una dirección elegida libremente. La necesidad del otro para sobrevivir durante toda la vida. La capacidad de crear sinergias y de buscar el bien común, etc, etc. que hace al ser humano totalmente diferente.

6.    La Psicología ha aportado al conocimiento sobre varón y mujer, su complementariedad  no sólo entre los sexos, sino en el interior de su ser, gracias al psiquiatra Jung, se ha descubierto que cada ser humano está llamado a realizar una personalidad humana completa abarcando todas las virtudes asignadas a ambos sexos, con el matiz propio de su sexo que les hace complementarios.

7.    Desde la Antropología cultural, interesa desmascarar a  Margaret Mead quien manipulo los resultados de su investigación para auto-justificar sus comportamientos sexuales desviados, la ligereza de su vida y de sus declaraciones. Derek Freeman demostró de forma apabullante como todas las afirmaciones hechas por Mead en su libro eran completamente falsas o estaban gravemente distorsionadas; demostró que la cultura en Samoa estaba  profundamente influenciada por el cristianismo y por lo tanto, opuesta a lo que ella se atrevió a afirmar y degradaba a sus pobladores.

8.    La Sociología constata que se ha superado, en muchos lugares, la concepción que articulaba la diferencia entre varón y mujer entorno a diferentes roles sociales. Actualmente, el acceso a la cultura y la independencia económica son dos bienes al alcance de más mujeres. Además, se comienza a reconocer su aportación femenina como enriquecedora en las diferentes esferas laborales.

9.    La Filosofía tiene la tarea de elaborar una teoría antropológica que engarce la igualdad y la diferencia, que supere la subordinación y el igualitarismo, que son los extremos en los que se han plantado los diferentes pensadores. Necesitamos un término medio donde no se lesiona a nadie y todos podamos realizarnos como lo que somos y podamos aportar a la riqueza de la humanidad con nuestro propio ser masculino y femenino, y nos ayudemos a crecer y a vivir una sociedad más humana. Es necesario volver a hablar de reciprocidad y de complementariedad. De la diferencia en unidad.

10.    Ya la filosofía nos ha aportado sobre la igualdad: varones y mujeres somos personas, seres dotados de espiritualidad, por lo tanto, compartimos una misma naturaleza y una misma dignidad y nos compete por igual la responsabilidad de sacar adelante a nuestras familias y a nuestra cultura cooperando y aportando lo que es más propios de cada uno.

11.    Sobre esto tiene mucho que decir la Antropología Teológica, que hunde sus raíces en el Cristianismo. Ilumina el entendimiento cuando nos ayuda a descubrir como Dios nos ha querido: Imagen suya, en dos variantes: varón y mujer, y con una misión común: crecer, multiplicarnos, llenar la tierra y dominarla. Aquí la clave es ser imagen suya: Dios es Amor y es Trinitario: es unidad en la diversidad, es comunidad de vida y amor. Esa es nuestra vocación es la razón de nuestro ser sexuado y de nuestro existir.

12.    La humanidad entera está llamada a vivir en concordia, en unidad, en la diversidad y en la riqueza que eso implica, en una cooperación que rebase la justicia, que hable sobre todo de amor. Sólo así se logrará la paz y la justicia tan añoradas. Ya basta de experimentos que has resultados tan dolorosos para tantos millones de personas como, por ejemplo, los regímenes comunistas o la propagación del aborto que no sólo es la más grande de las injusticias porque afecta al más indefenso de la sociedad y es ejecutado por quienes deberían de protegerlo, sino también son víctimas  todas las mujeres que por ignorancia o por miedo lo han realizado, acorraladas por la presión de hombres irresponsables o de una sociedad con rasgos esquizofrénicos, y   que por no poder perdonárselo nunca, ya que va en contra de su propia naturaleza, incluso han llegando al suicidio. En contraste, otras mujeres necesitan justificar su vida libertina y por eso, promueven una supuesta libertad sin límites, que sólo las encadena a sus pasiones, a su egoísmo, a la forma más empobrecedora y triste de vivir la existencia. Estas mujeres han perdido de vista que la moral nos enseña el arte de vivir bien, con dignidad, con belleza, con estilo, con serenidad, con sentido.

13.    Somos seres superiores, somos hijos de Dios, podemos y debemos comportarnos como tales y reflejar esa imagen Divina impresa en nuestro ser corpóreo-espiritual. Tanto como varones, como mujeres. Ya basta de sentirnos amenazados por nuestra propia naturaleza sexuada, así somos y lo más sano es asumirnos, aceptarnos, como somos y también aceptar y asumir el fin para el que fueron ideados: Mostrar la imagen Divina aquí en la Tierra, de amor total, incondicional, indiviso y fecundo.

Afortunadamente, si nos fijamos bien, todavía existen modelos a seguir en las mujeres que nos rodean, en las que no aparecen en los medios de comunicación, son aquellas heroínas silenciosas que con su trabajo cotidiano, con su alegría de vivir, con su dedicación, con la entrega de su vida entera a su familia y a su sociedad se realizan. Son mujeres maduras, coherentes, con estabilidad psicológica que con ilusión de vivir, saben el valor que tienen, el valor de su aportación femenina y el sentido de su vida. No importa su nivel económico o cultural, su origen o rango. Lo que les une es la ilusión de ser mujeres y de vivir su feminidad, de aportarla al mundo y complementarse con la masculinidad, para enriquecer la realidad. Aunque reconozcan que todavía haya mucho trecho por recorrer y las contrariedades surjan de la misma cultura en la que vivimos. Son mujeres a las que no les da miedo ser mujeres y realizarse como tales, disfrutan siendo femeninas y humanizan su entorno.

Son mujeres que han tratado de elegir un buen hombre para realizar un proyecto biográfico común, para casarse –comprometiéndose de forma mutua y reciproca-, para amarse y formar una familia. Para formar núcleos familiares dinámicos a lo largo del tiempo, donde se acoge al desvalido, al enfermo, al viejo, al necesitado, y que por lo tanto, ayudan a sus miembros a crecer como personas, que a su vez, al lanzarse a la sociedad la humanizan, la enriquecen.

Viven la ilusión de ser buenas esposas y buenas madres, sin complejos, sin sentimientos de culpa, con coherencia, sin luchas internas que no llevan a ninguna parte. Son felices con tan solo tener la ilusión de hacer feliz a su familia, a sus compañeros de trabajo, de sacar adelante un proyecto de vida, etc. de forma realista y objetiva. Son mujeres que se saben situar en su realidad tanto material como espiritual, y se manejan con una contabilidad que cuida las cosas pequeñas bien hechas, hechas con amor, con generosidad y con sentido trascendente.

Son mujeres ejemplares que aunque las tormentas y los vientos contrarios las visiten, no se dan por vencidas de antemano. Son mujeres que aunque el hombre no haya resultado lo que ellas esperaban, han sabido salir adelante, que han sabido sacar adelante a sus familias, no sin mucho esfuerzo y sacrificio de por medio. Ellas son las que al final de la vida, cuando haya que hacer un recuento de lo realizado y logrado puedan sentirse satisfechas, aunque algunas cosas no se hayan logrado como hubieran querido. Sin embargo, se podrán sentir felices y podrán presentar algo al Creador: Su amor, que al final es de lo único de lo que se nos tomara cuenta: de cuánto y cómo hemos amado.

Vivamos nuestra feminidad y nuestra maternidad con amor, con ilusión, con alegría. Les aseguro no hay mayor satisfacción que ver crecer a los hijos, compartir con ellos sus logros y sus derrotas. No los hagamos inútiles, enseñémosles el valor de la entrega, del sacrificio gozoso por los demás, del servicio compartido dentro y fuera del hogar, sobre todo por los más necesitados, además, es importante que tengan una vida espiritual profunda, que se sepan Hijos de Dios, creados a Imagen Suya, y sepan que el mejor modelo a seguir es Jesucristo: Dios-Encarnado, Carne-Divina. El nos muestra junto con su Madre la Santísima Virgen María el ideal de unidad Corpóreo-Espiritual que somos y que debemos realizar para lograr la plenitud en el existir humano.

Mi deseo más profundo en este día es: Que su mayor ilusión siempre sea  luchar, a pesar de las caídas o los problemas, para reflejar esa imagen Divina, que somos, de la forma más perfecta que podamos, sin complejos, sin culpas, al contrario, llenas de entusiasmo, con empeño, con voluntad férrea y un inmenso amor alegre. ¡Feliz día!

Por Blanca Mijares

 

 

¿QUÉ “PASO MÁS” LE PIDE DIOS HOY A NUESTRA FAMILIA?

El miércoles 22 de junio comenzó el X Encuentro Mundial de las Familias1 en Roma con un Festival para las

cerca de 2.000 familias que participaron in situ en el Aula Pablo VI a las 18.00. Se sumaron virtualmente familias

2
de todo el mundo en eventos organizados por las diócesis. Francisco pronunció un mensaje . El sábado 25

celebró la santa Misa en la plaza de san Pedro a las 18.30, predicó3, y al final se leyó un texto: “Envío misionero de familias”4 que se repartió entre los asistentes. Además, se distribuyó entre la gente congregada en la plaza para el Angelus el domingo 26. En el Festival, el Papa dijo a las familias que tienen una misión que cumplir, un testimonio que dar en el mundo. En el caso de los cristianos, “estamos llamados a ser un mensaje que el Espíritu Santo toma de la riqueza de Jesucristo y regala a su pueblo”. E invitaba a preguntarse: “¿Cuál es la palabra que el Señor quiere decir con nuestra vida a las personas que encontramos? ¿Qué “paso más” le pide hoy a nuestra familia? A mi familia, debe decir cada uno”. Antes había propuesto cinco “pasos más” para dar juntos.

Esta charla, en la entrada del verano, pretende hacer eco a las palabras del Papa y “abrir el melón” del progreso de la vida familiar que, en vacaciones, encuentra una oportunidad singular para dedicarse tiempo, descansar juntos, cultivar el amor al cónyuge, a los hijos, a los familiares y los amigos, a los necesitados, en especial a los que padecen la pandemia de la soledad.

Dos hechos de julio: La 2a Jornada mundial de los abuelos, y la intención de oración del Papa: los ancianos.

Antes de continuar, recuerdo estos dos hechos que dirigen nuestra mirada sobre unas personas que ocupan un lugar especial en las familias: los abuelos. “No podemos hablar de la familia sin hablar de la importancia que tienen los ancianos entre nosotros”5, aseguró el Papa. Por esa razón, procede incluirlos y preguntarse si Dios nos pide un paso más en el cuidado de los mayores de la familia. La Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores ha sido un fruto del Año “Familia Amoris laetitia”. El domingo 31 de enero de 2021, tras el Angelus, Francisco anunció la institución de esta Jornada, que se celebrará en la Iglesia el cuarto domingo de julio, cerca de la memoria litúrgica de los santos Joaquín y Ana (día 26 de julio), abuelos de Jesús. La 1a Jornada pilló en pandemia y coincidió con la fiesta de Santiago, apóstol, patrono de España; tal vez por eso pasó desapercibida. Este año caerá el 24 de julio... el Papa nos pide que lo celebremos: “los abuelos y los mayores son el pan que alimenta nuestras vidas, son la sabiduría escondida de un pueblo, por esto es preciso celebrarlos, y he establecido una jornada dedicada a ellos” (ídem).

La intención de la oración del Papa para julio es: “Recemos por los ancianos, que se conviertan en maestros de ternura para que su experiencia y su sabiduría ayude a los más jóvenes a mirar hacia el futuro con esperanza y responsabilidad” (ídem). Concretemos esa oración secundándolo. Desde el 23 de febrero, Francisco dedica las catequesis de los miércoles al valor y el sentido de la vejez... va por la n. 15. Está claro su interés por los

6
ancianos, que calificaba de “un auténtico <nuevo pueblo>” . Participemos de sus inquietudes. Cuidémoslos,

trabajando contracorriente de la cultura del descarte, valoremos los carismas de los abuelos, favoreciendo las relaciones intergeneracionales, aprendamos y enseñemos a envejecer proveyendo de proyectos existenciales.

Contar con la cercanía del Papa... y manos a la obra

Francisco desea acompañar a cada familia y pide a la Iglesia desvivirse por ellas, sin descartar ninguna. Así lo manifestó al comienzo de su mensaje a las familias en el X Encuentro Mundial. “Quisiera haceros sentir mi

́
cercanía precisamente allí donde os encontráis, en vuestra concreta condición de vida. La palabra de aliento es

́
sobre todo esta: partir de vuestra situación real y desde allí intentar caminar juntos, juntos como esposos, juntos

en vuestra familia, juntos con las demás familias, juntos con la Iglesia”. Y recordando la figura del buen samaritano, dijo: “Justamente esto quisiera que la Iglesia fuera para vosotros. Un buen samaritano que se os acerca y os ayuda a proseguir vuestro camino y a dar “un paso más”, aunque sea pequeño”.

1 Las Naciones Unidas declaró 1994 «Año Internacional de la Familia». San Juan Pablo II quiso que se celebrara también en la Iglesia, y así nació el I Encuentro Mundial de las Familias (Roma, 8-9.X.1994). Se celebran cada tres años en distintos lugares del mundo.
2 https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2022/june/documents/20220622-incontromondiale…
3 https://www.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2022/documents/20220625-omelia-famiglie.html

4 https://opusdei.org/es-es/article/x-encuentro-mundial-de-las-familias-es-el-lugar-donde-se-aprende…
5 Palabras del video-mensaje de presentación de la oración del Papa de julio. Puedes verlo https://thepopevideo.org/?lang=es 6 Francisco, catequesis (23.02.2022).

1

Este acento pastoral en caminar junto a las familias es imprescindible en el panorama actual, que el Papa

compara a un hospital de campaña. Son muchas las familias probadas por las dificultades de la vida y por las

heridas de la división. Todas, pero especialmente estas, deben ser cuidadas por la Iglesia; pero esta acción se

queda coja sin la colaboración generosa de las familias cristianas. No olvidemos que la Iglesia somos todos, no

solo los obispos y los ministros sagrados, todos participamos en la misión de Jesús. Precisamente este es uno

objetivos del camino sinodal que estamos viviendo en la Iglesia. Y en concreto en la pastoral familiar, Francisco

desea que las familias ocupen la primera fila para llevar al mundo la buena nueva de Cristo sobre el amor

matrimonial y familiar, para que así la Iglesia vuelva a ser más familia de familias. “De hecho, la Iglesia nació de 7

una Familia, la de Nazaret, y está formada principalmente por familias” . Cada familia cristiana está llamada a dar testimonio a través de su vida de ese amor de Dios que salva y ayuda a salir adelante a pesar de los pesares. Lo hará a su manera, en sus circunstancias concretas, con sus aciertos y fallos. Dará voz a la experiencia de muchas familias que, como ellas, experimentan las mismas alegrías, inquietudes, los mismos sufrimientos y esperanzas. Y les mostraran cómo han perseverado fieles en los momentos difíciles, contando con la gracia de Dios y la ayuda de otros. En ese sentido, son relevantes los testimonios de las familias que elaboraron el Viacrucis8 del Coliseo que presidió el Papa el Viernes Santo (15.04.2022) y los 10 videos9 producidos para este Año de la “Familia Amoris Laetitia”.

Cinco pistas para la reflexión

En el Festival de las familias, el Papa propuso cinco pistas, “un paso más”, para reflexionar juntos; en cada una retomó el testimonio10 de las familias que habían intervenido. Las presento brevemente con la esperanza de que cada uno medite los comentarios del santo Padre.

1a pista: “Un paso más” hacia el matrimonio. El Papa partió de la experiencia de Luigi y Serena, padres de Matteo, Riccardo y Gabriele, que conviven hace 10 años, que decidieron bautizar a sus hijos porque <a pesar de los esfuerzos humanos más nobles, nosotros no nos bastamos>, y que se preparan para casarse. Concluían: <Santo Padre, este es nuestro tortuoso camino hasta ahora, esperamos y confiamos en que todo nos lleve a coronar nuestro deseo de matrimonio, que es no un punto de llegada, sino un punto más de renacimiento>. Francisco recordó cómo Dios no deja solos a los esposos: “este es el significado de los sacramentos del Bautismo y del Matrimonio, son la ayuda concreta que Dios nos da para no dejarnos solos, porque <nosotros no nos bastamos>”. En la charla de junio, “Vivir el amor familiar con el todo incluido”, desarrollé los inmensos bienes que Dios quiere regalar al matrimonio y a la familia a través del sacramento. “Uno se casa porque quiere fundar el matrimonio en el amor de Cristo, que es sólido como una roca”, decía el santo Padre.

2a pista: “Un paso más” para abrazar la cruz. El testimonio es de los padres de Chiara, casada con Enrico. Esta joven murió a los 28 años de cáncer. Tuvieron dos hijos con graves malformaciones incompatibles con la vida, los acogieron con amor, los bautizaron al nacer, al poco fallecieron. En el cuarto mes de embarazo del tercero, se descubrió que Chiara sufría un carcinoma muy agresivo; decidió retrasar los tratamientos que pusieran en peligro a su hijo. Al año de nacer Francesco (actualmente tiene 11 años), muere. Roberto y María Anselma cuentan su reacción al ver cómo su hija vivió la prueba de la enfermedad: <Como María al pie de la cruz, aceptamos sin comprender, pero la serenidad de Chiara nos abrió una ventana a la eternidad y sigue iluminándola hoy. Nos resultó difícil acompañarla hasta el umbral del Paraíso y dejarla marchar, pero desde ese momento fluyó tal gracia que nos hizo vislumbrar el plan de Dios y nos impidió caer en la desesperación>. “Que Chiara nos sirva de inspiración en nuestro camino de santidad, y que el Señor sostenga y haga fecunda cada cruz que las familias tienen que cargar”, pidió el santo Padre.

3a pista: “Un paso más” hacia el perdón. Fue el turno de Paul y Germaine, congoleños, casados hace 27 años. Hace un año Germaine se mudó a casa de su hermana, abandonando a Paul. Las causas de la crisis: la falta de sinceridad y la infidelidad de su marido, el mal uso del dinero, los ídolos del poder y de la carrera, el resentimiento acumulado y la dureza del corazón. Hubo personas que intentaron entrara en razón, otros hicieron todo lo posible por agravar la situación, cuenta Germaine. <Pero el Señor, presente en nuestro matrimonio, respondió al deseo más profundo de mi corazón y lo salvó>, dice Paul, refiriéndose al papel

7 Francisco, homilía (25.06.2022).
8 https://www.vatican.va/news_services/liturgy/2022/documents/ns_lit_doc_20220415_via-crucis-meditaz…
9 https://www.conferenciaepiscopal.es/interesa/familia-amoris-laetitia/6-en-video/
10 https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2022-06/papa-francisco-x-encuentro-mundial-familias-festiv…

2

desempeñado por la "Comunidad Familiar Cristiana", una asociación católica de laicos. Consiguieron que hablaran y analizaran sus vidas. Primero individualmente y luego juntos. <Estos encuentros nos permitieron decirnos duras verdades, vaciar nuestros corazones de odio, ira, malicia y otros sentimientos negativos. Al final nos perdonamos sinceramente y decidimos reanudar nuestra vida juntos. Dios estuvo con nosotros y nos dio fuerza>, concluyó Paul. “El perdón cura todas las heridas; el perdón es un don que brota de la gracia con la que Cristo colma a la pareja y a toda la familia cuando lo dejamos actuar, cuando recurrimos a Él”, apuntó el santo Padre; “por eso vuestra historia transmite esperanza”.

4a pista: “Un paso más” hacia la acogida. Iryna y Sofía son madre e hija, huyeron de Kiev y llegaron a Roma hace dos meses. Su marido pidió a Iryna y a su hija de 17 años que abandonaran Ucrania. Supuso un gran sufrimiento. Han sido acogidas por Pietro y Erika, padres de 6 hijos. <Hoy doy gracias a Dios porque ha enviado a nuestro camino a tanta gente buena que nos ha ayudado y ha mostrado un gran corazón al darnos ayuda y esperanza>, explica Iryna. También intervino el matrimonio de acogida. Erika contó su sorpresa cuando la parroquia les propuso atender a una familia ucraniana; ahora considera la experiencia como <una gran bendición del cielo> para toda su familia. Pietro reiteró que, <sin la ayuda y la fuerza de la fe, no habríamos acogido a nadie; sentimos que ofrecemos nuestra disponibilidad sin ninguna pretensión, porque estamos convencidos de que acoger al otro que sufre es acoger a Cristo>. “En la familia se vive una dinámica de acogida, porque sobre todo los esposos se han acogido el uno al otro, como se lo dijeron mutuamente el día del matrimonio: <Yo te recibo a ti>. Y después, trayendo hijos al mundo, han acogido la vida de nuevas criaturas... una sociedad sin familias acogedoras se volvería fría e invivible”, concluía el santo Padre.

5a pista: “Un paso más” hacia la fraternidad. Es la historia de Zakia, viuda de Luca Attanasio, el embajador italiano en la República Democrática del Congo, que murió en un atentado cuando se dirigía a visitar un proyecto alimentario de la ONU para niños hace un año y medio. Madre de Sofía, de 5 años, uno más que Lilia y Miral. Zakia, musulmana, subrayó que la diferencia de religión en la familia nunca ha sido un obstáculo, es más, <sin duda nos ha enriquecido, hemos basado nuestra familia en el amor auténtico, con respeto, solidaridad y diálogo entre nuestras culturas>. Contó sus desvelos para sacar adelante a sus tres princesas. Y terminó deseando a las familias que <sean, a pesar de las diferencias culturales y del sufrimiento, un lugar donde podamos encontrar siempre la luz y la certeza de que Dios nunca nos dejará solos>. El santo Padre destacó como la familia de Zakia y Luca expresa el ideal de la fraternidad: “viviendo junto al que es diferente a mí, en la familia se aprende a ser hermanos y hermanas. Se aprende a superar divisiones, prejuicios, cerrazones y a construir juntos algo grande y hermoso, partiendo de lo que nos une”.

El que las imagina, las hace... dando “un paso más” con pequeños gestos de amor

Aventurémonos en estos testimonios, en las enseñanzas del Papa y de otros autores11 durante este verano para inspirarnos y proponernos “un paso más” en la mejora del amor matrimonial y familiar. A lo largo de la exposición hay abundantes enlaces a escritos y testimonios. A ese material quería unir dos cosas: la catequesis

El amor se aprende, se vive, crece <trabajándolo> en las distintas etapas de la vida por la que atraviesa cada familia. El amor disculpa las imperfecciones, complementa las deficiencias y saca lo mejor de cada uno. Se desarrolla entre luces y sombras, siempre admite amplios márgenes de mejora. Proteger y mejorar el amor

11 Sugiero dos libros electrónicos gratuitos: “Amor humano y vida cristiana” (recoge artículos publicados en la página web del Opus Dei) https://opusdei.org/es-es/article/libro-electronico-amor-humano-y-vida-cristiana/ y “Juntos en Camino” (de la Subcomisión Episcopal Española para la Familia y la Defensa de la Vida) https://www.conferenciaepiscopal.es/interesa/familia-amoris-laetitia/7-formacion-y-acompanamiento-…
12 Francisco dedicó 35 catequesis de los miércoles a la familia (del 10.XII.2014 al 11.XI.2015). Elijamos la que nos convenga según nuestras circunstancias. Están en: https://www.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2022.index.html#audiences

13 Recomiendo el capítulo 4o, en el que Francisco presenta las cualidades del amor verdadero a partir del Himno de la caridad (1 Corintios 13). https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazion…

12 13
y la exhortación apostólica Amoris laetitia . Preguntémonos qué es lo que pide

de Francisco sobre la familia
Dios a nuestra familia, personalmente, hablando con nuestro consorte, dialogando con otras familias. Esa adhesión a la voluntad de Dios está apoyada sin fisuras por el auxilio divino; contaremos con luz para ver y fuerza para querer y hacer, gracias al sacramento del Matrimonio, al encuentro con Cristo en la oración y la Palabra, en la Confesión y en la Eucaristía. Dejando espacio a la acción del Espíritu Santo. Cristo ha devuelto la belleza y bondad al matrimonio, signo e imagen del amor trinitario y de la alianza entre Cristo y la Iglesia. “Dejaos transformar por Él, para que también vosotros podáis transformar el mundo y hacerlo “casa” para quien necesita ser acogido, para quien necesita encontrar a Cristo y sentirse amado” (ref. nota 2).

3

exige un gran espíritu de sacrificio... en pequeñas cosas, que abundan en el hogar. Gestos mínimos de cariño,

de comprensión, de ternura, de servicio, de escucha, de perdón... “Jesús nos invita a no impedir esos pequeños

gestos milagrosos; por el contrario, quiere que los provoquemos, que los hagamos crecer, ayudando a despertar

14

todos los pequeños gestos de amor, signos de su presencia viva y actuante en nuestro mundo”

.

Hay dos consejos del Papa que vivirlos garantizan la mejora del amor. Uno es hacer las paces antes de dormir:

“En cada familia hay problemas, y a veces también se discute; somos humanos, somos débiles, y todos tenemos a veces este hecho de que peleamos en la familia. Os diré una cosa: si nos peleamos en familia, que no termine

15

el día sin hacer las paces. ¿Sabes por qué? Porque la guerra fría del día siguiente es muy peligrosa. No ayuda”

.

El otro es entrenar tres palabras: permiso, gracias, perdón. “Estas palabras abren camino para vivir bien en la

familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran

fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan,

16
de los gestos de amor, cosas pequeñas que abundan en el día de cualquier familia.

poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe”

. Vayamos por delante en la batalla 17

<Unmatrimonioperfectoessólodospersonasimperfectasquesenieganarenunciarelunoalotro> .Elamor

inmaduro se escribe en pasiva, y dice <Soy amado>; el amor enamorado busca la correspondencia, y dice <Nos

amamos>; el amor maduro simplemente ama, y dice <Te amo>. La madurez llega después de mucho amar.

<Un matrimonio exitoso requiere enamorarse muchas veces, siempre de la misma persona>18; el “sí” de la boda

pide ser renovado sin decir basta, y pasar por encima de las debilidades, los defectos y los límites, propios y

del otro. “Todos vosotros cónyuges, formando vuestra familia, con la gracia de Cristo habéis hecho esta elección

valiente: no usar la libertad para vosotros mismos, sino para amar a las personas que Dios ha puesto a vuestro

19

lado. En vez de vivir como <islas>, os habéis puesto <al servicio los unos de los otros>”
que “esta libertad es sobre todo un don: <Para la libertad nos ha liberado Cristo> (Gálatas 5, 1). La libertad nos ha sido dada... la libertad que Cristo nos ha adquirido al precio de su sangre está orientada totalmente al amor: <habéis sido llamados a la libertad; ahora bien, no utilicéis la libertad como estímulo para la carne; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor> (Gálatas 5, 13)” (ídem). Ese ejercicio de libertad interior, hacerse esclavos unos de otros por amor, nos asemeja a Cristo, que siendo Señor de todo se hizo siervo de todos. Ese amar de veras cada día como Cristo nos enseña es fuente de felicidad verdadera, abierta a muchos, y es camino del cielo, ya en la tierra. “Tenemos que vivir con la mirada puesta en el cielo, como le decían los beatos María y Luis Beltrame Quattrocchi20 a sus hijos, afrontando las fatigas y las alegrías de la vida <mirando siempre por encima del techo>”, así concluía el Papa su mensaje a las familias en el X Encuentro Mundial.

No es una misión imposible... el mundo y la Iglesia lo precisan

San Juan Pablo II visitó Nigeria en febrero de 1988. Defendió el matrimonio, de uno con una para siempre, frente a la poligamia, el abandono del hogar por parte del hombre... Empleó una imagen, decía: “El matrimonio es comparable a una montaña muy alta que sitúa a los esposos en las inmediatas cercanías de Dios. Hay que reconocer que la ascensión a esa montaña exige mucho tiempo y mucha fatiga. Pero, ¿podrá ser esta una razón para suprimirla o rebajar su altura?” Un periodista interrumpió para decir que lo que se pedía a la gente era un imposible. El Papa sonriente le contestó: “Imposible, no; muchos lo hacen; ciertamente no es fácil, pero es que ser cristiano auténtico es difícil. En áfrica y fuera de África...”. No es fácil, pero no es imposible. Es la llamada a la santidad querida por Dios para las familias, que se vive dando “un paso más” en cosas pequeñas, haciendo que el amor sea normal. Así cada familia hace una contribución insustituible al mundo y a la Iglesia. Ninguna otra escuela puede enseñar el amor auténtico, genuino, confiable y creíble como lo hace una familia. “Ánimo, pues, ¡la vida familiar no es una misión imposible! Con la gracia del sacramento, Dios la convierte en un viaje maravilloso para emprender con Él, nunca solos. Dios garantiza su presencia en el matrimonio y en la familia, no solo en el día de la boda sino durante toda la vida. Y Él os sostiene cada día en vuestro camino”, decía el Papa (22.06.2022).

14 Francisco, mensaje a las Familias en el VIII Encuentro Mundial de la Familia (Filadelfia, 27.09.2015).
15 Francisco, Angelus (27.12.2020), en el que anunció el Año de la “Familia Amoris Laetitia”.
16 Francisco, catequesis (13.05.2015).
17 David Miles, Las siete leyes del amor, citado por el obispo de Las Vegas al presentar 7 cualidades en que coinciden los <matrimonios fuertes> que ha conocido https://www.religionenlibertad.com/vida_familia/61439/secretos-para-conseguir-matrimonio-feliz-val…

18 Frase de la periodista y escritora americana Mignon McLaughlin.
19 Francisco, homilía de la santa Misa del X Encuentro Mundial de la Familia (25.06.2022).
20 Fueron el primer matrimonio beatificado al mismo tiempo (por san Juan Pablo II el 21.10.2001). Se casaron en 1905, tuvieron 4 hijos.

 

¿Dónde está Dios? ¿Por qué no lo veo? «Es útil que hagamos experiencia del silencio de Dios»

El sacerdote polaco Milosz Holda es profesor adjunto de la universidad pontifica Juan Pablo II en Cracovia

10 julio 2022 08:05

La pregunta acerca del "ocultamiento de Dios" y de su silencio ha sido recurrente a lo largo de toda la historia, y no sólo entre los católicos. En situaciones complejas y de sufrimiento este interrogante se hace incluso más patente.

El sacerdote polaco Milosz Holda es profesor adjunto de la Universidad Pontificia Juan Pablo II en Cracovia. Allí enseña Metafísica y Antropología filosófica. Es además un gran experto en lo relativo al "ocultamiento de Dios" en la experiencia popular contemporánea. En su opinión, es "útil que hagamos experiencia del silencio de Dios".

Recientemente ha participado en el IX Simposio Internacional "Más allá de la fe secular" y en él ha sido entrevistado por Ignacio Álvarez para la Archidiócesis de Granada: 

-¿A qué nos referimos cuando hablamos de este ocultamiento divino?

-Es un fenómeno que se da cuando comparamos nuestro pensamiento sobre lo que Dios debería de hacer, teniendo en cuenta sus cualidades de ser omnipotente, omnisciente y perfectamente bueno, con respecto a nuestra experiencia en el mundo. Las preguntas se despiertan especialmente con la experiencia del mal y con nuestra inquietud cuando no vemos suceder milagros. Viene de la comparación entre lo que vemos y lo que pensamos.

El ocultamiento divino es muy conocido en la literatura contemporánea y de la filosofía analítica de la religión. En cualquier libro sobre la filosofía de la religión encontrarás un capítulo sobre este ocultamiento divino. La pregunta es ¿por qué Dios no es más evidente? ¿Por qué no experimentamos su presencia, su cercanía? ¿Por qué nos parece que Dios nos ha abandonado?

-Entonces se trata de algo particular de la sociedad postcristiana de la que se habla últimamente...

-La cuestión sobre el ocultamiento divino se remonta en realidad al origen de la misma religión. Incluso en la Biblia encontramos testimonios de esta experiencia de la ausencia de Dios. Bien es cierto que es un factor muy característico de nuestro tiempo y de los procesos de secularización; del desarrollo social y psicológico de nuestras sociedades occidentales, de donde nace una diversidad religiosa con distintas espiritualidades. Es una cuestión muy contemporánea.

-¿Dónde nos encontramos este fenómeno del ocultamiento divino?

-Lo vemos en la experiencia cotidiana de la gente a quienes les cuesta la oración, que se preguntan por qué existen tantas religiones o por qué hay tantos casos de maldad injustificada. Son algunos ejemplos que hablan del ocultamiento divino en un sentido amplio.

En los escritos de Juan Pablo II nos encontramos reflexiones acerca de cómo vivimos un momento particular después de Auschwitz, después de todas estas cosas que sucedieron en el s. XX. Dentro de esta particularidad es difícil responder a algunas preguntas sobre Dios, acerca del sentido de la vida. Por ello tenemos muchos ejemplos sobre esta experiencia del ocultamiento divino.

-¿Es algo también esencial dentro del diálogo interreligioso?

-Sí, precisamente he presentado este tema a la luz de la solidaridad interreligiosa porque dentro de otras religiones, no solo la cristiana, especialmente las que forman parte de la tradición abrahámica. Hay creyentes del judaísmo o del islam que hablan de esta experiencia de ocultamiento divino. Ellos tratan incluso de superar esta cuestión de forma similar a cómo hacemos los cristianos. Por eso creo que es posible hablar de este tema a la luz del diálogo interreligioso, no solo ecuménico.

Mostré que la solidaridad interreligiosa puede ser considerada una ventaja del ocultamiento divino porque cuando la gente intenta responder a esta pregunta también dan sus respuestas. ¿Qué hacemos cuando experimentamos esta ausencia de Dios? Atendiendo a algunos autores contemporáneos de la filosofía de la religión, creo que podemos considerar este fenómeno como una ventaja

-¿Qué podemos aprender de la experiencia del silencio de Dios?

-Creo que la mayoría de nosotros, incluso los cristianos, hemos tenido o tendremos a veces estas preguntas, porque están conectadas con nuestra situación vital. Así será cuando experimentemos el problema del mal o nos preguntamos por qué Dios no nos ayuda y no nos cura. De igual modo, cuando vivamos la muerte de algún ser querido. El ocultamiento divino no es por eso algo puramente teórico, sino algo muy práctico dentro de nuestra propia forma de entender lo trascendente.

Probablemente estamos o estaremos dentro de alguna situación en la que intentamos dar respuesta a las preguntas sobre el comportamiento de Dios, acerca de sus decisiones, de su voluntad. Por eso tenemos que reflexionar sobre ello porque resulta muy útil para nuestras propias creencias como cristianos y también para los de otras religiones.

Experimentando este ocultamiento de Dios podemos ser conscientes de toda la gente que sufre con los mismos problemas desde distintas creencias. Por eso podemos aprender a ayudarles mejor dentro de estas situaciones.

 

Vivir con la confianza de un niño

¿Cómo crecer en confianza total en Dios cuando un país entero como Ucrania camina en la oscuridad y expande el miedo en muchos otros países?

¿Cómo cultivar y alimentar en nosotros esta confianza cuando millones y millones se han quedado sin hogar, sin papá, sin mamá, sin hermanos, sin amigos?

No vamos a encontrar remedio en el panorama desalentador que presentan las noticias. Pero sí en la seguridad que nos da creer en Dios y en su Providencia, que es el cuidado amoroso que Él tiene de sus criaturas. También nos ayuda considerar la soberanía de Dios sobre el mal. Ya en el día a día, en nuestro caminar, para nosotros los cristianos la clave estará en mirar a Jesús constantemente. 

Y es que contemplar a Jesús te recuerda a ti y a mí que Él, siendo Dios, se encarnó en el seno de una mortal para enseñar una nueva forma de vivir, o quizá para modelar la verdadera forma de vivir y rescatar así el Amor del Padre hacia nosotros.

“No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”

Esto lo leemos en Juan 15,13.  Quizá la propuesta para nosotros los cristianos en este tiempo de cuaresma es pensar en cuánto hacemos para dar la vida por los demás.

Y es que en nuestro mundo actual, esto no es lo que está de moda.  Las palabras favoritas actuales parecen ser amor propio; tú lo vales; tú lo mereces…. Y entonces ante estos mensajes, si no tienes la relación fuerte que Jesús tenía con el Padre, tu geografía interior se tambalea. Queda confundida.

Jesús no sobrevivió a la guerra terrena pero hoy reina

Por esto, aquello de si Dios está con nosotros, ¿quién podrá hacernos daño?  La verdad es que el pueblo de Ucrania está mostrando una grandeza de fe, una resiliencia y una humanidad que hace brotar la dignidad de los hijos de Dios.

Si bien han tenido que huir los que ahora se cuentan por millones, en las historias que se leen, en los rostros de las gentes, en los actos solidarios entre ellos, se ve la seguridad de un Dios que los sostiene y en quien creen. Y es que Dios siempre tiene un plan mucho más vasto, amplio y profundo de lo que nuestros pobres ojos humanos pueden contemplar.

Contemplar a Jesús todo el tiempo

Contemplarlo  con la disposición en el corazón de estar dispuesto a hacer la voluntad de Dios. Pero, ¿cuánto estoy dispuesto yo a hacer la voluntad de Dios? ¿Cómo es mi confianza en Él? Por esto mismo, la relación con Jesús debe cuidarse día a día pues, sobre todo en momentos de gran adversidad, con el solo hecho de clavar nuestra mirada en la suya somos llenos de la gracia de la fortaleza, de la paciencia, de la esperanza. Esa esperanza que se ve en tantas caras de los niños de Ucrania pues, como todo niño, creen que si papá y mamá les dicen que su país estará bien y regresarán, ellos creen. 

Estos niños un día, siendo ya mayores, podrán dar el testimonio, como tantos otros que hemos sobrevivido a una guerra:

“Solo de oídas te conocía pero ahora te han visto mis ojos”

Job 42,5. 

Sheila Morataya Austin

 

RELATIVISMO: ¿MODESTIA INTELECTUAL, O ARROGANCIA?

José María Barrio Maestre

Profesor Titular de la Universidad Complutense de Madrid

La fórmula “dictadura del relativismo” ha sido empleada por el Papa Benedicto XVI para referirse a una de las vertientes más paradójicas de esta actitud intelectual que conocemos con el nombre de relativismo, toda vez que suele mostrarse como un signo de modestia intelectual, y también de madurez y circunspección, al menos mientras no se ven las cosas con un poco de calma. Intentaré delimitar conceptualmente a grandes rasgos en qué consiste el relativismo, y explicar cómo esta actitud puede estar asociada con la que aparentemente resultaría su opuesta, la prepotencia del dictador, del déspota. A pesar de la apariencia contradictoria de esta asociación, si se repara en la lógica interna del relativismo, es precisamente ésta su consecuencia natural.

 

¿Qué es el relativismo?

Como suele ocurrir con muchas actitudes culturales consolidadas, ésta tiene un origen filosófico, a partir del cual, por decirlo así, se ha desmadrado, se ha inculturado, configurándose como un modelo de pensar y de vivir muy extendido entre nosotros, casi como un reflejo social condicionado. Mucha gente se reconoce en ella quizá sin proponérselo explícitamente, y sin haber leído autores relativistas, por ósmosis sociocultural. Es interesante hacer una breve mención de esos orígenes filosóficos.

El asunto es complejo, pero en sus rasgos fundamentales podemos percibir su dimensión y alcance si prestamos atención a la tesis que sería su expresión más prototípica: Todo es relativo. Con esto lo que se quiere decir es que no existe la verdad. Semejante aserción suele hacerse sin caer en la cuenta de lo que ya señaló el gran filósofo alemán del siglo XX Edmundo Husserl: se trata de una tesis que se autodestruye. En efecto, quien dice que no existe la verdad, lo que quiere decir es que es verdad que no existe la verdad. Es imposible pensar algo sin pensarlo como verdadero. Y tampoco es posible expresar un pensamiento sin pretenderlo como verdadero, a no ser que se intente engañar. Pero aún en este caso, a quien tal cosa intenta le interesa distinguir la mentira que expresa de la verdad que oculta. Como advierte San Agustín, todo el que desea engañar, ante todo desea no ser engañado.

Mucho antes que Husserl Aristóteles ya dijo, con un sentido común soberano, que las únicas que pueden ser relativistas coherentemente son las plantas, que ni pìensan ni hablan: están calladas. Cualquier forma de pensar, igualmente lo es de asumir un compromiso intelectual con algo que se estima verdadero, al menos más verdadero que su contrario. Y no distinguir una cosa de su contraria, o pretender que dos proposiciones contrarias son igualmente verdaderas, sólo puede hacerse a costa de la lógica. El primer principio fundamental de la lógica –el que los filósofos denominan principio de no-contradicción– postula que es imposible que dos proposiciones contrarias sean simultáneamente verdaderas en el mismo sentido. Y esto es lo que pretende el relativismo tomado en serio.

Naturalmente muchos no reparan en ello, y la afirmación de que todo es relativo a menudo no encierra la pretensión de decir algo serio, y menos aún con un propósito filosófico. Especialmente cuando la hace el buen burgués que, sentado en su sillón, detiene las ínfulas juveniles de un muchacho que, con el radicalismo propio de la edad, reparte afirmaciones tajantes por doquier. Es ésta una actitud muy distinta de la que aquí estamos poniendo de relieve: algo cuerdo y razonable, sobre todo cuando procede de la experiencia que da la edad avanzada. Pero cosa bien distinta es convertir esto en tesis filosófica y pretender extraer de ella un rendimiento serio. Primero por la razón ya apuntada. Pero luego porque, como observó Franz Brentano –filósofo un poco anterior a Husserl y, como éste, también gran matemático– la palabra “relativo” procede de relación, y la relación real es la que posee términos relativos reales y realmente distintos entre sí. Si se dice que todo es relativo pero no se dice a qué es relativo todo, entonces se está diciendo algo que no termina de decirse, o sea, que no tiene un sentido completo.

Esto es lo que a menudo ocurre, por ejemplo, con la idea de progreso. Más de uno entre quienes esto lean recordará que en nuestro país, hace años, un partido político que accedió por primera vez al gobierno, llegó con el lema “por el cambio”, que verdaderamente hizo fortuna en un momento en el que sin duda había mucha gente que esperaba otros aires en política. Es razonable y humana la esperanza en un futuro mejor, pero si no se hace explícito qué es lo que cambia y, sobre todo, respecto de qué, cambiar por cambiar no significa mucho. Es lo mismo que pasa con la idea de progreso. Si alguien dice que es “progresista”, pero no explica por qué es un progreso lo que propone como tal y, en consecuencia, respecto de qué eso que propone resulta ser un efectivo progreso, entonces está haciendo un uso completamente demagógico de la palabra progreso: no está diciendo nada significativo. No son pocos quienes, sin pararse a pensar, sencillamente se quedan con la etiqueta del progreso, la evolución –que igualmente resultó ser una etiqueta muy presentable hace algo más de un siglo–, el cambio, etc. Sustituir los argumentos por etiquetas excusa a muchos de pensar, pero conduce a un estado lamentable de desnutrición intelectual.

Da la impresión de que algo parecido ocurre con el relativismo. Si se dice que todo es relativo pero no a qué es relativo todo, y si tal todo significa eso, todo, entonces habrá que concluir que también es relativo que todo sea relativo. Mas esto sólo puede tener un sentido completo desde otra afirmación, lógicamente anterior, según la cual es relativo que sea relativo que todo es relativo… a no se sabe qué. Estamos, así, en un processus in infinitum hacia algo que realmente no es ningún término de referencia –por definición, si es infinito, no lo hay– y, por tanto, estamos diciendo una frase que nunca termina de ser dicha (y que, en cuanto tal, nunca termina por significar nada).

Como hizo notar Antonio Millán-Puelles, ese mismo test constituye la piedra en que tropieza una de las formulaciones clásicas del relativismo –poéticamente muy afortunada sin duda– que es la famosa rima de Campoamor: “En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira. / Todo tiene el color / del cristal con que se mira”. Eso queda muy bien, pero si se le retiene la atención filosófica, es una soberana idiotez. D. Ramón del Campoamor no era ningún idiota, y seguro que no pretendía hacer ninguna teoría filosófica cuando dijo eso. Pero sí que es verdad que algunos otros aficionados a la filosofía han intentado encontrar ahí un respaldo para su relativismo. —Si nada es verdad ni mentira, tampoco será verdad, ni será mentira tampoco, que todo tiene el color del cristal con que se mira, en este mundo traidor. Por otro lado, si todo tiene el color del cristal con que se mira, entonces se supone que ese cristal tendrá algún color. Ahora bien, si todo tiene el color del cristal con que se mira y todo significa todo, también estará ahí incluido el cristal de marras, de manera que, por un lado, se supone que ese cristal ha de tener algún color, pero por otro no puede tener ninguno, pues el color de ese cristal será... el del cristal con que se mira ese cristal, que no será otro que el color del cristal con que se mira ese cristal con el que previamente se miró... Y así en un proceso al infinito que a lo que conduce es que, si es infinito –y forzosamente habrá de serlo el proceso de "coloración" por parte de un cristal anterior con el que se mira la serie de cristales intermedios– nunca habrá un color originario de un cristal originario, con lo cual el cristal del que habla el verso de Campoamor no tiene –no termina de tener– color alguno, lo cual está en contradicción con la premisa mayor. —Este señor, insisto, probablemente lo que está suministrando es un respaldo poético, no teórico, al buen burgués sentado en su sofá. Pero si alguien intenta obtener otro rendimiento de esta boutade y convertirla en algo fundamental y fundamentado, el producto no resiste el análisis más somero.

 

Los modos más genéricos del relativismo

Los filósofos suelen distinguir varios tipos de relativismo. Entre ellos habría que destacar en primer término el relativismo individual, como se denomina esta actitud que hemos venido comentando y que, en el fondo, lo que hace es confundir la verdad con la opinión. —¿Tu verdad, o mi verdad? —No, mire Vd, ni una cosa ni la otra. La cuestión es más bien tu opinión o la mía. Aquí nos salen al paso aquellos otros versos de Antonio Machado: —“¿Tu verdad? / No: La verdad / Y ven conmigo a buscarla / La tuya, guárdatela”. —Toda opinión es una pretensión de verdad. Pero es una pretensión que se cumplirá o no –es decir, que será verdadera o falsa– con absoluta independencia de que sea la mía o la tuya. Cualquier persona que está convencida de algo, o de que algo es verdad, en primer lugar de lo que está convencida es de que, si eso es verdad, lo es con completa independencia de que yo lo diga; aún más, seguiría siendo verdad aunque yo dijese lo contrario. Por tanto, resulta contradictorio in adiecto, como dicen los lógicos, el concepto de mi verdad. Si esto es verdad, lo es además y a pesar mío. Esto es lo primero de lo que está convencida cualquier persona que está convencida de algo. De ahí que carezca de sentido asociar la convicción –sobre todo cierto tipo de convicciones– a actitudes prepotentes u oraculares. La cuestión es que muchos se fijan más en los ecos retóricos y en los iconos imaginativos asociados a un vocablo que en su propio contenido conceptual, y la imagen cultural que mucha gente tiene asociada a quien está convencido de algo es la del talibán. No digamos nada si se trata de una convicción ética o religiosa. No pocos ven hoy en este tipo de convicciones la negación misma del talante democrático y un imponente obstáculo para el diálogo social e intercultural, y en quien las profesa un peligro público, pues todo el que tiene una Biblia –se dice– acaba dando bibliazos en la cabeza a quienes no piensan como él.

Con este sencillo expediente quedan desatendidas dos evidencias básicas: a) la auténtica convicción nunca puede imponerse, sino tan sólo proponerse –y, correlativamente, aceptarse– en libertad. Convicción es, como dice Robert Spaemann, racionalidad cordial; b) por otro lado, no todas las “biblias” son iguales. En concreto la mía lo primero que me dice es que tengo que, no sólo respetar, sino incluso amar a quien no la comparte conmigo. Es verdad que toda auténtica convicción es, digámoslo así, misionera. Pero no es menos verdad que quien piensa algo con verdadera convicción en último término lo hace en virtud de un acto de libertad que nunca puede ser forzado –ni tampoco impedido– desde fuera.

En la sociedad de masas cada vez se tolera menos la convicción, a no ser la de los mercaderes. Únicamente quien tiene algo que vender puede estar convencido de la calidad de su mercancía, y tratar de imponerla a aquellos a cuyos bolsillos acecha. Los confiteros alemanes parece razonable que vendan con convicción la famosa tarta Sacher, y quienes la han probado saben, por cierto, que se trata de una convicción no sólo tolerable, sino verdadera, pues efectivamente sabe muy bien. Pero si alguien habla de otro tipo de convicciones, inmediatamente se decreta una orden de busca y captura cultural contra él, se le expulsa de todos los foros, de los salones, de los congresos y conferencias: —Vd es un talibán que quiere imponernos su verdad.

Hay ciertas cosas –muy pocas– de las que estoy completamente convencido. Y una de ellas es que casi todo es opinable, discutible, relativo incluso. El ámbito de la opinión es el de la discusión, y todo argumento humano es contestable. La actitud abierta y dialogante es la más propia de la razón humana. La apertura al contraste con la opinión ajena, por tanto, es una exigencia de la razón, y no sólo de la que pudiéramos llamar razón democrática, sino de la razón sin más, de la razón humana. Pretender que la verdad puede agotarse desde un solo punto de vista humano es una pretensión absurda. No me cabe la menor duda de que si estoy convencido de que algo es verdad eso no significa que yo lo sepa todo, o que eso que pienso sea toda la verdad, o la única verdad. Tomás de Aquino decía que la verdad es otro nombre del ser: una propiedad trascendental del ente. Si eso es así –y creo que así es– habrá tantas verdades como entes. El ente no es único; es plural, variado, y en la mayor parte de los casos variable. Y eso significa que su verdad en cada caso también será plural, variada e incluso variable.

Hay verdades eternas, por ejemplo, en matemáticas. Husserl discutió con unos relativistas de su época, a finales del s. XIX, que postulaban lo que él llama relativismo específico. No es el relativismo individual, que subjetiviza enteramente la verdad confundiéndola con la opinión –que sí es subjetiva, de cada sujeto–, sino un relativismo, por así decirlo, adscrito a la especie humana como tal, de manera que según él la verdad de una ecuación matemática sería relativa al modo humano de conocerla o de formularla. En último término, 2+2=4 será verdad según y como, porque eso depende de la serotonina del cerebro humano que la formula. Husserl no tuvo grandes dificultades para poner de manifiesto el absurdo de semejante pretensión: que esa fórmula fuese verdad para los humanos y mentira para los marcianos, en caso de que los hubiera. Pero denunciar la falsedad del relativismo específico no está reñido con reconocer que no todas las verdades son eternas, como en matemáticas.

La inmensa mayoría de las verdades, sobre todo las de tipo práctico, son verdades situacionales, contextualizadas: verdaderas soluciones a problemas prácticos que la razón humana se plantea en determinadas circunstancias; soluciones, en definitiva, que habrá que determinar en cada caso de manera hermenéutica, atendiendo al contexto. —¿Qué debo hacer yo aquí y ahora? —Es una pregunta que puede tener muchas respuestas verdaderas, dependiendo de quién soy yo y del concreto aquí y ahora en el que en cada caso me encuentre. Yo no soy Vd. Pero tampoco el yo que soy ahora coincide enteramente con el yo que seré después. Sí coinciden en su identidad sustancial, pero no en la circunstancia, la cual, como diría Ortega, forma parte de la sustancia del yo. A lo mejor lo que debo hacer ahora no coincide con lo que debo hacer mañana a estas horas, o en otra situación distinta. En la mayor parte de las discusiones humanas se debaten problemas prácticos y se buscan soluciones prácticas. Lo práctico es un terreno tan vasto como el de lo que está por hacer, y la verdadera solución a esos problemas tiene la amplitud y variedad de la vida misma, con su sustancia y sus circunstancias. La discusión sobre ello tiene igualmente un amplísimo marco de opinabilidad, el que se abre, por ejemplo, en política, en economía, en ética incluso.

 

La “relatividad” de los deberes en cuanto a su contenido o materia no justifica el “relativismo”

Aristóteles –que no es ningún relativista según la acepción que estamos empleando aquí– es quien ha afirmado de manera más categórica la relatividad del bien moral. No hay que esperar a la ética de situación existencialista del siglo XX. En el IV a.C. se ha hecho la formulación más explícita de una teoría según la cual la ética se puede decir que es categórica –por emplear el lenguaje de Kant– en cuanto a la forma del deber, es decir, lo que significa en cada caso el estar obligado en conciencia a algo; pero en cuanto a su materia o contenido, el deber es relativo: depende de la persona y de la situación de la persona lo que en cada caso deba hacer u omitir. No hace falta ser relativista para decir algo tan de sentido común. Lo que ocurre es que el relativismo a menudo juega al ratón y al gato, y da, valga decirlo así, gato por liebre: admitiendo algo tan obvio como la relatividad del contenido del deber, parece igualmente obligado admitir que todo es relativo o, en esta concreta versión, que en ética todo es situacional, es decir, que no hay ningún deber absoluto e incondicionado.

—¿Todo depende de la situación? —Pues probablemente en un 99,5% de lo que se puede decir sobre ética, sí. Pero algunas pocas afirmaciones –la tradición judeocristiana ha considerado que no más de diez– son imperativos absolutos. Por ejemplo: no matarás al inocente, honrarás a tus padres…, son algunos imperativos que cualquier persona puede encontrar, si mira bien, en el fondo de su conciencia. No hay muchos más imperativos incondicionales o, si se quiere, verdades absolutas en ética, evidentes para quien no lleve puestas gafas de madera. El resto de las soluciones morales tendrá que determinarlas la conciencia subjetiva de manera contextual, atendiendo a la persona y a la situación. Eso sí, sin perder de vista esos pocos absolutos no situacionales: con ellos no se resuelve todo, pero sin ellos, en ética, es imposible resolver bien nada.

Si esto es así en cuestiones morales, mucho más en temas políticos, jurídicos, económicos, etc. Todos estos ámbitos son esferas de discusión en la que los problemas se pueden enfocar de diversas maneras, desde distintos ángulos, y en los que ninguna propuesta de solución puede reclamar para sí ningún tipo de exclusividad. Puede haber, quizá, una mejor entre varias buenas posibles, pero siempre será la mejor solución aquí y ahora (hic et nunc).

 

La “dictadura” del relativismo

Mas, ¿qué es una discusión racional? Una búsqueda cooperativa de la verdad. Así lo reconoce hasta el mismísimo Habermas: kooperativen Wahrheitssuche. ¿Cuál es, entonces, la dificultad cultural del relativismo? Pues que si pensamos que la verdad no existe, ¿qué sentido tiene discutir? El problema cultural del relativismo es que hace completamente inútil y sin sentido la discusión y la argumentación racional. Y aquí entramos en el asunto de la dictadura.

Quien piensa que no existe la verdad, o que en caso de que exista es imposible conocerla –éste sería el caso de los escépticos– quizá pueda tener motivos para aparentar un talante democrático y dialogante, pero en último término eso será pura apariencia, pues realmente no atenderá a razones. Esto es lo que pone de relieve el Papa y resume muy esquemáticamente la voz dictadura del relativismo: si la verdad no existe o es imposible conocerla, la razón no tiene ningún sentido como capacidad cognoscitiva, dado que conocer realmente algo es conocer su verdadera realidad. (Conocer lo falso no es conocer; es más bien desconocer). Si la razón es una capacidad cognoscitiva, y el hombre es un animal racional, eso tiene sentido decirlo desde la hipótesis –mejor dicho, desde la afirmación– de que hay verdades, todo lo difícil de encontrar que se quiera, pero asequibles a la razón. Si no se admite esto, entonces la razón carece de papel alguno en la discusión. En consecuencia, los conflictos de intereses no se dirimirán en favor de quien esgrime las mejores razones, como dice Habermas, sino del lado de quien pone más muertos encima de la mesa de negociación.

Hace meses miles de personas manifestaron en Madrid su indignación frente al hecho de que el Gobierno de España, incluso con la etiqueta del coraje cívico, estaba haciendo apaños “políticos” con una banda de asesinos. Eso es la negación simple y llana de lo político, pues significa avalar por enésima vez a Nietzsche cuando dice aquello de que quien vence tiene la razón, y ya no necesita convencer. El fuerte no necesita argumentos: su misma fuerza superior –la del superhombre– ya le ha dado la razón. Eso es irracional. Y la irracionalidad es la quintaesencia de la violencia. Quien pone la pistola sobre el tapete está negando la esencia misma de la política, que no es el “derecho del más fuerte”, sino la fuerza del Derecho, la de quien cuenta con los mejores argumentos, es decir, los mejor armados lógicamente y los mejor presentados retóricamente. Lo contrario es violencia en estado puro.

En su tan controvertido –por no leído– discurso de Ratisbona en el 2006, Benedicto XVI puso de relieve que las nociones de razón –entendida como capacidad de verdad– y de Dios tienen mucho que ver. Más aún: filosófica y culturalmente corren una suerte pareja. Esto se puede ver también negativamente. Y lo ve Nietzsche: una vez que hemos matado a Dios –el tema central de Así habló Zaratustra– ya somos superhombres, ya no tenemos a nadie por encima nuestro. Eso nos sitúa “más allá del bien y del mal” –otro famoso título suyo–, pero entonces ya no tiene sentido preguntarse por la verdad. Sólo cabe preguntar con qué mentiras podemos vivir mejor. Es profético Nietzsche en este punto. En el fondo, a quien abdica de buscar la verdad –quizá después de abandonar toda búsqueda de Dios– lo único que realmente puede importarle es el poder. Ahora bien, el hombre que se cree superhombre, incluso si efectivamente posee poderes sobresalientes –en forma de dinero, ciencia o influencia– no se va a detener fácilmente ante el planteamiento, por ejemplo, de la reciprocidad de las libertades, la típica idea del liberalismo según la cual la libertad de uno acaba donde comienza la libertad del vecino. —Bueno, eso si es Vd infrahombre. Pero si es Vd superhombre, no. Si Vd tiene poder, o dinero, quizá le compense por motivos cosméticos –es más presentable– mostrar la etiqueta del talante democrático, pero a la hora de la verdad lo que funciona es la ley del embudo.

Entre los ejemplos de que dispongo no encuentro uno que ilustre mejor la verdad profunda de la asociación conceptual que Joseph Ratzinger establece mediante la expresión dictadura del relativismo. Hace no mucho saltó en España el escándalo de los abortos tardíos que se realizan en algunas “clínicas” –valga el eufemismo– con ocasión de un reportaje de la televisión danesa sobre uno de esos establecimientos en Barcelona. Una periodista entró con cámara oculta fingiendo estar embarazada de siete meses y le preguntó al matarife –lo que sí me parece obsceno es llamarle médico– si tendría algún problema en practicarle un aborto de siete meses. Respuesta del matarife: —El único problema es que pueda Vd poner aquí 4.000 euros. —La historia termina con que esta señora regresa después, no ya con cámara oculta, sino con otro periodista que porta una cámara de televisión, e intenta hacerle una entrevista a ese caballero, que muy molesto les expulsa a ambos diciéndoles: —“Vds tienen su moral, yo tengo la mía. Váyanse Vds con la suya y déjenme a mí con la mía”. Creo que no hacen falta comentarios. Aquí puede apreciarse perfectamente la “lógica” violenta del relativismo.

 

«Thor, love and thunder»: humor cansino, rollo gay y mala religión

Thor Love and Thunder - muchos colorines y explosiones pero un gran vacío banal

por Pablo J. Ginés

09 julio 2022 13:55

Taika Waititi es el director de cine neozelandés que ganó un Oscar al mejor Guión Adaptado con su comedia Jojo Rabbit (2019). En 2017 tomó al superhéroe Thor para conjugar con bastante equilibrio un apocalipsis vikingo con humor en Thor: Ragnarök.

Ahora los cines reciben la nueva entrega del héroe, Thor: Love and Thunder, pero se perdió aquel equilibrio. Hay demasiadas bromas y chistes, hasta aburrir, y poco ingeniosas. Y los temas serios no compensan.

"Le debíamos al héroe una comedia romántica", dice Waititi en una entrevista. Pero las bromas sobre si Thor quiere más a su ex-novia, a su hacha o a su martillo se reiteran tanto que cansa.

Hay otros temas (Jane Foster tiene un cáncer avanzado, un padre pierde a su hija y se plantea la fe en las divinidades), pero quedan maltratados entre chascarrillos, explosiones y colores chillones.

Quien esto escribe siempre ha sido fan de Thor. Cabras incluidas, de verdad. De niño y adolescente era mi superhéroe favorito. Ninguna de las tres primeras películas de Thor me disgustó, todas me hicieron disfrutar pese a sus puntos débiles. Ragnarök era la mejor, con su combinación de humor, homenajes a los comics (especialmente a la gloriosa etapa de Simonson) y de temas ambiciosos, con Hela, la diosa de la muerte, como enemigo realmente temible. Loki siempre aportaba algo a esas películas, un buen contrapunto, pero en la nueva película está ausente.

Por eso lamento que Thor: Love and Thunder haya caído en la autoparodia constante. Además, la película queda tiznada de dos ideologías: la fobia a la religión y las cuotas de militancia de género y LGTB.

Mis hijos también son fans y lectores de comics, pero ahora que he visto la película, desde luego, no les voy a llevar a verla.

Entrevistado en el diario El País, el director se explaya con sinceridad. Vale la pena leerlo:

Pregunta: En este nuevo Thor, su villano es un hombre herido convertido en el Carnicero de Dioses, que mata a todos los que puede y a sus seguidores. Sólo Thor intenta detenerle, mientras la mayoría de los otros panteones, empezando por Zeus y las deidades griegas, buscan refugio en Ciudad Omnipotencia. Eso lleva a una película muy antirreligiosa.

- Respuesta: Puede. Soy ateo, no me gustan las religiones, pienso que sólo causan problemas y joden a todo el mundo. Pero sí me gusta el concepto de creer en algo más. [...]

- P: Hace pocos días, Victoria Alonso, una de las jefas de Marvel, defendía en Madrid que el estudio seguirá mostrando todo tipo de familias inclusivas y personajes. En Thor: Amor y Trueno, hay toda una panoplia...

- R: De hecho, incluso mi personaje [Korg, el alienígena hecho de rocas que conocimos en Ragnarök] hace niños tomando de la mano durante un mes en un volcán a otro mocetón pedregoso. O que el martillo de Thor pueda elegir a una mujer [Jane Foster, ex-novia de Thor, interpretada por Natalie Portman] para que lo lleve. Lo bueno de las películas Marvel es que se ven en todo el mundo, llegan más lejos que mis películas indie. Y lo importante es que muestran lo que es, un hecho normal, no fuerzan la trama para que alguien salga y diga: "Cómo mola ser gay". Quiero que los niños lo vean así, de una forma fluida, como si nada.

Una vez ha quedado clara su voluntad de adoctrinar a los niños "de forma fluida, como si nada", Waititi pasa a hablar de religión otra vez sin que le pregunten.

- ¿Sabes cual es uno de los grandes problemas de las religiones? Que están fundadas por hombres. ¿Quién escribe los libros sagrados? Hombres. Parecen estar escritos por tíos con el corazón roto, por como hablan o reflejan a las mujeres. La única religión que se salva es el budismo. En fin, la religión que nos debería de importar es el amor - predica Waititi.

- Bueno, de eso va este Thor, ¿no? Las religiones sobran, solo importa el amor.

- El amor debería ser nuestro dios. Si reflexionamos, muchas creencias se basan en el amor. Jesucristo lo proclamó, Mahoma lo dijo. Sed buenos unos con otros. Luego llegan otros con las dichosas reglas...

Lo que dice en la entrevista es lo que vemos en la película. Piensa que las religiones son sólo normas arbitrarias o absurdas. No se le ocurre que las normas existen para ayudar y sirven para amar. Cualquier padre, lleno de amor, enseñará a sus hijos normas buenas y útiles como "no metas los dedos en el enchufe", "no tires la comida" o "haz caso a tu abuela".

Tampoco entiende Waititi que, al menos en el cristianismo y judaísmo, la religión es sobre todo una relación de amor con Dios ("amarás a Dios por encima de todas las cosas"), amor que engendra más amor y lleva a amar a los demás.

Desdén barato por la otra vida y sus recompensas

La película empieza con Gorr, que se convertirá en el Carnicero de Dioses, de rodillas en el desierto, alzando las manos al cielo, y tomando su amuleto, pidiendo a su dios local que ayude a su hija moribunda. Luego se encuentra a ese dios holgando en un cómodo edén. "Perdí a mi hija, pero mantuve la fe y esperanza en ti", le dice, contento de su fidelidad. Pero el dios se ríe: "¿Esperas una recompensa eterna? Qué bobo. No existen recompensas eternas".

La escena inicial, que establece la doctrina de la película, es como el Libro de Job, pero invertido: allí había profundidad, pero aquí solo banalidad; donde aquel libro llamaba a romper las apariencias y entender las limitaciones del hombre (con sus grandezas), aquí hay mera mofa de los que creen en recompensas en la otra vida.

En Ciudad Omnipotencia hay un congreso de dioses de mil panteones, todos banales, huecos, y egocéntricos, con apenas cierta gracia étnica y antropológica. Algunos tienen nombres idiotas como "Nini de los Noni", como si el director humorista quisiera mostrarnos que cualquiera puede inventarse un dios a toda prisa.

El mismo Thor, que admira a algunos dioses, se nos presenta como un tonto fan adolescente. Lo sabio, nos repite una y otra vez la película, es admitir que tus dioses, como tus padres, sólo son un pobres desgraciados, cuando no unos imbéciles (admisión que no deja de ser una fase de la adolescencia rebelde... pero no de la sabiduría del hombre maduro).

También queda raro tanto asgardiano hablando de que "muriendo en combate iremos al Valhalla". ¿Creen de verdad los personajes en el Valhalla? ¿Cree Waititi en una recompensa tras la muerte? Lo que él predica es que no, que solo estamos un rato por esta vida, eligiendo entre dos opciones: "sentirse como una mierda" (si amas, y con ello sufres) o "sentirse vacío" (que es peor).

La posibilidad de sentirse lleno, vivir una vida plena, sabiendo que todo tiene sentido y que sembramos en este mundo para recoger en el otro, ni se la plantea.

Y es sospechoso que Odín en Ragnarök, y algún otro héroe en esta historia, al morir, se convierten en "confeti dorado" (como la misma película ironiza). No hay recompensa eterna... pero la crudeza de la carne en putrefacción hay que esconderla, no sea que haga pensar demasiado a la gente.

Sin embargo [ATENCION SPOILERS], al final de la película vemos lo que le gusta a Waititi: creer en "algo más" sin las incómodas complicaciones morales de la religión.

En este caso, está simbolizado por Eternidad, una entidad cósmica de los comics Marvel. No tiene moral, no le importa el bien y el mal, no pide tener una relación personal, no tiene mandamientos, y está sentadita en postura de loto, muy relajada. Gorr cumple los rituales de invocación con objetos de poder y así le pide un deseo.

No sabemos si Waititi se da cuenta, pero para que su historia tenga un final feliz, tiene que intervenir Eternidad, una entidad divina. Y no recompensa el amor de un padre, sólo sigue un protocolo de poder. Es decir, magia: acceso amoral a poder arbitrario.

La obligatoria cuota gay

Hablemos ahora de la dosis gay obligatoria ya en las pelis de Marvel. 

Tenemos a los pedregosos que se miran con cara de tonto tomándose del brazo para engendrar "un hijo varón". Ah, pero en su especie ¿hay hembras? ¿Y para qué sirve tener dos sexos en una especie así? ¿Los brazos son órganos sexuales masculinos? ¿Las hembras no tienen brazos? ¿O sólo quieren vender parejas gays a los niños sin hacerles pensar en el sexo gay y en cómo vienen los niños al mundo?

Y tenemos a la Valquiria, a la que en dos ocasiones comentan que amaba a una mujer, otra valquiria que murió (lo dicen Korg y Gorr, no ella). Eso no le impide disfrutar de ver a Thor desnudo.

Así, para compensar una pareja romántica hetero (Thor y Jane), los otros dos héroes (Korg y Val) han de ser gays.

Y cuando se pone en peligro a los niños asgardianos (lloricas y gimoteantes y sin ninguna habilidad de lucha, contra lo que sabemos por los cómics de esta sociedad guerrera y valiente) nunca les vemos con padre y madre. 

Y la película termina fundando otro hogar monoparental.

De hecho, en esta película, no hay ninguna familia con padre y madre.

Tampoco en la anterior de Marvel, Doctor Extraño en el Universo de la Locura, donde la joven protagonista, humana con poderes, tiene dos mamás en otra dimensión, pero ningún papá, y donde la Bruja Escarlata sueña con un hogar idílico con sus dos hijos, también sin padre (porque Visión murió).

Cuando Reed Richards habla de que tiene esposa e hijo, se lo cargan enseguida. Ser padre de familia hetero en Marvel es escaso, y cuando vemos alguno ¡lo matan!

Cada vez más, Marvel invisibiliza a las familias de padre, madre e hijos. Cuesta encontrar alguna en sus películas y series. Está la de Ojo de Halcón, pero lanzaron la teleserie para sustituir a este padre de familia por una chica joven y sola. Y Ant-Man, el hombre hormiga, no cuenta: su hija y su ex-esposa viven con otro hombre.

La verdadera diversidad sería alguna familia normal, a estas alturas. Francamente, algunos ya estamos cansados. Preferimos repasarnos los comics de la época de Simonson o ponernos pelis de Miyazaki. 

 

Visita a Huelva, bodega, feria en Sevilla y regreso (I)

  

                    Nos encontramos en la provincia de Huelva y nos ha fallado, por climatología adversa e inundaciones; tras las oportunas aclaraciones y promesa de que se nos devolverá, el importe de, la visita al Parque de  “Doñana” (1); nuestra guía nos lo dice y explica mientras el autocar sigue su marcha; nos ofrece y de forma gratuita, emplear esta mañana visitando la ciudad de Huelva, acompañados de una guía local y que nos acompañará. Ante esta situación sólo nos queda aceptar “el cambio” y por mi parte, lamentar este atracón de kilómetros para no ver precisamente lo que me atrajo en este viaje, que era la visita al coto y parque y recorrerlo en las partes visitables de su interior. “En la recepción o puertas ya estuve”.

(1) Doñana es un espacio natural protegido español situado en las provincias de HuelvaSevilla y CádizAndalucía. Comprende tanto el Parque Nacional de Doñana (creado en 1969) como el Parque Natural de Doñana (también conocido como entorno de Doñana o preparque, creado en 1989 y ampliado en 1997). Cuenta con una superficie de 122 487 ha, 54 251  de parque nacional y 68 236 de parque natural. Su gran extensión de marismas acoge durante el invierno a numerosas especies de aves acuáticas, que suelen alcanzar cada año los 200 000 individuos.

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            Así y conformes o “conformados”, a las 9,50 estamos a la entrada de Huelva y en la denominada Punta del Sebo, dónde se nos une la guía. Este lugar tiene su historia  y trataré de resumirla. Aquí hay un gigantesco conjunto monumental, vanguardista y que fue un regalo costeado por los Estados Unidos (USA) en 1929, para agradecer o reconocer la gran hazaña de Cristóbal Colón. El enorme monumento quiere representar al navegante (pero pusieron a un fraile) y en sus cuatro esquinas (es cuadrado) figuran unos grandes relieves que, representan las dos civilizaciones más importantes de Occidente (la egipcia y la griega) y las dos más importantes de América (la Inca y la Azteca). Cuando esto fue inaugurado, Huelva era algo así como “un pueblo grande y un puerto minero”. El pueblo le dio un nombre (estatua de Colón) y así quedó; el que le designó su autora (norteamericana) quedó para los libros y los estudios eruditos sobre el tema. La piedra que eligieron no ha resultado muy buena que digamos, puesto que los bajos de “éste monstruo” ya denotan un deterioro muy notable. “El monumento es feo con avaricia”; de ahí el pitorreo inicial del pueblo y su calificación o denominación antes dicha.[1]

            El tiempo que nos hace aquí es brumoso y ha refrescado bastante, por lo que al menos tendremos una temperatura agradable, si bien veremos Huelva cubierta por estas brumas o nubes; menos mal que no nos lloverá. Efectuada esta visita que no dura más de un cuarto de hora, subimos al autocar y de inmediato la guía nos empieza a dar una semblanza de la ciudad; la que yo describiré “a mi manera”.

HUELVA: Huelva es una ciudad y un municipio español, capital de la provincia homónima, situado en la comunidad autónoma de Andalucía. Se encuentra localizada en la denominada "Tierra llana", en la confluencia de los ríos Tinto y Odiel, perteneciendo a la "Cuenca del Guadiana" y según datos del INE poseía a 1 de enero de 2009 una población de 148.806 habitantes.3 Es capital de provincia desde 1833 con rango de ciudad desde 1876. La ciudad ha sido punto de encuentro de diferentes culturas y civilizaciones. En 2006, en una zona próxima al colegio Seminario, se encontraron restos datados entre el 3000 y el 2500 a. C., muy anteriores a Tartessos. El hallazgo de dos depósitos cilíndricos con alrededor de unas treinta piezas de deidades prehistóricas, la mayor conocida hasta el momento, situarían en la capital onubense "el poblamiento continuado más antiguo de la Península Ibérica". Pese a todo, los historiadores coinciden en señalar el año 1000 a. C. como el de la fundación del núcleo urbano por parte de los fenicios con el nombre de Onoba, en la parte baja de la actual ciudad y situada a extramuros de un enclave tartesio que ocupaba la actual parte alta. En el siglo XIX, con la compra de las minas de cobre del norte de la provincia se produce un impactante proceso de industrialización y crecimiento en la ciudad que asume un importante crecimiento poblacional e industrial. Nuevamente, desde el siglo XX la ciudad está también ligada económicamente a la industria química. Por tanto cuenta con un amplio Polo Industrial de Desarrollo (industrias químicas, refinería de petróleo, metalurgia del cobre, celulosa y centrales térmicas) que, según unas opiniones ha favorecido el desarrollo económico de la ciudad y según otras es un ejemplo del deterioro medioambiental provocado por la concentración de esas mismas industrias. El sector terciario y al sector pesquero son también considerablemente importantes en la ciudad. Por su situación atlántica -en el Golfo de Cádiz-, posee una importante flota pesquera y una de las mayores flotas congeladoras del país. Al ser capital de provincia acoge a su vez los principales servicios públicos de la zona, tanto provinciales, autonómicos como estatales. Por su vinculación al descubrimiento de América también posee un importante sentimiento americanista con lazos periódicos con entidades iberoamericanas.  El gentilicio es “onubense”.

            La guía nos lleva directamente al santuario de la patrona, Virgen de la Cinta[2] donde el grupo baja a visitarla; yo me quedaré toda la visita en el autocar puesto que como he venido varias veces, no me van a enseñar nada nuevo. Efectuada la visita el autocar sigue efectuando una visita que será sólo panorámica y al final y en el centro urbano, se detendrá para que por lo menos los visitantes puedan decir que pisaron ese centro y donde se encuentra el meollo de esta ciudad capital de provincia, desde el siglo XIX, puesto que este territorio tanto político como religioso, se lo segregaron a Sevilla (también de Extremadura)[3] y es por lo que aquí existe un obispo desde mediados del pasado siglo[4]. Su catedral es un antiguo templo conventual y el que trataré de describir en otra nota a pie de página[5].

 

            En la visita recorreremos el lugar donde fueron edificadas “las casas o viviendas” para los muchísimos ingleses, que aquí vinieron como personal técnico para explotar las minas y que fue edificado como “una ciudad dentro de ésta ciudad”, con su muralla defensiva y vigilancia de control para que “los ingleses no se mezclaran” con los nativos...[6] aun así, “hubo mezclas y hoy existen incluso... ilustres apellidos entroncados con la clase nativa”; me río de buena gana cuando oigo a la guía contar todo ello y es que como dicen en mi tierra... “la jodienda no tiene enmienda”.

            A las 12.30 h. termina la visita, la guía se despide tan contenta, seguro que por lo bien que se le han dado estas dos horas de paseo, por las que ha cobrado a Elisa un buen pico (así nos lo dice y nos comunica incluso la cantidad pagada); y nosotros ya todos a bordo del autocar, reemprendemos la marcha hacia Bollullos par del Condado[7], donde tenemos la comida y antes de ésta una visita a una bodega de la zona, denominada “del Condado”, famosa por su vino “manzanilla”.

            Llegamos tras poderse orientar el conductor, por lo visto es la primera vez que se hace esta visita... a la citada bodega (Bodegas Oliveros: fundada en 1940) y allí se hace cargo del grupo uno de los dueños, que nos da una disertación sobre sus buenos caldos, incluidos vinagres que dicen son “él no va más”; pero de lo que trata es de que compremos vinos, vinagre, incluso aceite de aceituna (“el mejor del mundo” nos dice a los que somos de Jaén y nos sobra aceite en cantidades enormes) embutidos y dulces de la tierra; puesto que lo que éste “vivales” trata es de hacer el mayor negocio inmediato con este grupo de casi sesenta personas que le caen para “que haga el día” y desde luego lo hace, puesto que alguno hasta ha comprado... ¡Aceite!.  (Mañana el resto)

 

Antonio García Fuentes

(Escritor y filósofo)

www.jaen-ciudad.es (Aquí mucho más)

 


[1] El Monumento a la Fe Descubridora es una escultura conmemorativa situada a las afueras de la ciudad de Huelva, España. Se encuentra situado en el paraje conocido como Punta del Sebo (donde confluyen los ríos Tinto y Odiel), construido cuando aún era un espacio natural de playa, situado a dos kilómetros de la zona urbana. Fue proyectado por la escultora norteamericana Miss Gertrude Vanderbilt Whitney -y supervisado sobre el terreno por Florence J. McAuliffe- en el año 1929. El encargo y financiación fue de la "Columbus Memorial Foundation" dos años antes. Representa la figura de un fraile franciscano del Monasterio de La Rábida quienes, enfundados en su fe, jugaron un papel crucial ayudando a Cristóbal Colón en la denominada "gesta descubridora".

[2] El Santuario de Nuestra Señora de La Cinta, también conocido como "Ermita de La Cinta" o "Santuario de la Cinta", es un templo católico situado en la ciudad española de Huelva. Es la sede de la patrona de la ciudad. Situado en el cabezo de El Conquero, a pesar de encontrarse en la actualidad dentro de la ciudad es uno de sus lugares más mágicos de la urbe. Tanto la hermandad como las imágenes aparecen relacionadas con la llegada en el siglo XV a Huelva de Cristóbal Colón tras su primera partida hacia América. Se sabe que, como hacían todos los marineros de la zona, cumpliendo una promesa, el navegante peregrinó al santuario para agradecer los favores concedidos durante su travesía.1 El santuario está dedicado a la Virgen de la Cinta , también conocida como "La Virgen Chiquita" que, a su vez es la patrona de la ciudad. Su imagen aparece como mural en la capilla central. Se trata de una pintura al fresco con repintes de temple al huevo y pan de oro. En ella se puede encontrar a la Virgen sentada, con su mano derecha mientras soporta en el regazo al niño sentado. Con la izquierda presenta una granada entreabierta. El Niño aparece desnudo, aunque calzado con pequeños patucos. En la capilla derecha se sitúa la imagen procesional. Es una escultura en madera policromada datada hacia el año 1760 obra de Benito Hita del Castillo. La virgen aparece con el niño, que con sus manos sostiene una granada. En su indumentaria presenta una túnica con adornos de flores, ajustada por un cíngulo dorado. Se cubre con un manto de idénticos adornos. El Niño, desnudo y calzado, porta en sus manos la cinta dorada. Su origen se remonta al siglo XVIII, aunque la antigüedad tanto de la devoción popular como de la Hermandad arranca del siglo XV, justo en los años anteriores al Descubrimiento de América. En la actualidad procesiona en los meses de agosto y septiembre entre el santuario, La Concepción y la Catedral de La Merced de Huelva.

[3] Quedó constituida como provincia en la división administrativa de 1833. conformándose con territorios hasta entonces adscritos a la antigua provincia de Extremadura y al Reino de Sevilla. Administrativamente está dividida en 79 municipios, agrupados en 6 partidos judiciales

[4] La Bula Pontificia "Laetamur Vehementer" es fechada el 22 de octubre de 1953. Es designado como primer obispo de la sede Mons. Pedro Cantero Cuadrado (* 1902 † 1978), que toma posesión el 15 de marzo de 1954, con cuyo acto comienza a regir la vida de la Iglesia en Huelva. Tenía entonces la nueva diócesis 6 arciprestazgos, 88 parroquias y 101 sacerdotes para 379.147 almas. Las comunidades religiosas eran 4 con 35 religiosos y 34 de mujeres con 273 religiosas.

[5] EDIFICIO DE LA CATEDRAL: El Convento de la Merced fue fundado en 1605 y la iglesia se inició un año más tarde y fue finalizada en 1616. Sufrió dos importantes terremotos en 1755 y 1765 por lo que hubo de reconstruirse a partir de 1775 y desde entonces padeció un largo periodo de vicisitudes y lento progreso, en parte por ciertos hechos históricos y porque tras la Desamortización de Mendizábal el convento fue empleado para los más diversos usos.

[6] Desde el último cuarto del siglo XIX -a causa de las importantes explotaciones de la Cuenca Minera al norte de la provincia a cargo de la Rio Tinto Company Limited- la ciudad se convierte en un pequeño territorio inglés. Así, en 1873 el gobierno de España permite la venta de las milenarias minas de Riotinto, la construcción de un ferrocarril hasta la capital y un muelle de embarque para la salida del mineral hacia el Atlántico. Ello permite una importante expansión de la ciudad a causa de la llegada de trabajadores del resto del país (sobre todo de Andalucía, Badajoz y Galicia) e incluso de la cercana Portugal. Así el núcleo crece y se hace necesaria la población de las zonas más cercanas a las marismas creándose las barriadas de Las Colonias y de El Matadero. Es en esta época cuando la ciudad comienza a dar la espalda a la Ría del Odiel porque las vías del ferrocarril cierran la expansión del núcleo urbano.

[7] Bollullos Par del Condado es un municipio español de la provincia de Huelva, Andalucía. Con una población de 13.906 habitantes (2008) y una superficie de 50 km². Su economía es principalmente de tipo agrícola (viñedo, melocotón y fresa), aunque también hay que reseñar la importancia de la industria vitivinícola y el auge cada vez mayor del sector servicios.